Por José Yorg,
La crítica de la Subregión Sur integrada por; Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, y CICOPA- Américas, en torno al proyecto ACI “Para una década de las cooperativas”.A la vez valió la crítica de la crítica de parte de TECNICOOP.
Sin coherencia no hay ninguna fuerza moral. (Robert Owen)
TECNICOOP Abre un estrado para reflexionar acerca del Plan para una década de las cooperativas presentada por la organización no gubernamental que une, representa y sirve a las cooperativas en todo el mundo, la Alianza Cooperativa Internacional (ACI),cuyos miembros son organizaciones nacionales e internacionales de cooperativas de todos los sectores de la economía.
El Plan en cuestión contempla centrarse en cinco temas que están interrelacionados y establecer estrategias de aplicación con respecto a cada uno de ellos: Elevar a un nuevo nivel la participación de los miembros y la gobernanza; Posicionar a las cooperativas como constructoras de la sostenibilidad ; Consolidar el mensaje cooperativista y definir la identidad de las cooperativas; Asegurar marcos jurídicos que apoyen el crecimiento de las cooperativas; Conseguir capital fiable para las cooperativas al mismo tiempo que se garantice la gestión por parte de los miembros.
Todo ello valió la crítica de la Subregión Sur integrada por; Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, y CICOPA- Américas, en torno al proyecto ACI “Para una década de las cooperativas”, expuesto en un documento que nosotros sintetizamos: (disponible en internet)
Proponemos por lo tanto una redacción alternativa de la visión de la siguiente manera: “Al 2020 el crecimiento de las cooperativas será el reflejo del cambio de la tendencia mundial de concentración y exclusión por un modelo de generación y distribución de la riqueza general a largo plazo, inclusivo de la humanidad y salvaguarda de nuestro planeta. Tal crecimiento deberá medirse por una serie de criterios económicos, sociales y ambientales”.
Es de suma importancia modificar la perspectiva desde donde se miran las cooperativas; nuestra perspectiva es que seamos constructores de un mundo nuevo: eso nos va a permitir no solo ser los suficientemente proactivos para los tiempos que corren, sino que nos permitirá profundizar el movimiento cooperativo en pos de transformar las relaciones inicuas que hoy se dan entre los seres humanos y defender las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos comunes. Nuestro objetivo debe ser luchar no solo por la democratización de las relaciones humanas sino también por la propiedad común de los medios de producción, de distribución y de intercambio entre los seres humanos.
Frente a los varios sistemas políticos y socio económicos que se han desarrollado desde el siglo 19, el cooperativismo (así como, por extensión, el resto de la economía social y solidaria) es la única construcción humana donde la gente es dueña de todo. Uno de cada 7 seres humanos practicamos esta forma de economía, debemos lograr en la próxima década que por lo menos 3 de cada siete estén en nuestro sector y habremos realizado un aporte fundamental para el progreso de la humanidad y la preservación del planeta.
Nosotros desde TECNICOOP adherimos entusiastamente a este documento por considerar que recoge lo más genuino y autentico de los valores y principios cooperativos en su fundación: transformar las estructuras socio-económicas del mundo por sus propios medios. De otro modo, la especie humana desaparecerá sin remedio.
Nuestra critica a la critica va en el sentido de que sencillamente para realizar esa proeza, la de la“perspectiva es que seamos constructores de un mundo nuevo” se requiere y no lo dice, la renovación dirigencial actual para que accedan aquellos hombres y mujeres con actitudes y aptitudes que posibiliten la construcción el Cooperativismo del Siglo XXI, por cierto en época de decadencia del capitalismo destructor de la naturaleza.
El neoliberalismo arrasó con todo, que dudas cabe, también se introdujo en la filas del cooperativismo, desvirtuándolo, paralizándolo, haciendo de sus valores y principios meras formulas esclerotizadas, valiéndose para tales vicios de organizaciones cooperativas y sus personeros filtrados en la actitud burocrática perversa.
Ese accionar cooperativo, lo dijimos también muchas veces, y lo repetimos ahora, no está expedito, al contrario está lleno de acechanzas y de intrigas, también de desvirtuaciones y vaciamiento doctrinario.
El cooperativismo que demanda el mundo es aquel cooperativismo transformador, aquel que surgió de las entrañas dolientes de la Revolución industrial y sus monstruosidades. Surgió para modificar desde los escombros a una civilización exhausta de tanta tragedia e infortunio.
Si el cooperativismo empresarista y burocrático se desinteresa de los principios y valores que conllevan una transformación del hombre para transformar la sociedad, podrá ser un conglomerado de empresas de dividendos cooperativos, pero no será jamás un movimiento cooperativo genuino encauzado a consumaciones más armónicas con las necesidades de la humanidad proclamada por el propio Robert Owen. El cooperativismo ya no puede seguir desarrollándose de manera marginal ante un mundo sediento de alternativa socioeconómica basada en la equidad y la humanización de las relaciones de producción. Ahora, desde luego, no es ésta una tarea sin dificultades; requiere partir de un amplio espíritu generoso, realista, científico incluso y de servicio incondicional a los valores y principios de la cooperación que claman otra orientación y dinámica.
Por una década cooperativa transformadora, ¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
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