Marzo 02, 2007
Esta es la segunda parte del texto leído en el encuentro de literatura indígena realizado en La Paz, organizado por Cedoal
Por Andrés Ajens
Un amigo paceño, algo demasiado jungueanológico empero, resume los sentidos del tinku así: “Toda confluencia o encuentro que enfrenta a dos opuestos antagónicos y mutuamente excluyentes, cuyas fuerzas contrapuestas están equilibradas, de tal modo que son iguales entre sí y pueden unirse contradictoriamente en un tercer término” – sin dejar de mencionar su referencia erótico-sexual: el quechua tinkunakuspa, “encuentro sexual prematrimonial de una pareja”, que, en contexto comunitario, traduce como “cópula simbólica” que complementa y restituye la unidad y equilibrio entre los dos lotes de un ayllu (F. Montes, La máscara de piedra, La Paz, 1999).
Ahora bien, si el tinku restablece la unidad se trata de veras de una unidad dual o doble, si cabe la expresión, por lo cual se podría decir que el tinku a la vez guarda la diferencia: el tinku se da (en uno o en una) entre más de uno (o una), mas no necesariamente entre opuestos o excluyentes. Nomás entre diferentes. Dicho de otro modo, el tinku no disuelve ni supera el diferendo en un “tercer término” más universal, sino, impidiendo la fusión o confusión, da tiempo al entre-tenerse en la diferencia, al entrevero.
Que esto ocurra, aconcaguamente hablando, justo en Lampa – literalmente entonces, al amparo de la luz intimante de la lámpara-idioma aymara, en una litera- pudiera llevarnos a columbrar que el encuentro en cuestión fuera antes que nada amoroso, engendrador acaso, en todo caso deseante, deseoso encuentro, por más dura que sea la litera y por más que sobre la litera dura tal encuentro pudiera volverse a ratos desencuentro. Mas un encuentro asegurado de antemano, un encuentro enteramente programado, previsto y calculado, un encuentro sin riesgo, ¿sería de veras un encuentro?
Para concluir ya sin concluir tal vez nada, para darle algún provisorio desenlace a esta inopinada “relación” de la litera dura indígena, vayan pues, económicamente hablando, las siguientes [cuatro] preguntas:
1. ¿Qué estatuto tiene esta relación? ¿Es una historia de verdad, esto es, se fundamenta en algún saber rematadamente cierto? ¿O se trata nomás de una ficción, de una creación o bella invención, perteneciente a lo que Occidente (y especialmente el Occidente moderno) ha venido llamando per secula Literatura? Y si no fuera reducible ni a uno ni a otro estatuto, ni de verdad ni de ficción, ¿qué carajo sería?
2. ¿Es posible hablar de “literatura indígena”? Es posible, qué duda cabe, lo estamos haciendo ahora mismo. En este encuentro. La pregunta es, pero: ¿Es legítimo, justo o conveniente afirmar que las inscripciones indígenas (orales o escritas), las inscripciones memoriosas de los tricarnios aconcaguas, por caso, forman parte de la Literatura? Si la literatura (con y sin mayúscula), tal como se la ha entendido por siglos y tal como se la entiende habitualmente en nuestros días (cf. el Diccionario de la R.A.E.), es producto de una cultura determinada, la “occidental”, ¿no estaríamos reponiendo el gesto asimilador, borrador de singularidades y diferencias, al denominar sin más literatura a aquellas tradiciones no occidentales de inscripción y de “relación”? Pero, a la vez, ¿no caeríamos en la reiteración del gesto contrario, que en el fondo acaso no sea sino la otra cara del mismo, gesto de exclusión, si negamos el carácter literario a las inscripciones memoriosas no occidentales, en este caso amerindias? Y si esto es así, ¿cómo responder, cómo ser responsable simultáneamente ante ambas demandas contrapuestas?
3. ¿Qué hay de la posibilidad de la traducción entre culturas? ¿Qué hay de la posibilidad de una traducción no apropiante o no asimiladora entre diferentes tradiciones de inscripción? Una traducción que no asimile el ‘contenido’ o el ‘sentido’ del otro (texto), ¿no es acaso lo imposible mismo? ¿Qué hay, sin ir más lejos, de la posibilidad de un poema aconcagua ultra-moderno? Y si las diferencias y diferendos entre culturas, como sugiere nuestra lectura del complejo Aconcagua, tarde o temprano se introyectan en el seno de una misma (dual) cultura, evidenciando con ello que una cultura nunca coincide ni se identifica enteramente consigo misma, que la diferencia “interna” opera como la “externa”, ¿desdeñar la aporía de lo imposible en traducción no vendría a ser acaso un gesto suicida?
4. En fin, otra posibilidad, ¿qué hay de una escritura que, sin borrar ni mezclar sin más las diferencias entre culturas, sino enfrentándolas y exponiéndolas, abra campo al encuentro entre proveniencias culturales e idiomáticas diversas? Tal gesto entreverante, tal poética del tinku entre escrituras, ¿no daría acaso lugar a un ‘poema’ memorioso de las tradiciones y acontecimientos que lo constituyen y a la vez inaudito, un “tinku” sin precedentes? ¿Y a esta escritura del carajo, del carajo entreveraz y tinkudo, a la vez alógena e indígena, aún la vamos a llamar “Literatura”? ¿O, sin tomarle el pelo a nadie, y muy menos a la tradición e institución literaria, pero también diciéndolo aquí sin pelos en la lengua, no fuera acaso mejor diferir la decisión en torno al nombre y a la clasificación de la “cosa”? De entrada, en fin y al cabo, ¿a qué apurar el entrevero
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LA PARODIA DEL TINKU
Por: Angela Lara Delgado Marzo 11, 2007
El Ritual Del Tinku Frente Al Tinku Folclórico
Integrante del proyecto de investigación Tinku: Transición y conflicto ( * )
Este artículo tiene el objetivo de mostrar la gran diferencia existente entre el ritual del tinku y el tinku folclórico.
El ritual del tinku se desarrolla en la fiesta de la cruz en la localidad de Macha y el tinku folclóricos tienen una representación como eje central en las diferentes entradas folclóricas como en el carnaval de Oruro.
La fiesta de la cruz se festeja los primeros días del mes de Mayo en algunas comunidades del norte de Potosí, el ritual del tinku se lo realiza en los pueblos capitales como ser en San Pedro de Macha, Sacaca, Pocuata, Chayanta y otros. Asimismo la festividad del señor de exaltación otro nombre del señor de la cruz se realiza el 14 de septiembre en las localidades de CalaCala y Pata Huanuni en carnavales, localidades del departamento de Oruro.
Los elementos centrales de estas festividades son la cruz vestida, el ritual del tinku, la presencia de los jóvenes migrantes que retornan a la fiesta, música, baile y vestimenta propia de estas manifestaciones culturales.
La cruz debe estar para la fiesta bastante atabiada con fajas coloridas tejidas con lana de oveja, borlones de lana acrílica, lleva en la parte superior un rostro de cristo hecho en yeso y su respectiva montera, vestido con poncho y el chicote de autoridad. La cruz es la que encabeza la transición de los comunarios hacia el pueblo de Macha, para que el tres de Mayo sea llevada a la iglesia para escuchar la misa juntamente todas las mujeres que desean hacerlo, el alferez y el pasante, el resto de la comunidad espera en la torre Mallku tocando sus JulaJulas antes de empezar las provocaciones y los encuentros.
La música tocada con instrumentos de caña llamadas julajulas, en pares un arca y un ira de cuatro y tres tubos respectivamente, tocando dos ritmos uno marcial o trote en el recorrido hacia el pueblo y otro de wayño cuando ya se encuentran el mismo. También con instrumentos de cuerda como los famosos charangos temple diablo y antiguamente con los guitarrones.
El ritual del tinku es un elemento muy importante de esta festividad. Las comunidades hacen su ingreso durante toda la noche del dos de mayo prolongándose hasta el amanecer. Por la mañana del tres de mayo se van reuniendo en la plaza central, dando vueltas al rededor de la plaza entonando su música, en las esquinas realizan un redondel zapateando todos al mismo son.
Con bastante ceremonialidad se van reuniendo para desatar toda las emociones reprimidas en encuentros violentos y por que no decir hasta sangrientos ente ayllus opuestos pero complementarios es decir si bien son de una misma comunidad son de diferentes parcialidades, estos encuentros son en grupos donde llegan a mezclarse entre hombre y mujeres, los de un bando con el otro. Policías que controlan y lanzan sus gases cuando es incontrolable, turistas que sacan fotos en todos los instantes, estudiantes que registran, etc.
Se van repitiendo estos encuentros por el lapso de todo el día. Donde no solo son encuentros violentos entre ellos mismos sino también la gente que observa estas manifestaciones ejerce violencia sobre los comunarios tanto los turistas como los propios pobladores del pueblo de Macha, los policías y los estudiantes.
Por consiguiente entendemos el ritual del tinku como conjura entre diferentes tipos de violencia. Violencias represivas, rituales y funcionales.
La presencia de los jóvenes que retornan a su fiesta hacen la diferencia pero son diferentes pues ellos están vestidos igual que los demás luciendo sus vestimentas de fiesta y realizando los ritos con mucha emoción, a medida que estos jóvenes se van despojando de los aprendizajes de toda una transición y conflicto en su migración se hacen mas visibles en su fiesta y para su comunidad.
La vestimenta es un punto central de diferencia con lo folclórico pues la ropa de las mujeres desde hace muchos años se transformo en “pata polleras”, mantillas tejidas de lana acrilica, la causa del cambio es el costo entre tantas otras. Antiguamente se usaba la aymilla megra con una serie de bordados con flores bastante rusticas y adornos, el tari tapando la espalda, encima otro aguayo cargado del cual salen flores del lugar, las respectivas abarcas y las famosas janko wipalas banderas blancas que portan las imilla wawas.
En los varones sobresale el uso de botines de trabajo con punta metálica y las chalinas colocadas en forma de arnes, las sicabotas una especie de polainas que sobre el pantalón.
El ritual del tinku es una manifestación cultural que esta inmersa en la festividad denominada como: “La churi fiesta”, “La fiesta del tata wila cruz”, “Celebración del tata pachata” o simplemente La fiesta de la cruz de macha”.
Ahora empesemos a caracterizar el kinku folclórico. Es una danza despojada de cualquier elemento ritual, reducida a baile, música y coreografía, sobre todo música que en los últimos tiempos muestra e induce un significado distinto (peleas sin razón). Danza folclórica estilizada en la cual se confunden los roles de género.
La música interpretada con instrumentos de bronce y tonadas donde no existe punto de comparación con las julajulas y las calampeadas. Más al contrario construyen imaginarios simbólicos asexuados expresados en los movimientos corporales indiferenciados entre hombres y mujeres. Tan contrario a cualquier manifestación andina en la cual no se confunden los roles entre hombre y mujeres.
Los jóvenes que últimamente han popularizado esta danza son jóvenes en su mayoría de estratos sociales medios a altos que responde a simplemente una mera moda.
Pues venos que no existe relación entre las dos manifestaciones culturales. Encontramos que diferentes grupos sociales van apropiándose y resignificando las manifestaciones culturales andinas tal cual es el caso del tinku.
(*) proyecto apoyado por el Programa de Investigación estratégica en Bolivia PIEB y el Centro de ecología y Pueblos Andinos CEPA
LAS DISTINTAS FORMAS DE VIOLENCIA SOBRE EL RITUAL DEL TINK’U
Angela Lara Delgado (*)
El ritual del tink’u es un elemento más de la Fiesta de la Cruz en Macha donde se encuentran a su vez otros elementos que constituyen el ritual, es una suma de diferentes formas de violencia, las cuales convergen a simple vista en violencia física generada solo por los comunarios.
El ritual del tink’u es un encuentro de las comunidades pertenecientes a la franja étnica de Macha, correspondientes a las parcialidades de alaxsaya y manqhasaxa, entre diferentes jerarquías de poder como ser: autoridades comunales, municipales, estatales y personas civiles en espacios ajenos pero en tiempos propios, es una serie de emociones contenidas que en un espacio y tiempo determinado, donde salen a flor de piel un conjunto de acciones que van desde embates físicos, emocionales hasta enamoramientos.
En la noche del 2 de mayo empiezan a llegar al pueblo de Macha los diferentes ayllus menores: Pichichuas, Bumburis, Qullpas, Umajilas, Chayrapatas, y otros. Se reúnen en la esquina de la torre mallku (torre de la iglesia), son momentos de encuentro entre las diferentes comunidades, en muchos casos estos encuentros son amistosos y de reconocimiento donde hay una confraternización, con la ayuda de bebidas espirituosas como el alcohol y el singani, el cual es propio de la fiesta, se concertan las citas para el día siguiente donde los encuentros serán diferentes. Es una conjunción entre mujeres y varones; música y canto, alegría y tristeza que se prolonga hasta el amanecer.
En la mañana del 3 de mayo el espacio de encuentros va ampliándose al encuentro entre comunarios y vecinos del pueblo, existe una marcada diferencia entre los comunarios y los vecinos, pues la concepción del vecino frente al comunario es: “estos runa mikus” “salvajes”, lo cual conlleva una violencia discriminatoria de carácter despectiva y racista, pero al mismo tiempo aceptando su estadía por los ingresos económicos que generan para ellos la presencia de los comunarios en el pueblo.
Es un encuentro con los comerciantes que llegan de diferentes lugares a vender sus productos en la fiesta, el comunario se enfrenta a una violencia económica pues el costo de los productos en muchos casos esta fuera de su alcance y entran en disyuntivas, priorizar sus requerimientos. En muchos casos se encuentran con el mal trato de los comerciantes hacia los compradores que no dan lugar a regateo pues diciéndoles despectivamente “si quieres llevas, si no déjamelo nomás, me voy ha estar vendiendo”.
La violencia persuasiva ejercida por las comerciantes en chicha y cañas de azúcar, las cuales son efusivamente convincentes pues con amabilidad y convencimiento no les dejan opción a otra decisión, uno que se acerca a averiguar el precio siempre sale consumiendo. La vendedora de chicha parada a la entrada de su carpa agarra del brazo a los compradores, con mucha galantería y ayudadas por la galeta (un vaso invitado) los acomodan en uno de los bancos disponibles, ellos se encuentran en un dilema entre el convencimiento y la obligación por haber probado su chicha.
La presencia de los estudiantes universitarios de las diferentes carreras (UATF, UMSFXCH, UTO y UMSA) provoca violencia de conocimientos. En grupos de estudiantes están levantando registros informativos, preguntando, observando tan detenidamente que no se dan cuenta que ya están frente al mismo comunario, en su mayoría la presentación comunario/estudiante es la vestimenta, diarios de campo y libretas de nota, lo que provoca en los comunarios incomodidad, molestia a veces aceptación, en muchos casos no son de su agrado, pero se contienen pues existe una consideración ya sea racional u obligada, por el mismo hecho de ser estudiantes, pues por la escasez de conocimiento de sus costumbres se encuentran en momentos muy especiales donde ellos mismos no saben que actitud tomar.
El encuentro con los policías tanto civiles como de uniforme provoca violencia represiva, pues si bien su labor es mantener el orden y no permitir peleas, esto se va flexibilizando hasta llegar a aceptar los enfrentamientos individuales y tan solo evitar la muerte. En medio de toda esa flexibilización existe un trato bastante grotesco hacia los comunarios considerándolos como: “estos son peor que animales no entienden ni el castellano” sin considerar que la lengua materna es el quechua y solo algunos saben los dos idiomas.
Los policías recurren al uso de los gases lacrimógenos para dispersar a la multitud tanto actores directos como indirectos los turistas, estudiantes y vecinos se dispersan rápidamente descontroladamente, los últimos en dispersarse y con relativa calma son los comunarios, pareciera que no les provoca mucha molestia los gases.
Los turistas extranjeros, latinos, norteamericanos, europeos e inclusive asiáticos, ejercen una violencia tecnológica y mercantil; apostados en los balcones de la sub alcaldía desde muy temprano esperan los encuentros entre las comunidades con cámaras filmadoras, fotográficas profesionales y grabadoras reporteras bastante sofisticadas, listas para captar cualquier tipo de manifestación, actitud, vestimenta y música.
A medida que transcurre el día van adquiriendo mas confianza, como queriendo confundirse entre ellos, pasean en todo lo es la plaza central de Macha, en medio de los/as comunarios/as sin respetarlos, utilizando sus sofisticados aparatos tecnológicos van irrumpiendo en el transcurso de la fiesta causando malestar en los comunarios expresado en la determinación del cobro de dinero en dólares por el uso de cada cámara fotográfica, filmadoras y la simple observación. Es de nuestro conocimiento que el destino que le dan a estas fotos o filmaciones son para comercializarlas, el caso de la reportera inglesa Barbara M`clathie Anderson quien publico las fotos del ritual del tink’u en la revista “Worl Wild” (mundo salvaje).
Por ultimo la violencia comunal es el ritual del tink’u en la cual se enfrentan dos comunidades opuestas pero complementarias, es decir de las parcialidades de majasaxa y Manqhasaxa es un enfrentamiento ritual con nada mas que la fuerza de sus propios cuerpos, importa mucho la participación activa de todos, hombres, mayores, jóvenes. Las mujeres juegan un rol importante son quienes incitan a la participación, pero al mismo tiempo son ellas quienes les cuidan en todo instante.
Por consiguiente consideramos que el ritual de tink’u es un conjunto de violencias expresadas de diferentes formas y momentos, donde la violencia viene de los “otros” es decir de la gente ajena a las comunidades y son ellos los que en muchos casos provocan a los comunarios, ya sea de forma verbal o con actitudes discriminatorias. Creemos que es una reacción humana molestarse y defenderse de las diversas agresiones que el ser humano recibe en el devenir de su existencia.
Llegamos a la conclusión que el ritual del tink’u no es una mera conjura de violencia física sin razón, mas al contrario es una suma de actitudes, sentires, quereres que se confunden entre agresiones y defensas.
Cada espacio y tiempo es un mundo aparte y cíclico, donde es menester observar desde todas las ópticas posibles a cualquier manifestación cultural de la humanidad.
(*) Integrante del proyecto de investigación: Tink’u transición y conflicto, auspiciado por el PIEB y el CEPA.
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TINKU: La danza, ritual, encuentro, unión
El Tinku: El tinku es una de las fiestas más antiguas de Sudamerica. Los Machas, sus protagonistas, son grupos étincos de directa descendencia pre-colombina que habitan en los andes al norte de Potosí en Bolivia.
El Tinku o “encuentro” es una fiesta prehispánica andina donde se realizaban los combates rituales entre los ayllus de Alasaya y Masaya. En el mundo aymara prevalecen encuentros entre ayllus o linajes llamados ch’axwasiña.
No se trata simplemente de una pugna de linderos, sino ante todo un ritual de sangre en ofrenda a los dioses y diosas de la fertilidad.
La reivindicación de esta celebración ritual es una de las tareas fundamentales dentro la política de fortalecimiento de la cultura nacional.
Y así parecen haberlo entendido sus cultores en las comunidades agrarias del Norte de Potosí y las autoridades del Estado porque a partir del próximo viernes 3 de mayo, durante tres días, la población de Macha, provincia Chayanta del departamento de Potosí, será el lugar de encuentro entre artistas, antropólogos, autoridades estatales y representantes indígenas que celebrarán tres actividades diferentes pero paralelas para revalorizar la ancestral fiesta del Tinku.
La danza del Tinku
Danza o ritual que se origina en las comunidades de los Laimes y los Jucumanis del norte de Potosí, quienes practican la tradición del “predominio del más fuerte”.
En esta zona y otras aledañas se desarrollan diferentes técnicas de pelea varonil, entre las que destacan el “Warakkaku” y “Makhanaku” (pelea similar al judo). Según la sabiduría popular el tinku antiguamente consisitía en una confrontación cuerpo a cuerpo entre comunidades estimuladas por el alcohol. La pelea se realizaba en la plaza principal de la población o comunidad, con una duración aproximada de veinte a treinta minutos, según la resistencia de los contrincantes. Las autoridades máximas de la comunidad, el Cacique y el Alcalde juegaban el rol de árbitros y para demostrar su autoridad hacían uso de un látigo con quienes no cumplían con las reglas acoradadas.
Los contendientes, entrenados desde niños llevaban el cuerpo y la cabeza cubiertos por sobreros duros, las manos enguantadas en garras y aristas de bronce.
Se cuenta que grupos de las comunidades seguían el cruel combate al son de gritos , entremezclados con el sonido de instrumentos de cañas largas.
La comunidad triunfante agradecía la protección de sus divinidades con una ceremonia. El grupo derrotado escondía el cadáver de su representante para enterrarlo durante la noche.
Existen diversos criterios que explican la causa de esta práctica ancestral, entre ellos, la simbología del “machismo”, la adquisisción de la mayoría de edad en los adolescentes, la defensa del patrimonio y la devoción a la Pachamama, cuya creencia radica en que para recibir dones de la “Madre Tierra” es necesaria la abundancia de sangre.
“Tinku” significa pelea en conjunto entre comunidades o ayllus coyunturalmente antagónicos. En cambio el “tinkunacuy” es una disputa entre pares, de dos a dos, aunque generalmente el desafío comienza entre parejas y termina generalizándose.
El vestuario y la coreografía de la danza actual es una reminiscencia de este acontecimiento, convertido en una diversión popular, aunque hasta hoy todavía se aprecian enemistades entre comunidades y familias.
Los trajes de los danzarines están fabricados con telares de la tierra en vistosos colores, vestimenta típica de los pobladores de la región de donde provienen Los hombres llevan un casco protector tipo sombrero adornado con plumas, espejos y priedras preciosas
El tinku, cuyo significado es “pelea”, es una danza folklórica de Bolivia originaria de los Laimes, situados al norte del departamento de Potosí, aunque también puede considerarse como un arte marcial pero extremadamente violenta, ya que consiste también en atacar con puños como si fuera boxeo, como también en algunos casos con una piedra en la mano.
Es practicado como un rito ceremonial y despúes de la danza, los combatientes entre los que se destacan los “Warakkaku” y “Makhanaku”, se enfrentan cuerpo a cuerpo en las que desarrollan sus diferentes técnicas de pelea varonil, ya que según cuenta una leyenda, uno de los combatientes que ha sido vencido, debe derramar su sangre como un sacrificio u ofrenda, esto para fertilizar a la madre tierra, conocida comunmente por estas comunidades como la Pachamama, para que no les falte jamás la cosecha.
Actualmente se baila en diferentes ciudades de Bolivia, pero las peleas sólo se representan como una expresión artística, ya que verídicamente sucede en esta región del departamento de Potosí.
Tinku es una palabra quechua que significa “encuentro, unión, equilibro, convergencia”.
Tinku es el nombre de las peleas rituales en las que se encuentran dos bandos opuestos, frecuentemente llamados Alasaya (lado de arriba) y Majasaya (lado de abajo). Parece un combate guerrero, pero en realidad se trata de un rito puesto que une en lugar de separar. El Tinku es el encuentro de dos elementos que proceden de dos direcciones diferentes: Tincuthaptatha, encuentro de los que van y vienen en el camino. No se trata pues, que uno de los dos elementos aplaste y derrote al otro, la oposición no es “a muerte”, sino “a vida”. De la oposición nace la vida, es el ámbito de la fecundidad y la reproducción.
Originalmente esta danza se baila al compás de instrumentos de cuerda, consistente en pequeños “charangos” fabricados con madera y cuerdas metálicas, en ritmo denominado “quinsatemple” y cánticos ejecutados por las mujeres acompañantes de los danzarines, que con voces agudas, ejecutan huayños tradicionales.
El Tinku (encuentro) es un ritual de origen prehispánico que sobrevivió la colonia y mantuvo su fuerza durante el período republicano a la fecha, con algunas variaciones que no afectaron su carácter multiétnico, combativo y reivindicativo.
Pero el Tinku es anterior a la conquista quechua de los señoríos aymaras. Según los cronistas españoles, en las comarcas de Charka y Chayantaka en Bolivia se realizaban peleas rituales en las que dos grupos intercambiaban golpes de puño o qurawas (hondas).
Los Ayllus del norte de Potosí se organizaban también en espacios religiosos, y por tanto sagrados. Actualmente los “Encuentros” se realizan en las “Markas” o centros urbanos dotados de iglesia colonial, cabildo, casa de hospedaje y escuela. Estos centros urbanos, llamados pueblos de indios en tiempos de la colonia, fueron organizados a la manera de las poblaciones españoles durante la segunda mitad del siglo XVI por orden del Virrey Francisco de Toledo.
Pueblos como Macha, Aymaya, Pocoata, Chayanta y Torotoro son ahora centros culturales, donde los campesinos acuden a cumplir el ritual del Tinku en fecha coincidente con la fiesta católica del Señor de la Cruz, mayo. De manera más amplia, las comunidades altiplánicas del norte de Potosí y sur de Oruro, Laymis y Jukumaris, Chullpas y Kakachacas, continúan la ancestral costumbre de la guerra entre los Ayllus.
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