Por: Eduardo Paz Rada
El resultado negativo del referendo de consulta ciudadana en relación a la reforma constitucional para la repostulación presidencial de Evo Morales Ayma en las elecciones de diciembre de 2019 abre un nuevo periodo en la política boliviana y en el proceso de cambio, en la perspectiva de tomar en cuenta los mensajes y disposiciones del pueblo boliviano respecto a las tareas que deben cumplir en este periodo las fuerzas de oposición, los movimientos y organizaciones populares de Bolivia, el gobierno, el Movimiento Al Socialismo (MAS) y el propio Jefe del Estado después de haber realizado una exitosa gestión de diez años. Su actual periodo presidencial termina el 22 de enero de 2020.
El cómputo del Órgano Electoral Plurinacional establece que el No consiguió 2.676.864 votos que representa en 51.29% y el Si 2.541.922 que representa el 48.71%, lo que significa una diferencia de 134.942 votos. Los departamentos donde se impuso el No fueron Santa Cruz, Beni, Pando, Potosí, Tarija y Chuquisaca, en tanto el Si ganó en La Paz, Cochabamba y Oruro, en ese contexto fue determinante la diferencia de 271.630 votos que consiguió el No en Santa Cruz.
Esta consulta, que fue demandada por el Consejo Nacional por el Cambio (CONALCAM) con la activa participación de la Central Obrera Boliviana (COB), la Federación de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), entre otras organizaciones populares, e impulsada por la mayoría de la Asamblea Legislativa Plurinacional a través de una ley, ha sido una manifestación más de la profundización del proceso democrático participativo en Bolivia.
La COB, histórica organización de los trabajadores bolivianos y protagonista de la política en el país, respaldó la reelección de Evo Morales sobre la base de impulsar la profundización del proceso de transformaciones políticas, sociales y económicas con nuevas nacionalizaciones, mayor industrialización, redistribución de la riqueza y decisiones revolucionarias y antiimperialistas.
El mensaje del pueblo
El mensaje central de la votación representa una llamada de atención de la población para que el proceso de cambio tenga una profundización y avance la democracia deliberativa. Por una parte la necesidad de profundizar el proceso con la adopción de medidas que fortalezcan a las organizaciones populares e impulsen su participación y protagonismo, se politicen los debates en torno a los próximos pasos a seguir con miras al cumplimiento de la Agenda Patriótica 2025, se desburocratice la administración pública, se sancione a funcionarios y autoridades que hayan realizado y realicen actos de corrupción y, por otra, la adopción de acciones contra los poderes de las transnacionales mineras y petroleras que obtienen mayores ventajas e incentivos económicos, de los terratenientes soyeros, de la banca y las finanzas usureras y de los consorcios mediáticos, éstos últimos convertidos en el faro ideológico de la restauración neoliberal.
Asimismo, aspectos sensibles como los de las limitaciones de la salud pública, las precariedades académicas de la educación, la inseguridad ciudadana, la administración ineficiente de la justicia, la problemática policial y la lentitud en los procesos de gestión pública deberán ser atendidos con premura, particularmente por las consecuencias que repercuten sobre el conjunto de la población
La administración gubernamental de los siguientes años (2016-2019) será vital para que los candidatos del MAS y de los Movimientos y Organizaciones Populares tengan opciones certeras de conseguir el triunfo electoral en diciembre de 2019 y dar continuidad a los cambios realizados y así alcanzar la meta de la Agenda Patriótica en 2025, programa estratégico que contempla la erradicación de la pobreza, la dotación de servicios básicos a toda la población, la recuperación soberana de la costa sobre el océano Pacífico, la soberanía plena en los campos de la alimentación, la industria, la ciencia y la tecnología, los recursos naturales, las finanzas y la producción.
El presidente Evo Morales ya asumió el reto no solamente con la propuesta de un nuevo referendo revocatorio, sino con la idea de fortalecer los movimientos populares como eje protagónico del proceso y seguir impulsando el desarrollo económico y social de Bolivia.
Las campañas del referendo inicialmente pusieron en debate no solamente el aspecto central de la reforma legal del artículo 168 de la Constitución, sino la gestión y el liderazgo del presidente Evo Morales, debate que tuvo un saldo muy favorable a la repostulación del jefe de Estado por las importantes transformaciones sociales, económicas, culturales y políticas conseguidas en diez años de gestión en Bolivia y por su fuerte presencia internacional reconocida por movimientos sociales del planeta, líderes mundiales, el Papa Francisco y la Organización de Naciones Unidas.
Los argumentos y armas de la oposicion
Los desgastados dirigentes políticos de los partidos neoliberales, como Jorge Quiroga, Samuel Doria Medina, Rubén Costas, Manfred Reyes Villa y Carlos Sanchez Berzaín, intentaron dejar el protagonismo a movimientos ciudadanos, pero no pudieron porque ellos fueron los protagonistas centrales, junto a periodistas y medios, de la campaña negativa manifestando que la nueva postulación de Morales era el fin de la democracia, argumento débil frente a la decena de actos electorales, elecciones y referendos realizados en los últimos diez años y a la efectiva inclusión política y social de sectores antes discriminados de la vida pública como indígenas, mujeres, campesinos, trabajadores, jóvenes y dirigentes urbano-populares.
También calificaron de continuismo la nueva candidatura, sin embargo se estableció claramente que se trataba, por el contrario, de dar continuidad a un proceso nacionalista, antiimperialista y latinoamericanista para avanzar en la liberación nacional que había permitido sentar las bases de la soberanía y dignidad de Bolivia en el concierto internacional; para luego señalar que Evo Morales impedía el surgimiento de nuevos liderazgos, argumento desmentido por la realidad puesto que en los últimos diez años se promocionaron centenares de nuevos dirigentes populares, jóvenes, mujeres indígenas, trabajadores del campo y las ciudades, los que alcanzaron los puestos de gobernadores, ministros, alcaldes, parlamentarios, asambleístas, embajadores, etc.
Recurrieron luego a señalar que el gobierno no luchaba contra la corrupción, citando el caso de malos manejos y fraudes en el Fondo Indígena, lo cual fue desmentido por las acciones de la Contraloría General del Estado, la Fiscalía y el Poder Judicial que determinó, hasta el momento, la detención de más de veinte personas, entre ellos ex ministras, dirigentes indígenas y campesinos, parlamentarios, asambleístas y técnicos del Fondo, así como el procesamiento de alrededor de otras cien personas. A diferencia de los millonarios actos de corrupción de políticos de los gobiernos neoliberales que fugaron al extranjero.
Campaña con guerra sucia neoliberal
Sin embargo las últimas dos semanas de la campaña que enfrentó a los movimientos sociales, el MAS y el gobierno frente a los partidos de oposición, las corporaciones privadas de medios de comunicación y sectores ciudadanos, fueron teñidas por la “guerra sucia” iniciada por Carlos Valverde Bravo, un opinador racista ultraconservador de televisión de Santa Cruz con antecedentes de narcotráfico, exterminio de un secuestrado y sus secuestradores durante el gobierno de Jaime Paz Zamora y vínculos con las agencias de inteligencia de la Embajada de Estados Unidos.
Valverde dijo que el presidente tuvo una relación amorosa y que tenía un hijo con la señora Gabriela Zapata presentando un certificado de nacimiento de un hijo de nombre Fidel Ernesto Morales Zapata y lanzó la denuncia de tráfico de influencias del presidente basado en la versión de que la señora Zapata trabajaba para una empresa china que realiza empréstitos con el gobierno. Varios medios de comunicación privada, redes, dirigentes de la oposición neoliberal y periodistas se convirtieron en los altavoces de la posición de Valverde Bravo.
Morales Ayma manifestó que efectivamente tuvo, hace diez años, una relación amorosa, nació un hijo que murió tempranamente y que, desde hace ocho años, no ha tenido ningún vínculo con Gabriela Zapata y menos información sobre su actividad laboral con la empresa china, desmintiendo el intento de relacionarlo con corrupción o tráfico de influencias. Al mismo tiempo, se iniciaron investigaciones parlamentarias a través de una comisión con participación del oficialismo y la oposición para evitar especulaciones.
Por otra parte, a dos días de la votación, una manifestación masiva de padres de familia que demandaban atención a las escuelas de parte de la Alcaldía Municipal de la ciudad de El Alto, bajo administración opositora, tuvo como desenlace la quema del edificio de la alcaldía y el fallecimiento de seis personas por asfixia ante la inacción de la policía, situación que, según la prensa privada antigubernamental, los parlamentarios y dirigentes de la oposición, fue señalada mañosamente como responsabilidad del gobierno. Este hecho también fue amplificado de manera distorsionada en las redes y los medios de comunicación, con el objetivo de dañar la imagen del presidente.
Las perspectivas internas y externas
En el contexto de los resultados del referendo, las dos perspectivas a tomar en cuenta son:
La externa y regional que está marcada por las agresivas acciones de los sectores conservadores y neoliberales locales fuertemente articulados a la estrategia imperialista de recuperar espacios en América Latina y el Caribe, debilitando los procesos nacionalistas, populares y antiimperialistas, en algunos casos, como ha ocurrido en Brasil, Argentina y Venezuela y que se agudizan en Bolivia y Ecuador en los últimos meses.
También está el debilitamiento de las alternativas integracionistas como la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que prescinden de la delegación de Washington para desarrollar políticas regionales emancipadoras. Los gobiernos de avanzada deberán mantener firmeza en las decisiones de fortalecer la Patria Grande y la integración.
Y la interna que, frente a las agresiones de los voceros y agentes del imperialismo y los medios de comunicación neoliberales, a los desafíos de la crisis de los precios de las materias primas y a la necesidad de fortalecer un proceso de emancipación nacional, se deben mantener las iniciativas y la organización popular, profundizar las medidas antiimperialistas, desarrollar un profundo proceso de organización, movilización y politización de las bases sociales y consolidar los avances realizados en la unidad e integración territorial y poblacional.
La experiencia del referendo permite advertir, finalmente, que el proceso de cambio ganó en el reconocimiento de su avance material (obras, infraestructura, desarrollo económico, social y político, inversiones, etc.) pero que en lo ideológico, intelectual, mediático y simbólico existen cuentas pendientes.
Eduardo Paz Rada, Sociólogo boliviano, docente de la UMSA, escribe en publicaciones de Bolivia y América Latina.
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