Virtualmente, se muere de miedo ante la sola posibilidad de una victoria electoral de Ollanta Humala. En el contexto concreto, da miles de muestras del pánico que la domina, y que la ciega brutalmente impidiéndole ver objetivamente la realidad. Confunde entonces unos hechos con otros, y se imagina estar ante una definición que la coloca al borde del colapso.
No es, ciertamente, para tanto. Los resultados de la consulta electoral que se avecinan, nos dirán apenas qué persona habrá de administrar la crisis nacional en los próximos cinco años. Y tendrá que hacerlo con un Parlamento dividido en el que nadie tendrá mayoría para aprobar disposiciones de orden legal.
Y lo hará, además, maniatada por un tinglado seudolegal cuidadosamente montado por la Clase Dominante a lo largos de varias décadas. Ella, hoy, se empeña sin embargo en aprobar “nuevos candados” que custodien sus privilegios y no permitan modificar un ápice del “modelo” en marcha, responsable de la abismal crisis que corroe las bases mismas de la sociedad.
Dos veces, antes de ahora, la derecha en el Perú tuvo realmente miedo. La primera fue cuando surgió, a fines de los años sesenta del siglo pasado, un movimiento militar progresista; y la voz ronca y tronante del general Juan Velasco Alvarado anunció el inicio de un proceso de cambios de corte democrático y antiimperialista. Cuando ellos vinieron, al unísono con el Imperio, la oligarquía hizo sonar las campanas a rébato en señala de inusitada alarma.
El segundo gran miedo ocurrió casi veinte años más tarde, a comienzo de los años 80. Y eso fue cuando el movimiento popular logró construir un proceso unitario, y amagó el Poder tras las banderas de la Izquierda Unida. También en esa circunstancia el pánico se apoderó de la abominable casta dominante que, en su momento, prefirió jugársela por Alan García y su Partido
El tercer miedo, se dibuja ahora; cuando tras las banderas de un movimiento levemente progresista -“Gana Perú”- se perfila la candidatura presidencial de un oficial retirado de la Fuerza Armada que habla en voz alta de la miseria en la que viven los hogares peruanos y propone algunas medidas orientadas a aliviar los demoledores efectos de la crisis que se abate sobre los escuálidos hombros de la población.
En torno al tema, la derecha no tiene razón alguna. Humala no es un candidato “comunista” ni profesa ideas “revolucionarias”. Es, apenas, un nacionalista que enarbola un programa de corte patriótico. Un hombre que, conociendo la realidad del país, se ha sentido profundamente tocado por la lacerante realidad que nos agobia. Y, para cambiarla, ha buscado sumar gente con una elemental trayectoria, que le ha aportado ideas y propuestas
Pero ese hecho, pareciera ser más que suficiente para alarmar a una clase que no tiene sensibilidad, que carece de emoción social y que vive completamente al margen de la verdad y de la justicia.
“Te confieso que no duermo, que a veces me despierto como a las tres de la mañana y me quedo mirando al techo, con la cabeza volando en preocupaciones. Muchos no tienen idea de la quiebra en la confianza que se va a dar, de los despidos, de cómo el 6 de junio en adelante va a ser una pesadilla económica si gana Ollanta Humala”, dice un amigo del director y editorialista del diario “Correo”, uno de los voceros más empeñados en sembrar el pánico en el electorado peruano.
Es clara la naturaleza de sus preocupaciones: la estabilidad de la banca, la corrida de capitales, el desconcierto financiero, el destino de los depósitos en dólares, el alza de las tasas de interés, el pago de la deuda. Todos eso le preocupa muchísimo, pero nunca le interesó el que millones de peruanos no pudieran llevar un pan a sus hijos, ni educarlos, ni vestirlos, ni atender sus requerimientos de salud. Después de todo, esas son “plagas normales” inherentes a la sociedad en la que vivimos. Hay que acostumbrarse a ellas.
El espectacular miedo que se ha apoderado de “los de arriba”, los está llevando a extremos que sorprenden a muchos. Sobre todo, a las nuevas generaciones de peruanos que no han conocido la dureza de la confrontación de clases registrada en el pasado porque han vivido bajo el influjo mágico de una prédica engañosa que les ha hecho concebir como “natural” la explotación humana, el hambre de los pobres, la enfermedad de los niños, el abandono de los ancianos, los salarios paupérrimos y el desempleo crónico.
Por lo que dice su Programa de Gobierno y su Compromiso con el Perú -documentos ambos expuestos a lo largo de su campaña- Humala busca salir de esta dura realidad con algunas medidas simples: impuesto a la sobre ganancias mineras, pensión a los adultos mayores de 65 años, atención prioritaria a la salud, a la educación, a la ciencia y a la cultura, y el crédito en provecho de la pequeña y mediana empresa. Todo esto le ha parecido demoniaco a quienes siempre tuvieron en sus manos los resortes del Poder y acumularon fortunas en base al robo descarado y al uso de los fondos públicos en provecho de unos cuantos.
Por eso han iniciado contra Humala una descomunal campaña de miedo valiéndose de todos los ardides posibles. Buscan disminuir su presencia en el escenario electoral, al tiempo de “levantar” con el mayor desparpajo a su contrincante Keiko Fujimori, la indiscutida abanderada de la Mafia. Eso, los coloca sin embargo, en un callejón sin salida: si le niegan espacios en la Tele, al candidato de Gana Perú, lo victimizan, lo que le favorece. Y si se los dan, lo ayudan, porque le permiten explicar sus propuestas. ¿Qué hacer entonces?
Algo han logrado, sin embargo. Han conseguido que una encuesta hecha a pedido de la banca exclusiva -la Stanley Morgan- registre un “empate técnico” entre ambos candidatos a los que separaban casi 8 puntos en las últimas semanas. Han buscado así crear una situación insólita. Dar la impresión que “todo puede pasar”, que “están iguales”, que “cualquiera de los dos” puede ganar. Eso les permitirá un fraude descarado. Y la tarde del 5 de junio podrán decir: “ganó Keiko”. Pero si eso ocurriera, el 75% de las regiones del país desconocerán ese resultado y un abismo insondable dividirá a los peruanos
Pero además, quienes obran de este modo, no han reparado en dos hechos:
Si la Fujimori ha “subido” en las encuestas es porque ha tenido la desfachatez de asumir el Programa de Humala. Ella ahora anuncia que pondrá impuestos a las sobre ganancias mineras, que creará una Pensión para los adultos mayores de 65 años, que dará prioridad a los programas de educación y de salud y que se preocupará de los “pequeños y medianos empresarios”. En el extremo del descaro, ha dicho que atenderá en primer lugar a estos, “y no a los grandes” -vinculados a la Confiep- que ellos “esperen”, ha asegurado, despectiva.
Millones de dólares está gastando la derecha en esta campaña. Pero no sólo en canastas de víveres que distribuye a cambio de votos, como lo denunciara documentadamente Beatriz Jiménez en la prensa española. También ha contratado a un mercenario del capital -Hernando de Soto- asesor en materia de titulaciones del dictador Suharto, del derrocado Mubarak, del libio Gadafi, y el propio Alberto Fujimori quien ocupa el séptimo lugar en la relación de los mandatarios más corruptos del mundo. Y además, a un conductor televisivo que -desde Miami- hace programas que se trasmiten en Lima. Pura plata.
Debieran admitir, si obraran honradamente, que asumir las propuestas de Gana Perú, equivale a convalidarlas. Y aceptar, en consecuencia que no responden a ningún programa “extremista” ni “disociador”.
Y lo segundo, es que no parecen reparar en algo muy grave: descalificar a Humala, como lo hacen, equivale a “blanquear” una opción que se les ha de ir de las manos. Porque tras las banderas de Keiko no está una derecha honorable preocupada por el destino del Perú; sino una Mafia que busca obsesivamente el Poder, que retorna con hambre de venganza, y que, como ocurriera en otros tiempos y en otras latitudes con los desterrados a Coblenza, nada ha aprendido, y nada ha olvidado.
Porque así lo percibe el peruano de la calle, los voceros de la Mafia: Althaus, Cecilia Valenzuela, Rosa María Palacios y otros, pierden día a día credibilidad.
Porque lo entiende de esa manera, gente que no es de “izquierda” y que incluso incuba reservas referidas al escenario nacional y regional, opta por confirmar su rechazo a la propuesta de Fujimori y su decisión categórica de no votar por Keiko.
Quienes, dejando de lado escrúpulos de dignidad, ética, y elemental decencia, opten por la candidata de la Mafia, no solamente escupen su conciencia, sino que consuman un alevoso crimen contra el pueblo.
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PERU. ¡VALE TODO!
“Vale Todo” es, en algunos países de habla portuguesa, una forma de combate entre distintos luchadores.
Una modalidad que provino del Brasil, y que se caracteriza porque quienes participan en ella pueden valerse de cualquier recurso, o técnica, para doblegar a su adversario. En ese juego, virtualmente no existen límites, salvo la prohibición de meter los dedos en los ojos del adversario, o morderlo. Lo demás, está consentido.
En el escenario social, inspirándose en esa práctica el ingenioso director brasileño Gilberto Braga produjo para la Red Globo, en mayo de 1988, una telenovela del mismo nombre que alcanzó un enorme éxito, y que nos permitió ver en su máximo esplendor a artistas de extraordinaria calidad, como Antonio Fagundes, Regina Duarte, Gloria Pires y otros.
El tema sustancial, en esa obra, fue la búsqueda de respuesta a un interrogante muy concreto, aquel que nos preguntaba si era posible actuar honestamente en el escenario social y no valerse de “malas artes” para obtener lo buscado. Con maestría, Braga conducía la creación por muy variados planos dejando siempre la impresión que el mal se impondría y que los perversos se saldrían con la suya. Pero como eso no resulta racional, finalmente cada cosa volvía a su lugar: los honrados salvaban su honor y los malvados fracasaban en sus propósitos siniestros.
¿Algo así podremos observar los peruanos en el marco de la contienda electoral que se avecina, y que culminará el próximo 5 de junio? Por de pronto, estamos siendo espectadores de hechos imprevistos y hasta nunca imaginados por un observador de la política peruana.
Los programas de la televisión, las trasmisiones radiales, la prensa escrita -en general, todos los medios- abren sus páginas y sus informativos con noticias espeluznantes: el colapso de la economía es inevitable, salvo que pierda Ollanta. Y claro, como importa también el escenario exterior, los mismos medios machacan sin tregua en torno a “los vínculos” de Humala con Chávez. Y de éste, con Correa, Evo, Ortega y hasta Fidel Castro.
En esos marcos, hay perlas dignas de ser consideradas en cualquier antología de lo inusitado. Veamos algunas
El ex congresista de Izquierda Manuel Lajo, obtiene una página en el diario conservador -“Correo”- para atacar a Kurt Burneo, el economista que hoy ayuda a Ollanta Humala en temas de su sector.
Ulises Humala, hermano de Ollanta, a su vez, se estrena como editorialista del mismo diario, para criticar el programa de Gana Perú y decir que el “modelo” brasileño es simplemente un estruendoso fracaso.
América Televisión -el Canal 4 de TV- anuncia un programa electoral especial conducido por Jaime Bayly, que se pasará cada domingo hasta el mismo día de los comicios previstos. El objetivo enunciado en un Plan -el “Plan Cadete”- es demoler la candidatura presidencial de Humala y favorecer a como dé lugar a Keiko Fujimori.
El mismo Canal informa que su más destacada figura de la presentación noticiosa, Raúl Tola -a quien envió recientemente en misión suicida hasta Fukushima en busca de la estación radiactiva- ha sido separado de sus funciones por expresar su discrepancia con el despido de trabajadores de otra emisora -el Canal N- por presiones del fujimorismo.
Vuelve al país Hernando de Soto, no el Conquistador de México, sino el alcahuete de Alberto Fujimori en la cita de Las Bahamas -noviembre de 1992-, para “asesorar” a Keiko en materia de políticas económicas y sociales. Pero como el homónimo del Conquistador es un reconocido derechista, se cuida de mantener “un perfil bajo” en esa relación, casi pecaminosa.
Con curiosidad, los peruanos se preguntan cuánto estará costando una campaña de este tipo, trayendo estrellas del jet-set para “blanquear” a Keiko, comprar medios, adquirir programas, contratar servicios, disponer de personas al antojo de la Mafia
Por su parte, la revista “Poder”, en un especial firmado por el periodista Ricardo Uceda, pone en evidencia las maniobras de la fujimorista Marta Meier Miro Quesada, quien busca asumir el control total del diario “El Comercio” y el Canal 4 desplazando, a la mala, a Laura Puertas, hasta ahora responsable de la línea principal de esos medios. ¿El tema? El mismo: como hacer para que Ollanta sea neutralizado y abatido.
Aldo Mariategui, exasperado por que se incrementa el número de intelectuales, artistas, empresarios, profesionales, técnicos y comerciantes que respaldan la candidatura presidencial de Humala, dice fuera de sí: “Nada entonces de ir a los restaurantes, comprar sus cuadros y esculturas, atenderse en sus consultorios médicos, usar sus notarías, contratarles como abogados o consultores, poner publicidad en sus medios, acudir a sus obras teatrales, leer sus libros, escuchar sus clases… ni siquiera, saludarlos. Esto no es sectarismo, es consecuencia”
En suma, privarse de todo, antes de mirar siquiera, a quienes se dispongan a votar por el candidato del Partido Nacionalista el 5 de junio.
En ese espíritu, Patricia del Río, conocida periodista local escribe una nota en la que afirma que no quiere votar por Keiko Fujimori, y recibe una respuesta muy sugerente: “Tienes un niño pequeño, qué clase de futuro le estás entregando. ¿No te das cuenta que tienes que sacrificarte por él, para que los comunistas no tomen el país? ¿Tú quieres que se muera de hambre, que le nacionalicen su colegio?”
Al mismo tiempo que esto ocurre, Keiko Fujimori se muestra dispuesta a poner impuesto a las sobreganancias mineras, medida que saboteó mientras pudo, en su función parlamentaria. Dice también que aplicará “el modelo social” del Brasil para “abolir al pobreza”, aunque rescata la “política de seguridad” de Alvaro Uribe a quien aprecia sin duda, porque permitió al gobierno de los Estados Unidos colocar 7 bases militares en su territorio para preparar una agresión armada contra Venezuela, y que ostenta el record del 60% de los sindicalistas asesinados en el mundo. Dice, además, que creará una “Pensión Especial” para los adultos mayores de 65 años, no obstante que hasta ayer nomás aseguraba que esa propuesta -hecha por Humala- era el sumun de la demagogia.
Como si los peruanos fuéramos niños, el Presidente de México -Felipe Calderón, cuarenta mil muertos- de visita en el Perú, dijo solo ayer que Ollanta le había “confesado” su intención de “nacionalizar algunas empresas mineras” lo cual, ciertamente sería -según los “expertos” del tema- una catástrofe sin igual para la economía de los peruanos.
Pedro Pablo Kuczynski, desde los Estados Unidos, asegura que “le consta” que el gobierno venezolano envió millones de dólares -por valija diplomática- para financiar al Comandante en la campaña electoral del 2006, y que él no lo reveló antes porque “nadie se lo preguntó”. Keiko, aterrada por la “magnitud y la seriedad” de la denuncia, y pálida por la sorpresa y la ira, exige dramáticamente una investigación “prolija, e inmediata”. Pero la investigada es ella, porque admitió haber recibido plata de un narcotraficante que como “se la dio para ella”, no está dispuesta a devolverla.
Por el sistema de Twitter y otros similares se despliega una campaña de ataques racistas y demenciales contra los “cholos humalistas” que “quieren quitarnos todo”. Envían esos mensajes imberbes chicos de Universidades Privadas donde no les hablan de César Vallejo ni de Mariátegui, ese “par de comunistas” que “perturbaron el orden”
Y por si todo eso, fuera poco, un Pastor Evangélico dice a grandes voces que es “voluntad divina” que Keiko sea elegida Presidenta; y que cuando los pueblos se alzan contra la decisión de Dios, ocurre como en el Japón: se abre la tierra, y se producen cataclismos que traen destrucción y muerte.
Humala, resulta así, culpable de todos los males. Los conocidos, y los por conocer. Se le achaca la falta de comida, de aceite, de agua, de gas, de luz. De todo. Y el Perú la víctima de esa postulación que tiene con los nervios de punta a toda la derecha, sólo se salvará si gana Keiko. Hasta el chiste que corre por los portales de Internet, lo asume jocosamente:
Mamá, mamá no tenemos que comer
– Ya coge el loro y fríelo
No hay aceite…
Sancóchalo – No hay agua…
Asalo – No hay gas….
Electrocútalo…No hay Luz !!!
El loro mira al cielo y dice
¡¡¡ VIVA OLLANTA !!!!!
Y sí, más allá de las encuestas encaradas, los pronósticos de magos, los augurios de agoreros y los cuentos de brujas; los peruanos se ratifican en su voluntad de victoria porque saben, entre otras cosas, lo que significaría para el país el retorno de una mafia vengativa que rezuma sangre de la cabeza a los pies.
Aunque la inmensa mayoría de peruanos aprecia con buenos ojos el “modelo brasileño” que reivindica Humala, no se puede permitir que prospere el Vale Todo, como deporte, ni como telenovela. Menos, como expresión polìtica.
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