Por: Eleazar Díaz Rangel
Yo vivo en una urbanización de clase media, cuya población seguramente los estadígrafos clasifican en clase media media y clase media alta. Cerca de aquí existen un centro comercial y un abasto Bicentenario. Durante mucho tiempo iba al Bicentenario los sábados, y los domingos al CC, de manera que estaba bien abastecido y oportunamente informado de cualquier escasez en cada uno, y junto con Aída hacíamos las compras de la semana.
Un día comenzamos a observar cambios en la afluencia de los consumidores y en la ausencia de algunos productos, hasta nuestros días. Desde hace varios meses ya es imposible acudir regularmente al Bicentenario, pues las colas son inmensas y hacerlas, comprar lo que sea necesario comprar y hacer otras colas para pagar, significaban un tiempo exageradamente largo.
Esas colas no son exclusivamente los sábados, las veo todos los días cuando me dirijo al trabajo, y es fácil observar que hubo un cambio en su composición social. Ya no son los vecinos de la urbanización, que, como les dije, son de clase media y que seguramente van a los CC; ahora son de sectores que viven en barrios próximos, de niveles socioeconómicos mas bajos. Al contrario de lo que ocurría en el año del Caracazo, cuando los abastos estaban llenos pero los pobres no tenían cómo comprar, ahora los pobres tienen cómo comprar pero les resulta difícil encontrar algunos de los productos que más necesitan.
Me han dicho que algunos compran cantidades desmedidas, supuestamente para revender a los buhoneros o por encargo de ellos. Es bastante probable. ¿Cómo explicar que cada día se hagan tan largas colas? La afluencia es mayor cuando circula el rumor de que el Bicentenario hacía poco fue bien abastecido. ¿Cómo explicar que los buhoneros vendan los productos regulados pero a exagerados precios? A pesar de la expresa prohibición, siguen a la venta en sus puestos: “Vaya a la redoma de Petare, o a la avenida San Martín para que los vea”, nos han repetido en las reuniones de los Consejos de Lectores. No es solo para Colombia hacia donde se llevan buena parte de los productos Mercal, la tercera parte al menos.
El caso es que esas colas inmensas son fiel reflejo del desabastecimiento. El Gobierno ha hecho bastante por remediar la situación, invierte grandes sumas para importar lo que está deficitario, e incluso se nos informa que ha aumentado la producción de varios rubros, pero el consumo se ha incrementado a mayor velocidad.
Entre los problemas económicos, este y la inflación, que afectan directamente a la gente, son los más importantes a resolver, y los que reclaman mayor urgencia. Hasta por razones políticas, pues en una población partidaria del chavismo, pero con una mayoría aún sin conciencia ideológica que la identifique con el proceso, el acto de votar depende de factores como este del abastecimiento. No perder de vista cómo cambió la correlación en las últimas dos elecciones presidenciales.
Ayer, cuando les habló el presidente Nicolás Maduro, digan lo que digan no viene de la academia ni del cuartel sino de un sindicato, como si quisiera recuperar lo perdido, llamó a formar un consejo de gobierno popular de la clase obrera, ¿obreros al poder? Quizás todavía no, pero si ese consejo tendrá “carácter ejecutivo” asumirá algunas funciones de gobierno. Este compromiso hace mas trascendente el Congreso y mucha mas alta la responsabilidad en sus debates y conclusiones.
La oposición hace campaña contra el aumento del precio de la gasolina; apelará a mentiras como esa de que primero hay que dejar de regalar el petróleo, lo que hacen desde hace tiempo sin la debida y eficiente respuesta. Demasiados venezolanos siguen creyéndola. En reciente encuesta de Hinterlaces 41% se pronunció contra cualquier aumento. Respuestas políticamente inducidas.
El cambio en la Guardia Nacional que observa en los años del chavismo tuvo la mejor demostración de su conducta durante los sucesos de febrero y marzo, cuando fueron agredidos de palabra y con los hechos, provocados de las más diversas formas, con la pérdida hasta de un oficial asesinado en las guarimbas. Nunca se vio un cuerpo armado tan tolerante y paciente como en esos días. Muy diferente a la Guardia de la IV República, cuando era un cuerpo represivo, especializado en disolver manifestaciones y en agredir a ciudadanos, incluidos estudiantes.
Un grupo de intelectuales latinoamericanos, encabezados por Vargas Llosa y entre quienes están unos venezolanos, difunden un manifiesto contra la violación, real o supuesta, de los derechos humanos en Venezuela, pero ni por aquí les ha pasado una palabra de condena a la masacre de Israel contra el pueblo palestino.
Quienes regularmente transitan por Caracas, al término de las 14 soluciones del Plan de Movilidad, unas realizadas, otras en ejecución y las demás en proyecto, tendrán que reconocer las mejoras al ministro Haiman El Troudi.
Una universidad convocó a una prueba de admisión donde participaron 12 mil aspirantes; cada uno pagó Bs 200, lo que le permitió recaudar dos millones 400 mil. No sé si actividades como esta serán procesadas por la Fiscalía, que designó dos fiscales nacionales para investigar la venta de cupos y otras irregularidades de ese tipo en algunas universidades.
PRECISIONES: Al general Hugo Carvajal le dieron a escoger a dónde quería ir al exterior, y fue él quien seleccionó Aruba; y el libro Conjura mediática fue editado por el Minci, no por El Perro y la Rana, que ahora divulga Testimonio de una escritura política, de Julio Cortázar; Amada Caracas, con selección de textos recopilados por Héctor Seijas, y el Ministerio para la Cultura: Xiconhoca, el enemigo, del pueblo de Mozambique, en un cómic para ejemplo a los dibujantes venezolanos. Adelis Daboín, periodista conocido como ”El señor del bolero ranchero”, puso a sonar otro CD, Recordando a Javier Solís, con mucho éxito.
Comentario