Por: Oscar Rojas Thiele
Pese a que es una buena práctica delimitar la temática para escribir, es imposible en esta coyuntura dejar de lado el contexto histórico para identificar lo que pasa hoy en Bolivia, esto de acuerdo al papel que cumplen las elites para mantener sus privilegios, las diferencias sociales y satisfacer presiones externas.
Para el golpe de estado “suave” de 2019, en Bolivia se posicionó un discurso que sirvió de arenga para soliviantar a algunos grupos poblacionales y mantenerlos enardecidos. Como en varios sitios de América Latina, el eslogan del “fraude electoral” se instaló como una de las tácticas para tomar el poder.
Hoy la estrategia persiste con una pequeña variación. Se habla de “fraude censal”, con intención de que se instale en el imaginario ciudadano como argumento polarizador entre minorías y mayorías. A la vez, se pretende mantener la versión de que los grupos urbanos y de clase media son todos opositores al actual modelo gubernamental.
Como se repitió el artificio de “fraude electoral” sin cansancio –y aún se lo hace–, la versión del “fraude censal” toma cuerpo. Pero eso no es todo. Tal como ocurre en diversas partes del mundo, otra táctica es agravar las divergencias hasta convertirlas en conflictos sociales.
Si bien niegan el golpe estado de 2019, las acciones actuales responden al mismo accionar, según manuales. Es posible que solo unos pocos de la “oposición” estén adiestrados con esos documentos y que el resto no sepa de qué se trata. Sin embargo, es clara la falta de iniciativa y el total acatamiento a las ideas difundidas para desestabilizar gobiernos no deseados.
El politólogo argentino Juan Manuel Karg (1) reseña uno de estos documentos. Se trata de un libro con el discordante título “De la dictadura a la democracia”, del estadounidense Gene Sharp, que establece los pasos que ejercitan sus pupilos en Bolivia.
Manuel Karg resume a Sharp con sus “cinco pasos para provocar golpes suaves: ablandamiento; deslegitimación; calentamiento de calle; combinación de formas de lucha y fractura institucional”.
A nadie le parecerán ajenos estos métodos que son evidentes y comprobables al ver los medios de comunicación. Estos, en su mayoría, reproducen la situación sin criterio ni análisis, como complemento de la estrategia “opositora”.
El “golpe suave” en curso apela a la imposición violenta hacia grupos de personas víctimas de amenazas y coacción. Esto sucedió con el rector de la universidad pública de Santa Cruz, quien temeroso pidió disculpas por su contacto con el expresidente Evo Morales. Ahora es funcional a una postura casi medieval.
Por otra parte, en 2005, el presidente Carlos Mesa afirmó que “no tolerará los afanes conspirativos de un pequeño grupo de oligarcas” (2), en referencia a los mismos reducidos círculos cruceños que entonces también se atribuían representación mayoritaria.
La individualización del expresidente quedó silenciada en la actualidad, pues apenas hace apariciones aparentemente forzadas, como segundón en la trama.
Las pequeñas elites engarzadas en el tejido social boliviano ensayan otros procedimientos. Entre ellos la influencia en empresarios y comerciantes, incluso en la ciudad de El alto, donde de manera solapada buscan que estos actores económicos cedan a la idea del presunto “exitoso modelo cruceño”.
La agroindustria
La confusión provoca falta de análisis sobre el alcance del “modelo cruceño”, construido a partir de la confiscación de la economía por parte del jet set ligado a componendas con los gobiernos de turno, desde 1952 a 2005.
Este modelo, construido en la dudosa propiedad de extensas tierras y recursos monetarios desviados, ha decantado en la agroindustria de monocultivos. Este tipo de producción, destructor del medioambiente, concentrador de ganancias en pocas manos y reductor de fuentes de trabajo en el área rural, causa la migración campo-ciudad.
Esta peregrinación a la principal área urbana del departamento de Santa Cruz es provocada por la fantasía y la necesidad. De un lado, los campesinos pierden las posibilidades de producir de manera variada y sana, por lo que deben sumarse, como “pequeños productores”, al modelo de los grandes. Mientras que el resto se traslada a la urbe para sobrevivir.
Del otro lado, la fantasía del monocultivo genera –es cierto– anclajes industriales en el principal centro urbano de este departamento. Sin embargo, estos no logran captar toda la mano de obra desocupada.
Aquí el sueño del modelo se convierte en un tropel de personas llegadas de todo el país, para inventar mecanismos de sobrevivencia a través de servicios y comercio, más que de unidades productivas o manufactureras.
La migración que urbaniza el “eje central” país y más a Santa Cruz, es creación del neoliberalismo, que engendró la agroindustria de monocultivos y un empresariado utilitarista del Estado.
El sector industrial
Este otro grupo –más numeroso que el plutocrático agroindustrial– tiene problemas para producir sin apoyo gubernamental. Ve el concepto de progreso como el aprovechamiento particular y enriquecimiento de unos cuantos.
En parte, por supuesto que su chatura es víctima del contrabando –ilegalidad ampliada en la fase del neoliberalismo por la ausencia de oportunidades laborales–, aunque presume de mantener obreros como un favor, no como la necesidad de fuerza de trabajo para generar sus ganancias.
Censo y migración
Uno de los argumentos que enmascara la desestabilización es la premura por el Censo Nacional de Población y Vivienda. Esto se origina en un mal cálculo operativo del Instituto Nacional de Estadística (INE), que suscitó una postergación de la fecha.
La decisión dio paso a la argumentación malintencionada, que también hubiese existido con otro pretexto si no se aplazaba el evento.
La búsqueda de muertos con la exacerbación de los conflictos apartados, como el de los cocaleros, tiene su equivalente en la siembra de eufemismos en varios temas referidos al Censo.
Más allá de los asuntos redistributivos de recursos y de escaños para la Asamblea Legislativa y la concertación de un pacto fiscal, con el Censo se ha exaltado contenido que evidencian el carácter racista de las supuestas reivindicaciones.
En el proceso censal se trastoca la significación de “mestizo”, término colonial de segregación, para mantenerlo como de raza superior frente a lo indígena. Aquí juegan un pobre papel las universidades, no solo la de Santa Cruz.
Estas instituciones no cumplen su labor de centros científicos y de investigación. Ellas deben aclarar que la ciencia hace mucho que ha desmentido la existencia de razas y explicar que las fisonomías humanas solo son diferencias somáticas.
Al respecto, las pertenencias e identificaciones culturales darán todavía mucho que hablar en un país multicultural. Sin embargo, es fundamental dilucidar que los estereotipos de raza demuestran las intenciones de mantener la desigualdad y los privilegios a partir de la ignorancia y el insulto.
En fin, el resultado censal mostrará las realidades nuevas del país, pero, seguramente no aquellas que subyacen en ciertas mentes. Lo innegable es que existen actores diferentes en las tiendas de oposición al Gobierno, aunque responden a ideas viejas y a hilos repetidos.
Como una nueva puesta en escena, la historia para ellos se reduce a la época del masismo y su amplia presencia en el Estado. Desconocen los últimos 50 años del siglo XX, en que los problemas estructurales se intensificaron e institucionalizaron con cada gobierno y su subordinación.
Un pequeño grupo es el heredero de ello. Como resultado, sus miembros son el problema estructural. Quieren menos Estado para que vivir de él, es por ello que critican la intervención y regulación estatal.
Hablan de “reconciliación”, para alcanzarla con sus determinaciones y capricho. Bloquean la institucionalidad a nombre de la democracia, tergiversada de por sí en función del capital. Evitan la construcción de una sociedad plurinacional, para ello no escatiman en utilizar canciones, frases, consignas y significantes que no les pertenecen ni les corresponden.
Notas:
1. https://rebelion.org/el-manual-sharp-y-los-golpes-suaves-en-america-latina/
2. https://www.jornada.com.mx/2005/01/23/027n1mun.php
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