Fuente: insurgente.org
Mucha paja y poco trigo la del presidente argentino. Mucho querer nadar y guardar la ropa. Cuesta mucho creer que el presidente de una nación no pueda interferir en el asunto.
Convocados por la organización Tupac Amaru ayer marchó una multitud desde la avenida 9 de Julio hasta las proximidades de la Casa Rosada, donde continuarán acampados hasta mañana.
Tras marchar este miércoles desde la avenida 9 de Julio hasta las proximidades de la Casa Rosada, los miembros de esa agrupación acamparon en ese lugar y permanecerán allí hasta mañana.
Secundaron la convocatoria diputados, representantes de sindicatos, la Central de Trabajadores, Curas en Opción por los Pobres y otros organismos defensores de los derechos humanos. La demanda es la puesta en libertad de Milagro Sala.
Detenida en 2016, actualmente se encuentra en condición de arresto domiciliario. A la activista le acusaron de incitación a la violencia al liderar una protesta en la provincia de Jujuy contra los cambios impuestos por el gobernador Gerardo Morales en el sistema y programa de cooperativas.
Hace poco tiempo, la Corte Suprema de Justicia ratificó una sentencia a 13 años en prisión para la dirigente y rechazó un recurso extraordinario federal presentado por su defensa por violaciones al debido proceso.
Alejandro Garfagnini, coordinador nacional de Tupac Amaru exigió un indulto presidencial y denunció las irregularidades cometidas durante el juicio como el incumplimiento de plazos y la expulsión de Sala de las audiencias durante dos meses.
Pero el presidente del gobierno argentino, Alberto Fernández, expresó que la Constitución le prohíbe anular sentencias dictadas por tribunales provinciales. Y añadió Fernández: “Todo el proceso contra ella estuvo plagado de un tinte político inadmisible. Vivió casi siete años de prisión preventiva sin condena firme y eso es algo muy abusivo. Creo que debemos replantear el tema ante organismos internacionales”.
“Cree”, dice. Mucha paja y poco trigo la del presidente argentino. Mucho querer nadar y guardar la ropa. Cuesta mucho creer que el presidente de una nación no pueda interferir en el asunto.
Lo que al parecer sí puede hacer (y lo ha hecho) es ningunear el clamor del puebl en este y otros casos, como por ejemplo en la petición del impago de la ilegítima deuda contraída con el FMI.
Fernández reconoce irregularidades en el proceso contra Milagros Sala, pero asegura que no puede hacer nada por ella. ¿Esa es la “democracia” que hay en Argentina?
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