Por: Comunicadorxs Populares / Radicales Libres / Sakina Iwoka
De cara a otra contienda electoral presidencial y de congreso, nos encontramos con un país convulsionado por gran cantidad de manifestaciones y protestas populares de todo orden (salud, educación, cafeteros, mineros, agro, los transportadores, etc.), con un proceso de negociaciones entre el gobierno nacional y la insurgencia de las FARC-EP y una izquierda política cada vez más diseminada y opaca en sus posturas, pero ávida de ingresar a la institucional. A esto se le suma la desafortunada y ya cantada destitución del alcalde Gustavo Petro. El ambiente electoral se caldea y el proceso de negociación demanda rectificaciones que lo libere de la dinámica y coyuntura electoral, y lo ponga de cara al país soñado.
La movida de fichas que adelantaron algunos sectores de “izquierda” en nuestro país, para encarar el debate electoral del 2014, da vergüenza, por decir lo menos: toma la iniciativa el más reciente partido llamado “Progresista” del alcalde Petro y su ex secretario de gobierno, Navarro, que por temor a perder su personería jurídica si no alcanzan el umbral electoral en la próxima contienda, los impulsa desesperadamente a pactar hasta con el diablo y acuerdan una alianza con el Partido Verde de Peñalosa y Sanguino: la “Alianza Verde”, y se dan a la tarea de conformar un abanico de pre-candidatos presidenciales, empezando por el exalcalde oligarca Enrique Peñalosa (no muy lejano ideológicamente del Procurador Ordoñez), viajan a Europa para traerse a la díscola Ingrid Betancourt, le ruegan a Mockus (quien no acepta), y como si fuera poco, se suma a este abanico, el líder de la Minga Social Indígena, Feliciano Valencia, también seducido por el “circo” electoral: son más los pre-candidatos a la presidencia que candidatos al congreso, ¡ que todos traigan votantes ¡, es la consigna; la UP no se queda atrás, que aún no le habían restituido la personería jurídica y ya estaban divididos, y el “oficialismo” desempolva de Europa a la exiliada Ayda Avella, tras 17 años de estar fuera del país, por considerarla candidata con el perfil y el “acumulado” para ser presidenta de la Republica; el Polo Democrático, lento en su depuración de clientelistas y corruptos que a veces opacan la gestión y el buen actuar de militantes serios, honestos y consecuentes, se presenta unido en su candidatura presidencial con Clara López. Todo huele mal, cuando en ningún momento se ha trabajado con los sectores sociales y populares, con esa Colombia excluida, un programa de Gobierno, ni un nuevo modelo de Estado, sino que sus intereses mezquinos electoreros animan su proceder. Esto huele muy mal.
¿Hasta cuándo se aprenderá que el único que ha ganado en este mar de inconsecuencia de lo que llaman “izquierda”, ha sido la oligarquía, el Capitalismo, el que siempre ha ostentado el poder?
Destitución del Alcalde Petro: Otra oportunidad de oro.
La destitución del alcalde de Bogotá no es un golpe a la Democracia, como se ventila incansablemente en los acalorados discursos llenos del dolor propios del ego afectado, pues no se puede golpear a lo inexistente. Lo que se plasmó, una vez más, fue el sello de la antidemocracia que reina en nuestra patria desde épocas Santanderista, y que con “políticas públicas” y sus subsidios asistencialistas pretenden matizarla tanto desde la oficialidad como desde quien la confronta.
Las crisis social, jurídica, política y económica que azota la nación son consecuencia, sin lugar a dudas, del inmoral modelo económico y la estructura de poder antidemocrática imperante. Pero igual responsabilidad le cae a aquellos que han tenido la oportunidad de impulsar un nuevo modelo económico equitativo y justo, y con ejemplo, demostrar que es posible, no ejecutar, sino construir junto a la población más afectada de este sistema, (según un estudio reciente de la Univ. Nal., en Colombiaexisten 4.7 millones de indigentes y 14.8 millones de compatriotas en la pobreza, para el caso de la capital, se registra como la 4ª ciudad más desigual del país, casi un 60% de habitantes viven entre la pobreza y la indigencia, aunque cifras “oficiales” insistan en ocultar tal drama social) procesos de formación y organización popular para potenciar el movimiento social, y por el contrario, como en los casos de las últimas tres alcaldías distritales de Bogotá, con sus estilos particulares e individuales, han administrado y salvaguardado los intereses de la élite capitalina, tal como lo reconoció el alcalde Petro en su discurso del miércoles 11 de diciembre en resistencia a su destitución. No han hecho mucho esfuerzo en evitar reproducir en su forma de administración, a menor o mayor escala, los indebidos y antidemocráticos procederes.
Independiente de los resultados que broten de las diferentes reposiciones, recusaciones, tutelas, demandas, marchas, manifestaciones, discursos, antesala al partido de gobierno norteamericano, a las cortes internacionales, etc etc., que legítimamente ejerce el alcalde Petro para lograr revertir tal sentencia, creemos que en esta coyuntura capitalina, una vez más, se nos presenta la oportunidad de oro para la unidad. Pero no la unidad en torno a la defensa de un Alcalde, que con su arrogancia, su unipersonalismo y su desbordada fiebre de poder, más que ser víctima del sistema antidemocrático, se ha convertido, él mismo en muchas ocasiones, en victimario de la tan anhelada unidad. Hoy nos convoca esta coyuntura a superar la unidad electorera y partidista, y jugárnosla por la unidad del movimiento social y popular asumiendo como estrategia la construcción de Democracia, la construcción de nación, ganando iniciativa política que mandate nuevo sistema económico, político, jurídico. La unidad del movimiento social y popular con mayoría de edad política, como lo referenciara Estanislao Zuleta, que supere la oposición, la representatividad, la marginalidad y la subordinación.
De la Indignación hacia la Democracia Total.
*“Solo el pueblo salva al pueblo”.
Hacemos particular llamado para que la legítima indignación masiva frente a este acto arrogante e ilegitimo de la oligarquía, no se convierta en una cortina de humo para esquivar, consciente o inconscientemente, el análisis en profundidad sobre el proceder de la izquierda o seudoizquierda que se viene gestando en nuestro país.
Nuestro deber es retornar al quehacer Revolucionario desde la política, desde lo social, desde la cotidianidad, y que desde hace ya mucho tiempo se encuentra en los anaqueles del olvido. Es con ello, con lo que se deben reconciliar aquellas personas y sectores que predican la Democracia, pero que la niegan en su entorno. La ausencia de la ética ha llevado a la división, a la dispersión, a proyectos individuales y egocéntricos rodeados de calenturientos adeptos. Es en el hermanamiento con la ética, con la coherencia que se podrá avanzar en la unidad en torno a la Justicia, la Libertad, la Dignidad. Continuar obstinadamente haciéndole el quite a este reto es seguirle permitiendo a la antidemocracia que se señoree con sus “victorias”.
La participación política a través del sistema electoral imperante, no es síntoma de Democracia, la democracia es mucho más que eso, es Poder Popular, es construcción de liderazgos colectivos protagonistas de su presente y su futuro, hombres y mujeres militantes de la vida Digna. La Democracia tiene que ver con la equidad y la justicia social real, no nos la brinda un mesías, un caudillo, un emperadorzuelo, ni se pierde donde no la hay. La Democracia Total nada tiene que ver con políticas subsidiarias ni asistencialistas. La Democracia Total solo es posible por fuera del sistema capitalista y del neoliberal, por fuera de la representatividad. La Democracia Total va más allá de las urnas, solo es posible en una Revolución, individual y colectiva. La Democracia Total es con todos, por todos y para todos, no se decreta, se construye y se conquista. La Democracia Total no se mide por el número de partidos políticos de izquierda, ni porque sus militancias lleguen al establecimiento. En la Democracia Total debe haber más movimientos sociales y populares articulados construyendo nación que partidos políticos representándolos. El camino hacia las elecciones debe ser un medio y nunca un fin.
Nuevamente esta oligarquía da muestra de su coherencia con su proyecto de clase y de poder. A quienes los confrontamos, nos corresponde retomar el rumbo del hombre nuevo del que nos hablaban con ejemplo muchos de nuestros mártires. Solo así podremos superar el nauseabundo olor que produce tanta pequeñez, tanta mezquindad, tanta incoherencia, tanta retórica populista, tanta ausencia de Grandeza.
“Nuestra responsabilidad es con todo el pueblo, con todo el movimiento Democrático, con sus consignas concretas antimonopolistas, por Libertades Democráticas…” (Instalación 8ª. Conf. M-19, 1982).
Todo para todos, nada para nosotros (EZLN-1994)
Comentario