Por: Cecilia González
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, revivió hace poco un conmocionante caso policial que inició hace más de una década y que, todavía hoy, impacta en la vida política de este país.
“En Argentina parte de la justicia, de la política y de los medios acordaron difamar y perseguir opositores. Cuando sus mentiras caen los mismos que hacían eso se corrigen como al pasar. Resulta que Aníbal Fernández no era ‘la Morsa’. En fin”, escribió en su cuenta de Twitter.
El comentario presidencial incluía una nota del diario Clarín que reseñaba una causa por narcotráfico contra Julio César Posse, un exagente de inteligencia que, según citaba el artículo con base en varias fuentes, es ‘La Morsa’, apodo de un oscuro personaje vinculado al crimen organizadoy a la política, y del que nunca se ha podido confirmar su verdadera identidad.
Hace cinco años, el Grupo Clarín, en medio del “periodismo de guerra” que llevaba a cabo contra el kirchnerismo, inició una intensa campaña a través de sus canales de televisión, radios y diarios, para asegurar que ‘La Morsa’ era Aníbal Fernández, el entonces jefe de Gabinete de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner que, ese año, se postuló como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Sin importar que no hubiera pruebas y que las acusaciones se basaran solamente en declaraciones de delincuentes condenados por la justicia, en gran parte del imaginario colectivo quedó la certeza de que Aníbal Fernández era ‘La Morsa’. Y fue una de las razones por las que perdió las elecciones.
Sin importar que no hubiera pruebas y que las acusaciones se basaran solamente en declaraciones de delincuentes condenados por la justicia, en gran parte del imaginario colectivo quedó la certeza de que Aníbal Fernández era ‘La Morsa’. Y fue una de las razones por las que perdió las elecciones.
En los años siguientes, el exjefe de Gabinete jamás quedó imputado. Quienes investigamos los pormenores del caso y cubrimos los juicios supimos que no había ningún testimonio sólido en su contra. Mucho menos evidencias. Así que no nos sorprendió que ahora, cinco años después, una nota de Clarín desmintiera lo que el propio multimedios había difundido. Aunque lo hiciera al pasar y no fuera esa su noticia principal.
Para el presidente y la militancia kirchnerista fue una prueba más de las campañas de desinformación protagonizadas por el emporio mediático. Celebraron que, por fin, reconociera que Fernández no era ‘La Morsa’. Y condenaron los años de difamación contra el exjefe de Gabinete.
Pero dejaron de lado un detalle, porque lo que sí está demostrado es que Julio César Posse, el exespía señalado ahora como ‘La Morsa’, fue el principal aportante privado de la campaña presidencial de Fernández de Kirchner en 2007.
Efedrina, asesinatos y campañas
Esta historia comenzó la noche del jueves 17 de julio de 2008, cuando un juez encabezó un allanamiento en una casa en las afueras de Buenos Aires y descubrió un laboratorio clandestino de producción de metanfetaminas.
Ahí fueron detenidos nueve mexicanos que manipulaban cargamentos de efedrina, el precursor químico fundamental para elaborar las codiciadas drogas de diseño, lo que demostró la expansión de temibles y poderosos cárteles del norte al sur del Continente.
La causa, que fue bautizada como ‘La ruta de la efedrina’, fue apenas el principio de una madeja a la que, en los meses siguientes, se sumó el asesinato de tres empresarios farmacéuticos, el descubrimiento de una mafia que alteraba medicamentos y las presuntas irregularidades en el financiamiento de la primera campaña presidencial de Fernández de Kirchner.
La causa, que fue bautizada como ‘La ruta de la efedrina’, fue apenas el principio de una madeja a la que, en los meses siguientes, se sumó el asesinato de tres empresarios farmacéuticos, el descubrimiento de una mafia que alteraba medicamentos y las presuntas irregularidades en el financiamiento de la primera campaña presidencial de Fernández de Kirchner.
El rompecabezas que conforman estas piezas se volvió cada vez más complejo, tanto, que desde entonces escribí dos libros, ‘Narcosur’ y ‘Narcofugas’, en los que traté de explicar los lazos que unían a estos casos judiciales.
Una de las derivaciones políticas más importantes de ‘La ruta de la efedrina’ ocurrió en 2015, cuando un criminal condenado afirmó en un programa de televisión del Grupo Clarín que el entonces jefe de Gabinete Aníbal Fernández era ‘La Morsa’.
Hasta entonces, varios testigos habían afirmado que ‘La Morsa’ era “un alto funcionario”, el “jefe de la banda”, el que había cobrado millonarios sobornos para dejar operar a los narcos mexicanos o para meterse de lleno en el negocio. Pero ninguno sabía su nombre y apellido porque no lo habían visto. Apenas si habían escuchado referencias.
En lo que sí coincidían todos era en hablar de ‘La Morsa’ con miedo.
Cronología
El allanamiento al laboratorio de metanfetaminas ocurrió a mediados de julio de 2008.
Un mes más tarde, los cuerpos de los empresarios farmacéuticos argentinos Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón fueron encontrados ejecutados en una zanja. Las investigaciones confirmaron que se habían convertido en socios de los narcos mexicanos. Les habían ayudado a traficar la efedrina.
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En esas mismas semanas, se descubrió que Forza formaba parte de ‘La mafia de los medicamentos’, una red formada por líderes sindicales, droguerías y funcionarios para estafar al Estado y cobrar por medicinas no entregadas o adulteradas.
Y, además, resultó que Forza había donado 360.000 pesos (alrededor de 120.000 dólares de ese entonces) a la campaña presidencial de Fernández de Kirchner en 2007.
Lo hizo a través de sus empresas, porque el donante más generoso para la campaña kircherista fue Julio César Posse, quien aportó a título individual 325.000 pesos (poco más de 100.000 dólares).
Posse era custodio de Forza. Y hoy, también, es señalado como ‘La Morsa’.
La campaña tuvo múltiples irregularidades. De las 10 empresas que habían donado más recursos, la mitad estaba vinculada con servicios de salud y medicina. Era muy extraño que un solo sector hubiera tenido tanto interés en financiar a la entonces senadora. Sobre todo porque el recaudador de la campaña era Héctor Cappacioli, un funcionario que debía controlar a las obras sociales que prestan servicios de salud y dependen de los sindicatos.
Pero ‘La mafia de los medicamentos’ estaba en su apogeo y en ella participaban empresarios farmacéuticos a los que Capaccioli, en vez de supervisar y sancionar, les pidió aportes para la campaña de Fernández de Kirchner.
Desde entonces, la justicia investiga si hubo o no lavado de dinero.
Cabos sueltos
Doce años después del descubrimiento del laboratorio clandestino que desató esta trama, la causa de ‘La ruta de la efedrina’ concluyó con condenas a una docena de narcos mexicanos. Todos fueron deportados a su país.
Los cómplices argentinos también ya están liberados en su mayoría, salvo dos personajes principales: Roberto Segovia, un empresario que armó su propio negocio narco en la ciudad de Rosario, y Esteban Pérez Corradi, quien quedó señalado como uno de los principales jefes. Y cómo no, si lo condenaron por el tráfico de más de 10 toneladas de efedrina, más otras causas por lavado de dinero. Aun así, ya está en condiciones de pedir la libertad condicional, además de que es ‘testigo protegido’.
La red de tráfico de efedrina quedó desbaratada, aunque otros narcos mexicanos siguieron operando en Argentina, principalmente con el tráfico de cocaína. El negocio continúa a escala internacional con todo tipo de sustancias.
La red de tráfico de efedrina quedó desbaratada, aunque otros narcos mexicanos siguieron operando en Argentina, principalmente con el tráfico de cocaína. El negocio continúa a escala internacional con todo tipo de sustancias.
Por el asesinato de los empresarios Forza, Ferrón y Bina cumplen cadena perpetua los autores materiales, los hermanos Martín y Cristian Lanatta y Víctor y Marcelo Schillachi. El primero de ellos fue quien declaró en televisión que el jefe de Gabinete era ‘La Morsa’, pero ya ante el juez, se desdijo. Incluso denunció que había sido presionado para involucrar a Fernández.
Pero hasta ahí avanzaron los juicios.
El proceso por ‘La mafia de los medicamentos’ está paralizado. Lo mismo ocurre con la causa por lavado de dinero de la campaña presidencial oficialista de 2007.
Y todavía hoy no sabemos con certeza quién es ‘La Morsa’, ese personaje temible que permanece en las sombras, impune.
Si se comprueba que es Posse, ahora la justicia tendrá qué investigar cómo es que se convirtió en el aportante privado más importante del kirchnerismo, qué relación mantenía con los empresarios asesinados y qué papel cumplía en ‘La mafia de los medicamentos’.
Son respuestas que, más allá de filias y fobias políticas y manipulaciones mediáticas, debería tener la sociedad argentina.
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