La 16ª Cumbre del grupo BRICS acaba de realizarse en Kazán (Rusia) del 22 al 24 de octubre [1]. Además de los 9 jefes de Estado y/o de gobierno de los países miembros de ese grupo, también estuvieron presentes los de otros 11 países y una veintena de Estados presentaron sus solicitudes de adhesión.

Este importante evento es resultado de la estrategia iniciada en 2009 por el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva; el entonces presidente del gobierno de la Federación Rusa, Vladimir Putin; el primer ministro de la India, Manmohan Singh; y el presidente de la República Popular China, Hu Jintao. Esos 4 dirigentes imaginaron un sistema de relaciones internacionales, basadas en la Carta de las Naciones Unidas, que debe permitir el desarrollo de todos los países. El objetivo de aquellos 4 dirigentes no era levantarse contra el imperialismo occidental del G8 –es importante recordar que en aquel momento Rusia incluso era miembro del G8– sino explorar una nueva vía, sin los anglosajones.

Vladimir Putin desempeñó un papel central en la creación del nuevo órgano de cooperación –también tuvo un papel fundamental el zar Nicolás II en la creación del derecho internacional, en 1899 [2]. Fue Vladimir Putin quien organizó la primera Cumbre de los BRICS, en Ekaterimburgo, aunque fue el entonces presidente Dimitri Medvedev quien representó a Rusia.

Al ser entrevistado en ocasión de la Cumbre de Kazán, Vladimir Putin reafirmó, citando las palabras del primer ministro de la India, Narendra Modi, que «los BRICS no son una organización antioccidental sino no occidental».

En la declaración final de la Cumbre, los jefes de Estado y/o de gobierno de los BRICS abordan por separado 4 temas [3]:
El multilateralismo;
la cooperación para la estabilidad y la seguridad;
la cooperación económica y financiera;
los intercambios entre los pueblos.

El multilateralismo

Después de observar que, independientemente de los centros de poder occidentales, van surgiendo nuevos centros de poder, los países del grupo BRICS reafirman su apego a la Carta de las Naciones Unidas, recordando que todos los miembros del BRICS –con excepción de Emiratos Árabes Unidos, que todavía no era independiente– participaron en la redacción de la Carta. Los BRICS se pronuncian seguidamente por una reforma de la ONU y de sus agencias, para que estas se adapten al mundo actual e integren los nuevos poderes. Si bien no proponen fechas para que se concreten reformas del Consejo de Seguridad de la ONU y del Fondo Monetario Internacional (FMI), sí fijan el año 2025 para que se reformen la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el consejo de administración del Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD).

Los BRICS consideran ilegales las medidas coercitivas unilaterales, o sea las “sanciones”, tanto políticas como económicas, que ciertos países y grupos de países imponen a otros sin contar con el Consejo de Seguridad de la ONU.

En lo tocante al medioambiente, los BRICS respaldan los trabajos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIEC), pero no se pronuncian sobre las conclusiones que las potencias occidentales sacan de esos trabajos. Los BRICS expresan además su profunda preocupación ante los intentos de vincular la seguridad al programa de medidas sobre el cambio climático. En otra parte de la Declaración de Kazán (§ 83), los BRICS condenan que el clima sea utilizado como pretexto para imponer medidas proteccionistas unilaterales, punitivas y discriminatorias. En cambio, apoyan la cooperación en la lucha contra los gases de efecto invernadero, de conformidad con el artículo 6 de los acuerdos de París (§ 85). No está de más recordar que la Academia de Ciencias de Rusia cuestiona la hipótesis que todos remachan en Occidente, según la cual el cambio climático es supuestamente consecuencia de la actividad humana.

En la Declaración de Kazán, los BRICS se comprometen a promover y proteger los derechos humanos, incluyendo el derecho al desarrollo y las libertades fundamentales en el marco de los principios de igualdad y de respeto mutuo. Idénticamente se comprometen a intensificar la lucha contra el racismo, contra la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia asociadas a los anteriores, así como la discriminación basada en la religión, en la fe o la convicción y contra todas sus formas contemporáneas en todo el mundo, incluyendo las tendencias alarmantes a los discursos de odio.

La cooperación por la estabilidad y la seguridad

Los países miembros del grupo BRICS adoptan una posición común ante los conflictos actuales, haciendo previamente referencia a la resolución 2686 (de 2023) del Consejo de Seguridad de la ONU –que denuncia los discursos de intolerancia y de odio– y a la resolución 46/182 (de 1991) de la Asamblea General de las Naciones Unidas –sobre la ayuda humanitaria urgente. Los BRICS recuerdan igualmente la necesidad de respetar las preocupaciones legítimas y razonables de todos los países en materia de seguridad.

La Declaración de Kazán incluye seguidamente una larga lista de posiciones de los BRICS.

• Gaza (§ 30)
Los BRICS subrayan que es urgente instaurar un alto fuego inmediato, global y permanente en la franja de Gaza; liberar inmediatamente y sin condiciones a todos los rehenes y detenidos de ambos bandos que estén detenidos ilegalmente en cautiverio así como proporcionar ayuda humanitaria de forma duradera y a gran escala y poner fin a todos los actos de agresión. Sin embargo, apoyan la solución de los 2 Estados (el plan colonial inicial del británico Lord William Peel), que les parece la única solución pacífica posible.

• Líbano (§ 31-32)
Condenan «el acto terrorista premeditado» que consistió en hacer estallar bípers o buscapersonas y walkie-talkies, el 17 de septiembre de 2024. Condenan idénticamente los ataques contra el personal de la ONU, las amenazas a la seguridad de ese personal y exigen al Estado hebreo el cese inmediato de tales acciones en Líbano. Se pronuncian por un estricto respeto de la resolución 1701 (de 2006), partiendo del principio que esa resolución también se aplica a Israel y que la parte israelí tiene por consiguiente que retirarse tras la “Línea Azul” (la línea de demarcación provisional internacionalmente reconocida entre Líbano e Israel).

• Yemen (§ 33)
Los BRICS se pronuncian por la libertad de navegación, pero en vez de condenar al movimiento yemenita Ansar Allah –como lo hacen las potencias occidentales– optan por la eliminación de las causas del conflicto y respaldan el diálogo y el proceso de paz bajo los auspicios de la ONU.

• Siria (§ 34)
Los BRICS insisten en la necesidad de respetar estrictamente la soberanía y la integridad territorial de la República Árabe Siria y condenan la presencia militar extranjera ilegal en suelo sirio, la cual incrementa los riesgos de conflicto a gran escala en la región. Los BRICS subrayan que las «sanciones unilaterales» ilegales acentúan gravemente los sufrimientos del pueblo sirio. Asimismo, se pronuncian contra la ocupación israelí del Golán sirio (§ 43).

• Irán (§ 35 y 37)
Los BRICS condenan el bombardeo contra la embajada de la República Islámica de Irán en la capital de la República Árabe Siria. Por otro lado, recuerdan que el JCPoA (el acuerdo sobre la investigación nuclear iraní) contó con el aval del Consejo de Seguridad de la ONU y que Estados Unidos no puede simplemente retirarse de ese acuerdo como lo hizo.

• Ucrania (§ 36)
El grupo BRICS subraya que todos los Estados deben actuar de manera coherente con los objetivos y principios de la Carta de las Naciones Unidas (la cual muestra la justeza de la interpretación rusa del conflicto) y ven con satisfacción las propuestas pertinentes de mediación y de buenos oficios (presentadas por China, Sudáfrica y la India), tendientes a lograr un arreglo pacífico del conflicto mediante el diálogo y la diplomacia.

• Sudán (§ 40)
Los BRICS condenan el ataque, por parte de las tropas del presidente Abdel Fattah al-Burhan, contra la residencia del jefe de misión de la embajada de Emiratos Árabes Unidos, ataque registrado el 29 de septiembre de 2024 y comparable al ataque perpetrado por Israel contra la embajada de Irán en Siria. Asimismo, llaman a la proclamación de un alto al fuego inmediato, permanente e incondicional entre los dos bandos enfrascados en la pugna por el poder en Sudán.

• Afganistán (§ 42)
Los Estados miembros del grupo BRICS defienden el principio de un Estado independiente, unido y pacífico, exento de terrorismo, de guerra y de droga. Subrayan que es necesario suministrar al pueblo afgano ayuda humanitaria urgente e ininterrumpida y proteger los derechos fundamentales de todos los afganos, incluyendo a las mujeres, las niñas y los diferentes grupos étnicos, lo cual implica la abrogación de todas las prohibiciones efectivas en relación con los estudios en los niveles secundario y superior de la enseñanza.

• Desarme (§ 43-46)
Los BRICS se pronuncian, de conformidad con la proposición de Irán, por acelerar la aplicación de las resoluciones sobre la creación de una zona libre de armas nucleares y de otras armas de destrucción masiva en el Medio Oriente (lo cual implica la desnuclearización de Israel).
También se pronuncian, a pesar de la oposición de Estados Unidos. por la prevención de una carrera armamentista en el espacio.

• Terrorismo (§ 47-49)
Los BRICS rechazan todo intento tendiente a politizar cuestiones vinculadas a la lucha contra el terrorismo y el uso de grupos terroristas para alcanzar fines políticos. Subrayan que el grupo BRICS es la única organización que ha demostrado su eficacia en la lucha contra el terrorismo (alusión directa a las operaciones secretas de Estados Unidos y Reino Unido). Asimismo, los BRICS se pronuncian por la rápida adopción de la Convención General sobre el Terrorismo Internacional en el marco de las Naciones Unidas.

• Criminalidad transnacional (§ 50-53)
Impulsados por Rusia, los BRICS abordan las cuestiones de la droga, de la criminalidad internacional y de la corrupción fortaleciendo una respuesta represiva coordinada contra tales actividades.

Cooperación económica y financiera

Los BRICS estudian, en primer lugar, la necesidad de disponer de un órgano de compensación para el intercambio de sumas de dinero entre sus miembros (sin tener que recurrir al sistema SWIFT, creado por las redes stay-behind de la OTAN) y de un sistema de seguros capaz de ofrecer garantías al transporte de mercancías (sin tener que recurrir a las aseguradoras anglosajonas ni a firmas bajo control indirecto de las compañías anglosajonas).

En la Declaración de Kazán, los BRICS no abordan el comercio desde el ángulo del libre intercambio ni de los derechos de aduana, sino en función de la seguridad, de la resiliencia, la estabilidad y la eficacia de las cadenas de suministro. Desde hace un año, los BRICS han emprendido la aplicación de un programa (PartNIR) tendiente a armonizar y coordinar el uso de la informática en la economía y en el comercio de los miembros del grupo.

En el ámbito de la lucha contra las enfermedades, los BRICS, aunque reconocen el trabajo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), están desarrollando su propio sistema de alerta y de ayuda entre los miembros del grupo y sus socios.

En el sector de la propiedad intelectual, conscientes de que los derechos de autor y las patentes son actualmente la principal fuente de ingresos de las potencias anglosajonas (en lugar de su producción real o financiera), los BRICS tienen intenciones de restaurar los equilibrios de ese sistema, pero no valorizando los ingresos sino mediante la lucha contra las falsificaciones. También se plantean multiplicar la cooperación en los programas de investigación, de desarrollo y de innovación en sectores como la biomedicina, las energías renovables, las ciencias espaciales y astronómicas, así como en las ciencias oceánicas y polares.

Los intercambios entre los pueblos

Los BRICS se plantean principalmente luchar contra la ideología anglosajona de la “guerra de civilizaciones” a través de dos programas de la ONU: el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Alianza de Civilizaciones. Los miembros del grupo BRICS quieren incrementar los intercambios entre sus pueblos a través de los medios de difusión, de la cultura, de la educación, el deporte, las artes, las relaciones entre los jóvenes de sus países, entre los miembros de la sociedad civil de cada uno de ellos, mediante la diplomacia pública y los intercambios universitarios.

Los BRICS se oponen así a un significativo retroceso. El concepto de “guerra de civilizaciones”, elemento fundamental del discurso del presidente estadounidense George Bush hijo, parecía haber caído en el olvido. Pero ha vuelto a ponerse de moda con la candidatura presidencial de la vicepresidente Kamala Harris, que cuenta con el respaldo de los neoconservadores. En realidad se trata de una variante falsamente ilustrada del viejo discurso violento de los años 1930-1945, que plantea que en aras de sobrevivir los occidentales no tienen otra opción que eliminar a los demás.

Observaciones sobre esta Cumbre de los BRICS

Esta Cumbre de los BRICS tuvo lugar mientras el mundo es testigo, en vivo y en directo, de 2 operaciones israelíes de limpieza étnica: una en la franja de Gaza y otra en el sur de Líbano. Simultáneamente, la Operación Militar Especial rusa para poner en aplicación en Ucrania la resolución 2202 del Consejo de Seguridad de la ONU (los Acuerdos de Minsk) se desarrolla de manera favorable a Rusia. El ejército ucraniano no sobrevivirá al invierno y todas las medidas coercitivas unilaterales, o sea las llamadas “sanciones” occidentales, han fracasado. Desde el punto de vista de la “guerra de civilizaciones”, los árabes de Gaza y los rusos de Ucrania “amenazan” a Occidente y deben ser eliminados.

Participar en el grupo BRICS se ve, por consiguiente, como una forma de rebelión contra el “orden mundial” anglosajón. Precisamente por eso, resulta decepcionante el retroceso del presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, quien no se atrevió a viajar a Kazán y se hizo representar en la Cumbre por su ministro de Exteriores, Mauro Vieira, a pesar de que Brasil es miembro fundador del BRICS. También es cierto que Brasil ya está profundamente implicado en el grupo ya que la ex presidente de Brasil Dilma Roussef, derrocada durante una operación orquestada en su país por Estados Unidos e Israel, preside actualmente el Nuevo Banco de Desarrollo creado por los BRICS.

También es decepcionante la actitud del príncipe Mohamed Ben Salman, heredero del trono de Arabia Saudita, quien optó en el último momento por evitar tomar partido por uno de los dos bandos y no viajó a Kazán, olvidando que su gran aliado, Emiratos Árabes Unidos, es ahora miembro del grupo BRICS y que su presidente, el jeque Mohamed ben Zayed Al-Nahyan, sí estaba presente en la Cumbre de Kazán.

Rusia escogió Kazán, la capital de Tartaristán, como sede de la Cumbre porque esta dinámica ciudad es un ejemplo elocuente tanto de la integración de los musulmanes a la Federación Rusa como de la capacidad del gobierno central de Rusia para delegar sus poderes.

En el plano económico, la Cumbre de Kazán avanzó en la desdolarización del comercio internacional. Los BRICS se dirigen hacia un patrón monetario numérico. En Kazán se habló de los caminos posibles hacia el establecimiento de una autoridad fiscal común, entre los caminos mencionados estuvieron la creación de un tribunal para el arbitraje de eventuales litigios económicos entre los países miembros del BRICS y la idea de abrir una bolsa cerealera. También se habló de establecer una infraestructura independiente de pago y de depósitos internacionales (BRICS Clear). Último punto, los BRICS avanzan en la creación de un sistema de tarjeta de pago denominado BRICS Pay, que incluso fue presentado en la Cumbre de Kazán. El funcionamiento de BRICS Pay parece relativamente clásico, la tarjeta BRICS Pay debería permitir la realización de pagos en moneda local mediante el uso de un código QR que retiraría el pago de una cartera electrónica alimentada a través de la aplicación BRICS Pay, a la que el usuario puede asociar una tarjeta electrónica Visa, MasterCard o Mir. El desafío consiste en que los países miembros sean capaces de participar en la creación de una moneda colectiva logrando a la vez que cada uno de ellos conserve intacta su soberanía.

La Cumbre de Kazán mostró, sobre todo, en el plano político, que los BRICS rechazan las cambiantes “reglas” occidentales, reglas que el G7 fija en dependencia de a quién se aplican. Los BRICS prefieren el respeto de los compromisos contraídos, o sea el Derecho Internacional.

Los países del «Sur global» –expresión utilizada en oposición al llamado «Occidente colectivo»– están totalmente conscientes de que las potencias occidentales no tienen el menor reparo en violar descaradamente los compromisos y tratados que algún día firmaron. Los occidentales consideran que, en nombre de la democracia, un jefe de Estado o de gobierno electo puede simplemente denunciar un tratado firmado por su predecesor mientras que los demás Estados, que ellos consideran “regímenes dictatoriales”, siguen estando obligados a cumplirlo. Por ejemplo, durante su mandato presidencial, Donald Trump, sacó a Estados Unidos del JCPoA (el acuerdo sobre el programa nuclear de Irán), un acuerdo que su predecesor, Barack Obama, había negociado por mucho tiempo. Exactamente de la misma manera, el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tampoco se consideró obligado a respetar 2 documentos firmados por su amigo Barack Obama, el de Estambul (firmado en 1999 [4]) y la resolución 2202 (de 2015) sobre los Acuerdos de Minsk. Así que Biden afirma que Rusia invadió Ucrania «injustificadamente» y en violación de la Carta de las Naciones Unidas, cuando en realidad existen numerosos textos anteriores que demuestran que Rusia es la única potencia garante de los Acuerdos de Minsk que ha seguido al pie de la letra el contenido de los acuerdos que firmó [Alemania y Francia también habían firmado los Acuerdos de Minsk como potencias garantes. Nota de la Redacción].

En el plano económico, el Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de proceder a una revisión de sus sistemas de cálculo y ahora pone el PIB ruso en cuarta posición, detrás de China, de Estados Unidos y de la India. Eso significa que el PIB de la Federación Rusa se ha incrementado bruscamente en un 23%, abandonando el 48º lugar mundial.

Sin embargo, más allá de las realidades económicas –los BRICS representan un 37% del PIB mundial y casi la mitad de la población del planeta (un 45%), mientras que el G7 sólo representa hoy un 29% del PIB mundial y un 10% de la población mundial.

La Cumbre de Kazán ha abierto los ojos a muchos miopes. El mundo ha cambiado y ya no está a las órdenes de Washington y Londres.

[2«¿Cuál orden internacional?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 7 de noviembre de 2023.

[3«XVI° sommet des BRICS: Déclaration de Kazan», Réseau Voltaire, 24 de octubre de 2024.

[4«Document d’Istanbul», OSCE, 1999.