Para los más jóvenes o para los desmemoriados, recordemos que el 11 de julio de 1971 se promulgó la Ley 17450 que, modificando la Constitución Política, nacionalizó la principal fuente de ingresos del país, culminando una larga lucha de los trabajadores y de las fuerzas más avanzadas de la sociedad. Ya en 1920, Luis Emilio Recabarren había planteado la necesidad política, económica y patriótica de nacionalizar nuestras riquezas básicas y en 1951 los senadores comunistas Elias Lafferte y Salvador Ocampo habían presentado el primer proyecto recuperador del Cobre para Chile. Mediante la estratagema de las “concesiones” a empresas extranjeras para explotar el Cobre, la dictadura y los gobiernos democráticos posteriores desnacionalizaron el Cobre entregándolo a la voracidad de las empresas extranjeras.
Hoy, lo que es otra locura y otra canallada producto del sistema, se discute el derecho de que la empresa estatal adquiera – a precios increíbles – algo que ya es del Estado. En rigor, lo que debe estar en el centro del debate y de la lucha es el respeto a la Constitución chilena y lo quede hacerse es declarar la inconstitucionalidad de las leyes, actos y contratos contrarios al interés nacional, lo demás es emborrachar la perdiz. Como recuerda Orlando Caputo, ENAMI vendió estos yacimientos a la EXXON en 1978, en dictadura, en apenas US$98 millones y ésta, después de más de 20 años de explotar esa mina, sin pagar ni un centavo de impuestos al Estado chileno, la vendió en US$ 1.300 millones a la transnacional Angoamerican. ¿Y ahora se discute si se le revende al Estado en una millonada?
Este es el precio de la traición de la derecha y los militares a nuestro pueblo. Aquí es donde están en juego los recursos para la Educación, la Salud, la Vivienda y demás demandas sociales. No puede reducirse la discusión ni a un simple altercado entre empresarios ni a la demanda para que el Estado pueda recomprar lo que le es propio, es decir de todos los chilenos. Llega la hora de decir basta y, como ha planteado el movimiento social en curso, de lo que se trata es de renacionalizar el Cobre.
Claro, los grandes clanes económicos del país han reaccionado como animal herido. Otro que bien baila, Longueira, el que habla con los muertos, salta en defensa de las transnacionales y condena todo intento de renacionalizar nuestra riqueza o de aplicar un royalty a las empresas. “Eso es de república bananeras” – grita el fiel discípulo del dictador – y agrega que “es una negociación entre dos empresas, y los inversionistas valorarán mejor a Chile después de este conflicto”. “Serán los tribunales y las empresas las que sabrán legítimamente defender los intereses involucrados”, subraya el ministro de Economía.
Ese es el punto de vista de los que traicionaron. Porque este asunto tan de fondo no lo resolverá nadie que no sea el pueblo mismo, que fortaleciendo sus organizaciones, desarrollando sus movilizaciones, empleando todos los caminos posibles,
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