Por: Camilo Rengifo Marín
Desde la Plaza de Armas de la Casa de Nariño, sede del gobierno central en Bogotá, miles de manifestantes que se congregaron para defender los cambios que plantea Petro y que serán tratados por el Congreso.
«El cambio no es posible sin el pueblo. Lo que eligió la gente no es solamente a una persona. Fue devolver al pueblo poder, y eso tiene que expresarse en la realidad histórica, en los días cotidianos», dijo el presidente colombiano. Y añadió que las reformas que proponen pueden convertirse en leyes «si la sociedad colombiana quiere». «Quien ganó (las elecciones) fue el pueblo y el pueblo quiere el cambio de Colombia. Vamos por los cambios hacia un país democrático y en paz», arengó.
Ojo con el Congreso
Antes de ser promulgada por el presidente colombiano, el proyecto de ley deberá superar cuatro debates en las dos cámaras del Congreso, donde puede sufrir nutilkaciones o modificaciones, e incluso ser rechazado, aunque el gobierno viene consolidando una mayoría con sectores centristas e incluso de la centroderecha.
La esencia de las reformas en materia de salud, pensiones y laboral reside en sustituir la mercantilización impuesta durante el largo periodo neoliberal por un sistema basado en los derechos y en la verdadera democracia: que sea el pueblo y no el dinero quien mande en el Congreso, los juzgados y en el palacio presidencial. Petro, exalcalde de Bogotá, llamó a sus compatriotas a convertirse en una multitud consciente de que tiene en sus manos tanto el futuro como el presente.
A contrapelo de la lógica neoliberal de poner a las grandes mayorías al servicio de la plutocracia, difundida constantemente por los medios hegemónicos de comunicación, afirmó que es el mundo económico el que debe entender el clamor social, tras denunciar que el régimen pensionario está diseñado para las corporaciones, no para los trabajadores, y que el modelo de salud privatizado hace a la muerte ensañarse ahí donde hay pobreza.
Condensó el significado de su programa en el exhorto a dejar de ser oligarquía y pasar a ser democracia. El momento histórico que vive Colombia es similar al de Argentina, Chile o México, donde el mandato presidencial se ve acotado y/o saboteado por una sobrerrepresentación de las fuerzas opositoras en los Congresos, que fungen como personeros de intereses oligárquicos derrotados en elecciones y ejercen un poder fáctico de veto sobre los nuevos rumbos elegidos en las urnas.
En algunos casos subvierten el orden democrático derribando gobiernos elegidos de manera democrática, legal y legítima, como sucedió en diciembre pasado en Perú y en 2016 en Brasil. Los parlamentos degeneran en trincheras de intereses corporativos y corruptos que pervierten el sistema de contrapesos y el principio de separación de poderes para obstaculizar la soberanía popular.
Cuando un gobierno progresista intenta introducir cambios, los voceros intelectuales y mediáticos de las oligarquías defienden leyes e instituciones creadas para imponer y perpetuar el neoliberalismo como si fueran el núcleo mismo de la vida democrática: llaman democracia a un sistema diseñado expresamente para excluir al pueblo de la toma de decisiones trascendentales, señala un editorial del diario mexicano La Jornada.
Las calles defienden las reformas
Miles de personas salieron a las calles de las principales ciudades de Colombia este martes para respaldar las iniciativas legislativas con las que Petro busca reformar los sistemas de salud y pensiones para fortalecer la participación estatal.
El gobierno divulgó el texto de su reforma a la salud, que pretende reducir la participación privada en el sistema para fortalecer las capacidades del Estado – fortalecer la atención primaria, la prevención de enfermedades y llevar la atención sanitaria a todos los rincones del país-, iniciativa resistida por políticos de derecha y el gremio de las empresas que se encargan actualmente de los servicios de salud.
La propuesta denominada El Cambio hacia una Salud para la vida consta de 152 artículos y se rige por el principio de universalidad, para que ningún colombiano quede excluido. «Lo que queremos es que una médica pueda ir a atender en la casa de una familia campesina, por muy alejada que esté», explicó Petro.
La reforma buscará quitar el poder a las actuales Entidades Promotoras de Salud (EPS), privadas, que son las actuales intermediarias entre los contribuyentes y quienes prestan el servicio. El proyecto es una de las más importantes propuestas por el gobierno de Petro enmarcada en su política de Paz Total, subraya que la salud es un derecho y no debe ser un privilegio o un negocio.
Sindicatos de obreros, educadores y trabajadores de salud, entre otros, respondieron desde la mañana a la convocatoria del primer gobierno de izquierda en la historia de Colombia, que presenta esta semana una ambiciosa batería de reformas al Congreso, donde tiene mayoría gracias a una coalición con partidos de centro y derecha moderada.
Petro recordó que el «cambio» fue la palabra presidencial, por lo cual votaron millones de personas. «No puede ser un cambio de mentiras, de maquillajes. Solo si el pueblo abandona a su gobierno es que el cambio puede detenerse. Y será más profundo en la medida en que las mayorías nos acompañen», afirmó el jefe de Estado.
Las marchas y concentraciones fueron denominadas «El gran diálogo social» y tienen como punto de encuentro la Plaza de Armas, aunque también se desarrollaron en otros espacios públicos del país. Desde allí se realizará la «socialización y pedagogía» de la reforma de salud, que será radicada este lunes en el Congreso, según un trino del mandatario.
El Gobierno presentó la semana pasada el Plan Nacional de Desarrollo (PND), el proyecto de ley que establece los objetivos para los próximos cuatro años (2022-2026), una hoja de ruta para la Administración que debe ser aprobada por el Congreso.
Hasta el momento, su Gobierno solo divulgó el lunes el texto de su reforma de salud. Sumado a ello, Petro anunció este martes «la reforma pensional», para mejorar las condiciones de «los viejos y las viejas» de Colombia, hoy buena parte bajo un régimen de administración privada. «Los dos señores banqueros no me quieren porque he propuesto esto. Claro que no», dijo el presidente.
Petro anunció también que presentará un proyecto de reforma laboral que modifique «la ley 50, la ley del neoliberalismo. Pretendemos que el día termine a las 6 de la tarde, no a las 10 de la noche. Pretendemos que sábado y domingo se consideren días de descanso. Y que por tanto, al trabajar más allá de las 6, o un domingo, haya unas extras», dijo.
Recordó a los desmemoriados que Colombia está en el último lugar de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) respecto a condiciones de sus trabajadores.
*Economista y docente universitario colombiano, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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