Por: Carlos Echazú Cortéz
Realmente es inaudito lo que ha acontecido el 27 de octubre, cuando un destacamento de la policía llevó a cabo un atentado contra la vida del líder popular y expresidente de Bolivia, Evo Morales. No sólo están identificados como policías, sino que además fueron a refugiarse nada menos que en los recintos de la novena división del ejército para protegerse de la población que estaba enardecida cuando se enteró que los criminales fueron a refugiarse allí. Con estos datos, plenamente confirmados, se puede ya identificar al gobierno como el responsable del intento de asesinar a Evo.
El gobierno y sus medios, escandalosamente comprados con la pauta publicitaria, han intentado ocultar lo que aconteció con versiones a cada cual mas absurda. Primero afirmaron que las filmaciones mostraban dos conductores distintos en la movilidad que llevaba a Evo y desde donde se filmó el atentado. Entonces concluyeron que los videos habían sido editados y por lo tanto se trataba de una escenificación para victimizar a Evo. Sin embargo, los que buscaban como desvirtuar el atentado no se habían percatado que la misma filmación muestra como Evo, cambió de movilidad, justamente porque los atacantes, con sus disparos, habían inhabilitado una llanta del primer vehículo.
Posteriormente salió el descarado ministro de Gobierno en conferencia de prensa, sosteniendo que Evo había esquivado a un control de la policía antidrogas y que en ese altercado Evo hubiera disparado a la policía. Con esas afirmaciones, estaba reconociendo que fue la policía la que actuó en ese ataque, por lo que la responsabilidad del gobierno queda clara por versión de su mismo ministro de gobierno, es decir, el cerebro detrás del atentado. En la narrativa del ministro mafioso, apodado Sonia por sus ex compinches del narcotráfico, quedó en el aire como fue que los policías que supuestamente realizaban un control salieron corriendo despavoridos, hacia el cuartel de la novena división y huyeron en un helicóptero. Tampoco se explica porque los policías que realizaban un control antinarcóticos abandonaron sus movilidades, para que luego sean entregadas por el ejército a la población movilizada. Habló de un policía herido al que tuvieron que evacuar. Lo que no explica es por qué y como fue que todo el equipo salió huyendo. ¿No bastaba acaso un enfermero o un médico para acompañar al herido, mientras el equipo continuara haciendo su labor “anti narcóticos”?, ¿qué hará ese equipo cuando realmente se enfrente a narcotraficantes?
El gobierno se contradice con sus versiones, puesto que el mismo presidente Arce ya se había pronunciado por la red X, antes que saliera Sonia, en su conferencia, sosteniendo que “El ejercicio de cualquier práctica violenta en la política debe ser condenada y esclarecida. No es con la búsqueda de muertos que se resuelven los problemas, ni con especulaciones tendenciosas. Por eso ante la denuncia del expresidente Evo Morales de un presunto atentado contra su vida, he instruido una inmediata y minuciosa investigación, para esclarecer este hecho”.
Obviamente esta declaración fue redactada y publicada antes de que el ministro de gobierno armara una versión intentando justificar el accionar de la policía. Se tiene entonces claro que el presidente, al momento de su pronunciamiento, no quería reconocer que fue la policía -su policía- la que actuó en el atentado, por eso condena esa “práctica violenta” puesto que “no es con la búsqueda de muertos que se resuelven los problemas” y para deslindar responsabilidad anuncia haber instruido una investigación. ¿Qué implica esto?, ¿Ellos se investigarán a si mismos? Pamplinas, la investigación debe ser independiente del gobierno.
Queda entonces completamente demostrado, por las afirmaciones del ministro de gobierno, que fue la misma policía la que atentó contra la vida de Evo Morales. Sólo un gobierno delincuencial puede realizar semejante atrocidad. De ahí que nuestra caracterización como gobierno mafioso esta plenamente justificada.
Sostenemos además que se trata de un gobierno con claras tendencias fascistas. El sólo hecho de atentar, con su policía, a la vida de un opositor, lo demuestra. Sin embargo, no es la única expresión de esta tendencia. El reclutar y desplazar paramilitares contra las movilizaciones de sectores populares es la manifestación más típica del fascismo. Así lo hizo este gobierno el 23 de septiembre, cuando la “Marcha para salvar Bolivia”, después de una larga caminata de 7 días, se desconcentraba en la ciudad de La Paz. Ese cobarde ataque de delincuentes a las organizaciones sociales se llevó la vida de una persona y el gobierno de Arce es el responsable de aquello.
También atestiguamos hoy en día, a cada hora, por todos los medios de comunicación como se promueve las entrevistas a diversas personas que exigen al gobierno que intervenga los bloqueos de caminos que llevan adelante las organizaciones sociales. Claman porque el gobierno cumpla su deber de “hacer cumplir la constitución” y el libre tránsito. Claramente están preparando el ambiente para una intervención militar contra los bloqueos de caminos, que muy probablemente derivará en una masacre. Exactamente fue la misma táctica que llevó adelante el gobierno de la golpista y autoproclamada Jeannine Añez. Primero se siembra el odio a los movimientos movilizados, se los deshumaniza en el discurso y luego se los masacra, “con la venia” del “pueblo”. Es otra táctica fascista.
El gobierno de Arce ha cruzado ya todas las líneas.
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