No hay duda que lo que viene ocurriendo en Bolivia, con la fuerte división producida en el Movimiento Al Socialismo (MAS) ha generado un escenario peligroso de cara al futuro. La rivalidad entre Evo Morales y el presidente Luis Arce, que ha arrastrado a que la misma fractura se produzca en la base, daría pie a que en la próxima contienda electoral de 2025, la derecha pudiera hacerse otra vez con el gobierno.
Para analizar esta grave coyuntura, entrevistamos al filósofo y escritor boliviano Rafael Bautista, un avezado analista no solo de la problemática de su país sino de lo que ocurre a escala mundial.
-Es indudable que la actual confrontación que se da en la izquierda boliviana no solo es nociva a nivel local, sino que también preocupa a escala continental. ¿Cuál es tu idea de lo que está pasando y cómo derivaría a futuro?
-Esto que hoy vivimos es lo que he ido describiendo ya desde el 2018 de modo recurrente; y apuntando a un desmoronamiento implosivo dentro del propio partido de gobierno que sufrió el golpe de estado en el 2019. Porque no se trataba de un golpe al gobierno, lo proyectado de ese golpe era el asalto del estado plurinacional y su carácter indígena y popular. Eso quiero establecer muy bien desde el inicio, porque aquí las cosas están demasiado maniqueas. Ustedes ya se habrán dado cuenta que de uno y otro lado se están “sacando los trapitos al sol”, a la vista de todos, lo cual, políticamente hablando no es nada prudente, sabiendo que la derecha y los intereses oligárquicos son los primeros en festejar esta pérdida de credibilidad. Algo que ya le había ocurrido al MAS en otro momento pero que se recuperó cuando volvió a ser Gobierno. Sin embargo, no aprendieron nada, ya que dieron continuidad a lo que se había hecho en el período de 14 años, y en vez de reencantar con el proyecto genuino y legítimo que el pueblo había introducido como horizonte político, incluso en la propia Asamblea Constituyente, fue diluyéndose, sobre todo en la última gestión del presidente Evo Morales. Se suponía que el nuevo gobierno del MAS aprendiese, o por lo menos intentase remediar los graves y catastróficos errores en los cuales ya se había empezado a incurrir en la última gestión. El pueblo lo manifestaba en modo vehemente; y esto requería un reencause del proceso de cambio.
Pero ustedes sabrán también que fue en Argentina donde se decide cual sería la dupla electoral del MAS. O sea, justamente cuando el pueblo había recuperado la soberanía política, otra vez le es arrebatada. Y ni siquiera esto ocurre desde el interior del país, sino desde fuera, se decide por encima de la soberanía política, no solamente la candidatura, poniendo una ficha de Evo Morales, que era Lucho Arce, el anterior ministro de economía y actual presidente, sino desconociendo otras duplas que se habían propuesto desde las bases mismas. También se introdujo gran parte de ese aparato político, de esa burocracia, que se mantuvo en los catorce años y que servía a intereses, ya no de consolidación de un proyecto popular, sino simplemente eran ya intereses partidarios, que tienen que ver con el mantenimiento y la amplificación del poder ya obtenido.
-Logrado el triunfo en la elección, derrotando a la derecha, Evo Morales regresa al país y comienza una gira de reencuentros multitudinarios. ¿Cuál es tu opinión sobre lo ocurrido en ese momento?
-Imagínate, el ex presidente Evo Morales llega a Bolivia en plena reposición del gobierno, y actúa como si fuese un gobierno paralelo. Eso fue lo que empezó a generar fricciones entre el partido y el gobierno. De ahí en más empezaron lo que yo llamo reponer una cultura política, que aquí se lo conoce como el Nacionalismo Movimientista. Experiencia que desde 1952 se convirtió en cultura política y se corrompió de tal modo que los últimos referentes prácticamente llegaron a expulsar a todos, llegando hasta la asonada del 2003, llamada Guerra del Gas, y que condujo a la posterior asunción del primer presidente indígena de nuestro país.
-Esas luchas populares masivas y la llegada de Evo al gobierno significaron como un “basta ya”.
-Así es. Esto ocurrió porque la gente se cansó de la misma casta política que básicamente había asaltado el estado como si fuera su patrimonio privado. Y que en una especie de “pasanacu”, como lo llamamos nosotros acá, de cooperativa corrupta del poder, se repartían los gobiernos entre la misma élite. Fue esa élite la que se introduce, la que es reciclada dentro del MAS; y es la que también ha tenido mucho que ver en la implosión del partido en el golpe de estado del 2019. Porque ese tipo de sucesos no se dan solamente desde afuera, tiene que haber complicidad interior. Hoy en día, esa cultura política del Nacionalismo Movimientista es la naturalización de la corrupción. Eso muestra que quienes tenían la tarea de reencauzar el proceso de cambio no tenían ni idea de cómo hacerlo. Ni siquiera habían hecho su tarea de analizar el por qué habían perdido el gobierno por un golpe de estado fabricado, planificado como una revolución de colores. No habían tenido el tino de rehacer la presencia popular dentro del gobierno. Simplemente acudieron a lo que en Bolivia se conoce como el prebendarismo sindical y político.
Entonces, en esas condiciones ya se imaginarán ustedes en qué iba a devenir aquello: en una pugna por el poder. Las continuas reflexiones que he ido publicando al respecto, detallan y advierten sobre la peligrosidad de presionar para que el gobierno abdique antes de que cumpla su período democrático. Porque eso nos llevaría, incluso ahora, a un estado de lo que los mexicanos caracterizan como de desmadre en la política. Nos conduciría, incluso, a la figura del estado fallido.
– ¿Piensas que Evo y el sector que lo apoya están empeñados en esa posición, al plantear la renuncia de Arce.
-Sí, porque los tiempos tienen mucho que ver en la política. Un gobierno que ha salido de un golpe de estado en el cual se ha desfalcado al estado, y tiene necesidad de reponer, incluso, al propio estado, necesita estabilidad política, necesita estabilidad social y económica. Aparte de los errores que comete también el gobierno, y que demuestran que el modelo económico productivo-social hizo aguas; porque no te puedes confiar en la inercia de un modelo que se cree que actúa por sí sólo. Los modelos, por más perfectos que sean, necesitan de impulsores y de adaptabilidad en las circunstancias presentes. Ni el gobierno de Evo ni el gobierno de Arce jamás tuvieron lectura geopolítica del asunto; y actualmente no tener esa lectura ya no es solamente un craso error, es lo que llamamos prácticamente una ceguera total de lo que está sucediendo en el mundo y lo que está pasando en Bolivia.
-Una especie de suicidio…
-Un suicidio estatal, y es lo que está pasando en todas partes del mundo. Por ejemplo, se acaba de inaugurar en Perú, el puerto de Chancay. Están hablando de la via “de Chancay a Shangai”, y que eso está amenazando, incluso, la presencia económica de EEUU, del dólar, básicamente porque están llamando a ese mega proyecto, “el puerto de Sudamérica”. Bolivia sería la más interesada y también China, para que nos conectemos de una vez por todas al Pacífico, que es la economía del siglo XXI, y lo haríamos por puertos peruanos, no dependiendo más de los puertos chilenos que para nosotros siempre ha sido un déficit, no solamente comercial y económico sino además geopolítico.
En esas condiciones, en las cuales un gobierno necesita replantearse su presencia geopolítica, aparece una desestabilización social y política desde su propia matriz. Entonces, cabe preguntarse: ¿Aquí qué está pasando?, o ¿quién no tiene la lectura adecuada? O ambos (Evo y Arce) están peleando ya por cuotas de poder, o los dos han perdido el norte y no tienen la prudencia necesaria para medir los tiempos políticos, arribemos al 2025 con candidaturas creíbles, y no nos hagamos el problema éste de generar una suerte de disputas extemporáneas, anacrónicas, que lo único que van a lograr es que la gente y el pueblo mismo pierda credibilidad del partido en función del gobierno. Ahora, por ejemplo, que un partido dividido no reúne las condiciones necesarias para ser gobierno en 2025.
Eso va a suponer que la derecha vaya a aprovechar esto bajo tutela imperial para empoderarse, porque aquí el litio tiene que ver con el asunto. Yo alguna vez he dicho en una conferencia, que pareciera más bien que ambos sectores han adquirido compromisos distintos en torno a la explotación, la producción y la comercialización del litio. Si esto es así, entonces se entiende el que haya intereses por detrás, que están jugando a desestabilizar de tal modo el asunto, y que esto nos lleve a una situación de desmoronamiento de la estabilidad estatal. También, de una no credibilidad en el partido que asumió la tarea de la construcción del estado plurinacional. Si esto ocurre, tendrá consecuencias graves para nosotros. La primera consecuencia va a ser la destrucción del estado plurinacional y el escarmiento de cualquier tipo de proyecto plurinacional, ya no solamente en Bolivia sino también en los otros países de la región.
Entonces, que ninguno de los dos bandos tenga una lectura adecuada del asunto, para que si estamos en un enfrentamiento por lo menos lo hagamos de modo discreto y al interior del partido y el gobierno. Pero no de modo maniqueo y hasta grosero. Ustedes están viendo las declaraciones de uno y otro bando. O sea, esto es ya la defenestración total, esto ya no es lucha ideológica, se trata de una lucha fratricida. Y cuando uno ve eso, dice: ¿dónde han quedado los principios, dónde ha quedado lo programático, donde ha quedado el horizonte político? Entonces, eso nos preocupa y es lo que nos hace pensar que aquí hay un tercero que está calculando muy bien sus opciones de éxito, mediante lo que se llama siempre “The dock circle“, es decir la pelea interna. A nadie le conviene eso al interior del propio partido, del propio gobierno, que está amenazado, y conducirnos a una fractura del bloque popular. Esto sería lo más desastroso.
-Pensando en un futuro un poco más positivo: ¿Ves la posibilidad de un tercer candidato salido desde el MAS? Imaginas que habría acuerdo para deponer los enconos si hubiera un tercer candidato en esta puja, alguien como Andrónico Rodríguez?
-Yo no veo un candidato potable en este momento. El presidente Arce no es un líder, menos un líder carismático. Es difícil que pueda congregar, digamos, a un pueblo en un proyecto de semejante magnitud como el que nos hemos trazado en el proceso constituyente. Ahora tiene además un reto que requeriría salir de modo ventajoso en esta coyuntura por medio de acuerdos estratégicos. En el caso de Bolivia, el país está en una estabilidad demasiado frágil: la falta de combustible, la subida de precios, la inflación, la falta de dólares, todo eso está atentando y está mermando la credibilidad del gobierno. Por otro lado, el empecinamiento también del ex presidente Evo Morales nos está conduciendo a la situación de que prácticamente se da una lógica -no me gusta el término, pero hay que decirlo- dictatorial. La que dice “o yo o nadie, si yo caigo que caiga el mundo entero”. Eso no es hacer política. Más aún, un político jamás debería planteárselo como solución última, porque no se está jugando su figura, sino lo que representa su figura. En el caso del ex presidente Evo, este es el indígena convertido en horizonte político.
Ahora, moralmente, la desacreditación que está sufriendo, merma las posibilidades que pueda tener él para sobresalir en una contienda política. Desgraciadamente de esto se valen esos elementos infiltrados, que también estaban en el gobierno del Evo. Hasta aquí, como dije: Evo es el que prácticamente hizo la plancha gubernamental desde Buenos Aires, poniendo de nuevo a sus allegados, y su gente es la que después le da la espalda.
Se repite de nuevo lo que yo llamo el síndrome del rey cercado; o sea, lo encumbran de tal modo al rey que lo convierten en una figura divina; y este séquito, cuando ya no les sirve, lo sacrifica y se dan a buscar un nuevo líder a quien sacrificar de nuevo. Es lo que están haciendo; es lo que han hecho en la última gestión. Antes, Evo era factor de unidad popular, hoy día ya no lo es, pues políticamente ya no ha tenido la lucidez anterior y ha cometido errores estratégicos muy graves que le están costando ya no solamente credibilidad, le están costando su imagen y la disolución del MAS, se está quedando solo con el núcleo duro. Y cuando eso pasa, se ve tan arrinconado que es capaz de adoptar la opción del suicidio político. Es triste, como un líder que prácticamente ha tenido repercusión mundial, él mismo genera las condiciones para que implosione su propia presencia política en el país. Entonces, el panorama es complejo y esto nos está llevando a lo más peligroso, que sería el desmoronamiento del bloque popular y del horizonte plurinacional.
– Bastante antes de ganar Trump los referentes de la derecha boliviana viajaron a EEUU, y allí intercambiaron opiniones con dirigentes republicanos y demócratas sobre como moverse frente al conflicto Evo-Lucho. Por otro lado, todo indica que la derecha no tiene figuras nuevas, siguen siendo las mismas caras que actuaron cuando el golpe de estado, Mesa, Camacho, que sigue preso, Tuto Quiroga y poco más. ¿Creés que tienen posibilidades reales de llegar al gobierno en 2025?
-Es triste decirlo porque uno también mide a sus adversarios, mide su envergadura política y hasta intelectual. La derecha boliviana es la más ignorante de toda la región, la más entreguista, vergonzosa a tal grado, que uno se pregunta: “¿Éstos nos han gobernado tanto tiempo?”. Nos hace sentir vergüenza el hecho de admitir que la derecha boliviana no tiene ni siquiera un voltio de luz, con eso te digo todo. La derecha, ahorita no tiene, como lo ha demostrado, posibilidades; la única posibilidad que tiene de subir al poder es asaltándolo.
Actualmente están haciendo intentos de congregar a todas las derecha y acá quieren otra vuelta. Lo único que saben hacer es copiar. Pretenden imitar el modelo Milei, lograr una “mileización” de Bolivia. Son descaradamente entreguistas.
-Juegan con ventaja ya que en la región, salvo excepciones, todo parece girar hacia posiciones de extrema derecha.
-Siempre depende de quién esté orquestando la política exterior en Washington. Imaginemos el panorama con Marco Rubio como secretario de estado. La región está prácticamente entre la espada y la pared. Aquí sí, vamos a tener otra vez que repensar lo que siempre decimos: la liberación tiene que ser continental. Si no a EEUU no le queda otra. Imagínate: el Comando Sur, es el encargado de la reposición de la Doctrina Monroe con las nuevas adendas no manifestadas, lo que ellos están llamando el capítulo Rusia y el capítulo China. Saben lo que va a representar el proyecto que China ya ha inaugurado del puerto de Sudamérica.
Hoy mismo yo estaba revisando información del diario británico The Daily Telegraph. Dice algo así, voy a citar: el objetivo sería en Perú, o sea la influencia norteamericana está filtrando este tipo de amenazas, de un nuevo escenario de guerra mundial entre China y EEUU. Porque no nos olvidemos que el gabinete de Trump es eminentemente sinófobo, y están arremetiendo contra los programas controvertidos chinos de esa infraestructura global que se llaman las rutas de la seda. Entonces, dice el Daily Telegraph, la inauguración del puerto de Chancay representaría un casus belli, que sería sólo el inicio, porque hay cientos de proyectos chinos que podrían ingresar vía el Puerto de Chancay y que van a ser definitivos para reponer de un modo decisivo, desde Washington, un nuevo tipo de injerencias híbridas. Trump no va a orquestar golpes clásicos. Actualmente lo que la administración nueva ha aprendido, ya queTrump no es ningún tonto. Estaríamos ante la amenaza inminente de un proceso de balcanización en Sudamérica. Solo basta ver el escenario: ustedes en Argentina están amenazados por la presencia israelí, británica, norteamericana en la Patagonia, por ejemplo. Los intereses sobre el litio se van definiendo: Milei ya los ha ofertado al capital israelí. Y no hay que olvidar que antes de que se conforme el estado de Israel, Argentina también era una opción para conformar un estado, lo que después se derivó a Palestina.
Los problemas que va a ocasionar esta destrucción de los avances sociales que ha tenido Argentina va a conducir a lo que sucede en otros lugares, como en el caso de Ecuador, o lo que está pasando en Perú. Pero en este último, la presencia comercial China le va a dar un respiro al gobierno, siempre y cuando no objete ese tipo de intervención, que es fuerte en Perú, desde la culinaria hasta la comercial. Se van a activar problemas limítrofes en todos lados. O sea, repito: estamos en la inminencia de una amenaza de balcanización regional que se activaría para impedir que Sudamérica se desacople de la geoeconomía del dólar. En Bolivia, lo que yo he destacado en otro tipo de artículos, es que el triángulo del litio ya cerró. Ya prácticamente Milei ha rifado parte de ese triángulo; Chile ya tiene sus convenios con Occidente. Bolivia es la única que falta, y si no sabe calcular, administrar de modo estratégico el litio, ya no como un mero commodity sino como respaldo de nuestra propia moneda y que nos sirva como un activo estratégico a nivel global, nosotros también nos vamos a tener que enfrentar a una nueva injerencia de carácter mucho más sofisticada. Porque no en vano está Elon Musk dentro del gabinete Trump. Ya prácticamente Elon Musk está manejando los hilos en el futuro gobierno de Trump. Lo único bueno con Trump es que no es uno de los Wall Street Managers, como son los demócratas. Es decir, con Trump no va a haber guerra mundial; pero nos va a ir de la fregada a nosotros. Es más, están pensando de activar el proceso de balcanización en México también.
-Pero fíjate cómo se va Biden, autorizándole a Zelensky a lanzar cada vez más misiles última generación, o sea le deja un buen regalo a Trump, en lo que hace a sus relaciones con Rusia.
-Ahora fíjate lo que sucede a nivel global. La legitimidad imperial está desplomándose en la tierra.
Falta que se desplome en los cielos. Porque los cielos han sido siempre lugar de referencia epistemológica para los pueblos. O sea, ese es el horizonte utópico que se plantea un nuevo proyecto en consonancia con una crítica profunda al sistema del mundo en que vivimos.
Donde hemos recibido ya la señal de que ésta posibilidad del desplome del horizonte utópico, que por cinco siglos se ha impuesto ya en el mundo como proyecto occidental, es en Nueva Zelanda. Todo el mundo ha visto la resistencia que se ha activado en el parlamento Neozelandés al grito del Kamate Kamate Kaora Kaora Y eso ha repercutido de tal forma de que está empezando a revitalizar un nuevo proceso de resistencia. Porque ahora, quienes están en la resistencia mundial, curiosamente son los pueblos negados por el mundo moderno, los pueblos indígenas. Ellos reciben muy bien esa frecuencia que está brindando Nueva Zelanda para empezar a reactivar también ese llamado ancestral que significa: tenemos que reponer nuestras utopías. Porque el capitalismo ya no da más, está tocando los límites físicos mismos del planeta. Pero aun así, con cada innovación en nombre del progreso y del desarrollo, se atraviesan esos límites con un serio riesgo de convivencia futura. ¿Y por qué sucede esto? Porque sigue vigente el horizonte de expectativas que ha generado el mundo moderno capitalista. Entonces, los pueblos tenemos que despertar, porque estamos viviendo un período apocalíptico en el cual va a haber un desplome tremendo, no solamente a nivel financiero-económico sino también un
desplome de la credibilidad en el proyecto mismo que el mundo moderno ha globalizado.
Políticamente, el llamado primer mundo está en el piso, Europa ya no va a jugar ningún papel geopolítico de aquí en adelante. Por lo cual, nosotros teníamos la posibilidad de tener algún bloque significativo en el BRICS, y Lula ahí también nos pone la tranca, al no permitir que Venezuela ingrese. Entonces, necesitamos reformular nuestras categorías de interpretación política para saber en qué tipo de mundo estamos; y cómo la injerencia imperial va a tratar de sobrevivir a costa nuestra, infiltrándose en nuestros propios movimientos populares con las ideologías de progresismo, que lo único que han hecho es minar el campo popular y no posibilitar que se consolide, diseminando las luchas, separándolas, haciendo ver que las luchas son corporativas, así no responden a un proyecto popular único.
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