En ese extenso documento –dos volúmenes de más de 400 páginas–, Mario Draghi, que también fue primer ministro de Italia, se pronuncia por una “construcción europea” a la medida de los banqueros.

Según Draghi, la Unión Europea ofrece pocas posibilidades de inversión (32% del PIB), en comparación con Estados Unidos (142% del PIB) debido a la persistencia del sistema de jubilación por repartición (menos en los casos de Países Bajos, Dinamarca y Suecia). Así que Draghi aconseja desarrollar sistemas privados de jubilación en todos los países miembros de la UE como medio de unificar capitales y canalizarlos hacia los mercados financieros.

Mario Draghi estima que es necesario convertir la Autoridad Europea de los Mercados Financieros (AEMF) en un ente regulador único, similar a la Securities and Exchange Commission (SEC) estadounidense. «Una etapa esencial para transformar la AEMF es modificar su gobernanza y sus procesos de toma de decisiones en el mismo sentido que los del Consejo de Gobernadores del BCE [el Banco Central Europeo], separándolos lo más posible de los intereses nacionales de los Estados miembros de la UE», escribe Draghi.

Finalmente, Draghi se pronuncia por una reactivación del mercado de las titulizaciones para aumentar las capacidades de financiamiento de los bancos e invita la Comisión Europea a proponer una revisión de las exigencias prudenciales sobre los activos titulizados.

En otras palabras, Mario Draghi aconseja el endeudamiento, en total contradicción con la doctrina alemana que había prevalecido hasta ahora.

Aunque se caracteriza por una forma de razonamiento impecable, el informe de Mario Draghi transmite un sentimiento de urgencia que no deja espacio para la reflexión sobre las mejores maneras de responder a la situación. Draghi evita abordar las causas del descenso de la actividad industrial en la Unión Europea, o sea no menciona la sumisión de los países de la UE ante Estados Unidos, el país que saboteó los gasoductos Nord Stream y que organiza y alimenta la guerra en Ucrania.

Mario Draghi presenta como algo evidente que la supuesta necesidad de construir una Unión Europea “federal” es una condición indispensable para que funcionen las reformas, pasando por alto que sería mucho más fácil hacer reformas recurriendo a la cooperación entre los Estados soberanos. En ese sentido resulta sorprendente que en pleno siglo 21 veamos a alguien promover una estructura piramidal en lugar de una estructura en red como medio de favorecer las empresas.

Bueno… es que Mario Draghi también fue vicepresidente de Goldman Sachs para Europa.

Este artículo es el editorial del número 99 de nuestro boletín Voltaire, Actualidad Internacional.