Ayer, ALAI, América Latina en Movimiento, publicó nuestra rápida reacción ante las declaraciones del martes pasado, 11 de octubre, del ex presidente de la República Oriental del Uruguay, Tabaré Vázquez. En ella nos detuvimos en el origen, el significado y empleo en una ficción poética del nombre autóctono Tabaré, y también en la peculiaridad confesional y política del ámbito en el que dicho ex presidente se manifestó.
Hoy, viernes, el periodista Martín Granovsky, en el diario Página/12, trae a colación un dato muy importante en su nota “Vázquez tiene Lepra”, refiriendo los antecedentes y vinculaciones empresariales de Jorge Lepra, quien sin pertenecer al Frente Amplio fuera ministro de Industria del gobierno de Vázquez, y las gestiones que el susodicho hiciera sabiéndolo otros jerarcas de aquel gabinete, es imposible que así no fuera (aunque Danilo Astori diga no saberlo), ante el Gobierno de EE. UU., “un tío” necesario según las propias palabras de Lepra: “Cuando un hermano le pega una cachetada al otro hermano en la cara, se necesita un tío mayor para que ponga fin al asunto”. Con otras palabras es lo mismo que el martes dijo Vázquez, mientras hacía evidente la incapacidad intelectual de análisis no solamente de él mismo sino de no pocos uruguayos y argentinos ante aquella coyuntura, y hasta ponía en ridículo a los militares en actividad de su país echando más agua sobre lo llovido hace poco en Haití.
¿El hombre tristemente peligroso está solo?, ¿por qué actúa así “inoportunamente”? ¿Es absolutamente cierto, como dicen los despachos periodísticos, que los partidos y agrupaciones del Frente Amplio homogénea y unánimemente argumentan que “lejos de menoscabar su figura como actor político y como persona, lo enaltece por la honestidad intelectual que supone asumir públicamente la situación”?
Si esa unanimidad es cierta ya entonces es inevitable el hundimiento del barco frenteamplista que zarpó en 1971, y que dejará un tendal de viudas, viudos y huérfanos. Es una gran pena, pero así son los procesos de la historia, con saltos hacia adelante, hacia atrás o hacia los abismos… No se trata de una circunstancia fortuita sino consecuencia de no haber podido la nave liberarse del paradigma socialdemócrata del siglo XX, advertencia necesaria para que no se crea que los otros muy ancianos partidos de Uruguay llamados tradicionales obtendrán ventajas de lo que ahora está sucediendo, como sus patriarcas y voceros quieren hacer creer. Todos se están yendo a pique, más rápido o más lentamente…
Por qué peligroso
Probablemente se trate de un hombre “normalmente” bueno, así como normalmente atildado y de peinado prolijo, que ha adquirido en su profesión médica lo que en cierta moda universitaria ya hace tiempo mal se denomina “experticia”, como si ésta fuera la presencia de saberes y práctica. No se ponen en duda esos rasgos de bonhomía comúnmente propios de quienes provenientes de familias obreras resultan movilizados hacia condiciones sociales de clase media manteniendo, es una condición para ello, concepciones morales básicas de la religiosidad popular.
Estos rasgos, que pueden ser característicos en muchísimos individuos de una sociedad en la que estos tienen una edad cronológica promedio avanzada, como la uruguaya, pueden efectivamente favorecer relaciones vecinales, de solidaridad elemental, constructivas en lo cercano, pero no alcanzan para el análisis crítico de la realidad y la conducción política. No percibirlo podría ser el error que lleva al Frente Amplio hacia la deriva incierta. Sus timoneles, de vista ya débil, no aciertan el rumbo confundidos por las luces de fogatas que tal falsos faros traviesos “socorristas de navíos” encienden en tierra, como se cuenta sucedió a fines del siglo XIX y principios del XX en las costas de Maldonado.
Es decir, una pregunta es: ¿quién o quiénes ganan con el naufragio? Y otra, ¿quizás el tío mayor y sus hermanos “socios en sociedad”, como decía Nicolás Guillén?
Esta visión de muy corta distancia que percibimos en Tabaré Vázquez y que pareciera hubiera también en el Frente Amplio, y que claro no única o exclusivamente ocurren en el país uruguayo, es sumamente peligrosa en la coyuntura actual de crisis mundial del paradigma y la acción capitalistas. Qué piensan de tales estrepitosos despropósitos, por ahora aún prudentemente sin decirlo, Fidel, Chávez, Evo, Lula o inclusive Cristina, por citar solamente algunos muy pocos políticos.
El futuro de los pueblos, de los pueblos nuestros, de los pueblos del mundo, ya es suficientemente tormentoso como para ignorar que hace muchos años que Vázquez viene mostrando su peligrosidad, que pretende disimular con cínica ironía el hijo del dictador Bordaberry quien afirmó que quizá “la biología” esté abandonando al hombre otrora del barrio La Teja, cuestión que el médico de apariencia saludable pone siempre como condición para su eterna “presidenciabilidad”. El veto de la ley de despenalización del aborto, la propuesta a su pesar archivada de no perder “el tren del libre comercio” con EE. UU., las mentiras de campaña ocultando su compromiso favorable con las industrias celulósicas o el ninguneo de los derechos humanos reales y la amañada protección de los genocidas del Plan Cóndor, son manifestaciones de esa peligrosidad.
Qué hacer
Lo que hay que ver ahora es si el Frente Amplio, o al menos parte de éste, principalmente sus bases, en debates y acciones reales (y no en juegos virtuales en las “redes sociales”, gran negocio con bites y aparato de generación de opinión de los oligopolios de la comunicación), está o están en condiciones de producir análisis profundos y voluntad rejuvenecida para fundar una nueva época.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-178897-2011-10-14.html
Comentario