Por: José Bautista
El asesinato de un joven indígena a manos de la policía pone en entredicho la voluntad de diálogo del Estado argentino con el pueblo mapuche.
Argentina es noticia. En los últimos días abrieron portadas la desaparición del submarino ARA San Juan y el juicio contra los responsables los ‘vuelos de la muerte’ y el centro de tortura y detención ESMA, pero este conflicto sigue en segundo plano.
Moira Millán es una de las voces más destacadas de este pueblo indígena. Las malas noticias no cesan y obligan a esta dirigente a posponer varias veces su entrevista telefónica con La Marea. “Justo ahora se están llevando detenido a Javier Cañú, un hermano mapuche que es autoridad en su comunidad; lo están queriendo incriminar en un atentado que hubo a un puesto de la estancia de Benetton en el invierno y en el que él no tuvo nada que ver”, dice Millán con tono de preocupación y propósitos de disculpa. En 1990 esa multinacional textil italiana compró 900.000 hectáreas de la Patagonia argentina, sumando otra página a la lista de problemas que acumula la lucha histórica y tenaz de este pueblo.
¿Qué representa el asesinato del Rafael Nahuel a manos de la policía argentina?
El asesinato de Rafael Nahuel es una afrenta al pueblo mapuche, un acto de provocación, una forma de demostrar el nivel de instrumentalización genocida para con nuestro pueblo y la impunidad con la que cuentan, sostenida por un poder mayor. Entendemos que Macri y todo su plantel son títeres de las ‘corporocracias’, lo que está demostrando es una obediencia ciega a las exigencias de los intereses de las multinacionales.
¿Cómo se encuentran las personas que resultaron heridas? ¿Y las personas detenidas?
Los dos jóvenes detenidos fueron liberados. Las personas heridas están mejorando, una de ellas recibió atención médica a raíz de los disparos de balas de plomo en sus brazos, todo ello gracias a la ayuda de un cordón humanitario que presionó para que permitieran a los médicos llegar al lugar.
¿Cómo resumiría la situación del pueblo mapuche a alguien que no conoce el conflicto?
La nación mapuche hace 14.000 años que vive en nuestro territorio ancestral, llamado Wallmapu, un territorio muy extenso que va desde el centro-sur de la provincia de Buenos Aires, sur de Mendoza, sur de Santa Fe, hasta la provincia de Chubut, bien al sur de la Patagonia, y desde la región del Bío Bío hasta la isla de Chiloé. La Wallmapu sostiene la estructura económica tanto del gobierno argentino como del chileno, en el caso de Argentina casi del 60%. Hay que recordar que tenemos reservas de agua dulce y también petróleo, con los yacimientos de Vaca Muerta emplazados en el centro del territorio mapuche. Es la tercera mayor reserva de petróleo del mundo.
Es importante entender que el conflicto fundamental se debe a dos características: por un lado, la Wallmapu es un territorio geopolíticamente estratégico para los intereses millonarios de las corporaciones; por otro lado, las lógicas y el arte de habitar de nuestro pueblo son antagónicas al sistema dominante. Fundamentalmente los recursos principales por los que vienen son el agua, que dijeron que se iba a terminar primero, y después el petróleo y la minería. En muchos de nuestros territorios vírgenes se están constituyendo una especie de estados feudales postmodernos, donde grandes millonarios adquieren inmensas extensiones de tierra para fines privados, sus paraísos en el planeta.
La muerte de Rafael se produjo en plenas negociaciones entre representantes mapuches y del Estado argentino. ¿Por qué cree que el juez Gustavo Villanueva ordenó desalojar el lugar en medio de esa negociación?
Los Estados nación saben que no van a poder negociar con nosotros. Para nuestro pueblo la vida es sagrada, para los Estados nación lo sagrado es la propiedad privada. El Estado argentino, mediante la ministra de Defensa y otros altos funcionarios, dijeron que nunca habían avalado la negociación con la comunidad, con el lof [nombre en mapudungún de la organización social básica mapuche], dijeron que no van a negociar con el pueblo mapuche. Hay una contraposición de intereses y posturas: por un lado el Ejecutivo, con una sólida posición genocida, y por el otro, fingiendo, el aparato legal, que va a buscar justicia. Nos entretienen con pseudo avances en negociación y justicia, pero en realidad ya tienen predeterminado y definidos los desalojos violentos y nuestra muerte.
Argentina tuvo un gobierno ‘izquierdista’ y en Chile continúa Bachelet, que se define como mujer de izquierdas. ¿Qué han hecho los gobiernos ‘progresistas’ de Chile y Argentina para poner fin al drama del pueblo mapuche?
Los gobiernos progresistas han sido utilizados e instrumentalizados por las corporaciones para poner un pañito de agua fría en los conflictos que iban recrudeciéndose. Por un lado, generan políticas absolutamente folcloristas de nuestros derechos culturales, al mismo tiempo que los derechos fundamentales de nuestro pueblo son violentamente avasallados. Hay una suerte de folclorización de nuestras demandas y puesta en marcha de políticas reformistas que en realidad no tratan de resolver de manera profunda y estructural el problema, sino que son apenas el maquillaje de esta política racista.
¿Qué valores mapuches chocan con la idea de ‘modernidad’ que predica este sistema de democracia capitalista?
Fundamentalmente, creo que encerramos una esperanza para la humanidad. Creo que estamos emplazando un nuevo marco ideológico, un nuevo pensamiento que posibilitaría repensarnos y refundarnos como humanidad, buscando la recuperación de la reciprocidad entre los pu newen, las fuerzas de la naturaleza, y los pueblos.
¿Qué amenazas enfrenta usted como voz destacada del pueblo mapuche?
Hay una campaña política y mediática muy fuerte contra mi persona. Se me estigmatiza en los principales canales de televisión de Argentina diciendo que soy una de las organizadoras de todo este conflicto, líder de este estallido, que es una invención de los servicios de inteligencia. Hay persecución y hay amenazas de muerte que han llegado hasta la puerta de mi casa, torturando y asesinando a una zorra, poniéndola en mi puerta y diciendo que eso es lo que me va a suceder a mí. Son momentos muy duros.
Comentario