María Isabel Chorobick de Mariani parece una abuela más. Pero no lo es. A los 86 años de edad, Chicha, como la conocen en diversos rincones del mundo donde viajó para defender los Derechos Humanos y denunciar el genocidio que se vivió en la Argentina, sigue buscando a su nieta Clara Anahí Mariani con las mismas fuerzas que aquel fatídico 24 de noviembre de 1976, cuando a las 13.15, la casa del matrimonio Mariani-Teruggi fue rodeada, atacada y saqueada por las fuerzas de la dictadura en un operativo que duró cerca de cuatro horas. En ese ataque armado, asesinaron a su nuera Diana Teruggi y un integrante de la patota del genocida Miguel Etchecolatz se llevó a Clara Anahí, de tan sólo tres meses de vida. El hijo de Chicha, Daniel Mariani, fue asesinado poco menos de nueve meses después, el 1º de agosto de 1977, en 132 y 35.
Hace 33 años que esta abuela busca incansablemente a su nieta. En diciembre último pidió a la Justicia Federal que Marcela Noble Herrera, hija adoptiva de Ernestina Herrera de Noble -dueña del Grupo Clarín-, se sometiera a un estudio de ADN. Chicha Mariani tiene la sospecha de que una de las herederas del grupo mediático es su nieta. Desde su pedido, que Diagonales publicó en exclusivo el martes 14 de diciembre de 2009, la causa por la adopción de Marcela y Felipe Noble Herrera volvió a tomar impulso, luego de permanecer estancada en la caja fuerte del despacho del Juez Federal de San Isidro Conrado Bergessio durante más de seis años.
La justicia deberá definir en breve con cuántos casos de bebés apropiados deben cruzarse los ADN realizados a los Noble. Abuelas de Plaza de Mayo dice que son 24, mientras que la defensa insiste en que son 22. En cualquiera de los escenarios científicos, está el caso denunciado por Mariani.
En una entrevista con este diario, esta ex docente del Liceo cuenta sobre sus ansiedades, miedos y expectativas que la gobiernan mientras espera el desenlace de uno de los casos judiciales más resonantes de la historia nacional.
-¿Cómo vive estos días?
-Estoy pasando por una enorme expectativa, pero tranquila porque hace treinta y tres años que busco a mi nieta y he tenido muchos tropiezos a lo largo de estos años.
-¿Qué espera de esta nueva etapa en la búsqueda de su nieta apropiada?
-Espero que la familia Noble Herrera no ponga más obstáculos. Que de una vez por todas se llegue a la verdad, sea cual fuere, para terminar con esta tragedia y yo personalmente terminar con más de tres décadas de dudas. Hace más de treinta años que estoy detrás del caso, con toda la discreción del mundo, porque no estaba segura y tenía que corroborar todos los datos que tenía. Desde lejos, con toda la precaución y discreción, fui trabajando, recibiendo todos los datos, sin molestar a nadie. Hemos tratado, cuando yo era presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo de no incomodar a nadie. Avanzar en la investigación hasta estar seguros y recién allí avanzar en el caso.
-¿Cómo pudo soportar tantos años de incertidumbre?
-Se ha hecho muy larga la espera, pasé por varios períodos. Uno de búsquedas, de juntar y recopilar datos, y otro de decepción donde dejé todo de lado.
-¿Cuándo?
-Cuando tuve acceso al expediente de adopción de Marcela y Felipe Noble Herrera vi que no podía ser Clara Anahí porque no coincidían las fechas.
-¿Y qué pasó cuando se enteró que el expediente estaba fraguado?
-Ahí empecé de nuevo a recomponer, de a poco, toda la información que había recibido y a confrontar datos. En general nos pasó en todos los casos en Abuelas, mientras estuve allí, era como que hacíamos una investigación que era siempre lenta, muy cuidadosa, y lo mismo me pasó en este caso. Llega un punto en que es como que se detiene lo que uno está haciendo y después comienzan a aparecer datos, informaciones. Claro, siempre que uno las busque. Son los hilos que nos mueven como a los títeres. Después se trabajaba a fondo hasta llegar a un resultado que veces era positivo y otras negativo.
-¿Y cómo fue en su caso particular?
-Fui averiguando y me llegaron datos que aun no he corroborado. Por ejemplo, una declaración del ex juez federal Roberto Marquevich, donde se juntaron los dados y pude saber un montón de cosas que sospechaba, como la falsedad total del expediente. Supe también que Monseñor Plaza, que era Arzobispo de La Plata, habría intervenido en la entrega de Marcela, pero los detalles no lo conozco. Monseñor Plaza no me quiso recibir nunca pero sí sus obispos auxiliares. El policía Juan Fiorillo tuvo en su auto a Clara Anahí y, qué casualidad, veinte años después, me entero que la persona que llevó a Marcela Noble para entregarla a la familia Noble Herrera fue Juan Fiorillo. No puedo dejar de unir los dos casos. Siempre tuve la duda de saber si Marcela es mi nieta apropiada.
-¿Por qué no se presentó como querellante?
-No quiero interferir en el trabajo de los abogados Pablo Llonto y Alcira Ríos, que están llevando los otros casos. No quería arruinar algo sin querer. Hasta ahora me he mantenido al margen, pero estoy totalmente enterada de todo lo que está pasando en el caso, lo voy siguiendo a diario y con muchísimas expectativas, pero esperando que de una buena vez por todas salga la verdad. Que de alguna manera los jóvenes no sean inducidos a mentir.
-¿Quién cree que pudo haber fraguado las pruebas?
-Supongo que ellos, Marcela y Felipe. No sé si se las han dado ya cambiada la ropa, pero se están resistiendo a cumplir con la ley y la única manera de terminar con todo este horror que está aflorando a raíz de la investigación de los niños, de Papel Prensa, que aflore de una buena vez por todas la verdad, que se sepa. Todos estaremos más tranquilos. Nadie les va a quitar nada a nadie, hay gente que opina que los familiares están detrás del dinero de la herencia del Grupo Clarín, pero por Dios, para qué queremos el dinero nosotras.
-¿Qué análisis hace del informe de Banco Nacional de Datos Genéticos sobre la contaminación de las prendas que iban a ser periciadas?
-De los primeros análisis que se tomaron en la Corte Suprema, yo siempre dudé, porque las muestras deben tomarse en el Banco Nacional de Datos Genéticos, según dice la ley. No podía creer que el juez Conrado Bergessio estuviera actuando fuera de la ley, me pareció horrible. Si esos análisis confirmaran que Marcela es Clara Anahí yo los repetiría porque no sé que hay detrás de eso. Los de la ropa que tomaron al día siguiente tampoco lo creí porque los peritos estuvieron una hora y media esperando para que les entreguen las ropas y les pueden haber dado cualquier cosa. En cuanto al tercer intento de la jueza Sandra Arroyo Salgado, yo estaba esperanzada, pero evidentemente algo falló, alguien avisó o supusieron simplemente que iba a ver una entrega de ropa para ser analizada. Fue una trampa más y me dolió. Yo tengo los suficientes callos en el alma como para tomar con pinzas todo hasta que se produzca el última tramo de la investigación. Pero, en este caso, me tomó de sorpresa ese cambio, porque no esperaba que los jóvenes hubieran participado en esa tramoya. Y me dolió.
-¿Por qué?
-Uno los idealiza jóvenes, yo supongo que han sido bien educados, que tienen valores. Y si tienen los valores que yo pienso que tienen, no podrían haber hecho una trampa sabiendo que la hacían. Ellos están sufriendo lo que ellos mismos llaman “persecución”, pero olvidan que detrás de eso hay una tragedia de treinta años. Mujeres buscando a sus nietos y que hay una verdad que se está buscando. Nadie busca perjudicarlos, entonces me dolió la actitud de ellos de “contribuir” a buscar la verdad mintiendo. Eso me afectó mucho.
-¿Qué le diría a Ernestina Herrera de Noble?
-Que tenga un gesto de dignidad y aclare todo, cueste lo que cueste. A todos nos va a costar aceptar una verdad y a ella quizás más, pero sería un gesto digno en la vida.
Papel Prensa. La relación entre su búsqueda y la investigación abierta por la empresa que maneja la producción, venta y circulación del papel para imprimir los diarios argentinos parecería no tener, en principio, ningún punto en común. Sin embargo, ella tiene un análisis distinto, ya que en ambas historias hay nombres que se repiten. Pero dos protagonistas encabezan el elenco: Ernestina Herrera de Noble y su mano derecha empresarial Héctor Magnetto.
-¿Qué evaluación hace de la investigación sobre lo que ocurrió con Papel Prensa?
-Yo no se por qué en mi vida me negué a saber todo lo que fuera el problema de Papel Prensa, pero de una manera muy curiosa porque soy una persona muy inquieta y pretendo saber todo. Pero el seguimiento de este caso y leer El Quijote son materias pendientes. No creo que pueda leerlo porque ya casi no veo, pero con Papel Prensa me estoy enterando del tema.
-¿Y qué análisis hace?
-Se parece al noveno círculo del Dante. Es tremendo lo que está surgiendo de todo eso, hay mucha corrupción. Recuerdo en los años ’80, cuando Guillermo Patricio Kelly hablaba de la empresa Clarín. Hoy, todas esas denuncias parecen verdades y me parece que hay una gran suciedad.
En su inquietud por averiguar, por saber, por conocer, Chicha compró un ejemplar del libro El hombre de Clarín, vida privada y pública de Héctor Magnetto, el lugarteniente de la viuda de Noble. Lo tiene ahí, sobre la mesa, no lo pierde de vista, como si el libro pudiera escaparse. Con ansiedad lo mira.
-¿Qué buscará en el libro?
-Algún puntito que me lleve a la verdad.
-Se dice que Héctor Magnetto gestionó ante el dictador Jorge Videla la entrega de los bebés.
-Hace muchísimos años se hablaba de Papel Prensa y de lo que había que hacer para que Clarín pudiera mantener el imperio: la señora de Noble tenía que conseguir esos dos niños, para tener dos hijos herederos. Eso se decía entonces.
-¿Parecería que hay puntos que se van tocando entre Magnetto, Videla, Papel Prensa, Clarín, Marcela y Clara Anahí?
-Parecería que sí, que se van tocando. Ahora pienso que sería una gran cosa que yo leyera sobre Papel Prensa. Yo creo en lo que dice Pirillo, que Magnetto le pidió a Videla dos hijos adoptivos para Ernestina Herrera de Noble. ¿A quién se lo iba a pedir ella? Es obvio que a su persona de confianza para que hablara con las máximas autoridades de entonces. ¿A quién iba a recurrir Videla? Es obvio que a su persona de confianza, que era el ex jefe de la policía bonaerense en la dictadura, Ramón Camps. ¿Y a quién iba a recurrir Camps? A su hombre de confianza, que era el genocida Miguel Etchecolatz, cuya patota estaba encabezada por Fiorillo. Allí cierra el círculo, y todavía no mencioné el parecido físico de Marcela con las familias Chorobick y Mariani, que están pero eso no aporta ninguna certeza. La seguridad son los análisis y espero que la jueza Salgado, que parece ser muy inteligente, que actuó de una manera perfecta pero la engañaron, logré la manera de conseguir el análisis de los chicos. Ahora también parece que Magnetto tiene “hijos adoptivos”. Era fácil conseguir chicos que se sabían que eran inteligentes y sanos. Pero la pregunta es quién más consiguió chicos en el entorno.
-¿Pediría una entrevista con Ernestina Herrera de Nocble?
-No, yo le pediría una reunión a Marcela, que es una chica mayor de edad, muy seria, por lo que sé muy inteligente, serena, responsable. Con ella sí hablaría, me gustaría mucho.
-¿Por qué?
-Estoy segura de que si la viera de cerca me daría cuenta, sin necesidad de análisis, si es Clara Anahí. Pero no creo que ella me reciba.
-¿Le escribió alguna carta, intentó contactarla?
-No. Le mandé a decir en una oportunidad y no sé si le llegó el mensaje, pero sé que a su entorno sí, si querría hablar conmigo. Ellos son las únicas víctimas de todo ese entorno que hay por Papel Prensa. Víctimas de secuestros, de mentiras y de informaciones que le hubieran dado sus padres con toda seguridad. Y también están las Abuelas. Yo dejé de existir el día que mataron a mi hijo, a mi nuera y se llevaron a la nena. Sólo existe la parte mía que va buscando a Clara Anahí, vivo para eso. Por supuesto, el sufrimiento lo pongo debajo de la almohada, no lo ando pregonando, detesto que se me caiga una lágrima en público, no quiero dar lástima buscando a mi nieta.
-¿Qué piensa hacer si Marcela es Clara Anahí y no la acepta?
-Intentaría verla una vez, hablar con ella, porque me interesa contarle la historia de su familia, la historia de su búsqueda, quiénes son sus familias paternas y maternas. Pero, si ella no quiere verme, me quedaría en mi casa a esperar que recapacite, mientras pueda esperar, ya tengo 86 años. Pero no insistiría ni la presionaría. Ella tiene una vida hecha y yo habría cumplido con lo que tanto necesito: saber dónde está y quién es. Tengo la costumbre de imaginar hasta un punto, porque después pasa a ser una fantasía y uno se hace daño si no se cumple. Trabajo y trabajaré sin descanso hasta el día que me caiga muerta o encuentre a mi nieta y ahí esperaré la decisión de ella y no creo que me movería más.
-¿Las salidas del país de la dueña del Grupo Clarín y la de sus hijos pueden entorpecer la investigación?
-Hace unos días me preguntaba si habría interdicción de salida del país para la señora de Noble o podía salir cuando quisiera. Y bueno, se fue. Creo que fue a pedir ayuda, pero a partir de ahí es todo un misterio. Yo le prohibiría la salida del país, hay un delito probable muy grave, no sólo la gravedad de las desapariciones y apropiaciones de los hijos adoptivos, sino muchas cosas más que se están descubriendo. Los chicos pueden salir, ellos son libres. Por supuesto, se me pone chiquito el corazón cuando me entero que salen, es uno de mis temores, que se vayan, que nunca se hagan los análisis y que nunca más sepamos nada de ellos. Ése es uno de mis miedos.
-Llama la atención la libertad con la que Ernestina Herrera salió del país, teniendo en cuenta al marco de sospecha que pesa sobre ella.
-Yo diría ahí “poderoso caballero, Don Dinero”. Cuando estaba en Abuelas, muchas veces pedimos la interdicción de salida de mucha gente que sabíamos que estaban con chicos apropiados e intentaban irse. A varios se los paró y otros lograron escapar porque siempre hay alguien que los ayuda por dinero o por lo que fuera. Todo el trabajo lo hicimos las Abuelas, nadie ayudó. La justicia, por entonces, “tenía mucho que hacer”. Todos los meses recorríamos los juzgados. Varios de los jueces de entonces tenían chicos dados en “adopción” y ahora da bronca tener que verlos y oírlos hablando sobre leyes de protección de los niños
-¿En qué etapa de la dictadura se registró la mayor cantidad de apropiación de bebés?
-Las apropiaciones fueron constantes, pero entre los años 1976 y 1977 fue donde más casos se registraron. Son quinientos los bebés apropiados ilegítimamente. Pero también habría que investigar la etapa desde 1974 a 1976, cuando actuaba a la Triple A, y se sospecha que también secuestraban niños.
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