Analfabeto de humanidad, el sistema, nos alcanza un día de horror y lo peor no te alcanza un pañuelo para llorar o una mano para tender al que la necesita, te alcanza el argumento para justificar que todo siga como está. Te alcanza: no hay salida. No hubo más remedio. Nada que hacer. Te alcanza la derrota.
Se alinean tras el posible tercer lugar en el mundial, ¿nos obnubilará? Tres millones contra el mundo, nos dicen las propagandas, deberíamos decir: tres millones sostenemos este mundo.
Hay más: siguen: hoy Mujica tiene el mayor apoyo en la historia que un presidente haya tenido. Siguen: Vilar en Canal 4 reclama, clama contra la llamada inseguridad. Apunta contra los gurises del INAU y sus fugas, exige “cambios” a jueces y fiscales.
Suplica: mayor rigor. Defiende a los dos policías que acribillaron a supuestos ladrones. Argumenta la necesidad de que los antecedentes permanezcan como tales después de los 18 años, es decir carga con toda tu mochila, sos un delincuente y así serás toda tu vida. Tú corta vida. Tu vida rápida. Esa vida que si tenés suerte -para no sufrir tanto- terminará en el asalto a un kiosco, a una panadería, a una casa. O si no se terminará en la tortura o en el incendio en cualquier cárcel del territorio. Sin derecho a ser auxiliado. Y sin derecho a ser defendido aún muerto.
Viviste sin razón y morirás sin razón. Serás enterrado sin razón. El sistema no habilita. Solo justificará lo injustificable y terminarás convencido que no hubo ni hay otra.
No fue evitable y serás merecedor, como última oración, al ser enterrado, algún suspiro de alivio que provocará en los paranoicos de la seguridad que no solo electrificarán sus cercas para proteger sus propiedades sino que sentirán en su fuero íntimo 12 menos de los cuáles cuidarme.
Hasta mis tripas saben que no quiero este mundo, no lo quiero. Y que los ex presos políticos de ayer sean los verdugos de hoy me dan ganas de vomitar. No me como esa culebra. No me fumo este conservadurismo exterminador de los condenados por la miseria y la dinámica de un sistema que fomenta la infelicidad como permanencia porque lo único que permanece en él el fomento de un consumo que solo acceden los poderosos de cada lugar.
El gobierno de Lacalle asesino a Fernando y Roberto hemos dicho desde ese 24 de agosto de 1994, que a Roberto lo asesinaron dos veces. Con 12 puñaladas y socialmente cuando lo hicieron pasar por un drama pasional. A 16 años de este asesinato; seguimos peleamos contra ello.
Hoy este gobierno mantiene las condiciones de injusticia social, la segregación de la miseria y asesina a los presos en las cárceles. Sin atenuante. No solo son violados sus derechos permanentemente a través de la tortura, el mal trato y las condiciones de sobre vivencia en ellas, sino que hay una condena a muerte y una muerte social.
A pocos importará y casi nadie se atreverá a levantar su voz, a sentir indignación y dolor y mucho menos a llevar a juicio y condenar al Estado y sus defensores. Se genera apatía y complicidad. Resignación y disciplinamiento.
¿Quién dirá que está mal ejecutar a un pastabasero que su madre entregó a la policía porque ya no podía más y un juez procesó y un milico lo dejó morir en la cárcel de Rocha?
Así como la ética del Che lo llevó a echar a correr por el mundo esa mágica y profunda propuesta de que sobre todo sean capaces de sentir en lo más profundo cualquier injusticia cometida contra cualquiera, en cualquier lugar del mundo, hoy la inmoral enemiga impone y legitima: Hago la mía. Son desechos humanos. Me robarán. Me matarán. Afearán el barrio, son vagos, son violentos. Por mí que los maten.
Eso permite y justifica que los dejen morir así en estas cárceles. ¿Qué esperaremos? ¿Qué sea el hijo de cualquiera de nosotros al que dejen morir en una celda?
¿O hablaremos -porque los conocemos- con Bonomi o Rosadilla si caen presos para que lo protejan?
Así está el mundo amigo… ¿no? Así como no peleamos para una salud estatal y socializada para todos y cuando vemos que el sistema no funciona y lo sufrimos en carne propia, hay quienes llaman a los conocidos como Olesker o Anzalone o Amorena -ex asesor, o ex dirigentes sindicales, llamaremos a los ministros?
¿Esa es la salida? ¡Mejor que se lo coman todo y acabemos! Tal cual lo decía el poeta de los trabajadores Cesar Vallejo.
Amaneció el día frío y de muerte, en este siglo XXI no hay cámara de gas pero hay fuego para quemar a los presos del sistema, me decía un compañero, al enterarnos de esta masacre. No hay campos de concentración contra el pueblo judío pero hay campos de exterminio diseminados por el mundo: Palestina, Irán, Irak, Colombia, Brasil, Euskalerría y Uruguay en sus cárceles.
En el día más frío del año, el frío -como en toda cárcel, se combate, como se puede -entre los presos- que habitan como animales una cárcel centenaria que fue creada en 1870 para 50 personas y hay los progres tienen a casi 200 presos, algunos por asesinatos, otros por rapiñas, otros por pasta base.
Las mazmorras del sistema calcinan las vidas que menos vida han tenido… la vida ¿qué vida? La del hambre la de la droga la de desear el consumo como meta inalcanzable, la de los golpes y los malos tratos la de la exclusión y la falta de sueños. ¡¡¡Vaya!!! Entre 18 y 25 años tenían los asesinados.
La edad que tenían, (qué teníamos) cuando también habitábamos las mazmorras de la dictadura. Los que hoy mantienen estas cárceles o celdas de ejecución, también estaban en ellas. Tristeza no tiene fin…
Hasta el vocero oficial Garcé había anunciado el desenlace en esa cárcel. ¿No se sabía que iba a estallar? Justifica el jefe de policía, los ministros, los guardias, la gran prensa que apunta para que la policía dispare: fue un accidente que provocó una tragedia.
No es accidente, porque un accidente es un evento no previsible. No es una tragedia no evitable: es el drama ya vivido en el COMCAR con los 5 presos calcinados, también bajo el gobierno progresista, es un previsible desenlace del drama soterrado de todos los días. Es la omisión humana de un sistema deshumanizado, donde no importa el ser humano sino la ganancia. La industria de la cárcel es la de mayor lucro a nivel mundial y Uruguay es uno de sus mayores consumidores.
La solución de los conflictos sociales queda reducida a lo punitivo policial, jurídico ideológico. Si la policía es corrupta se propone que los militares la cuestionen.
Oferta de puertas más contundentes que las del Pentágono. “Mejores” cárceles. Servicios más sofisticados de seguridad.
Límites de la vida. Nada que perder. Estremece hoy la instalación de una lógica de muerte. Una sociedad de exclusión social impone la cultura punitiva como única y exclusiva alternativa. Antes las novias más hermosas se llamaban Libertad ahora las cambiaron las novias “más hermosas” se llaman seguridad.
En verdad es intolerable lo que genera el sistema. Pero debemos resolverlo con redes sociales, ABAJO, SIN DUDA: SIN LOS MILICOS NI ESTE ESTADO, NI ESTE GOBIERNO.
Redes que rescaten y construyan otra ética, que este modo de vida ha destruido. Redes que eliminen al capital entre un trabajador y los desocupados, redes que eliminen al capital entre el desheredado total y el que algo tiene. Redes que no permitan que el conflicto estalle entre pobres y miserables. Redes que coloquen como blanco a la riqueza de unos pocos contra la miseria de los muchos.
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