Por: Lenin Contreras
Marxista sólo es el que hace extensivo el reconocimiento de la lucha de clases al reconocimiento de la dictadura del proletariado. En ello estriba la más profunda diferencia entre un marxista y un pequeño (o un gran) burgués adocenado.[1]
Introducción
El 24 de enero de 2024 se conmemoran cien años del aniversario luctuoso de V.I. Lenin. Sin duda alguna, el personaje político más influyente del siglo pasado, no solo por el impacto que tuvo la Revolución de Octubre al inspirar prácticamente todas las revoluciones y movimientos de liberación nacional del siglo XX, desde la china, la vietnamita, la cubana, etc.; también por la influencia teórica en el marxismo y el antimarxismo. Cualquier autor que pretenda ser serio dentro de este espectro teórico, debe debatir con el penetrante y riguroso pensamiento leninista.
Los aportes teóricos del dirigente bolchevique son innumerables, desde la teoría del desarrollo del capitalismo, pasando por la teoría de la organización, la ciencia de la política, la teoría del estado y la democracia, la del imperialismo y dependencia de los países subyugados, hasta la teoría de la revolución; el pensamiento de V.I. Lenin no solo es vigente, sino también, como lo apunta Néstor Kohan, indomesticable.
En los siguientes apartados intentaremos exponer la vigencia de las tesis teóricas y políticas de V.I. Lenin, con el objetivo de mostrar su vigencia para el siglo XXI. En este caso, abordaremos una de las principales obras del revolucionario ruso: El Estado y la revolución.
Sobre el libro
En 1918 salió a la luz en la ciudad de Petrogrado (San Petersburgo) una de las obras más importantes del pensamiento marxista: El estado y la revolución. La doctrina marxista del Estado y las tareas del proletariado en la revolución. Escrita por V.I. Lenin entre agosto y septiembre de 1917, en esta obra se expone de forma magistral y didáctica los fundamentos marxistas-leninista del Estado, el poder político y su relación con la democracia, la revolución socialista, la instauración de la dictadura del proletariado y los fundamentos para la construcción de la sociedad comunista.
V.I. Lenin redactó el Estado y la revolución (ER) en el transcurso de la Revolución democrático-burguesa del 27 de febrero [2] (12 de marzo) y la Revolución Proletaria del 25 de octubre (7 de noviembre), periodo también marcado por la última fase del desarrollo de la guerra imperialista de 1914-1918. En ese momento, aclarar el tema sobre el poder político y el Estado era una tarea políticamente urgente para el proletariado revolucionario internacional, tal como lo apunta el dirigente bolchevique
…la lucha por arrancar a las masas trabajadoras de la influencia de la burguesía en general, y de la burguesía imperialista en particular, es imposible sin combatir los prejuicios oportunistas acerca del Estado… De tal modo, la cuestión de la actitud de la revolución socialista del proletariado ante el Estado adquiere no sólo una importancia política práctica, sino la importancia más candente y actual como cuestión de explicar a las masas lo que deberán hacer para liberarse, en un porvenir inmediato, del yugo del capital (pág. 26).
No sobra decir que la imperiosa necesidad de aclarar el aspecto teórico como el aspecto político práctico en torno a la cuestión del Estado, tenía por objeto educar al movimiento obrero en una concepción verdaderamente revolucionaria sobre el derrocamiento del régimen burgués, la guerra imperialista y la construcción de la sociedad socialista. Es por ello que V.I. Lenin, realiza una crítica demoledora a las corrientes no marxistas que influían en el movimiento obrero, comenzando por el romanticismo utopista y la ingenuidad anarquista de Proudhon, Kropotkiny y Bakunin; el oportunismo socialdemócrata menchevique de los exmarxistas Plejánov y Kautsky; el democratísismo pequeño burgués, representado por el Partido Social Revolucionario (Eseristas) dirigido por Kerenski, Avxéntiev y Chernov; y finalmente, el liberalismo burgués monárquico del Partido Demócrata Constitucionalista (Kadetes).
Como fundamento de su análisis, V.I Lenin tiene un estricto apego al materialismo dialectico y un minucioso análisis de las obras de Carlos Marx y Federico Engels, en la cuales los fundadores del materialismo histórico abordan el problema del Estado y la dictadura del proletariado, tales como: Miseria de la Filosofía (1847), El Manifiesto Comunista (1848), El origen de la familia la propiedad privada y el estado (1894), El 18 Brumario de Luis Bonaparte (1852), La guerra civil en Francia (1871) y su prefacio de 1891, El Anti-Dühring (1878), La Crítica del Programa de Gotha (1875) y La Crítica del Programa de Erfurt (1891), la Contribución al problema de la vivienda (1873), el Mensaje del Comité Central a la Liga de los Comunistas (1850), así como la correspondencia de Marx y Engels.
Sin embargo, V.I. Lenin no pretende acabar con el debate mediante la repetición de frases y citas de Marx y Engels, sino mediante el análisis del carácter dialectico en que se desarrolla la lucha de clases en las últimas décadas en Rusia y Europa, no es casual que encontramos apartados donde de manera magistral sintetiza las lecciones del movimiento obrero revolucionario, como las experiencias de las revoluciones de 1848 a 1851 (Capitulo II) y la experiencia de la comuna de parís de 1871 (Capítulo III).
Las tesis fundamentales
Aunque el texto es extremadamente rico en ideas, aportes teóricos e históricos, podemos encontrar tesis fundaméntales que por su profundidad resaltan y se convierten en aportes universales para el movimiento revolucionario, tal es el caso del concepto de Estado, la revolución y dictadura del proletariado, el papel del Estado en el imperialismo, los conceptos de dictadura y democracia, entre otros.
I. Estado: aparato burocrático militar de represión
Como se ha mencionado, para V.I. Lenin, una de las tareas políticamente urgentes del movimiento obrero era aclarar las tareas del proletariado revolucionario respecto al Estado y la Guerra Imperialista. Es por ello que mediante un examen riguroso de la teoría marxista del Estado, Lenin, responde tres preguntas fundamentales: ¿Cómo ha surgido históricamente el Estado burgués, la máquina estatal que necesita para su dominación la burguesía? ¿Cuáles han sido sus cambios, cuál su evolución en el transcurso de las revoluciones burguesas y ante las acciones independientes de las clases oprimidas? ¿Cuáles son las tareas del proletariado en lo tocante a dicha máquina estatal?Para comenzar a responder, nos remite a la génesis histórica del Estado por medio de una cita de Engels, la cual apunta:
El Estado —dice Engels, resumiendo su análisis histórico— no es de ningún modo un poder impuesto desde fuera de la sociedad. Tampoco es ‘la realidad de la idea moral’ ni ‘la imagen y la realidad de la razón’, como afirma Hegel. Es más bien el producto de un determinado grado de desarrollo de la sociedad, es la confesión de que esa sociedad se ha enredado en una irremediable contradicción consigo misma y está dividida por antagonismos irreconciliables que no puede conjurar (pág. 28).
Lenin agrega
El Estado surge en el sitio, en el momento y en el grado en que las contradicciones de clase no pueden, objetivamente, conciliarse. Y viceversa: la existencia del Estado demuestra que las contradicciones de clase son irreconciliables. En torno a este punto importantísimo y cardinal comienza precisamente la tergiversación del marxismo, tergiversación que sigue dos direcciones fundamentales (pág. 29).
La definición del Estado como producto del carácter irreconciliable de la lucha de clases, muestra al poder político como lo que realmente es: un mecanismo de dominación usado por las clases dirigentes contra las clases dirigidas. La concepción clasista de la génesis y esencia del poder político, desmontan todas las ilusiones oportunistas y liberales que suponen la neutralidad de las instituciones estatales, inclusive las más democráticas, así como su pretendida eternidad, inmutabilidad o ahistoricidad. De esta forma, al concebir al Estado como producto de la lucha de clases aparece su esencia: una fuerza especial de represión (pág. 40) que cuenta con destacamentos especiales de hombres armados y cárceles. El ejército permanente y la policía son los instrumentos fundamentales de la fuerza del poder estatal (pág. 32).
La esencia represiva del Estado, tienen un fundamento material, que se puede sintetizar en el principio de que las clases poseedoras y explotadoras aspiran a mantener y perpetuar su condición, en contra de las clases desposeídas y explotadas, por ello, para los marxistas de forma inherente el Estado es un instrumento de la explotación de la clase oprimida (pág. 34). Lenin señala
La sociedad, que se ha movido hasta ahora entre antagonismos de clase, ha tenido necesidad del Estado, o sea de una organización de la clase explotadora para mantener las condiciones exteriores de producción, y por tanto, particularmente, para mantener por la fuerza a la clase explotada en las condiciones de opresión (la esclavitud, la servidumbre, el trabajo asalariado), determinadas por el modo de producción existente (pág. 38)
II. El estado restaura su hegemonía
Sin embargó, para Lenin en el ER, el Estado no se reduce a su carácter esencialmente coercitivo y expoliador. En su desarrollo, este instrumento se ha perfeccionado hasta convertirse en instrumento que otorga concesiones y construye consenso con la pequeña burguesía por medio de la formación y renovación de un estamento burocrático parasitario.
En particular, precisamente la pequeña burguesía es atraída al lado de la gran burguesía y sometida a ella en medida considerable por medio de este aparato, que proporciona a las capas altas de los campesinos, de los pequeños artesanos, de los comerciantes, etc., puestos relativamente cómodos, tranquilos y honorables, los cuales colocan a sus poseedores por encima del pueblo (pág. 52).
El desarrollo de un inmenso estamento parasitario, tanto burocrático como militar, es resultado de que el Estado se desarrolla restaurándose, incorporando ciertas demandas “populares”, dando concesiones, inclusive modificándose a formas más civilizadas y modernas, como la república democrática parlamentaria, pero sin dejar de ser un instrumento de opresión y explotación del proletariado.
III. La dictadura del proletariado se instaura por medio de la revolución violenta y la destrucción del estado burgués.
El ER señala, que al ser el Estado burgués una fuerza especial de represión, independientemente de la forma en que aparezca, representa los intereses colectivos de la burguesía como clase dominante. Es por ello que en la lucha por su liberación, el proletariado no le queda más opción que destruir esta máquina burocrática militar, conquistar del poder político por medio de una revolución violenta e instaurar la dictadura del proletariado. De esta forma, paraLenin, la conquista del poder político, representa la tarea fundamental del proletariado revolucionario en la lucha por su emancipación, ya que la dominación política del proletariado, es la única vía para derrotar el poder contrarrevolucionario de la burguesía.
Para aclarar este punto, Lenin se remite a las lecciones del Manifiesto Comunista, donde tanto Marx y Engels apuntan: El objetivo de los comunistas es… formar la conciencia de la clase del proletariado, derrocar al régimen de la burguesa, llevar al proletariado a la conquista del poder.
La teoría de la lucha de clases, aplicada por Marx a la cuestión del Estado y de la revolución socialista, conduce necesariamente al reconocimiento de la dominación política del proletariado, de su dictadura, es decir, de un poder no compartido con nadie y apoyado directamente en la fuerza armada de las masas (pág. 48).
De esta forma la conquista del poder político y la instauración de la dictadura del proletariado, es decir la dominación política del proletariado, es la síntesis del programa político de los comunistas, y con otra referencia al Manifiesto Comunista, reitera
En el Manifiesto Comunista se resumen los resultados generales de la historia, que nos obligan a ver en el Estado un órgano de dominación de clase y nos llevan a la inevitable conclusión de que el proletariado no puede derrocar a la burguesía si no empieza por conquistar el poder político, si no logra la dominación política, si no transforma el Estado en “el proletariado organizado como clase dominante” y de que este Estado proletario comienza a extinguirse inmediatamente después de su triunfo, pues en una sociedad sin contradicciones de clase el Estado es innecesario e imposible (pág. 50).
Líneas abajo abordaremos el tema de la extinción del Estado, por el momento queremos resaltar la claridad respecto al tema del poder político y su relación con las tareas del proletariado revolucionario. Para Lenin el derrocamiento de la burguesía solo es posible por medio de la dominación política y la construcción del estado proletario, expresión de su dictadura. La dominación política del proletariado, solo pude conquistarse, si el proletariado destruye el Estado burgués, solo si rompe con la maquina burocrática y militar del Estado (pág. 60). Para Lenin, éste objetivo es irrenunciable, por lo que es el punto cardinal de la polémica desatada contra Karl Kautsky, o con los reformistas y oportunistas que creen que el proletariado pude liberarse usando la vieja máquina represiva burguesa o que es posible una “ampliación” de la democracia burguesa hasta el punto de que permita la extinción del Estado burgués, y con ello, la emancipación gradual (por evolución social) del proletariado. De esta forma, Lenin apunta
Ya hemos dicho más arriba, y demostraremos con mayor detalle en nuestra ulterior exposición, que la doctrina de Marx y Engels sobre el carácter inevitable de la revolución violenta se refiere al Estado burgués. Este no puede sustituirse por el Estado proletario (por la dictadura del proletariado) mediante la “extinción”, sino sólo, como regla general, mediante la revolución violenta (pág. 44)
Y agrega que la dictadura del proletariado, es decir, la organización de la vanguardia de los oprimidos en clase dominante para aplastar a los opresores, no puede conducir únicamente a la simple ampliación de la democracia (pág. 110). El Estado burgués debe de destruirse por medio de la revolución violenta, lo que dará paso la instauración de la dictadura del proletariado, como única garantía de la superación del régimen burgués.
Si bien es cierto que las críticas al oportunismo de Kautsky se desarrollan ampliamente, esto no impide cuestionar duramente las posiciones antiautoritarias y autonomista de los anarquistas contra las cuales Lenin no escatima critica. Para el dirigente bolchevique el autonomismo y antiautoritarismo, que infantilmente piensan que es posible la destrucción del régimen burgués, sin antes pasar por un periodo de dominación proletaria –dictadura- no solo representa una incomprensión de los procesos revolucionarios, sino una evidente desviación reaccionaria.
No hay duda de que es por medio de la construcción de la fuerza especial de represión que defienda al proletariado, que los oprimidos garantizan su emancipación.
… el Estado es una “fuerza especial de represión”. Esta magnífica y profundísima definición nos la da Engels aquí con la más completa claridad. Y de ella se deduce que la “fuerza especial de represión” del proletariado por la burguesía, de millones de trabajadores por unos puñados de ricachos, debe sustituirse por una “fuerza especial de represión” de la burguesía por el proletariado (dictadura del proletariado). En esto consiste precisamente la “destrucción del Estado como tal”. En esto consiste precisamente el “acto” de la toma de posesión de los medios de producción en nombre de la sociedad (pág. 40).
IV. Una vez conquistado el poder político, se requiere la expropiación de los medios de producción
La conquista del poder político y la instauración de la dictadura del proletariado, es para Lenin, el primer paso de la completa eliminación del régimen burgués y el derrocamiento definitivo de la burguesía; el segundo es la expropiación de los expropiadores y con ello acabar con la explotación de la clase trabajadora. En este sentido, V.I. Lenin señala que el proletariado al tomar el poder estatal comienza por convertir los medios de producción en propiedad del Estado (pág. 38) y agrega
Las clases explotadoras necesitan la dominación política para mantener la explotación, es decir, en interés egoísta de una minoría insignificante contra la inmensa mayoría del pueblo. Las clases explotadas necesitan la dominación política para suprimir completamente toda explotación, es decir, en interés de la inmensa mayoría del pueblo contra una minoría insignificante compuesta por los esclavistas modernos, es decir, por los terratenientes y capitalistas (pág. 47)
La socialización de los medios de producción tiene por objetivo eliminar las condiciones materiales que le permitían a las clase dominantes explotar a la clase trabajadora, pero además permite reorganizar el régimen económico en beneficio de las grandes masas de trabajadores.
El derrocamiento de la burguesía sólo puede realizarse mediante la transformación del proletariado en clase dominante, capaz de aplastar la resistencia inevitable y desesperada de la burguesía y de organizar para el nuevo régimen económico a todas las masas trabajadoras y explotadas (pág. 48)
Esta tesis, retoma las enseñanzas del Manifiesto Comunista en la cual Marx y Engels apuntan que el programa de los comunistas se sintetiza en esta fórmula: abolición de la propiedad privada.
V. El socialismo es la primera fase de la sociedad comunista
Según Lenin en su ER, la revolución proletaria abre el paso a un nuevo estadio social: el socialismo, que representa la primera fase del comunismo. Este estadio social, caracterizado por la dominación proletaria o en otras palaras por la dictadura revolucionaria del proletariado, la burguesía ha sido derrotada, representando así un período político de transición”. Es por ello que, mediante una cita a Marx, Lenin señala
“… Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista —prosigue Marx— medio el período de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este período corresponde también un período político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado…”.
En este sentido, Lenin plantea dos momentos necesarios para la emancipación plena del proletariado, correspondientes a momentos distintos del desarrollo histórico, donde las tareas del proletariado se definen históricamente según su relación con el poder político. En el primer momento, cuando el proletariado es dominado por el poder despótico de la burguesía, debe tomar el poder y derrocar, mediante su dictadura, a la burguesía. En segundo, ya cuando el proletariado ha instaurado su dominación política, el proletariado revolucionario debe extinguir el Estado. Al respecto se apunta
Antes, la cuestión se planteaba así: para conseguir su liberación, el proletariado debe derrocar a la burguesía, conquistar el poder político e instaurar su dictadura revolucionaria. Ahora se plantea de un modo algo distinto: la transición de la sociedad capitalista —que se desenvuelve hacia el comunismo— a la sociedad comunista es imposible sin un “período político de transición”, y el Estado de este período no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado (pág. 108).
Estos dos momentos exponen, a) la necesidad de la destrucción del estado burgués por la revolución violenta del proletariado revolucionario; b) una vez instaurada la dictadura revolucionaria del proletariado, la extinción misma del Estado y el advenimiento, con ello de la sociedad comunista, la cual se caracteriza por existencia real de la libertad. Por ello, Lenin señala
Mientras el proletariado necesite todavía el Estado, no lo necesitará en interés de la libertad, sino para someter a sus adversarios, y tan pronto como pueda hablarse de libertad, el Estado como tal dejará de existir (pág. 86) …. Sólo en la sociedad comunista, cuando se haya roto ya definitivamente la resistencia de los capitalistas, cuando hayan desaparecido los capitalistas, cuando no haya clases (es decir, cuando no existan diferencias entre los miembros de la sociedad por su relación hacia los medios sociales de producción), sólo entonces “desaparecerá el Estado y podrá hablarse de libertad”. Sólo entonces será posible y se hará realidad una democracia verdaderamente completa, una democracia que no implique, en efecto, ninguna restricción (pág. 110) …. El Estado podrá extinguirse por completo cuando la sociedad ponga en práctica la regla: “De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades” (pág. 117).
La realización de la sociedad comunista, no solo acabará con cualquier forma de despotismo social, sino también permitirá el desarrollo multilateral pleno de la humanidad, por medio de acabar con la división social entre trabajo manual e intelectual, este sentido Lenin apunta:
Marx prosigue: “…En la fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo y, con ella, el contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y fluyan con todo su caudal los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en su bandera: ‘De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades” (pág. 169)
De momento se han omitido algunas tesis: el proletariado como la única clase de vanguardia, la dialéctica de la dictadura y la democracia, las formas del Estado, como es que la guerra imperialista acelera el desarrollo del Capitalismo Monopolista de Estado, las bases objetivas del reformismo, la tesis de la revolución popular, el tema de la comuna y su organización en Estado, la dialéctica del parlamentarismo, la crítica puntual y demoledora contra el anarquismo, el centralismo democrático, pero esto lo expondremos en una segunda entrega.
Notas:
[1] En el siguiente documento se utilizará el texto del Estado y la Revolución editado por la Fundación Federico Engels en Madrid, septiembre de 1997.
[2] Calendario juliano, utilizado en Rusia por la monarquía zarista hasta su abolición y sustitución por el calendario gregoriano.
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