Por: Roberto Briscioli *
¿Qué es el mercado? No es la “mano invisible “de Adam Smith. Es la concreción de proyectos políticos y económicos planificados por sectores sociales enriquecidos, que conforman el poder económico cuyo objetivo central es concentrar riqueza.
“Un mercado autorregulado implica una institución que no puede existir de forma duradera, sin destruir físicamente al hombre y transformar su ambiente en un desierto”, Karl Polanyi.
En la actualidad la ortodoxia neoliberal continúa presionando por la autorregulación del “mercado”. Esto significa someter al Estado y a gobiernos, lo que resulta un atentado contra el sistema democrático y la satisfacción de necesidades básicas de la sociedad. ¿Qué es el Estado? G.W. Hegel lo calificó como el momento “más elevado de la libertad y razón humana”. Es la institución jurídico-político que expresa la justicia social y la soberanía económica y política de una Nación.
La democracia sólo es posible con el ejercicio pleno del Estado y, a su vez, la única vía razonable de alcanzar la máxima libertad e igualdad social posible. ¿Qué es el mercado? No es la “mano invisible “de A. Smith. Es la concreción de proyectos políticos y económicos planificados por sectores sociales enriquecidos, que conforman el poder económico cuyo objetivo central es concentrar riqueza. El mercado aparentando ser una abstracción resulta responsable –según K. Polanyi– de la destrucción de la vida.
Quiénes integran el poder económico
Las empresas oligopólicas formadoras de precios abarcan ramas de producción y comercialización. Son Pérez Companc, Luis Pagani, Carlos Blaquier, Paolo Rocca, Nicolás Caputo, Marcelo Mindlin, Carrefour, Coto, La Anónima. Todos y todas han aumentado el resultado operativo de manera tan significativo como han disminuido lo pagado en salarios reales.
Los rentistas agropecuarios participan en tierras productivas por excelencia. El 1 por ciento de productores concentra el 40 por ciento de esas tierras. Un porcentaje importante del total perciben el ingreso denominado renta, motivando la expresión de J.M. Keynes de “eutanasia del rentista”. Presionan a gobiernos a devaluar para obtener mayores ingresos en pesos que luego transforman en dólares. El comercio exterior lo manejan diez empresas, siendo la mayoría de ellas transnacionales: Cargill, Cofco, Glencore Agriculture (Viterra), Bunge y ADM. Estas cinco firmas controlan el 60 por ciento de lo exportado y, por ende, de las divisas generadas.
Los bancos obtienen ingresos desmesurados al utilizar los ahorros de la sociedad para comprar Leliq que emite y vende el Banco Central con una tasa de interés efectiva superior al 100 por ciento anual.
Los medios de comunicación como Grupos Clarín y La Nación construyen una realidad ficticia y apologista del poder económico que integran, devastando al Estado y, por ende, al sistema democrático.
El Poder Judicial que protege al poder económico al garantizar impunidad por ilicitudes y persecución política contra dirigentes peronistas.
Mecanismos de dominación
El poder económico cuenta con el “mercado” para subordinar al Estado por las siguientes vías:
* La inflación. Se trata de aumentos de precios impuestos por las empresas oligopólicas muy por encima de los costos de producción. Se fijan bajo el objetivo de alcanzar el “máximo beneficio” que implica la negación de la inversión y por ende de la producción. Se invierte a cuenta gotas y por ello aumentan precios para compensar. Se produce y se vende hasta el punto del “máximo beneficio”, lo que inhibe la producción de una unidad adicional sin importar las necesidades de demanda que, a su vez, induce más inflación. Por último, es el mecanismo esencial para disciplinar y/o destituir al poder político democrático, ya que provocará la caída del salario real y, por ende, la imposibilidad de satisfacer necesidades de amplios sectores sociales.
* La deuda externa. La pública en dólares la contraen los gobiernos neoliberales como mecanismo de dominación sobre el Estado. Por más ingresos de divisas genuinas, el endeudamiento externo implicará escasez de dólares, ya que el FMI impondrá la política económica. Exigirá tasas de interés positivas que significarán la destrucción de la producción y del empleo. Exigirá bajar el gasto público para inutilizar al Estado, lo que paralizará la inversión pública provocando caída de la producción, del empleo y del poder adquisitivo del salario. Sin agotar la lista, las empresas oligopólicas con sucursales “fantasmas” construyen pagos de deuda ficticias en dólares provenientes de las reservas
* La tasa de interés. Tanto el FMI como el poder económico exigen tasas de interés positivas, es decir, superiores a la inflación que el mismo poder económico genera. Tasas de interés elevadas serán funcionales al principio neoliberal de potenciar la financiarización en desmedro de la producción.
* Docente, contador público y economista. Integrante del Club Argentino Arturo Jauretche. robertobriscioli@yahoo.com.ar
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