Estas alertas tienen como cuadro de fondo, una verdadera crisis humanitaria, sumándose para el 2011, 1600 millones de personas que pasan hambre en el mundo, de las cuales el 60% son mujeres.
Mientras en Venezuela viviendo el tiempo de la gente, no el tiempo del capital, son resaltables las metas logradas en alimentación. La FAO certificó a Venezuela durante el 2011, como el quinto país latinoamericano con mejor índice nutricional en niños menores de 5 años, Venezuela superará para el 2015 la meta del milenio sobre la erradicación del hambre. Es indicativo del avance en el problema alimentario de la población, que mientras en 1990 el índice de desnutrición infantil en niños menores de cinco años se ubicaba en 7,7%, en el 2010 se logró reducir a 3,2%.
Estos éxitos son producto del compromiso del gobierno revolucionario con la garantía de un derecho fundamental como es la alimentación, son producto de una política integral que articula la distribución y comerciali¬zación de alimentos a precios subsidiados, la adopción de medidas des¬tinadas a proteger los precios de los alimentos y la puesta en marcha de un plan de producción agrícola que pretende a mediano plazo aumentar la produc¬ción nacional de alimentos.
En el terreno de las cadenas de distribución son grandes los logros, en el control de precios tenemos resultados bastante limitados, aun la especulación y el acaparamiento son palpables en el día a día del venezolano.
Por su parte en el ámbito de la producción agropecuaria, los resultados que hasta el año 2009 tenían una tendencia ascendente, han mostrado resultados decrecientes en muchos rubros, y resultados modestos en la mayoría. El mismo presidente Hugo Chávez lo reconoció en su informe de memoria y cuenta 2011 ante la asamblea, al respecto afirmó:
“..Sí, el esfuerzo ha sido muy grande. Pero si tú me preguntas, yo no estoy conforme con los resultados, no estoy conforme. No. Nosotros podemos hacer mucho más y estamos obligados a hacer mucho más. Y hemos cometido errores, tenemos que ser muy autocríticos, y esos errores hay que corregirlos…”
Este reconocimiento crítico del presidente es importante, ya que 2011 supuso una gran expectativa con el lanzamiento de la Misión agrovenezuela. Esta misión fue lanzada el 25 de enero de 2011; sin embargo, el balance final no da cuenta de un gran salto agroproductivo, por el contrario reporta la caída en 8 de los 47 rubros centrales reportados, mientras el salto en los otros 39 rubros es modesto, veamos algunos de los datos más destacados de la memoria y cuenta 2011:
– En el arroz se da un crecimiento de la producción nacional del 6 por ciento, con respecto al 2010, pasando de un millón 161 mil toneladas, en el año anterior a un millón 230 mil, estoy redondeando la cifra, en arroz.
-En Caraota, se obtuvo un crecimiento de la producción, de 17 por ciento respecto al 2010, pasando de 34.400 toneladas a 40.376 en el 2011.
-En algodón se pasó de 8.800 toneladas a 28.300 toneladas de algodón.
-En café, se dio un crecimiento del 2 por ciento, con respecto al 2010, pasando de 73.600 a 75.500 toneladas.
-En cacao, 9 por ciento de incremento, pasamos de 20.900 a 22.800 toneladas.
-En maíz se dio una baja de 17 por ciento, se produjeron 1.200.000 toneladas de maíz blanco y 600.000 toneladas de maíz amarillo.
-En pollo se dio un crecimiento de la producción nacional de 8 por ciento con respecto al 2010, pasamos de un millón setenta y siete mil toneladas, a un millón ciento sesenta y cuatro mil.
-En Huevos de consumo, se da un crecimiento de 26 por ciento, pasando de 241.500 a 304.000 toneladas.
La evaluación en los decrecimientos productivos o la falta de incremento sustancial en las metas de producción, pueden ser vistas por muchos como hechos contingentes producto del impacto climático, se puede incluso valorar solamente como positivo el proceso si se realiza un comparativo de los logros en relación a los gobiernos de la cuarta república, en los que, durante la última década del puntofijismo (1988 y 1998), la superficie cosechada nacional sufrió una disminución paulatina, llegando en 1998 a 1.638.923 ha, mientras que en el ciclo del gobierno Bolivariano se ha venido incrementando considerablemente, llegando en el 2009 a 2.392.811, lo cual significa un incremento del 46%.
Aunque todo esto es cierto y válido como referencia para el análisis, es insuficiente, y lo es porque hoy necesitamos colocar la evaluación de la política agroalimentaria en relación a los urgentes retos de la soberanía agroalimentaria. Estamos ante un panorama global frágil y catastrófico, la bruma de la guerra y del colapso económico mundial, junto con el derrumbe de los precios internacionales del petróleo pueden estar a la vuelta de la esquina. En este contexto solo nos salvará la capacidad de tener realizaciones concretas en producción propia de alimentos, agua y energía, ámbitos que deben ser fortalecidos para eliminar cualquier fragilidad.
Es importante de cara al nuevo plan de desarrollo nacional 2013-2019, formular de manera mucho más sistemáticas el conjunto de cadenas productivas del sector agroalimentario, es urgente incorporar un sistema de gestión que racionalice la producción desde criterios de eficiencia y productividad, es necesario crear mayor complementariedad en los procesos de siembra primaria, recolección, almacenamiento, procesamiento agroindustrial y distribución, igualmente se requiere valorar la dimensión territorial, comprendiendo el impacto que los megaproyectos de obras públicas, o de industrialización pueden tener sobre la producción agropecuaria en los contextos regionales y locales.
El tema agroalimentario ha tomado tanta importancia en la realidad venezolana que esta semana se produce un acuerdo económico entre dos grandes grupos agroindustriales nacionales (grupo Mendoza y el grupo Capriles) que fuerzan el retiro de la candidatura de Leopoldo López a favor de Enrique Capriles, trayendo a la memoria de los venezolanos a los grupos Santa lucia y Roraima (década de los 80-90) quienes se propusieron, en su momento, la subordinación del poder político al poder económico. Si este fuese el candidato de la MUD, estaríamos en presencia de dos corrientes claramente diferenciadas de cara a las elecciones del 07OCT12, por un lado la política como herramienta de transformación social y por el otro la política usada para la maximización de los beneficios y privilegios de los grandes grupos económicos.
Por ello la dialéctica de la revolución, hoy más que nunca, nos exige el lenguaje de la esperanza; pero igualmente, el lenguaje de la crítica y de la posibilidad, ganando espacio en cada uno de nuestros procesos.
Jesse Chacòn
Director GISXXI
www.gisxxi.org
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