Entrevista con Zachary Gallant
Credit Suisse está siendo investigado por el Senado de EE.UU. por obstruir las investigaciones sobre su servicio a clientes vinculados con los nazis. Pero el banco está lejos de estar solo: muchas empresas alemanas nunca renunciaron a los frutos monetarios de su colaboración con el nazismo.
Entrevista de Robin Jaspert[1]
Recientemente, el conglomerado bancario Credit Suisse fue noticia por estar siendo investigado por el Comité de Presupuesto del Senado de los Estados Unidos. Se sospecha que el banco blanqueó sistemáticamente dinero para el Tercer Reich alemán, obstruyó las investigaciones sobre sus operaciones y encubrió su estrecha cooperación con los especuladores y herederos de la Alemania nazi.
Sin embargo, el Credit Suisse no es ni mucho menos la única empresa que sigue cosechando los beneficios financieros de su colaboración con los nazis. En su libro Nazis All the Way Down: The Myth of the Moral Modern Germany, Zachary y Katharina F. Gallant describen lo extendido que sigue estando el dinero asociado a los nazis en la Alemania actual, ya que muchas de las mayores empresas del país nunca renunciaron a la riqueza que obtuvieron especulando con el régimen fascista. Jacobin se reunió recientemente con Zachary Gallant para hablar sobre cómo este legado material del nazismo sigue influyendo en la sociedad y la política alemanas y lo que implica para el combate con la creciente extrema derecha contemporánea.
RJ
Credit Suisse está siendo investigado de nuevo por blanquear sistemáticamente dinero para los nazis durante el Tercer Reich y por ocultar rastros de ello hasta hoy. ¿Hay alguien más en el mismo barco?
ZG
Lo único que hace especial a Credit Suisse es lo mucho que intentó encubrir su culpa. En general, se puede haber sido colaborador de los nazis, disfrutar de los beneficios y vivir una vida feliz, poderosa y rentable desde entonces. También pueden hacerlo su descendencia y todos los directivos de su empresa.
Parecería que nos encontramos ante una gran cantidad de furia intencionalmente creada contra el Credit Suisse, cuando en realidad se trata de algo tan profundamente sistémico que la mayoría de la gente no creyó que valga la pena esconderlo. Solo tienes que callarte y seguir adelante, y no te molestarán. E incluso si algún día eso te molesta, basta con encargarle una investigación a un historiador, pagándole con dinero de tu empresa o familia o fundación, para luego publicar sus hallazgos y conseguir una gran celebración sobre la forma en que superaste tu pasado. Entonces podrás seguir adelante como si nada hubiera ocurrido.
RJ
¿Puedes dar un ejemplo?
ZG
Me resultaría difícil elegir un ejemplo, ya que se puede optar por el trabajo de Aufarbeitung («reprocesamiento») de casi cualquier empresa alemana. A los profesores se les paga para que vayan a los archivos y luego publican un libro en una conferencia de prensa junto con los líderes de la empresa y hablan de lo importante que es esta responsabilidad histórica. Todo son lágrimas y globos: «Míranos. Somos geniales. Lo conseguimos». Podríamos estar hablando de casi cualquier empresa de la industria automovilística alemana o de cualquier empresa química o siderúrgica. Casi todas las grandes empresas de Alemania siguieron este patrón, sin tener que hacer el trabajo que Credit Suisse hizo para encubrirlo.
RJ
En cuanto a Credit Suisse, me contaste que enfrentaste al embajador suizo ante las Naciones Unidas (ONU) por ese tema. ¿Cómo reaccionó?
ZG
Fui invitado por la delegación suiza ante la ONU para celebrar el aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en un evento organizado por la delegación suiza. Se hizo un hermoso trabajo celebrando algo profundamente importante, y el propio embajador fue generoso y amable. Le pregunté cuánto habían complicado su trabajo estas revelaciones sobre Credit Suisse.
La respuesta fue muy sorprendente por su honestidad. Dijo que la diplomacia de Suiza está separada de los negocios de Suiza: una no tiene nada que ver con la otra. No tengo más que respeto por los diplomáticos suizos. Pero cuando se trata de quién tiene el poder en Suiza, no son los diplomáticos sino el sector empresarial.
RJ
Ya aludiste al dinero nazi como un problema sistémico. En tu libro con Katharina Gallant, Nazis All the Way Down, citas al analista de la CIA Sidney Zabludoff, quien dice que hay hasta 250.000 millones de euros (a valor actual) en dinero y bienes que fueron expropiados durante las Arisierungen [la confiscación nazi de propiedades judías] y que hasta el día de hoy permanecen en manos de las empresas más ricas de Alemania. A muchos les puede parecer contradictorio. ¿No es Alemania famosa por su política de memoria y por hacerle frente a su pasado?
ZG
Esto encaja bien con la extraña idea de que la política y los negocios no tienen nada que ver entre sí. Alemania se hizo mundialmente famosa por afrontar su historia; pero veo muy críticamente esta forma de afrontarla. Alemania finge haber superado su historia, mientras que al mismo tiempo nunca devolvió los beneficios de la colaboración con el nazismo. Esos 250.000 millones de euros que menciona Zabludoff se convirtieron hoy en empresas y activos de entre 300.000 millones y 1 billón de euros en la economía alemana. Y este dinero lo financia todo. Está en todas partes.
RJ
¿Ese dinero tiene un gran impacto en Alemania?
ZG
No se puede exagerar su importancia: Financia la vida cívica. Financia el deporte. Financia el arte. Financia la cultura. Financia las escuelas. Financia la sociedad civil. Financia hospitales. Financia lo que sea. Pero también financia anualmente millones en política.
RJ
¿Cómo influye esta historia en la capacidad, o incapacidad, de los alemanes para luchar contra el fascismo en el país hoy en día?
ZG
Es el núcleo de la incapacidad de Alemania para enfrentarse al fascismo que resurgió. La gente quiere hablar de paralelismos con la época nazi, pero no son paralelismos, se trata de una continuidad. Hoy en día, vimos a un importante partido político alemán, el de los demócratas cristianos (CDU), liderar las encuestas pese a una historia incluye a los nazis de la posguerra luchando contra la desnazificación y tratando de asegurarse de que la desnazificación terminara antes de que pudiera hacerle daño a los nazis que aún estaban presentes. Están los socialdemócratas (SPD), que en la década de 1960 tenían nazis dentro de su partido, que trabajaban en el Poder Judicial para garantizar leyes que le concedieran amnistía a los nazis en todo el sistema alemán.
Se suponía que la desnazificación duraría cincuenta años. Duró seis como máximo, y el proceso de desnazificación durante esos seis años fue una sombra de lo que se suponía que debía ser.
La desnazificación fue una broma. El dinero y la riqueza de los nazis no fueron expropiados. Ahora, los especuladores y herederos nazis empezaron a canalizar dinero para construir la extrema derecha, la Alternativa para Alemania (AfD). Lo que me sorprendió fue lo dispuesta que estaba la población alemana a aceptar este auge de la AfD. Alemania nunca aprendió la lección de los antinazis de los años veinte y treinta.
RJ
No se le puede ganar a los nazis cooperando con ellos a nivel institucional, como hace el líder de la CDU, Friedrich Merz.
ZG
Exacto. Lo peor es que cuando Friedrich Merz lleva la cooperación con los nazis a nivel legislativo, cuando les da poder, cuando le muestra al mundo que podemos trabajar con ellos. Pero cuando alguien actúa con valentía y llama nazi a Friedrich Merz por eso, luego en general no tiene el valor de mantenerse firme en sus convicciones cuando los critican haberlo llamado nazi. [El escritor y periodista antinazi] Kurt Tucholsky se estaría revolcando en su tumba al ver a Karl Lauterbach retractarse de su declaración de que Friedrich Merz es un nazi en el octogésimo aniversario de la liberación de Auschwitz. Una vez que lo llamaste nazi por ser nazi, no te retractas porque hiciste poner triste al nazi. Te mantienes firme en tu posición. Pero eso no es lo que hacen los alemanes. Y nunca vamos a vencer a los nazis de esa manera.
RJ
¿Cómo explicarías el papel de la migración en el marco de la AfD?
ZG
La AfD lleva mucho tiempo intentando polarizar a los judíos contra la migración, sobre todo la de musulmanes. Esta es su estrategia desde hace mucho tiempo. La AfD habla de «antisemitismo importado». En mis primeros años en Alemania, mis amigos más cercanos eran de países a los que Alemania acusa de ser las fuentes del antisemitismo importado. Y noté que el antisemitismo alemán es una entidad significativamente más peligrosa que el importado.
Lo que creo que es vital, cuando los alemanes hablan de antisemitismo importado, es hablar del año 1941 y de la decisión de Adolf Hitler de apoyar la independencia iraquí contra el colonialismo británico, en un movimiento colonial alemán para obtener recursos iraquíes y socavar las maniobras bélicas británicas y francesas. La decisión de Hitler de apoyar a Irak llevó a que la propaganda nazi se tradujera al árabe y se difundiera ampliamente a través de grandes cantidades de dinero y de la impresión de periódicos en organizaciones de todo Oriente Medio, a través de Irak, a través de la Hermandad Musulmana.
Esta fue la primera vez en la historia árabe que el antisemitismo exterminador entró en la lengua árabe. Hubo antisemitismo. No voy a negarlo, pero la idea de los judíos como una raza que debía ser exterminada fue algo que los alemanes tradujeron al árabe y difundieron ampliamente. Cuando hablamos de antisemitismo importado de ese marco, se trata sólo de lo que Alemania llevó allí en la década de 1940. Creó un tipo de antisemitismo completamente nuevo.
Cuando Julius Streicher estuvo en el banquillo de los acusados en los juicios de Núremberg, declaró que el modelo del antisemitismo era el libro de Martín Lutero «Sobre los judíos y sus mentiras». El antisemitismo que contiene es simplemente asombroso. El antisemitismo estuvo profundamente arraigado en la cultura alemana durante más de quinientos años y no necesitaba ser importado.
RJ
Algo que exiges junto con Katharina en su libro es la restitución del dinero que aún hoy poseen los herederos y especuladores nazis alemanes.
ZG
No exigimos nada. Lo que decimos es que si no devuelven el dinero nazi, entonces tienen que dejar de fingir que ya superaron a los nazis. Pero el posicionamiento de Alemania en el escenario mundial, fingiendo haber superado la historia, impide la posibilidad de dar ese primer paso. La hipocresía actual es paralizante.
Notas
↑1
Robin Jaspert es candidato a doctorado en el departamento de relaciones internacionales y economía política internacional de la Universidad Goethe de Fráncfort. Su trabajo se centra en los mercados financieros, los bancos centrales, las relaciones de poder globales y las finanzas «sostenibles»; además de su beca, participa en la educación política y el activismo de movimientos.
Zachary Gallant
Zachary Gallant es coautor, junto con Katharina F. Gallant, de Nazis All the Way Down: The Myth of the Moral Modern Germany. Su investigación sigue el rastro del dinero de los crímenes contra la humanidad, en Alemania y en todo el mundo.
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