Fuente: La Tizza
Mensaje a la izquierda sobre Venezuela de la pensadora y militante cubana Llanisca Lugo
Mensaje a la izquierda sobre Venezuela – Voces en lucha
Mensaje de la intelectual cubana Llanisca Lugo a la izquierda internacional acerca de Venezuela…
Esla esperanza de la creación. Yo creo que Venezuela está comprendiendo que refundar la democracia — la participativa, la revolucionaria, la que ellos han construido—, defenderla profundamente, es la clave esencial.
Y para eso es el poder comunal: el poder del pueblo, el poder del pueblo organizado en las comunas. No solo en la política, opinando sobre la gestión política del Estado, sino creando riqueza en el territorio, gestionando esa riqueza, decidiendo sobre todo esa riqueza que es para el pueblo. Y eso es un aprendizaje que la izquierda tan inteligente, lúcida, debería considerar en algún momento, porque muchas veces creemos que nos la sabemos todas y no miramos lo que está pasando aquí en Venezuela.
Aquí hay un proceso de organización popular que realmente está discutiendo la democracia. Sin embargo,
preferimos tener debates abstractos sobre la democracia sin entender las contradicciones de un proceso vivo.
A mí me gusta mucho lo que estoy escuchando acá de cómo se discuten — a partir de los referentes ideológicos de la Revolución: Zamora, Simón Rodríguez, Simón Bolívar; a partir de los principios del Plan de la Paz, de los objetivos estratégicos que Chávez planteó para la Revolución— la actualización hoy en las comunas y cómo las comunas están gestionando, y la propuesta del Estado Comunal.
Creo que deberíamos escuchar un poco y vamos a acompañar eso, porque ahí hay esperanza también. Se trata de ver si, de verdad, el pueblo puede decidir gestionar sus recursos, sus bienes, sus sueños, su vida, organizadamente. ¡Vamos!
Creo que hay un desconocimiento grande de lo que está pasando aquí.
Periodista: Es muy difícil transmitir, como tú decías, esa mística bolivariana y lo que realmente está pasando aquí, porque los pronunciamientos de ciertos sectores de la izquierda, especialmente en Europa, de donde vengo, son verdaderamente desubicados y lamentables.
Claro, yo creo que todos estamos atados a una experiencia política y tenemos referentes políticos, ideológicos, que nos marcan en la vida, pero si nos atreviéramos a mirar un poco y a poner en duda nuestras ideas por un minuto y nos abriéramos un poco, vemos que es un momento de conversar ampliamente, sinceramente, en toda la izquierda, a ver con humildad qué está pasando, sin petulancia, sin arrogancia, sin nada. De verdad, con humildad, pudiéramos aprender mucho más de nosotros mismos.
Tachamos muy pronto los procesos en la izquierda. «Aquí ya esto no es, esto tampoco es, tú tampoco eres, aquel tampoco». Nosotros no estamos en condiciones de eso.
Nosotros necesitamos aprender y buscar todo lo que sea útil y después dejemos que otros nos tachen, pero si no tenemos fuerza para enfrentar lo que se nos viene, ¿qué hacemos tachándonos entre nosotros mismos? Es un poco de arrogancia desubicada, como tú dices, creo que nos hace más daño, a veces, que la misma derecha. Dedicamos más artículos, en ocasiones, y más tiempo a debatir nuestros errores para criticar a los otros y no es que esa crítica de nuestros errores nos sirva para cambiar o transformar, muchas veces es un ejercicio palaciego para criticar a los otros que están en nuestro campo y que no somos nosotros mismos. Y eso, sinceramente, es una pérdida de tiempo.
Está bien, ya sabemos en todo lo que la gente se equivoca, y sabemos que hay límites, y sabemos que el Estado nunca va a ceder toda la fuerza, y sabemos que hay que disputar con fuerza en la calle, y sabemos, se ha aprendido mucho, pero creo que hay que atreverse al encuentro, que hay que atreverse a superar las redes, a superar las teorías ancladas en lo que ha ocurrido antes en la humanidad. Hay que superar casi todo, porque el momento es nuevo, es un momento de crisis, hay que imaginarlo de verdad. Entonces, si seguimos parados en lo que hemos vivido, en lo que nos aprendimos, en lo que estudiamos, en lo que nos dijeron, ¿a dónde vamos a ir si el momento es nuevo? O sea, ¿eso te hace falta?
Ese bagaje de toda la experiencia anterior. De verdad, las riquezas son enormes, pero si no le ponemos fuerza creativa, imaginación, ¿se va a ir el momento? Y entonces vamos a creer que tenían todos razón.
Estamos llenando la historia de la izquierda de museos. ¿Para qué? ¿A quién le hacen falta esos museos? Nadie debería querer morirse siendo de izquierda sin haber logrado nada. O sea, hay que triunfar, aunque sea un pedazo, hay que triunfar, hay que vencer. Y para eso hay que aprender. Y, de verdad, hay que ser más humildes.
Creo eso, sinceramente. Creo que aquí hay mucho que aprender.
Y te digo, sé que esto no es perfecto, no estoy idealizando esto aquí. No lo estoy idealizando. No creo que todo el pueblo humilde y trabajador, por supuesto, apoye hoy al presidente Nicolás Maduro.
Todo eso lo sé, no estoy diciendo nada nuevo. Pero también sé que
aquí hay una riqueza revolucionaria y una discusión de la democracia más viva que en ningún otro país. ¿Por qué no queremos mirar eso? Creo que estamos muy atados a los mismos mecanismos de la derecha. Leemos las mismas fuentes, los mismos teóricos que nos entretienen, vamos a los mismos eventos, hacemos muchos debates bonitos. Es una experiencia de vida atreverse.
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