“El muerto” – Se ha anunciado la próxima aparición de tu libro “Raúl Sendic, el tupamaro. Su pensamiento revolucionario”, que será presentado en 22 de diciembre en la sede de la Asociación Cristiana. Naturalmente debes de haber elegido el 22 de diciembre como recuerdo del 22 de diciembre de 1966. ¿Qué significado le das a esa fecha?
Z – Es una fecha que tiene un alto valor simbólico para el movimiento tupamaro. Aunque la primer acción armada se produjo en 1963 –la expropiación de los fusiles del Tiro Suizo- el primer enfrentamiento con la policía ocurrió ese día, significó la irrupción de la guerrilla en el escenario político del Uruguay. Ese día la opinión publica conoció la existencia de un movimiento guerrillero, hasta ese momento desarrollado en la más absoluta clandestinidad. ¡Fue un terremoto, un tsunami!
Por otra parte, en el tiroteo del 22 de diciembre de 1966 murió el primer combatiente tupamaro, Carlos Flores, un joven trabajador de La Teja, que militaba socialmente en la Base “Eduardo Pinella” ubicada en la Cachimba del Piojo. Se da un hecho circunstancial pero paradójico: la presentación es en la Asociación Cristiana de Jóvenes y Carlos Flores vestía una camiseta de dicho instituto cuando cayó mortalmente herido. Estado público de la lucha guerrillera y primer compañero muerto, combinación que da relevancia y valor emotivo al 22 de diciembre, fecha que tupamaros y tupamaras homenajeaban de alguna manera, en Cabildo y en Punta Carretas, en Punta de Rieles y en el Penal de Libertad, muchas veces al costo de sanciones y persecuciones por parte de los verdugos.
Presentar un 22 de diciembre este ensayo sobre el pensamiento revolucionario de Raúl Sendic, implica entrelazar varios aspectos:
1) contribuir al rescate de la memoria histórica de las luchas movimiento popular y, dentro de dicho contexto, rescatar el rol y el significado de la guerrilla tupamara; 2) de la misma manera es un homenaje a quienes perdieron la vida en ese período heroico de la historia del pueblo uruguayo, pero en particular, recuperar la perdida costumbre de los tupamaros de recordar a quienes, bajo la bandera de Artigas con la estrella y la “T”, dieron la vida por la revolución social; y 3) el postergado homenaje a las ideas elaboradas por Raúl Sendic, poniéndolas sobre la mesa de debate para salvarlas del bronce y mostrar palmariamente la vigencia del programa que proponía. Después de todo, aunque a veces no se le haga justicia, Raúl Sendic no sólo fue un luchador social, fundador de sindicatos de trabajadores rurales, sino que fueron sus ideas y sus músculos que hicieron trascender las luchas sociales de los sesenta para convocar a la lucha revolucionaria en el Uruguay.
“El Muerto” – ¿Cuál es la razon que te lleva, hoy en dia, a presentar un libro sobre Raúl Sendic? Te pregunto porque se han escrito ya varios libros sobre su vida y trayectoria y también ha sido mencionado en otros tantos libros de lo que se ha denominado la historia reciente. ¿Por qué razón hay que publicar un nuevo libro sobre Sendic?
Z – Raúl Sendic sembró sus ideas en muchos medios. Artículos del semanario “EL SOL” del Partido Socialista –recojo uno de 1958, por ejemplo-, de “ASAMBLEA” y “LAS BASES” a la salida de la dictadura, también de “BRECHA” y “MATE AMARGO”, donde escribía una columna semanal. En el ensayo se transcriben entrevistas que le hicieron periodistas de Méjico, España y Argentina y fragmentos del libro sobre economía política que escribió en los calabozos de Paso de los Toros. Creo firmemente que la muerte le impidió sistematizar sus elaboraciones programáticas y los planteos sobre formas organizativas, para dejarnos un libro donde redondeara su crítica de las experienia socialistas y sus conclusiones para el desarrollo de un socialismo revolucionario.
Son varios los interrogantes que inquietan tanto a viejos luchadores que lo acompañaron, como a las nuevas generaciones que lo conocen por referencias: ¿qué pensaba Raúl Sendic ?, ¿cuáles eran los pilares de su pensamiento revolucionario ?, ¿ cuáles eran sus visiones de futuro?. Si bien es cierto que expresaba sus ideas muscularmente, que condujo la lucha y la movilización de varios sectores de trabajadores rurales, que supo coordinar varias de las principales operaciones militares del MLN (T), como la toma del cuartel de la Marina, la práctica revolucionaria de Raúl Sendic se encuadraba en visiones de largo alcance, fruto del debate dado en los años ’60 sobre las revoluciones del siglo XX, principalmente la cubana, de la revisiónrealizada en esa misma época sobre la historia del Río de la Plata y del estudio de otros pensadores revolucionarios como Carlos Marx, Rosa Luxemburgo, Ernesto Guevara y Ernest Mandel.
Al dar el grito convocando a la lucha guerrillera en Uruguay, Raúl Sendic no se lanzó al vacío para ver que pasaba, por el contrario, tenia por delante un horizonte estratégico de largo alcance y, al mismo tiempo, poseía una visión general de qué clase de sociedad queríamos construir, qué tipo de mujeres y hombres pensábamos que serían las columnas humanas que construirían el edificio del socialismo, qué orden de principios morales sustentarían su vida y su lucha. Todo ese complejo entramado de ideas y reflexiones quedó bastante disperso, por eso parece muy fermental esta tentativa por hacerlas llegar, ordenadas en un ensayo, tanto a la juventud actual como a los historiadores que están escribiendo la historia reciente. Es una apuesta a incentivar el interés por el pensamiento de Raúl, seguros de la vigencia de su ideario y de que frutificará en nuevas ideas, una forma de darle vida a esa iniciativa para levantarle un monumento en la ciudad de Trinidad. Ojalá este insuficiente ensayo sirva de inspiración para obras posteriores más completas. Parece haber llegado la hora de poner en la arena de la lucha de clases las ideas de Raúl Sendic.
“El Muerto” – Esto nos lleva al momento actual. Porque si consideras que las ideas de Raúl Sendic deben de volver a ponerse “en la arena de la lucha de clases” como decís, estas partiendo de la base de que tienen actualidad. Sin embargo, ¿no es una nueva situación la que se está viviendo, no serían -digámoslo asó- “anticuadas” o insuficientes sus ideas del pasado?
Z – ¡De ninguna manera! La base de la reflexión política de Raúl es el análisis del funcionamiento del capital: el afán de lucro como motor de la inversión, la competencia entre empresarios, la rentabilidad de las inversiones y las relaciones del capital con el trabajo, con las víctimas humanas del lucro. Raúl Sendic transmite su visión de que el funcionamiento del capital degrada la condición humana, es creador de injusticia y desigualdad, divide la humanidad en víctimas y victimarios.
Las relaciones de poder son la otra base que empleó Raúl para analizar la realidad social, todos sus escritos transpiran la crítica de la democracia formal, de sus falsedades e hipocresías, de sus límites y de la tutela que ejerce el capital sobre las instituciones democráticas; Sendic hablaba de la careta formal del sistema (los derechos y las libertades) y de su cara real, la que conocen los trabajadores apenas reclaman mejores condiciones de vida y de distribución de la riqueza.
Con bases tan materiales, difícilmente el pensamiento de Raúl Sendic podría perder actualidad, pues el capital y el poder económico siempre son creadores de más desgracias a sus víctimas y la savia de la fisiología político-social. Como el capital está concentrado en pocas manos y el poder cada vez está más centralizado, son diferentes las formas actuales de funcionamiento del sistema, pero su naturaleza, su esencia, su contenido se mantiene idéntico a sí mismo desde que los burgueses crearon el parlamento británico y guillotinaron al rey de Francia. Se mantienen vigentes las bases que Raúl utilizaba para ver el mundo y por eso mismo sus escritos tiene un valor pedagógico insustituíble para la juventud que trabaja o estudia.
Dada su visión de la realidad y su compromiso con las víctimas del capitalismo, Raúl navegó contra la corriente, se opuso a las ideas y valores dominantes, emigró al litoral norte para organizar los trabajadores rurales en épocas en que la izquierda estaba concentrada en la labor urbana, se rebeló contra los dueños del Uruguay y buscó nuevos caminos para alcanzar el horizonte de la liberación social. Fué de los renovadores en el Partido Socialista, junto a Vivián Trías, Guillermo Chifflet, Carlitos Machado y José Díaz, postulando un socialismo revolucionario y latinoamericanista, oponiéndose a los vientos ideológicos conciliadores que soplaban desde el continente europeo. Se opuso a la corriente domianante en la izquierda uruguaya al considerar que el camino electoral y parlamentarista no conducía a ningún cambio real en las relaciones entre el capital y el trabajo. Su afiliación a los métodos guerrilleros no fué un antojo caprichoso, interpretaba el afán de cambio de los pobres, su necesidad de liberarse de la obligación de trabajar para otro y de la alienación de los valores y la conciencia que ella produce. Siempre sostuvo que la liberación social comienza por liberarse uno mismo de ambiciones y egoísmos, fue un dirigente siempre alejado de los lugares de poder que predisponen a hacer concesiones en principios y estrategias.
Raúl Sendic también navegó contra la corriente que sostenía la inviabilidad de la lucha revolucionaria en aquél Uruguay tan “democrático” y batllista, y contra las opiniones consagradas de que, por carecer de montañas y selvas, no seria
posible desarrollar ninguna guerrilla en estas tierras.
Salió de los calabozos con el mismo ímpetu de sus años juveniles, discutiendo a brazo partido con la opinión mayoritaria de los dirigentes de aquél MLN (T) de 1985, entre los cuales me encontraba. Planteó la necesidad de salir del “clóset” clandestino, apostar a la movilización más amplia de las bases populares (“hay tres partidos políticos pero sólo dos clases sociales”, afirmaba Raúl), para llevar adelante su Plan de Lucha por la Tierra y contra la Pobreza en primera instancia, y más tarde el Frente Grande para luchar por la Reforma Agraria, el No pago de la Deuda Externa, la estatización de la banca y las grandes propiedades del latifundio, por aumentos sustanciales del salario…una lucha que implicaba la transformación de los luchadores sociales en columnas humanas de la revolución socialista, la formación de mujeres y hombres nuevos que era, en realidad, el verdadero objetivo que Raúl buscaba.
No pueden verse la movilización social y el hombre nuevo por separado: la nueva moral y los nuevos valores se hacen carne y hueso en gente que está socialmente movilizada; la lucha electoral y parlamentaria no convoca al altruismo y la solidaridad, sino todo lo contrario, son actividades que implican aceptar tácitamente los valores del sistema. En el mundo de las campañas electorales reinan las pujas por escalar y el cinismo inherente, las promesas que de antemano se sabe que no se pueden cumplir, un clima de hipocresía generalizada. La vida de Raúl es una lección práctica de cómo hacer política y dar la lucha de ideas bien lejos del parlamento, una rebelión contra el confomismo de aceptar lo que parece dado.
“El Muerto” – -Con tantos ex- guerrilleros en la conducción del Frente Amplio y del gobierno, es ineludible interrogarse sobre cómo estaría hoy ubicado Sendic con relación al actual proceso político.
Z- Nadie puede saber dónde estarían parados los compañeros y las compañeras que, por diferentes circunstancias, hoy no están con vida. Es un terreno farragoso, que se presta a especulaciones de diversa índole, porque es muy veleidosa la voluntad de las mujeres y los hombres, como podría decirse parafraseando a José Artigas. Sin embargo, también es cierto que en el último período de su vida, el que corre entre 1984, primer piso del Penal de Libertad y el 28 de abril de 1989 en París, Raúl Sendic escribió un montón de materiales en los que dejó esbozado el horizonte hacia el cual discurrían sus reflexiones pos-calabozos cuarteleros.
El programa que desarrolló para el Frente Grande, lo planteó públicamente en reiteradas oportunidades, entre ellas en su recordado discurso del año 1987 en el Estadio Luis Franzini: expropiar las tierras que excedieran las 2.500 hectáreas sin pagar un solo peso de indemnización a los latifundistas, propiedades que quedarían en manos del Estado, encargado de repartirlas entre familias colonas seleccionadas entre las que viven en los barrios periféricos de Montevideo y otras ciudades; crear un frente de países deudores para no pagar la deuda externa, entendiendo que ya había sido suficientemente pagada y era inmoral restringir los ingresos de las clases populares para satisfacer las exigencias de los acreedores; congelar los grandes depósitos bancarios –un “corralito” exclusivo para ricos- y emplear esos fondos para crear fuentes de trabajo, al tiempo que se estatizaban los bancos sin indemnizar a sus propietarios, porque Raúl entendía que las ganancias que habían cosechado excedía con creces el capital invertido; aumento sustancial de los salarios para acrecentar la demanda en el mercado interno e incentivar el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas que lo abastecen.
Raúl no apostó a los buenos sentimientos de los dueños del Uruguay sino que, por el contarios, cuando propuso llamarlos a colaborar por las buenas en una “economía de guerra”, como denominó las medidas que planteaba, los amenazaba con las “peores también”, las que expropiaban y estatizaban, las que luchaban contra la pobreza atacando la causa real de su existencia: las riquezas acumuladas en muy pocas manos. El principio moral del plan de Raúl Sendic obligaba a los más ricos a que pagaran la lucha contra la pobreza; una especie de ley de hierro de la justicia social: si hay pobres es porque hay ricos, luego, para que no haya más pobreza, hay que terminar con la riqueza, no queda otra.
Las propuestas de Raúl golpeaban frontalmente a los dueños del Uruguay, no apuntaba a conciliar intereses entre las clases sociales sino que privilegiaba las necesidades de los más empobrecidos, aunque los más privilegiados se enojaran. En ese plano, la reforma agraria y no pagar la deuda externa son medidas que tienden claramente a crear conciencia sobre la escisión esencial que provoca el capitalismo.
Sin temor a equivocaciones, se puede afirmar que el norte estratégico de lo que proponía o hacía Raúl Sendic era acumular fuerzas contra el sistema. Seguramente habría continuado impulsando o apoyando todas las luchas y movilizaciones cuyo objetivo medidas programáticas del tipo de las propuestas en el Franzini. Reitero: todas las luchas y movilizaciones populares, incluyendo las que fueran implementadas desde las instituciones de gobierno, por supuesto, que siempre y cuando ellas estuvieran dirigidas a concretar el programa del movimiento popular.
Con la retirada de la dictadura, se nos imponía un período de legalidad que obligaba al cambio en las formas de luchar, a un cambio en los métodos, “sin cartas en la manga” dijo, pero ninguno de los cien artículos y entrevistas que conforman su testamento político, permiten inferir que Raúl Sendic podría haberse enredado en la sutil telaraña tendida para atrapar incautos. Por muchos espacios legales que se abrieran, la prédica de Raúl Sendic nunca dejó de denunciar el sistema capitalista, de explicar su naturaleza injusta e inhumana, productora de desigualdad, marginación y exclusión social en la misma medida que produce privilegios para la clase dominante.
Sus firmes convicciones, la sólida estructura de su pensamiento revolucionario, nunca lo dejaron deslumbrarse con “las mieles del poder” como tan bien las definió hace un tiempo atrás Fidel Castro. Pese a ser dirigente de mucha importancia en un aparato armado, en una guerrilla, Raúl nunca se interesó demasiado por los aparatos partidarios, al contrario los rehuyó porfiadamente, les desconfiaba, los veía como herramientas muy peligrosas que bien podian servir para una cosa o la otra. Lo demostró en toda su trayectoria, eligió siempre el camino de la gente, de las bases, nunca el de los aparatos. Por eso mismo, por esa rebeldía innata, ningún aparato político, ni el mismo MLN, pudo “controlarlo” y menos aun los aparatos del sistema, con sus sillones parlamentarios, puestos de ministros y las luces de la fama.
Raúl Sendic tenía un rumbo claro, y uno puede atreverse a pensar que si los gobiernos marchaban en la misma dirección, con toda seguridad los acompañaría; pero, si los gobiernos torcían el timón, nadie puede dudar que Raúl Sendic habría continuado luchando por la reforma agraria, el no pago de la deuda, la estatización de la banca, el aumento sustancial del salario y la lucha contra la impunidad de los criminales del terrorismo de Estado…
Fuente: www.elmuertoquehabla.blogspot.com
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