Por: James D. White
Traducción: Florencia Oroz
Georgii Plejánov hizo más que nadie por popularizar las ideas marxistas en la Rusia de fines del siglo XIX. Aunque se enemistó con los bolcheviques y condenó la Revolución de Octubre, ejerció una enorme influencia en el desarrollo del marxismo soviético.
En Occidente se ha escrito muy poco sobre Georgii Plejánov, aunque fue una figura clave del movimiento socialista ruso e internacional, desempeñando las funciones de filósofo, historiador y propagandista del marxismo. También fue uno de los fundadores del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, precursor del Partido Comunista Ruso.
En cuestiones de teoría marxista, Vladimir Lenin lo consideraba la máxima autoridad. Aunque Lenin y Plejánov acabaron siendo enconados antagonistas políticos —ya que este último se opuso firmemente a la Revolución de Octubre de 1917—, los dirigentes del nuevo Estado soviético publicaron las obras de Plejánov sobre teoría marxista, que consideraban una herramienta educativa vital.
Puede que Plejánov sea hoy una figura en gran parte olvidada. Sin embargo, algunas de las opiniones erróneas o polémicas que expresó sobre las ideas de Karl Marx o la historia del movimiento revolucionario ruso siguen moldeando nuestra comprensión de esas cuestiones en la actualidad.
Tierra y libertad
Georgii Valentinovich Plejánov nació en 1857 en la aldea de Gudalovka, en la provincia de Tambov, en el centro de Rusia. Su familia pertenecía a la pequeña nobleza terrateniente; su padre era un oficial retirado del ejército. Su madre, mucho más joven que su marido, era una mujer culta, y de ella recibió Plejánov su educación temprana. Con la intención inicial de seguir la profesión de su padre, Plejánov estudió en la academia militar de Vorónezh y en la Escuela de Artillería Konstantinovskii de San Petersburgo. Sin embargo, decidió que no estaba hecho para la carrera militar. En 1874 se matriculó en el Instituto Minero de San Petersburgo.
Mientras estudiaba en el Instituto Minero, Plejánov entró en contacto por primera vez con miembros del movimiento revolucionario ruso, y él mismo comenzó a hacer propaganda entre los obreros de San Petersburgo. En diciembre de 1876, Plejánov organizó y participó en la primera manifestación revolucionaria de Rusia, que se celebró en la catedral de Kazán de San Petersburgo.
Varios participantes fueron detenidos, pero Plejánov escapó y comenzó su vida como revolucionario consagrado. Al año siguiente viajó al extranjero y pasó varios meses en París y Berlín. A su regreso a Rusia en 1877, Plejánov se convirtió en miembro destacado de la organización revolucionaria Tierra y Libertad.
Los miembros de Tierra y Libertad se inspiraban en las ideas del pensador anarquista ruso Mijail Bakunin. Creían que los campesinos eran intrínsecamente comunistas, ya que vivían en comunidades aldeanas, por lo que bastaba con llevar a cabo una agitación entre ellos para incitarlos a la rebelión contra el Estado.
También de acuerdo con las ideas de Bakunin, los miembros de Tierra y Libertad sostenían que era inútil dedicarse a la actividad política para llevar a cabo la revolución social, ya que era una distracción del objetivo esencial de la organización. Tierra y Libertad excluía el uso del terrorismo como forma de acción política, aunque el grupo consideraba que podría estar justificado como represalia contra las autoridades.
Esta postura empezó a cambiar en respuesta al fracaso del movimiento de «ir hacia el pueblo» para inducir a los campesinos a rebelarse. También crecía entre los revolucionarios la convicción de que el asesinato del zar era necesario como primer paso en la transformación radical de la estructura social y política de Rusia. En 1879, Tierra y Libertad se escindió, dando lugar a dos nuevas organizaciones: Voluntad del Pueblo, que favorecía el uso del terror, y Repartición Negra, dirigida por Plejánov, que rehuía cualquier tipo de acción directa, en particular el terror.
Rusia y el marxismo
En enero de 1880, Plejánov inició su exilio en Ginebra con el pequeño grupo de seguidores que constituían Repartición Negra. El grupo nunca gozó de la popularidad de Voluntad del Pueblo, especialmente después de que este último grupo organizara el asesinato del zar Alejandro II en 1881.
En 1883, Plejánov lanzó una nueva organización, el Grupo para la Emancipación del Trabajo, cuyo punto de vista elaboró en el folleto Socialismo y lucha política (1883). Sostenía que Voluntad del Pueblo había tenido razón en la cuestión de la táctica política, incluido el terror. Pero que había ido demasiado lejos en la dirección opuesta y ahora pretendía tomar el poder mediante la conspiración, a espaldas del pueblo.
Más trascendental fue la afirmación de Plejánov de que la revolución en Rusia no adoptaría la forma de una rebelión campesina, sino que sería una revolución proletaria, tal como la concebía Karl Marx. Con este argumento, Plejánov daba la espalda a la corriente dominante del movimiento revolucionario ruso.
Lev Tijomirov respondió al panfleto de Plejánov en nombre de Voluntad del Pueblo, objetando, como era de esperar, que la clase social en la que Plejánov proponía basar la revolución apenas existía, lo que significaba posponer la revolución a un futuro lejano. Plejánov respondió a Tijomírov en el folleto Nuestras diferencias (1885), en el que condenaba aún más la ideología de Voluntad del Pueblo. Plejánov afirmaba que la comunidad campesina en la que la organización depositaba sus esperanzas para el establecimiento de una sociedad socialista en Rusia estaba en proceso de desintegración avanzada.
En el exilio, el Grupo para la Emancipación del Trabajo seguía siendo una pequeña secta, aislada del movimiento revolucionario en Rusia. Por otra parte, la postura socialdemócrata de Plejánov le llevó a gravitar hacia los socialistas de Europa Occidental. Entre sus conocidos y corresponsales se contaban figuras como Friedrich Engels, Karl Kautsky, Wilhelm Liebknecht, August Bebel y Rosa Luxemburg.
Plejánov asistió al congreso fundacional de la II Internacional en París en 1889. Allí pronunció un discurso que terminaba con la declaración de que el movimiento revolucionario ruso triunfaría como movimiento proletario o no triunfaría en absoluto. Plejánov publicó artículos en la prensa socialista alemana, algunos de ellos criticando los intentos de Eduard Bernstein de revisar los principales principios de la doctrina marxista. Con ello, mejoró su reputación como uno de los principales teóricos marxistas de Europa.
Chispas revolucionarias
Aprincipios del siglo XX, los acontecimientos se habían decantado a favor de Plejánov. Tras el asesinato del zar, Voluntad del Pueblo había sido eliminada casi por completo. Bajo Alejandro III, la industria se desarrolló rápidamente durante las décadas de 1880 y 1890, lo que significaba que ahora había un número significativo de trabajadores industriales en varios centros urbanos de Rusia. En San Petersburgo, Moscú, Vilna y otras ciudades comenzaron a aparecer grupos socialdemócratas obreros a partir de finales de la década de 1880, algunos de los cuales entraron en contacto con Emancipación del Trabajo.
En 1900, Plejánov unió fuerzas con Lenin, Julius Mártov y otros para publicar el periódico Iskra («Chispa»). Su objetivo era servir de foco que aglutinara a los grupos socialdemócratas locales en una única organización unificada. De este esfuerzo surgió el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR), que en su segundo congreso de 1903 se dividió en las fracciones bolchevique y menchevique.
En el congreso de 1903, Plejánov apoyó a Lenin y a los bolcheviques frente al ala menchevique liderada por Mártov. Posteriormente cambió de afiliación y se puso del lado de los mencheviques. Sin embargo, la personalidad individualista de Plejánov hizo que nunca se sintiera del todo a gusto en ninguna agrupación política, lo que provocó conflictos con la dirección menchevique.
La revolución rusa de 1905 dio a Plejánov la oportunidad de formular las tácticas de los socialdemócratas en la situación que tanto se esperaba. Estas resultaron estar en desacuerdo con las opiniones de los miembros más radicales del POSDR.
El razonamiento de Plejánov era que, dado que el proletariado era pequeño en número, necesitaba aliados. Los campesinos no podían servir a este propósito, ya que, como había demostrado su propia experiencia, no tenían inclinaciones revolucionarias. Por consiguiente, el mejor aliado del proletariado era la burguesía y la intelectualidad liberal.
Plejánov estaba convencido de que, en una situación revolucionaria, este grupo se revelaría como un formidable adversario de la autocracia. Sin embargo, la burguesía rusa no cumplió las expectativas de Plejánov y capituló ante el gobierno, mientras que el movimiento campesino demostró ser un elemento fundamental de la revolución.
En los años que siguieron a la revolución de 1905 apareció en el seno del menchevismo una corriente «liquidacionista», que sostenía que ya no era necesaria una organización clandestina del partido en las nuevas condiciones. Plejánov se unió a los bolcheviques para denunciar esta corriente como una herejía. Entre 1907 y 1910, también cooperó con Lenin en una campaña contra la corriente de la filosofía socialista rusa representada por Alexander Bogdanov, que era vista como una amenaza para la ortodoxia marxista.
Sin embargo, el acuerdo de Plejánov con los bolcheviques se vino abajo tras el estallido de la Primera Guerra Mundial. A diferencia de la mayoría de los miembros del POSDR, que consideraban que la guerra debía ser puramente defensiva o, como Lenin, deseaban la derrota de Rusia, Plejánov era un ardiente defensor de una victoria de la Entente sobre los alemanes.
Mantuvo esta postura incluso después de regresar a San Petersburgo en abril de 1917, contribuyendo con artículos a favor de la guerra en el periódico Edinstvo («Unidad»). Consideraba la revolución de octubre de 1917 una conspiración bolchevique y la condenó de plano. Ya con la salud delicada, Plejánov fue trasladado de Rusia a Finlandia y pasó los últimos meses de su vida en un sanatorio de Terijoki. Murió el 30 de mayo de 1918.
Plejánov y la teoría marxista
Las biografías de Plejánov presentan invariablemente su temprana evolución intelectual como una transición del «narodnismo» (o populismo) al marxismo. De hecho, incluso al principio de la carrera revolucionaria de Plejánov, Marx fue una importante influencia intelectual para él. Su primer artículo teórico, por ejemplo, publicado en la revista Land and Liberty en 1879, hace referencia a varias influencias, entre ellas Mijaíl Bakunin, Augusto Comte y Karl Marx.
Es importante señalar cómo utilizaban el término naródnik los miembros de Land and Liberty. Sostenían que la función de los revolucionarios era luchar por conseguir las aspiraciones concretas del pueblo llano. El término para describir a un revolucionario de este tipo era Naródnik. La consigna que Plejánov consideraba la mejor encarnación del principio naródnik era la siguiente: «La emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos». Estas eran las palabras iniciales de la constitución de la Asociación Internacional de Trabajadores y habían sido escritas por el propio Karl Marx.
En el folleto Socialismo y lucha política, Plejánov subraya que no ha abandonado el principio naródnik. Por el contrario, argumenta, es la organización Voluntad del Pueblo la que lo ha traicionado al adoptar métodos conspirativos. En Nuestras diferencias, por otra parte, Plejánov utiliza el término naródnik de un modo muy distinto: ahora lo aplica a los seguidores de Voluntad del Pueblo y afirma que el narodnismo es una doctrina que postula la singularidad del desarrollo histórico y económico de Rusia, enraizado en el eslavofilismo de la década de 1840.
Plejánov realizó este movimiento para dar la vuelta a la tortilla frente a sus oponentes. En aquella época, el Grupo por la Emancipación del Trabajo era una pequeña secta al margen del movimiento revolucionario ruso, mientras que Voluntad del Pueblo representaba su corriente principal, el producto de su evolución histórica hasta la fecha. Al designar a todo el movimiento revolucionario ruso, aparte de Emancipación del Trabajo, como Naródnik, Plejánov podía crear la impresión de que él y su grupo abrazaban el socialismo científico de Marx y Engels, mientras que sus oponentes eran partidarios de una ideología peculiar con connotaciones nacionalistas.
Plejánov escribía en una época en la que se conocían pocas obras de Marx aparte de El capital. Su interés por la filosofía le llevó a ser pionero en desenterrar los orígenes hegelianos del sistema de Marx. Le animó en esta dirección la publicación de unas memorias de Engels tituladas Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, sobre las que escribió un comentario. Aunque el propio Marx había utilizado ampliamente la terminología hegeliana en la primera edición de El capital de 1867, la había eliminado en gran medida en la segunda edición de 1872, y la purgó por completo de la edición francesa de 1872-75.
En 1889, Plejánov utilizó sus conocimientos de la filosofía hegeliana en un ensayo polémico contra Tijomirov, que había argumentado que el cambio social se producía gradualmente. En respuesta, Plejánov afirmó que la filosofía de Hegel enseñaba que el desarrollo se producía a «saltos», lo que Plejánov consideraba la esencia de la dialéctica.
En el artículo «En el 60º aniversario de la muerte de Hegel», publicado en alemán en 1891, Plejánov acuñó por primera vez el término «materialismo dialéctico» —que ni Marx ni Engels utilizaron nunca— para caracterizar el método filosófico de Marx. Desarrolló el término en su libro La concepción monista de la historia, en el que argumentaba que el «materialismo dialéctico» era una síntesis de la filosofía clásica alemana y del materialismo francés del siglo XVIII.
La última gran obra de Plejánov fue su Historia del pensamiento social ruso, que comenzó en 1909. El primer volumen, publicado en 1914, contenía un esbozo de la historia rusa que intentaba explicar el gobierno autocrático de Rusia y su tendencia a expandir su territorio mediante la colonización. La obra, sin embargo, quedó inconclusa a la muerte de Plejánov.
Legado
Aunque Plejánov tenía poca influencia como político en el momento de su muerte, seguía siendo respetado como teórico marxista, y Lenin recomendó que se estudiaran a fondo sus escritos. Sus obras recopiladas, editadas por David Riazanov, se publicaron entre 1923 y 1927 en veinticuatro volúmenes.
Hasta 1924, cuando el culto a Lenin se generalizó, Plejánov fue considerado la máxima autoridad en teoría marxista. En la época de Stalin, Plejánov fue denunciado como menchevique y opositor a Lenin. Sin embargo, tras la muerte de Stalin, fue rehabilitado y sus obras filosóficas volvieron a publicarse. En la Rusia actual, Plejánov es considerado un pionero del pensamiento marxista en el país.
Sin embargo, Plejánov no es una guía fiable de las ideas de Marx. Todos los escritos marxistas de Plejánov son polémicos y están dirigidos a demostrar que su adversario político está equivocado. Su enfoque de los textos marxistas es puramente utilitario, lo que no impide que los altere si le conviene.
La acuñación por Plejánov del término «materialismo dialéctico» se basa en una interpretación errónea de la evolución intelectual de Marx, y su idea de que la esencia de la «dialéctica» consiste en «saltos» de la cantidad a la calidad muestra una incomprensión del sistema de Hegel. Sin embargo, la acuñación de Plejánov ha pasado al uso general, y su versión de la historia intelectual rusa con su corriente naródnik ha sido ampliamente aceptada. Su influencia se ha extendido mucho más allá de la época en que vivió.
James D. White
Especialista en Historia de Rusia y Europa Oriental por la Universidad de Glasgow. Entre sus obras figuran Lenin: The Practice and Theory of Revolution y Red Hamlet: The Life and Ideas of Alexander Bogdanov.
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