Si ud. le pregunta a un(a) feriante, a un trabajador(a) público, a un chofer de la locomoción colectiva a un obrero(a) de Codelco a una trabajador(a) de las salmoneras, a una nana de Chicureo, a un micro empresario y un gran empresario todos responderán después de un pequeño titubeo que pertenecen a “la sacrificada clase media chilena”. Esta maniobra retórica inserta en sus cerebros borra del horizonte de las personas su lisa y llana condición de explotados.
En esta realidad alienada, el gobierno, con los “vivos” de turno que trabajan, dicen, sin descanso por hacer más cómoda y menos sacrificada la vida de esta sociológicamente indistinguible “clase media”. En la “corte de los milagros” que es el gobierno y, naturalmente en beneficio de la clase media, se han lanzado una serie de medidas de orden tributario con el propósito de responder “a la neoliberal” a las demandas estudiantiles y sociales que se siguen cerniendo amenazantes sobre la cabeza de Piñera.
La nueva redistribución tributaria aparente no cumplirá a cabalidad ninguna de los presupuestos que se le dice a la población que está destinada:
a) No incrementará los fondos necesarios para una real transformación de la educación.
b) Consolidará fortalecerá la redistribución en el sistema educacional de acuerdo al ingreso de los padres. Al devolver parte de lo que se paga en educación a través de rebaja en impuestos, se perpetúa el lucro en la educación y el financiamiento compartido. En resumen se aísla a los que no pueden pagar y se beneficia con rebaja del impuesto a la renta por la colegiatura aportará nuevas regalías al 19 % de los ingresos más altos.
c) Las rebajas tributarias seguirán favoreciendo a los de más altos ingresos. Quienes están en lo más alto de la pirámide de distribución de ingresos estarán mejor que antes de las modificaciones tributarias. Es decir el 1 % de la población se quedará por parte baja con 300 millones de dólares de lo que va a dejar de percibir el fisco por la disminución del impuesto a las personas y que asciende a unos US$ 540 millones. Los otros 240 millones se los repartirá el resto de los 99 % de los chilenos.
Para dar credibilidad a estas argucias tributarias se publicita que estas trasformaciones serán de beneficio de la “clase media”. Y qué duda cabe si los grandes empresarios de este país se definen ante si mismos y los demás como abnegados y sacrificados trabajadores de la clase media.
El Señor Socialista Camilo Escalona, senador, y ahora Presidente del Senado, se prestará para servir de puente para este engendro tributario según él, pues ahora, para mayor gloria de Chile y de los chilenos, ha adquirido, ahora si, una visión de Estado en sus negocios políticos.
El señor “visión de estado” olvida el tenebroso endeudamiento a que se llevó a miles de estudiantes en Chile cuya deuda es impagable, que hay 27 mil familias viviendo en campamentos y que un tercio de sus niños debe compartir su cama con algún otro habitante de la vivienda y que 44 % de ellos ha repetido algún curso; que 200 mil chilenos vive de allegado y otros 200 mil habitan que no tienen ninguna cercanía a lo pudiera llamarse una vivienda digna.
El colaboracionista Escalona no recuerda que en el gobierno en que estaban encaramados como seudo socialistas, el de Bachelet (2009), la pobreza en Chile volvió a pegarse otro estirón en las cifras oficiales que mostraron esta cifra en 15,1 % desde el 13,7 % del 2006. Ahora el gobierno de Piñera elabora todo tipo de maniobras circunstanciales para que esta cifra no vuelva a subir en la Casen 2011 que se mostrará en julio.
El modelo sigue mostrando sus virtudes y la Organización para la alimentación y la agricultura (FAO) entrega datos en febrero de 2012 que muestran que los precios de los alimentos subieron en Chile en un 9,8 % en los últimos doce meses, contra un 8,6 % que fue el promedio en América Latina. Esta carestía de los alimentos muestra que una verdadera reforma tributaria hubiera debido contener un IVA diferenciado alternativo al regresivo Iva actual que recolecta el 47 % de toda la recaudación impositiva
El Iva diferenciado permitiría que quienes utilizan la mayor parte de sus ingresos en cubrir sus necesidades básicas paguen menos y quienes consumen productos de lujo paguen más.
Tampoco las reformas tributarias ofrecidas eliminan el Fondo de Utilidades Tributarias (FUT) creado por Buchi el año 1984 el cual a la fecha tiene acumulado más de 200 millones de dólares que no tributan. Las empresas deberían pagar por las utilidades devengadas (generadas) y no por las retiradas. El FUT se ha prestado para una larga cadena de elusiones tributarias pergeñadas por los equipos tributarios pagadas por las grandes empresas y el 5 % más rico.
Sin duda que en este escenario de tránsfugas y aprovechados la posición de principios y de definiciones ideológicas levantadas por los estudiantes y las organizaciones sociales siguen teniendo una enorme trascendencia y es de esperar que los chileno(a)s se sobrepongan a la falacia de clase media y recuperen su condición de clase y explotados de trabajadores y junto a los estudiantes pongan término a esta política de cambalache de los autodenominados “servidores públicos”.
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