Por Eugenio Pérez Almarales
El hombre, en su desordenada carrera hacia el desarrollo, a veces olvida que primero debe sobrevivir. Atrás en el tiempo, en la sabiduría y la experiencia de los ancestros, puede hallar soluciones a una de las más inquietantes amenazas a la vida de la humanidad: el hambre.
La respuesta para encontrar fuentes de alimentación no está solo en los grandes laboratorios. En sus tiempos, el descubrimiento de productos agrícolas, como la papa, salvó la existencia a millones de personas, y similar aporte puede dar hoy la quinua, cuyo nombre científico es Chenopodium quinoa.
Se trata de una planta autóctona de los Andes, con gran presencia alrededor del lago Titicaca, la cual se utiliza en la alimentación humana desde hace unos 7000 años, en países como Bolivia.
Sus granos tienen forma de disco, de entre dos y cuatro milímetros de diámetro, existen numerosas variedades y colores (blancos, amarillos, anaranjados, rojos, pardos, negros…), y superan en contenido de proteínas al trigo, al arroz, al maíz y a la cebada.
Las hojas -de un verde semejante al de las espinacas-pueden utilizarse, como verdura, de 60 a 90 días después de que germinan, antes de la floración, pues luego endurecen. En Perú, Bolivia y Ecuador se consumen también en sopas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación -FAO por sus siglas en inglés- subraya que es un cultivo que se adapta fácilmente a cualquier terreno, puede sembrarse en zonas semidesérticas, bajo sol fuerte o en clima frío, desde el nivel del mar hasta a más de tres mil 600 metros de altura.
Entre sus cualidades destaca la utilización completa de la planta y su significativa capacidad de adaptación a diferentes condiciones agroecológicas.
Especialistas aseguran que es el alimento más completo para la nutrición del hombre porque aporta le aporta proteínas de la mejor calidad en el reino vegetal, debido al balance ideal de sus 10 aminoácidos esenciales para el organismo: ácidos grasos, como omega 3, 6 y 9, en forma equilibrada; vitaminas y minerales (calcio, hierro y fósforo).
Es tal su concentración proteica que se compara con la de algunos productos de origen animal: carne, leche, huevo, pescado…
De sus componentes sobresale la lisina, con un importante papel en el crecimiento, y en el desarrollo cerebral -se asocia a la inteligencia y a la memoria. También contiene metionina, esencial para el metabolismo de la insulina.
A lo anterior se une que es fácil de digerir, ideal para niños con desnutrición crónica, ancianos y enfermos. También, su bajo contenido de gluten lo hace útil para elaborar alimentos dietéticos.
Incluso, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos, NASA, seleccionó a la quinua -y al amaranto- como parte de la dieta de los astronautas que protagonizan vuelos espaciales de larga duración.
Bolivia es el mayor productor de quinua del mundo. En el 2000 exportó mil 439 toneladas, por 1,8 millones de dólares; en el 2012 las exportaciones se elevaron a 14 mil 500 toneladas, por más de 25 millones de dólares, y este año se proponen producir 30 mil toneladas.
Aunque puede variar según las características del terreno y del clima, se estima un rendimiento de entre 0,8 y una tonelada por hectárea.
De los platos que se elaboran con quinua en América figuran algunos para desayunar -especialmente los niños-, sopas, cremas, guisos, un puré del pseudocereal andino preparado con mantequilla, leche y queso fresco; chicha blanca (especie de refresco de sabor dulce, que al fermentarse contiene alcohol), galletas, panes, tortillas…
El consumo de la quinua se extiende hoy por el planeta, y crece su demanda en Alemania, Dinamarca, Francia, Japón, Gran Bretaña y Estados Unidos.
Si una vez los conquistadores españoles miraban con desdén a los indoamericanos preparar la quinua y decían, despectivos, con una buchada de asco: “Buah, comida de indios”, hoy el mundo, lleno de esperanzas, vuelve la mirada a la planta milagrosa.
A propuesta del Estado Plurinacional de Bolivia, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró al 2013 Año internacional de la quinua
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