Por: Nicmer N. Evans |
Ahora que estamos todas las gentes de buena fe discutiendo el legado del Comandante Chávez, es importante recordar que la humildad fue una de las enseñanzas que nos brindó su ejemplo. Cómo no recordar que el Presidente siempre nos invitó a la unidad, especialmente en los momentos difíciles, y cómo no recordar que, también, nos invitó a construir la unidad a través de la confrontación de argumentos. Nos invitó al coraje de defender las propias ideas y a la humildad como forma de avanzar en el conocimiento y en la construcción política.
Como consecuencia de mi “Carta Pública a Nicolás Maduro: dejemos las dudas que no suman”, parece que han surgido desencuentros dentro de los que estamos intentando construir la patria socialista. La humildad me invita a aclarar algunos puntos. El coraje de defender las propias ideas, me invita a ahondar igualmente en lo que creo que es positivo para la victoria de Nicolás Maduro el 14 de abril y para que el legado del Presidente Chávez, la construcción del socialismo, sea el horizonte fiel de nuestros esfuerzos. Por todo esto, deseo hacer algunos énfasis en función de seguir el rico debate que se ha abierto.
1. Bienvenidos todos los artistas, deportistas, médicos, enfermeros, abogados, amas de casa, obreros, campesinos, empresarios, etc. que deseen sumarse al proceso revolucionario. Es importante resaltar que si se incorporan a la lucha de clases desde la mirada de los explotados, si entienden que el socialismo es la solución, si por fin han entendido la maravillosa experiencia del chavismo y vienen a ayudar a la transformación del Estado Burgués y no a la preservación del mismo, serán siempre recibidos con los brazos abiertos, sin discriminación alguna y con gran alegría. Es una cuestión de ideas no de imagen. Toda mi solidaridad –al igual que la de toda la gente de bien- a los que se están incorporando a nuestra lucha y están siendo insultados y amenazados por la extrema derecha. Lo que deseo es que su incorporación no olvide a los que llevan – a los que llevamos- décadas luchando por la transformación de nuestro país. Nos interesan los brazos y las lenguas que vengan a construir el socialismo. Poco puede interesar la cara bonita de alguien si su espíritu, su alma y su deseo atentan contra la construcción colectiva del Legado de Chávez. Bienvenidos sean todos los que se quieran incorporar a la batalla. Pero, por favor, que se incorporen, desde el legado del Presidente Chávez, a formar parte de este inmenso pueblo junto con todas y todos los demás. Como en la parábola del hijo pródigo, a veces corremos el riesgo de ser más condescendientes con los recién llegados que con aquellos que, como decía Bertold Brecht, han luchado toda una vida y son, por eso, imprescindibles.
2. Mi voto es –y llevo defendiéndolo así desde que el Presidente Chávez nos encargó apoyarlo-, para el camarada Maduro. Pero no sólo porque fuera señalado por el Presidente Chávez entre tantas y tantos otros camaradas que podían haber asumido esta enorme carga. Para mí ha sido muy importante la profunda identificación que tengo con su origen obrero. Sin caer en detalles personales, no sólo comparto su origen, sino además me conecta con él el hecho de haber sido víctima de la democracia IV republicana, ser perseguido, y casi mandado a Cartanal por el único pecado de ser pobre. El camarada Nicolás cumple con las condiciones idóneas para ser el Presidente. Pero eso no significa que deje jamás de asumir la crítica propositiva como forma de lucha socialista. Es para mí un principio indeclinable, de formación familiar, moral e intelectual. Sin contar que, además, creo que las posiciones críticas son mucho más útiles para la victoria el 14 de abril. Otra vez estamos en este proceso ante un debate en donde vamos a mantener posiciones diferentes. Discutámoslas. Pero no mandemos acallar la crítica, las voces discordantes, los puntos de vista diferentes, pues ese hacer fue el que arrastró al fracaso a otras revoluciones a lo largo de la historia.
3. El debate es el arma de la razón, sin dejar la pasión de lado. Es por ello que lo fundamental es reanimar la discusión del país, que, desde mi perspectiva, ha sido banalizada por una visión pragmática electoral. El enemigo está al frente, la derecha y sus intereses trasnacionales, representada por Capriles, reclama de todos nosotros una clara respuesta. El debate no es un juego de espejos y luces. Aquí nos hemos acostumbrado a hablar de política en las elecciones. De ahí que “irreverencia en la discusión, lealtad en la acción”. No sólo creo en eso, sino que lo práctico cotidianamente. Y tengo el apoyo a defender esta posición tanto de lo que nos dijo el Presidente Chávez como de lo que dijo Fidel Castro en su entrevista con Ignacio Ramonet: es la crítica la que eleva la moral de las masas, y no al contrario.
4. El Estado Comunal, como tema central, la socialización de los medios de producción, pero sobre todo: la democracia participativa y protagónico, no murió con el Líder Eterno Hugo Chávez. Por el contrario, ahora más que nunca, ante el peligro de la arremetida oposicionista, las estrategias deben sin duda, enfilarse a lograr la conciencia necesaria, para no sólo soportar discursivamente este legado, sino, para concretarlo en la lucha.
5. Agradezco la atención prestada a mi escrito, no sólo por la gran cantidad de voces en apoyo, sino, por aquellos que sanamente han hecho aportes. También agradezco a aquellos que, aunque con descalificaciones y epítetos, se han tomado la molestia de leerme e iniciar un debate crucial para el porvenir del proceso revolucionario. Si soy crítico no espero menos que ser objeto de ella. Y no me molesta, porque si se trazara una trinchera, yo estoy seguro de que vamos a estar, con el pueblo, en el mismo lado. Yo no desconfío de esto. Sé que mantener diferencias no significa estar en lugares diferentes en lo que tiene que ver con el avance de la revolución. Como dijo el Comandante, podemos equivocarnos, pero traicionar jamás.
6. Mi compromiso es por lograr que “todos seamos Chávez” y eso pasa por el empoderamiento del Poder Popular, por el desarrollo de las Comunas y los Consejos Comunales, y por ende, hacer que todos seamos protagonistas de la transformación del Estado, no de un tibia reforma ni escuchar los deseos de volver al pasado en manos de élites racistas.
7. Sólo con los “pies por delante” me sacarán a la acera del frente, por ello tengamos cuidado con aquellos “más chavistas que Chávez” que jamás sumarán, sólo el pueblo salva al pueblo.
Estoy abierto al debate de ideas, donde sea, y cómo sea, siempre lo he hecho contra el adversario en medios, foros, conferencias y asambleas donde he sido invitado, pero no hay nada mejor que debatir entre iguales, tanto las ideas que nos acercan, como aquellas que son objeto de diatriba política.
¡Chávez vive, la lucha sigue!
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