Fuente: Iniciativa Debate
Agustín Otxotorena es un ejecutivo vasco residenciado en Caracas, que hace poco más de una semana se cansó de que sus amigos y allegados en España todos los días lo llamaran para decirle que en Venezuela no hay comida y que se vivía en niveles de pobreza similares a los de Somalia o Etiopía, en el continente africano.
Así, el 20 de mayo comenzó a publicar en su página personal de Facebook series de fotografías de los supermercados y tiendas de alimentos de los sectores de clase media alta de la capital venezolana, que residen en algunas zonas del este y especialmente el sureste de Caracas.
Su primera conclusión es que se trata de dos países, donde aunque “haya mucha gente pasándolo mal y a la cual no le llega el dinero para vivir”, hay “una clase alta que vive con estándares de vida superiores a los europeos. Riqueza mal repartida.”
“Si tienes dinero hay Whisky 18 años, Exquisito Ron Venezolano, Champagne Francés, Vodka ruso o sueco, bombones belgas, carnes sabrosas, langosta, ropa de marca, restaurantes exclusivos, discotecas espectaculares, playas con yates, clubs de golf, de Hípica, de Tenis, de fútbol y todo un país dentro de otro país donde no hay pobres, las mujeres y los niños son rubios, van a colegios exclusivos, universidades exclusivas, y se divierten en la Isla Tortuga o el Archipiélago de Los Roques, donde los únicos negros o pobres son los camareros, el servicio o los de seguridad”, explica con precisión en una de las galerías colgadas en la web.
Y agrega que “el universo de la Tintori y de sus acólitos no es de escasez precisamente. Y no hay un éxodo como el de los ÑUS en el Serengeti por escapar del país, los aeropuertos no están colapsados de familias de clase alta huyendo del país. Los ricos y acomodados siguen en sus casas, en sus urbanizaciones, que no están despobladas, precisamente.”
En sus comentarios Otxotorena explica que hay un sector privado que juega al desabastecimiento, y al que no le importa vender menos o no vender, ya que hay una alta concentración de la oferta y saben que volverán a recuperar mercado cuando se den las condiciones que ellos quieren.
YA ESTOY HARTO DE LAS MENTIRAS escribió con mayúsculas en uno de los más recientes post, y agrega “Por cierto, si alguno piensa que como vivo aquí me estoy alimentando de comer palomas y perros callejeros, tal y como ha ido difundiendo algún desgraciado, le acepto su ayuda humanitaria y que mande dinero en concepto de caridad y esas cosas… Le prometo fotos pimplándome un buen rioja y un plato de jabugo a su costa.”
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