Iván Gutiérrez.-
No soy de los que cree que todas las actuaciones políticas del gobierno van por el camino de propiciar las condiciones que permitan la integración de sectores de la oposición al esfuerzo por lograr un mejor país. Pero no se me olvida que al regresar Chávez al poder, luego del Golpe de Estado de abril, realizó un llamado sincero al entendimiento. ¿Cómo le respondieron? Con el sabotaje petrolero y un nuevo intento de derrocarlo por la fuerza.
Uno de los problemas básicos para que se pueda entablar un diálogo productivo es que en la oposición, los sectores que dicen quererlo adquieran la hegemonía. Es decir, que sean capaces de imponer una política. Pero eso no ha sido posible, al contrario, quienes imponen la política son los mismos que lo hicieron durante el 2002 y el 2003. No aguantan dos pedidas para montarse en un curso de acción que conduciría a un intento de derrocamiento del gobierno.
Es lo que ocurre en estos momentos, quienes auspician la desestabilización son los que dominan, de allí la campaña que señala de inconstitucional la decisión asumida por los Poderes Públicos respecto a la no presencia de Chávez el día que correspondía juramentarse como presidente. Se ha tratado de una campaña
tendenciosa, pues expresamente obvian que la Constitución establece un segundo momento para hacerlo y que en los actuales momentos el Presidente goza de permisos para tratar su problema de salud.
Pero insisten en el argumento, aun cuando han quedado aislados dentro y fuera del país, imponiendo su agenda al resto de la oposición. ¿Cómo se puede dialogar con alguien que te quiere tumbar? Y este es un grave problema, pues mucha gente se anota en esta política que es difundida a través de los medios de comunicación, anulando cualquier intento del sector que anuncia su deseo de tomar un camino distinto.
El problema son los amos del valle y el 0,5% de los venezolanos que aun manejan grandes riquezas y por ello un sin número de recursos de poder para crearle dificultades al gobierno. A ello se unen los intereses petroleros que desearían ponerle la mano a la industria de nuevo. Hablamos de demasiados millones de dólares para banalizar el tema.
También están sectores estadounidenses y de varios países del continente que están poniendo todo su empeño en alterar la dinámica que se ha producido con la elección de gobiernos que no responden incondicionalmente a sus intereses.
Con un cuadro de estas características las posibilidades de diálogo se convierten en una Quimera pues al menor signo de debilidad estos sectores se te irán directo a la yugular.
En nuestro caso, sin embargo, existen herramientas poderosas para propiciar políticas que atenúen la agresividad del sector medio de la sociedad, hoy muy radicalizada en contra del gobierno. Una cosa es ir con todos los hierros contra los grupitos de poder y otra, tender los puentes políticos necesarios hacia aquellos sectores. Fíjense que decimos políticos, con lo cual hablamos de lo programático y no de medidas puntuales de carácter material con las cuales se piensa pudieran ser atraídos. No, pensar así en repetir el mismo error de la oposición que atribuye el respaldo de los pobres a Chávez como el resultado de la entrega de dádivas. La gente no se compromete en lo sustancial porque les des cosas, sino porque te conectas con su manera de pensar, expresándolo aun cuando no sea en la totalidad de sus creencias y expectativas.
Para aislar aún más a los sectores revanchistas hay que disminuir su base social de apoyo, bien porque los captas para el proceso o bien neutralizándolos, llevándolo hacia póstumas menos confrontadas con el proyecto, permitiendo, incluso, su incorporación a áreas concretas. Por cierto, no como está ocurriendo en los actuales momentos en los cuales ejercen responsabilidades de gobierno pero para nada se sienten comprometidos con lo que están haciendo. Trabajan porque tienen que hacerlo para subsistir, pero no entregan nada más allá de su horario. Una política adecuada pudiera hacerlos actuar de otra manera, expresando compromisos de país aun cuando no con el proceso.
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djuano dice
:o)