Por: Pablo Arciniegas Avila
Ahora los anónimos de la miseria se vuelven los personajes mediáticos para acompañar el almuerzo de la burguesía racista, que conmovida por el sacrifico y la muerte de un negro que ha triunfado en el fútbol, se limpia las manos y la conciencia empapadas de explotación sobre las minorías…
Los negros son visibilizados en este país racista como una manera de poner a secar la hipocrecía del prejuicio racial, y los más pobres de los pobres, indios, negros, mestizos, habitantes de las barriadas miseria son pantallazo de espectáculo para una sociedad sedienta de histórias personales que son consumidas por un público ávido de espectáculo que muestre la realidad marginal novelada, transformada en fantasia a ser servida con todos los aderezos en las pantallas de TV.
Una semana y todos los canales de TV se lanzaron a novelar el triste acontecimiento de la muerte del futbolista Cristian Benitez, reporteros de todos los colores (ninguno de ellos negro), presentadores de programas de televisión, y otros especímenes de la liviana farándula televiciosa, no gastaron lágrimas y compujidas caras de tristeza, acompañadas de largos monólogos que repetían en esencia lo mismo, nada de reflexión, mucho de show, impertinencia, desconocimiento, intromisión, y música de ambiente para hacer completo el show de la muerte.
Nuevamente las minorías sociales históricamente excluídas en esta sociedad prejuciada, prejuiciosa, son los protagonista de esta telenovela, de este show construído desde el discurso colonialista, desde la tribuna de los medios de comunicación, y más particularmente desde la TV.
El pueblo afroecuatoriano ha sido parte de esas minorías sobre las cuales se ha levantado la mentirosa democracia que vivimos como sociedad, sociedad prejuciosa que esconde sus verguenzas en voz baja, que esconde su naturaleza racista de espaldas a quien escupe su veneno, sociedad que es capaz de mentirse a si mismo, creando realidades virtuales donde supuestamente un negro es reconocido más allá de su representación como figura pública en el ámbito del fútbol. Si, nos mentimos todos de cara a la pantalla y de espaldas a la realidad, cuando la exposición mediática crea historias contrapuestas a lo cotidiano.
Y hay que gritarlo una y mil veces, si, muchas veces, por que escondida en esa exposión mediática de la muerte de un futbolista negro, que lo convierte de la noche a la mañana en referencia del ciudadano perfecto, está la verdad de la marginalidad de millones de negros que son pateados diariamente por la ignorancia y la miseria creada por la democracia, hay que gritarlo por que el pueblo afroecuatoriano se abre paso en la sociedad de los precios, donde algunas veces es necesario ser la fantasía del éxito para demostrar al otro la capacidad de llegar a ser alguien en la sociedad de compra venta.
Ahora los anónimos de la miseria se vuelven los personajes mediáticos para acompañar el almuerzo de la burguesía racista, que conmovida por el sacrifico y la muerte de un negro que ha triunfado en el fútbol, se limpia las manos y la conciencia empapadas de explotación sobre las minorías como los afroecuatorianos que han llevado sobre sus espaldas lo más pesado de esta pesadilla llamada democracia.
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