Estoy feliz. La tan discutida ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, después de años de lucha, meses de espera, y tras 14 horas de ásperas deliberaciones, finalmente fue aprobada. Y eso me pone bien. Me pone muy bien. Porque hubo que pasar unas últimas semanas difíciles. De mucha incertidumbre. De mucha presión, por parte de los sectores más conservadores -por no decir otra cosa- de la sociedad. Un popurri de opiniones morales, pseudo-científicas, fanáticas, temerosas, retrógadas, intolerantes, todas juntas, todas mezcladas. Es muy difícil mantener el foco y la claridad entre tanta confusión. Pero no creo que haya sólo “ingenuidad” o ignorancia en esas actitudes. Más bien parece una estrategia recurrente de la derecha: sembrar confusión, meter miedo, crear pánico ante los cambios, y después proponerse como la solución, la vuelta al “orden”, a la “tradición”, al “pasado mejor”, las cosas como Dios manda.
Por ejemplo, la marcha que convocó la jerarquía de la Iglesia para intentar frenar el matrimonio igualitario, y sus dichos a cerca de la “guerra de Dios”, en contra de estas “distorsiones”. ¿Cómo pueden ser tan caraduras? Resulta que ahora le quieren hacer juicio canónico al sacerdote José Nicolás Alessio, que se promulgó a favor de la ley. ¿¿¿Qué??? ¿Y a los abusadores los esconden? Porque de eso no se habla. Desde el Vaticano tapan los abusos a menores. El Papa decide (recién ahora) que es un delito canónico adquirir, tener o difundir imágenes pornográficas con menores de 14 años (con 15 todo bien, ¿no?). Y celebran como un gran logro algo que no podría ser de otra manera. ¿Nunca se preguntaron si no convendría reconsiderar el celibato? ¿No es lo más “antinatural” del mundo? ¿De qué hablan entonces? Nadie se mete con sus elecciones. No hay marchas en contra de hombres y mujeres que se entregan al Señor, y por ende no pueden tener relaciones sexuales… y procrear. ¡Ay, Dios!.
La Iglesia (y hablo de sus dirigentes) debería, por la bondad que expresa representar, por los valores que afirma defender, ser la más alineada con las conquistas de derechos de las minorías, a las que casi nadie defiende. Y si no, llámense al silencio y déjense de joder. Son impresentables. Y stop acá, porque hay manteca para tirar al techo, con respecto a las intervenciones de la Iglesia en la vida social. Hay obispos y cardenales que fueron cómplices de las dictaduras más atroces y de sus secuelas. Algunos hasta entregaron a sus hermanos de culto a manos de genocidas, y tienen el tupé de hablar de Jesucristo y los Santos Evangelios, y de lo que Dios permite o no permite. Por eso no es curioso que hayamos vuelto a presenciar reuniones preocupantes. La Iglesia junto a Pando y los que revindican la dictadura, otra vez sumando fuerzas para defender “causas nobles”. Y las barbaridades de los que defienden “la familia” y los “derechos de los niños”. Se llegó a comparar el derecho a la identidad de un niño concebido por inseminación artificial con el caso de los “hijos” de Ernestina Herrera de Noble. Es demasiado. Me parece que con el pánico esta gente perdió la capacidad de pensar lo que decía.
Y el “comentario desafortunado” de Mirtha, que justo a Piazza le pregunta si una pareja de gays que adopta a un niño no podría violarlo. Acusando, como si nada, a los homosexuales de perversos y abusadores. Pero después “se disculpa”, y dice que la están atacando y no lo merece, que ella actúa de buena fe, y que se están metiendo con la memoria de su hijo, y por las dudas acusa con tomar medidas legales. De ser la vocera del prejuicio y la intolerancia, pasa a ser la víctima de los ataques.
Como la senadora Negre de Alonso, que se pone a llorar porque entiende que Pichetto la acusó de nazi. Cuando en realidad el senador se refería a un pasaje del proyecto de “unión civil” que Negre de Alonso ni redactó, pero defendía en un intento desesperado por impedir lo inminente. Un proyecto de “unión civil” rechazado por el INADI: por discriminatorio y por ir en contra de la Ley N ° 23.592, que justamente habla de discriminación. Pero Negre de Alonso después acusa a los demás de representar el “pensamiento único”. Pobrecita. Y el diputado salteño Olmedo, bueh… Vergüenza da con esas opiniones retrógradas, y una falta de cultura muy alarmante para alguien que debería, por el cargo que ocupa, tener un poco más de conocimiento antes de abrir la boca. Se le escuchó decir barbaridades y clichés reaccionarios como que “los homosexuales no son naturales” (¡serán un invento de la ciencia!). Juro que intenté escribir sobre este personaje, pero sus dichos son tan grotescos, que no se pueden transcribir. El debate que tuvo lugar en C5N, con María Rachid (presidenta de FALGBT) fue tan bizarro que no tiene desperdicio. Ella es una mujer muy inteligente, y él… Los invito a que lo que vean en YouTube.
Pero hay también cosas positivas para destacar. Muchos quisieron hacer ver este proyecto como propio del kirchnerismo, cuando en realidad la iniciativa no surgió del ejecutivo. De hecho, algunos representantes del oficialismo estuvieron en contra. Y los que apoyaron la ley fueron un conjunto transversal, con integrantes de distintos partidos, tanto del gobierno como de la oposición. Hasta los radicales Morales y Sanz dijeron cosas sensatas, y no se subordinaron a las presiones en la UCR. Y también hubo senadores valientes, que analizaron y pensaron más allá de los mandatos partidarios o presiones eclesiásticas.
En fin, cual película de suspenso, hasta último momento se hablaba de si iba o no iba a haber quórum… Si los votos positivos alcanzaban… Si los negativos eran mayoría… Si la gran presión de la Iglesia iba a dar sus frutos… Y afuera del Congreso una multitud, helada y expectante… Pero los hechos fueron contundentes. Y la realidad, como siempre, supera a la ficción. El senado se convirtió en un espacio de debate impensado. Aparecieron posiciones insospechadas. Y se cayeron muchas caretas. Muchos mostraron su verdadero rostro. Y muchos no haciéndose cargo demostraron quiénes son: entre los ausentes y los que se abstuvieron tenemos a Reutemann, Menem y Rodríguez Saa. Una gran oportunidad para ver quién es quién, y qué intereses persigue o representa. Y que lo que pasó esta semana nos quede en la memoria y nos sirva para el futuro.
Algo que también quedó a la vista es cómo son centrales los medios masivos de información en la vida democrática. Fue evidente el poder que tienen de dar o quitar la palabra a tal o cual sector, de invisibilizar o hacer visibles ciertas posiciones. Por eso es tan importante que entre en vigencia cuanto antes la Ley de Medios. Para seguir avanzando hacia una sociedad más plural y más justa.
Siento que haber logrado el Matrimonio Igualitario nos hace un país mejor, y pionero: somos los primeros en Latinoamérica. Ojalá otros países se sumen a estas conquistas en materia de derechos civiles. Y ojalá que este gran paso hacia adelante sea sólo el primero de una serie de avances en materia de derechos humanos. Y que no se detenga. Porque el proyecto de ley por el derecho al aborto (legal, seguro y gratuito) está esperando.
Comentario