Por: Juan Montanho Escobar
Abre tus ojos, mira dentro. ¿Estás satisfecho con la vida que estás viviendo? -Bob Marley.
Multitud[1] 8 – Babilonia[2] 0
Uno
La derecha reaccionaria (pleonasmo obligatorio) del Ecuador es para una antología de bobería política. Y eso que en este Gobierno del encuentro apadrinado es producto de un think tank. Un aljibe de pensamiento, se ufanan. Esos men que se las saben todas y veintiún más por si les falla alguna. Eso creían y con ese credo llegaron a la Plaza Grande de Quito a vender humo y cobrar en billetes del Tío Sam. Vía electoral, eso creo. Dudas más, dudas mucho más grandes, la ¿derecha o babilonia? ya está donde asume que debe estar por siempre. Ese es el credo derechoso (o babilónico) para ellos tener dichas por camionadas en la misma proporción que las desdichas de la multitud de barrio adentro. ¡Y qué chu…! Es el decir de la babilonia ecuatoriana. Más o menos como lo siente aquella de Brasil, Colombia, Argentina o Bolivia. Son hechas a la medida de la educación pordiosera que mezquinan a su electorado; al menos en Ecuador. Los genios no tienen ingenio y por sus dichos nos informamos. Este Gobierno babilónico es de risión, pero pocos nos reímos, la inclemente intemperie de las calles no da para la carcajada, quizás para un ji, ji, ji. Suave y amargado. Este jazzman cree que, a diferencia de aquello que decía el Crucificado, estos sí saben lo que hacen, sin ninguna finura y a la maldita sea. Y muy bien. Creo.
Dos
Esta babilonia, made in Ecuador, le vio a la multitud no la cara sino el alma de cojuda, pero sufría daltonismo del tipo “el acto instituye la conciencia”[3]. Aún cuesta rabia entripada escribirlo, pero la sospecha de una multitud en rebeldía no se cuestiona. Es que este grupo babilónico gobernante cree conocernos por nuestras circunstancias electorales (¡aunque quién sabe!, dudas más dudas menos), porque ella nos gana en el torneo de las clases sociales (empatando, perdemos), tiene sus Amazonas de desinformación y mal formación funcionando a full hasta convertir mentiras en certezas solo porque lo dijo aquel fulano o aquella fulana de la pantalla led. Remember el siete veces sí, del 2018. Ocurrencia de babilonia, otra consulta al pueblo. (Antes sí, por qué ahora no). El think thank babilónico les dio tantas vueltas a las palabras hasta convertirlas en soga de horca, el veneno preparado tenía delicias sorprendentes y dejó como si nada la marca de Caín, este jazzman se explica mejor: quien apoye el ‘no’ era descomulgado. O era “narcotraficante”. O merecía una estadía en Guantánamo Hotel. (Aquella embajada tiene las llaves del palacio babilónico, vaya usted a saber si es literal o literario). Casi todo el vecindario partidista y movimientista ecuatoriano fingió distraerse en la elecciones locales y provinciales. El ‘casi’ es como decir más del 90 %. Agüevamiento político histórico. Por supuesto, están dos o tres excepciones. Fue cuando le tocó a la multitud, no al ‘cuerpo social’, más bien a la multiplicidad cimarrona que pasó el ‘no’ cabreado de boca en boca y consumió horas-nalgas facebookeando o twiteando. El escenario político ecuatoriano definitivo fue: babilonia vs multitud. No hay antecedentes históricos.
Tres
La babilonia ecuatoriana puso en el referéndum una fe mejor y mayor que la totalidad de las tribus del Opus Dei, no es poca cosa, por cierto. Y tenía sus razones hasta para creer en aromaterapias aplicadas a la inteligencia de la multitud barrial y espesa: “el pueblo es ingenuo”. Frase dicha en alguna esquina de mi ciudad por uno de esos analistas de ocasión y ensayando explicación por los resultados electorales de abril de 2019 que causó la repetición, corregida y maldecida, del gobiernacho de Boltaire Moreno (algunos suelen llamarlo Lenin). No sé si el pueblo ecuatoriano es candoroso o naif. O pendejón, dicho sin resquemores de mea culpa. No sé, pero para la multitud, ese abigarrado movimiento de resistencia cultural, sabe que hasta “un átomo hace sombra”. El think thank babilónico tenía confianza absoluta en la desmemoria instantánea del pueblo ecuatoriano y jamás imaginaron que se convertirían en Tin Tan deslucido, a leguas del cómico mexicano Germán Valdés. Al menos él degradaba el malhumor de los pueblos americanos. Además veintiséis corridas del tarot y diecisiete consultas a otras tantas bolas de cristal coincidieron en el resultado: el sí era una avalancha de felicidad para la babilonia gubernamental. Así fue como el marketing electoral afín a babilonia le puso fe al barullo de sus suposiciones y no al DIM (descontento impasible de la multitud).
Cuatro
Así ocurrió en Ecuador: el Gobierno de GASLM es un clon de aquel que tuvo como presidente a Boltaire. Eso de ‘clon’ ahorra escritura y conjeturas, el punto es que como lo analices aciertas y con el adjetivo que elijas. Inservible, inútil, inepto, malafesivo. Visto desde el calvario cotidiano y barrial, pero matemáticamente al revés en los beneficios a la argolla babilónica. Este jazzman no será injusto con el actual Gobierno babilónico: sí se ha esforzado para que la vida humana de la gente de barrio adentro valga menos que aquella moneda de cobre. Sus desvelos tienen resultados de escalofrío mundial: Guayaquil asciende 26 puestos en la escala de lo funesto. Del 50 subió al 24. La Nación Rastafari precisa su sentencia a las babilonias nacionales: la acumulación capitalista es muchísimo más valioso que las vidas humanas. Fue el referéndum de la inverecundia con absoluto y total irrespeto al pueblo ecuatoriano, preguntarle por la aceptación de lo divino para tirarlo al averno; preguntarle por el favor a la rectitud para ganársela retorcida; preguntar por la democracia y embolsillarse las instituciones. Su error proverbial es despreciar al pueblo y no creer en la multitud. La multitud, por fuera de los clubes partidistas, es cimarrona sin las dreadlocks rastas. (Luchando al arribar, luchando por sobrevivir[4]).
Cinco
En esto si acierta la babilonia americana, incluida la ecuatoriana: un fantasma se pasea, sin ningún ensimismamiento, por las Américas, es el fantasma del progresismo[5]. Bueno, ya saben el resto, se ha juntado en caterva: bolsonaristas medievales, uribistas de corte y destrozo humano, bolterianos-lassificados, etc., para atajarlo no importan los medios, por ejemplo, referéndums chimbos. Este ‘no’ ecuatorial tiene el peso del desprecio para esta y otras babilonias. Al menos, en su simbolismo. Ya saben aquello: “el aletear de una mariposa en Esmeraldas causa una borrasca en otras geografías”. El progresismo es el fantasma de estas semanas, por ahora. Babilonia acusa al progresismo de añejar el odio de clases, este jazzman se asombra, porque durante los Gobiernos progresistas sus economías florecieron y eso no es poca cosa. Visto desde el barrio, el progresismo es jodedor de la incomodidad de clases. Explicando el bembé: ni los grupos de arriba gobiernen con estetoscopio sordo ni la multitud de abajo se contente con quejarse de sus padecimientos económicos. Es decir, con la idea de Antonio Machado, “hacer camino al andar”. “La naple, brother”, diría uno de esos jóvenes de barrio adentro que hace equilibrio social en la cornisa de su vida.
Seis
Era necesario decir ‘no’ a la clase babilónica gobernante. Vital en la mortandad para nada metafórica e imprescindible porque creyeron que la multitud es cojuda; al pueblo es posible que lo lleven a esas regiones de cojudez temporal. Tirarle la pedrada del ‘no’ convierte a la multitud en sublime tirapiedras es decir desarmar la barricada para colocarla en el corazón ideológico del problema. Otra vez, como en París, del ’68: “la barricada cierra una calle, pero abre un caudal de ideas”. Este ‘no’ fue causa y razón de la multitud, ella ganó el referéndum pelo a pelo con la babilonia mediática. La multitud tenía (tiene, por favor) las ganas atestadas de ocho descontentos. Decir ‘no’ por el petardeo inquietante de las motocicletas sin horario ni limitaciones urbanas. Decir ‘no’ por las angustias de las cinco de la mañana, porque los días se parecen por el drama habitual. Decir ‘no’ por los carajazos inútiles a la farmacéutica del hospital del Guasmo. Decir ‘no’ porque cuando se va por una calle de Esmeraldas, Guayaquil o Quito, en las últimas horas de la tarde, se quisiera tener ojos en la nuca. Decir ‘no’ porque el desempleo en el Ecuador rompe récord todos los días. Decir ‘no’ porque el desbarajuste institucional vende podrido a la ciudadanía. Decir ‘no’ por la pésima memoria del pueblo que eligió a la babilonia que mandó fuera del Ecuador a dos millones de sus ciudadanos hace apenas dos ´décadas. Decir ‘no’ por algo sencillo e inmenso, el respeto a sí misma de la ciudadanía ecuatoriana.
Siete
La babilonia gobernante se convenció de su triunfo si(niestro) que hasta preparó el festejo una semana antes. Este jazzman vio caras largas de gente del progresismo, se sentía un tufo a pesimismo y el desánimo era espeso. El gozo babilónico era anchetoso[6]. Discursos de no sé qué, galas de modas, invitados de la gallada hiper derechosa, la canalla mediática con panderetas y algo de pueblo con banderitas tricolor. Sus falsos profetas pronosticaron triunfos hasta las ocho de la noche de aquel domingo 5, fue cuando comenzó la estampida, la salida apresurada y sin despedirse de los invitados y el aturdimiento de la gente de las banderitas. Pero la babilonia mandante no estaba resignada a perder. Inventó aquello que más pudo desde “fraudes” hasta cierto “influjo psíquico”. Así fue, engañaron al pueblo, pero olvidaron a la multitud que reorientó su decisión.
Ocho
Es muy posible que la babilonia ecuatoriana no sepa quién diablos es Enrique Dussel. El maestro E. Dussel hace unos años lo había dicho: “en política lo cognitivo, la razón práctica, no es lo primero, viene después. La esencia del poder es la voluntad. […] en la política lo esencial es el enfrentamiento de voluntades. Por lo tanto, en primer lugar, hay que ver cómo funciona la voluntad”[7].Funcionó la voluntad de la multitud cuando parecía que la del pueblo se iba por el desbarrancadero.
Cero
Así fue para babilonia.
[1] A diferencia del concepto de pueblo, el de multitud es una multiplicidad singular, un universal concreto. El pueblo constituía un cuerpo social, la multitud no: es la chair (en francés, estado exterior de la sociedad) de la vida. (Tomado de La multitud contra el Imperio, por Michael Hardt y Toni Negri, CLACSO, 2002, p.162). http://biblioteca.clacso.edu.ar › clacso › osal
[2] Según la Nación Rastafari, es el corrupto sistema de la sociedad occidental y oriental construida sobre el capitalismo y el imperialismo antes que sobre la vida humana.
[3] Grafiti escrito en alguna pared de la Universidad de Nanterre, en 1968.
[4] Fighting on arrival, fighting for survival, verso de la canción Buffalo soldier, de Bob Marley.
[5] Mínimo tributo a aquel librito, publicado por primera vez el 21 de febrero de 1848, en Londres, un lunes, por la mañana.
[6] Afrentoso.
[7] Entrevista a Enrique Dussel, Israel Covarrubias, Arkho Ediciones, Argentina, Analéctica, vol. 1, núm. 8, 2015. (Facultad de Derecho-Universidad Autónoma de Querétaro, México).
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