(Fuera de él también hay sectores que reivindican un proyecto popular y/o de izquierda) Hoy vemos disminuido su apoyo y credibilidad por razones hartas conocidas.
El Polo es víctima de la acción del Estado en cuanto a perseguir y asesinar militantes, crear campañas de desprestigio a través del DAS, la ofensiva y manipulación mediática en su contra, etc. Las últimas denuncias sobre esto confirman esta afirmación. Al establecimiento no le conviene que se consolide un proyecto de izquierda, por reformista que sea.
Después de las elecciones del 2010, el Polo se mantuvo como una fuerza política importante, con presencia nacional y una representación parlamentaria, a pesar de la disminución de su votación en relación con el 2006. La última campaña presidencial del Polo puso a la orden del día las reivindicaciones de izquierda (más allá del posterior giro de Petro).
A pesar de la ofensiva del Estado en su contra y dela crisis de dirección, el Polo sobrevivió después de las presidenciales. La situación de desprestigio actual se debe a factores internos, errores, incoherencias e inconsecuencias de sectores del Partido: la acción desleal del luchismo –petrismo, el caudillismo y el oportunismo reciente de Petro, la ofensiva mediática contra el Partido, la polarización entre el sector petrista y el resto del Polo desde la Consulta para elegir candidato presidencial, las denuncias sobre la corrupción en Bogotá, el manejo incoherente que se le dio a este episodio. Todo eso configuró la mayor crisis de buena parte de la izquierda del país. La anunciada disidencia de los cuatro senadores de la llamada Oposición Alternativa lo debilita aún más: el Partido se encuentra en su peor momento. Los resultados electorales de Octubre ahondan su crisis y su casi desaparición como partido electoral a nivel regional.
Frente a la administración en general y el escándalo de los Nule en particular, reivindicamos la ética pública y la honestidad en el manejo de los recursos. Estamos contra la corrupción. El Alcalde de Bogotá debe responder política y penalmente-si es necesario-a las acusaciones, vengan de donde vengan. La respuesta del Ejecutivo frente al escándalo no fue la más coherente y honesta. Por ejemplo, la entonces presidenta del Polo y hoy Alcaldesa encargada debió declararse impedida para hacer declaraciones al respecto dado que fue funcionaria de la Administración de Bogotá. Prácticamente negaron el escándalo. La dirección del Polo y su Comisión de Ética tomaron medidas (expulsión de los Moreno) de manera tardía, ya cuando el daño estaba hecho.
Por lo antes dicho no compartimos en su momento la respuesta del Ejecutivo frente a las denuncias porque trató de desvirtuarlas presentándolas como producto de una conspiración derechista de la cual Petro sería cómplice. Si bien es cierto que esa conspiración existe, es innegable que hay serios indicios sobre la veracidad de algunas de las denuncias. Por ejemplo, a Iván Moreno, quien acaba de ser llamado a juicio, le aparecieron bastantes votos en la Costa, zona en la que tradicionalmente no nunca hizo campaña. Hay evidencias del origen de los mismos….
Por lo tanto, no estuvimos de acuerdo ni con una absolución incondicional de la administración de Samuel ni con las declaraciones a medias de Carlos Gaviria, Jorge Robledo (MOIR) y el PC para los cuales no se podía condenar a los Moreno hasta que la justicia no demostrara su culpabilidad. Según ellos en ese momento no se había comprobado nada de las denuncias hechas. No había cabida para ese leguleyismo en momentos en que el desprestigio y desmoralización de miles de militantes se daban ante la ausencia de medidas y pronunciamientos radicales y convincentes.
Reconocemos que en el pronunciamiento del Ejecutivo hubo aspectos con los que nos identificamos (que Samuel gobernó a nombre del Polo pero no con el Polo sino con la derecha, por ejemplo..) pero su posición fue insuficiente.
En el caso del MOIR y el PC no convenció su rasgadura de vestiduras dado que, desde el II Congreso se aliaron con los Moreno-Dussan (Anapo-samperismo) en contra del luchismo-petrismo. Alianza que se ratifica con el nombramiento del desprestigiado Jaime Dussán como Presidente del Partido a cambio del apoyo a Aurelio Suárez (MOIR) como candidato a la Alcaldía de Bogotá. (¿futuro apoyo a Robledo para la Presidencia?)
Tampoco convence su tardía queja de que Moreno no gobernó con el Partido sino con el uribismo: ¿por qué no lo denunciaron públicamente antes del escándalo o cuando eso era evidente? Ambas organizaciones de la Izquierda tradicional tienen burocracia. Pidieron puestos por la puerta de atrás….
Hoy vemos la situación de crisis no solo por los episodios descritos sino por el poco apoyo recibido en las elecciones del 30 y el desprestigio generalizado.
El problema del Polo va más allá del affaire de los Moreno-Petro y de los resultados electorales recientes, etc. Entre los problemas de fondo podemos mencionar:
-El Programa del Polo no pasó de ser un proyecto reformista con una defensa abstracta del Estado Social de Derecho y la Constitución del 91
-Es un partido electoral sin mayor cohesión interna. La mayoría de las Tendencias estaban en función de las campañas.
-Por lo tanto, no todas estaban (o no están) por la movilización de la gente, la defensa coherente y consecuente de los intereses populares
-Poca vinculación con los movimientos sociales.
-Que la gente perciba que el Polo no fue consecuente con la defensa de una ética pública lo que no lo diferenció de las prácticas corruptas de otros partidos.
-Muchos etcéteras…
Sin duda hay en el Polo Tendencias consecuentes, lo mismo que miles de militantes de base que esperaban y aún esperan más del Partido. Hace poco varias de ellas citaron a un Taller de Recomposición del Polo pero ese esfuerzo no ha tenido continuidad y quedó como una Corriente muy débil. El llamado de Iván Cepeda a que Dussán renunciara y a una renovación del Partido tuvo poco eco en el Ejecutivo.
¿Dentro o fuera del Polo?
Frente a la crisis hay dos posiciones:
-La primera plantea buscar una salida desde la izquierda y al interior del Partido lo que pasa por depurar al Partido, asumir un Programa más de izquierda, deslindarse de los Moreno-Dussán, vincularse a la lucha social, dejar de ser un partido solamente electoral, que la lucha parlamentaria se ponga al servicio de la lucha social, tener una visión estratégica, dar la lucha ideológica, etc.
-Para otros colectivos y compañer@s el Polo como proyecto de izquierda fracasó y se trata de construir otro fuera de sus estructuras. Un proyecto que asuma la lucha anticapitalista de manera consecuente.
La primera opción supone que por lo menos la izquierda tradicional y otros sectores de izquierda que siguen dentro del Partido, reconozcan su responsabilidad y las causas reales de la crisis, planteen un debate abierto y honesto de cara a la gente, dejan la actitud burocrática, impulsen una acción política anti sistema, que el Polo deje de ser un Partido electoral, etc.
En ese sentido es pertinente la siguiente reflexión:
El Polo podrá volver a renacer si retoma su camino de construir un proyecto de izquierda democrática, antisistema, que confronte el gran capital y la lógica de la dominación imperial. Sus lugares de enunciación serán otros, no necesariamente tienen que ser los convencionales. Tendrá que reconstruirse afuera, porque afuera estamos todos, porque ese afuera es lo hoy podemos llamar la potencia de los procesos de Puerto Gaitán, de las luchas contra los megaproyectos transnacionales, de las mingas, de las marchas ciudadanas, de las movilizaciones por territorios, paz y justicia y de las constituyentes universitarias. ¿Será capaz el Polo entonces de emprender su camino y lograr conectarse con lo social, con el mundo de lo no convencional? ¿Y podrá superar su aparatismo? ¿Podrá volver a empezar? ¿Podrá hablar otros lenguajes, mirar otros espacios sociales, animar otras subjetividades, mirar el mundo de los desterrados, de las víctimas, los mundos sin trabajo, sin estudio, sin derechos?
La pregunta está abierta. Si decide seguir instalando su proyecto en el atolladero del posibilismo, estará asediado por los trapeadores sociales del capital como hace el “progresismo”, o se mantendrá como un aparato electoral, parlamentario, de caudillos y grupos. O, por el contrario, puede asumir la condición de imposibilidad de su Ideario como la condición de la posibilidad para construir la potencia de una alternativa, cimentada en la subjetivación plural que conjure el miedo y el fatalismo. (Jorge Gantiva: El ocaso del PDA o la condición de la imposibilidad, en Revista IZQUIERDA No. 16, Bogotá, Octubre del 2011)
Sea cual sea la evolución del Polo, su desprestigio o desaparición, será una derrota también para todo proyecto popular y de izquierda. Será un triunfo de la derecha la cual nos enrostrará siempre la imposibilidad de un proyecto alternativo.
Plantear un proyecto de izquierda fuera del Polo tiene obstáculos serios y retos importantes.
Entre los primeros debemos señalar que la mayor parte de la izquierda organizada está en el Polo. Otra dificultad, relacionada con lo anterior, es el desprestigio del mismo que, desafortunadamente, arrastra a todo proyecto de izquierda. ¿Cómo iniciar un nuevo Proyecto de izquierda cuando en el imaginario de la gente se identifica izquierda con el Polo? ¿Cómo hacerlo si la prensa nos quiere vender la idea de que la izquierda es Petro y los Progresistas? ¿Cómo hacerlo visible, confiable? El reto es aún mayor sobre todo si se reivindica una izquierda socialista y anticapitalista.
Entre los retos de un proyecto así están:
-La construcción teórica de un discurso socialista para el Siglo XXI: ¿Socialismo del Siglo XXI o Socialismo en el Siglo XXI?
– Un proyecto socialista a partir de un proyecto propio pero que reivindique la autogestión, la auto organización y el poder popular. Anti burocrático y profundamente democrático (democracia socialista) y ecologista (ecosocialismo).
-Que sea atractivo para jóvenes y mujeres, que rompa el desprestigio del socialismo realmente existente y el desprestigio del Polo.
-Que tenga en cuenta las nuevas situaciones del mercado laboral, la desindustrialización, la informalidad, lo que algunos llaman el proletariado informalizado: que plantee un modelo de sindicalismo que responda a las nuevas realidades y a la necesidad de una acción política acorde a las mismas.
-Que involucre las demandas de igualdad sexual, ecologismo, feminismo, pacifismo, democracia, trabajo, etc.
-Que se sintonice, acompañe e incida en los movimientos sociales, barriales, etc. Que impulse la organización popular independiente de los partidos del régimen; que se impulse el autogobierno y el poder popular. Las luchas reivindicativas e incluso electorales, deben articularse a estos objetivos
-La tarea de la izquierda antisistémica está clara: se trata de propiciar un nuevo sujeto político de la izquierda alternativa, plural, con fuerte implantación territorial y sectorial. Este nuevo sujeto político se espera que analice, critique, participe en igualdad de condiciones por lo que se deben impulsar formas de organización horizontales que superen la verticalidad y el caudillismo.
La vigencia del proyecto de izquierda
El Polo, a pesar de los cantos de sirena de la derecha, del luchismo-petrismo, y del santismo “de izquierda”, seguirá así sea reducido a su mínima expresión. A pesar de que nos quieran vender que la izquierda es Petro y su movimiento se hace necesario que los colectivos y/o compañer@s dentro y fuera del Polo que reivindicamos un proyecto de izquierda, nos hagamos a la tarea de sacarlo adelante: la crisis del capitalismo el cual no es reformable ni humanizable, pone a la orden del día como única salida para la humanidad el poder popular y el socialismo.
El proyecto de izquierda sigue vigente, dentro y fuera del Polo y más allá del mismo y de los resultados electorales; en cada lucha social, en cada movilización, en cada protesta. Su legitimidad no está en juego pero debe ganarse y refrendarse cotidianamente. Ese es el reto
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