Fuente: Resumen Latinoamericano
Entretenidos con el auge del fascismo en Europa, puesto que ese ha sido el resultado de las elecciones al Parlamento Europeo (aunque no solo en este continente) y las posteriores en Francia donde se ha parado circunstancialmente el avance neofascista, junto al espectáculo decadente del circo electoral en EEUU, hemos pasado por alto una fecha a recordar a partir de ahora: el 8 de junio. Ese día de 1974 Arabia Saudita y EEUU firmaron lo que se conoce como “el pacto del petrodólar”, en virtud del cual Arabia Saudita vendía su petróleo solo en dólares a cambio de seguridad. El pacto tenía validez por 50 años. Esos 50 años terminaron el día 9 de junio y de ahí las constantes presiones, viajes incluidos, de EEUU no solo para la normalización con el IV Reich sionista, antes conocido como Israel, sino para que Arabia Saudita abandone el acercamiento a Irán, a Rusia y a China.
Desde hace un par de años, y más desde el 1 de enero de este 2024, cuando Arabia Saudita se integró en los BRICS, una pequeña parte del comercio petrolífero con China ya se hace en yuanes, pero a partir de ahora ya no hay ningún impedimento legal para ello a gran escala. Es poco probable que Arabia Saudita abandone completamente el dólar, pero no el que aumente la diversificación del comercio petrolífero en otras monedas, el yuan especialmente.
Después del robo que está haciendo Occidente con las reservas monetarias rusas (véase lo penúltimo del fantasmagórico G-7), la moneda occidental es cada vez más tóxica, por lo que se acelera, y mucho, la desdolarización de la economía mundial. Arabia Saudita ya tiene el camino expedito, y lo está comenzando a hacer. A su ritmo, pero ya lo está haciendo. Hasta ahora lo hacía con mucha cautela, por aquello del pacto. Ahora ya no existe.
Derrumbe gradual
El derrumbe de la moneda occidental, no solo del dólar, es gradual. No tan rápido como le gustaría al resto del mundo que sufre su neocolonialismo, pero es irreversible. Porque en paralelo con el fin del acuerdo petrolero con EEUU, Arabia Saudita anunció que se unía al proyecto piloto transfronterizo de moneda digital del Proyecto Puente de Moneda Digital del Banco Central Multilateral liderado por el Banco de Pagos Internacionales y China.
Los dos movimientos son sísmicos para la hegemonía monetaria occidental, para el dólar en particular. Junto a Arabia Saudita, Irán, los Emiratos árabes Unidos y Rusia ya realizan o un aparte o todo su comercio petrolífero en monedas que no son el dólar. Una vez que se ha abierto la puerta, ya no se puede cerrar. Sobre todo porque hay un factor que determina los nuevos movimientos: el petróleo ya no está vinculado exclusivamente al dólar, como era hasta no hace mucho, sino a otros valores, especialmente a diversos minerales y donde el oro vuelve a jugar un papel importante. Y eso no es fácil de controlar por EEUU ni por sus vasallos occidentales. Es un hecho, reconocido por las propias “biblias” del capitalismo occidental, como JP Morgan (1), que el 20% del comercio petrolero ya no se realiza en dólares.
Porque, además, hay un dato que proporciona el propio FMI: el nivel de las reservas de divisas en moneda occidental sigue descendiendo (2). En el informe correspondiente a cómo terminó el año 2023, el dólar ha caído desde el 59’17% del total de las reservas mundiales hasta el 58’41%. Lo mismo pasa con el euro, que ha caído el 5% (un total de 100.000 millones de euros) en las reservas mundiales, solo como consecuencia de las sanciones -ilegales, según el derecho internacional- a Rusia. Puede parecer un declive lento, pero además de ser inexorable son miles de millones de moneda occidental menos. Y cada vez más países comercian en la suya propia. De eso tratan los BRICS, que solo en lo que va de año han visto cómo se ha incrementado en un 11’3% el comercio intraBRICS. Y sin utilizar las monedas occidentales.
Esto pone la mira en algo más ambicioso: la cumbre de los BRICS de octubre y lo que allí se decida sobre la desdolarización de la economía mundial.
Lo que se está conociendo, con cuentagotas, es que los BRICS están dando pasos graduales para abandonar el espacio dominado por el dólar y que están negociando la posibilidad de crear una moneda común. No es nuevo y esta es una posibilidad pequeña, pero en lo que sí están avanzando es en el desarrollo de un sistema financiero que no está controlado por ningún país tercero y que el desarrollo de un sistema financiero verdaderamente independiente, es decir, que no esté controlado por Occidente, es necesario para el fortalecimiento del nuevo mundo multipolar que está surgiendo y del que los BRICS son uno de sus pilares.
Uno de esos pasos es lo que ya se conoce como “Puente BRICS”, es decir, el emplazamiento de una plataforma de pagos y liquidación en las monedas locales de los países BRICS en la que también se incluyen las monedas digitales, que son las que ya están utilizándose en modo prueba.
El desafío
La cosa está llegando a un punto en el que ya no hay nadie en EEUU que pueda negar la realidad. El 20 de mayo se hizo oficial el miedo cuando el gobernador de la Reserva Federal de EEUU tuvo que reconocer que “estamos siguiendo de cerca el impacto de la desdolarización, y las tensiones geopolíticas, las sanciones occidentales contra Rusia y la promoción del yuan por parte de China afectan el dominio global del dólar”. Una de las cosas que preocupan a EEUU, y mucho, hasta el extremo de considerarlo “un desafío directo al dólar” es el fracaso absoluto de la política de sanciones (ilegales, según el derecho internacional) impuestas a muchos países, especialmente a Rusia, porque “si estas sanciones y políticas continúan, los cambios en el panorama de pagos transfronterizos, incluido el rápido crecimiento de las monedas digitales, pueden plantear desafíos al estado del dólar estadounidense” (3).
La erosión del predominio del dólar estadounidense es lenta, pero inexorable. En lo que va de siglo las tenencias de dólares estadounidenses en los bancos centrales mundiales se han reducido un 20%, hasta el actual porcentaje del 58’41% señalado más arriba. Ni que decir tiene que las sanciones estadounidenses a Rusia han llevado a China y otros países a reducir aún más su dependencia del dólar estadounidense en el comercio y a que los llamados a la desdolarización se hayan vuelto cada vez más fuertes y las monedas digitales están planteando nuevas amenazas al estatus privilegiado del dólar.
Es en este contexto donde adquiere más relevancia la cumbre que los BRICS realizarán el mes de octubre. Desde que en enero de este año se produjo la ampliación a 10 miembros (Arabia Saudita, Brasil, China, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Eritrea, India, Irán, Rusia y Sudáfrica) el comercio intra-BRICS, que ya suponía el 32’5% del total del comercio entre ellos realizándose en las monedas propias, ha aumentado un 11% en los siete meses que lleva en marcha la ampliación. Y es que ya existía un mecanismo, el sistema BRICS PAY, en el que desde 2018 comerciaban los integrantes históricos de los BRICS, que ha permitido la rápida integración económica de los nuevos miembros.
A ello hay que sumar que Rusia, el país que preside los BRICS este año y donde se realizará la cumbre, ya está desarrollando una nueva forma de eludir las sanciones que es más que atractiva para los BRICS: la fusión del sistema de pagos ruso con los sistemas de pagos de los países BRICS. Ya se ha hecho entre Rusia (sistema Mir) con Irán (sistema Shetab) y está en un proceso muy avanzado un proyecto similar con India (y de ahí la importancia de la reciente visita del primer ministro indio a Rusia de este mes de julio, puesto que el 60% del comercio entre los dos países ya se realiza en las monedas nacionales respectivas, el rublo y la rupia) y con los Emiratos Árabes Unidos. Si China decidiese hacer algo semejante, el golpe para el dólar sería definitivo, aunque por el momento está actuando con mucho cuidado en este aspecto.
La unificación de los sistemas de pago nacionales de los países BRICS ayudará a acelerar y facilitar el comercio entre sus integrantes, reducir la dependencia de las monedas extranjeras y las comisiones bancarias al realizar transacciones internacionales, así como aumentar la transparencia y confiabilidad de las transacciones financieras, lo que contribuirá al crecimiento de las importaciones y exportaciones intra-BRICS. En realidad, lo que se está cociendo es un sustituto al sistema SWIFT occidental.
P.D.- En el momento de enviar este artículo para su publicación, la Secretaria del Tesoro de EEU, Janet Yellen, reconoció por primera vez en una entrevista en la revista Forbes “serias preocupaciones sobre el colapso del dólar”. Añadió su “temor a que las sanciones financieras estadounidenses reduzcan el papel del dólar en el mundo” y culpó a Rusia de ser un generador de este proceso, además de “fomentar el uso del bitcoin y de las criptomonedas” (4).
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