Nuestra Historia reciente está ligada al oro y la sumisión. Desde la invasión española nos hemos convertido en pongos de aquellos, nacionales y extranjeros, que prefieren el oro a la vida y dignidad humana. Es hora de expresar, clara y firmemente, ¡basta de economías-enclave, depredadoras de nuestros recursos naturales y humanos! ¡Basta de gobiernos, intelectuales y prensa corrupta y anti-nacional!
¡Es hora de forjar nuestras propias opciones de vida, economía y sociedad!
El miércoles primero de febrero, en Cajamarca, se realizarán ceremonias de pago a la tierra y al agua, en las lagunas que son amenazadas de desaparición por la minera Yanacocha. Y el 2 de febrero, como en otros lugares del país, iniciaremos la Gran Marcha Nacional del Agua con dirección a Lima. Debemos impedir que nuestras lagunas sean convertidas en botaderos y asientos mineros a tajo abierto. Debemos impedir la exterminación de ecosistemas en cabecera de varias cuencas. No a la muerte, sí a la vida. No al oro, sí al agua. No a la sumisión e imposición, sí a la construcción de nuestro propio presente y futuro.
Llegaremos a Lima el día jueves 9 de febrero para, entre otras cosas, asistir a la instalación del Foro de Justicia Hídrica. Es hora de que el pueblo condene a los que exterminaron millones de hermanos tawantinsuyanos, con el solo afán de apropiarse el oro y la plata. Es hora de condenar a aquellos que han convertido nuestra economía en extractora de materias primas, y en donde ellos son los únicos beneficiarios de las inmensas riquezas naturales y humanas de nuestro país. Es hora que termine el continuismo, desde el inicio de la República, de gobiernos corruptos que se hacen elegir fingiendo defender los intereses del país para luego aplicar una política anti-nacional, criminalizadora de la protesta, y asesina de cientos de nuestros hermanos originarios del campo, la selva y la costa.
Debemos ser conscientes de que el actual modelo de crecimiento, a repartición individualista, se encuentra en el origen de un exacerbado individualismo, egoísmo y desprecio por la vida humana. Quienes se benefician de este modelo de crecimiento no les importa destruir ecosistemas que son la fuente de vida de miles de personas. Un modelo de crecimiento que genera desocupación y pobreza para la mayoría de la población, y en donde la casi totalidad del valor agregado por nuestra sociedad, presente y pasada, es apropiada por el gran capital.
Por eso es urgente construir un nuevo modelo de economía y de sociedad que brinde igualdad de oportunidades a todos, sin ninguna distinción. Y para ponerlo en marcha no necesitamos del gran capital. Debemos superar esa creencia de que el gran capital es indispensable. Es falso, porque la actual economía financiera nos enseña que podemos generar altos niveles de inversión sin contar con el ahorro previo. Estados Unidos, Europa y Japón lo están utilizando para resolver sus crisis de fin y de principio de siglo. ¿Por qué nosotros no podemos utilizar el mismo mecanismo para realizar los proyectos de inversión que requiere nuestra población? Y esto, sin contar con que somos un país pobre sentado en un banco de oro.
De igual modo, es urgente que nuestro modelo de desarrollo se asiente sobre las nuevas formas de trabajar que la Humanidad viene instalando. Se trata de la economía inmaterial. Una economía de conocimientos y competencias. Es la que genera el mejor cuadro de vida a las personas y el mayor valor agregado. Osemos por el futuro y dejemos atrás la extracción minera contaminante de nuestras tierras de cultivo, y destructor de nuestro medio ambiente.
Por ello, invoco a hombres y mujeres, a jóvenes y adultos, acompañar esta Gran Marcha Nacional del Agua. Y debemos participar en el Foro de Justicia Hídrica, para condenar a nuestros expoliadores que durante seis siglos han depredado nuestros recursos y, ahora, pretenden agotar la fuente de nuestras vidas, el agua.
salinas_hugo@yahoo.com
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