Por: César Zelada
La convocatoria al paro indefinido del 04 de enero es un paso adelante en la lucha por aplastar al golpismo. No obstante, hay una contradicción política de fondo.
Uno de los puntos de la Plataforma plantea la convocatoria de adelanto de elecciones a la vez que una Asamblea Constituyente. Y es que, ¿si las masas en lucha tienen la fuerza organizada mayoritaria de la sociedad para derrocar a la dictadura golpista porque no va a imponer una Constituyente soberana en vez de convocar a nuevas elecciones con las mismas reglas de juego dictatoriales?
Esta es una contradicción política colosal de fondo de la que ni la connotada prensa alternativa a podido tomar nota. De no resolverse la misma, pues, iríamos hacia un nuevo callejón sin salida.
Esto lo señalamos porque la convocatoria a nuevas elecciones se daría bajo las reglas de juego del mismo orden de dominación capitalista. Si no es el odiado presidente del Congreso quien podría asumir en lugar de la golpista Boluarte, pues, tendría que formarse un gobierno provisional entre algunas figuras del propio Establishment (Congreso, Poder Judicial, Sociedad Civil, etc.). Pero a la vez sería un gobierno que intentaría maniobrar políticamente para imponer un fraude electoral.
En otras palabras, el adelanto de elecciones es una maniobra funcional al golpismo pro yanqui.
Por estas razones, se hace imprescindible deliberar al respecto con las posiciones tanto seudoizquierdistas “democratizantes” (capitalismo con rostro humano), que plantean reformas políticas con la derecha y ultra derecha neofascista (Avanza País, PP, APP, RP, etc.), así como con las posiciones más a la izquierda que, por pragmatismo en la negociación política o por omisión, terminan haciéndole el juego a la reacción pro imperialista.
Como ya hemos señalado en anteriores oportunidades. Lo que aquí está en juego son los intereses económicos multimillonarios del Imperio del Norte en su guerra comercial con China y su guerra militar con Rusia (preparando el terreno para una 3ra guerra mundial). Esta cuestión se expresa en la renegociación de los contratos Ley del Estado peruano con decenas de mineras o gasíferas como Camisea (25% de acciones pertenecen al poderoso grupo yanqui Hunt Oil).
Es más, el imperialismo también piensa. Es por eso que la propia golpista Boluarte ha planteado que no se cierra a la idea de “poner una segunda urna en las elecciones del 2024” para que la población decida si se convoca a una Constituyente.
Así las cosas, la única salida que queda para las masas laboriosas es luchar por imponer una verdadera Asamblea Constituyente soberana (sin poderes paralelos). Un poder constituyente no se puede subordinar al poder constituido ya que el primero emana del pueblo trabajador en lucha. Una Constituyente soberana plantea que la misma gobierna de facto concretizando las resoluciones de cada comisión constituyente.
Una constituyente soberana solo puede imponerse sobre las cenizas del régimen político de saqueo y explotación capitalistas.
César Zelada. Dirigente de la Agrupación Vilcapaza.
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