Por: Elia Gran e Igor Moreno
La comunicadora Amy Goodman, directora del programa Democracy Now!, analiza el papel del presidente estadounidense Donald Trump en el resurgimiento de la extrema derecha en su país, con episodios como el atentado en Charlottesville en el que murió la activista Heather Heyer.
¿Qué ha significado el ataque neonazi que tuvo lugar en Charlottesville el pasado sábado 12 de agosto y la violencia por parte de los supremacistas blancos durante ese fin de semana?, ¿qué opina sobre la respuesta del presidente de EE UU Donald Trump, tras el ataque?
El ataque neonazi en Charlottesville fue una señal de alerta para todo el país. Las imágenes de cientos de jóvenes hombres blancos marchando con antorchas por el campus de la Universidad de Virginia gritando “vosotros no nos reemplazaréis”, “los judíos no nos reemplazarán” y “sangre y tierra” –el conocido eslogan nazi– aterrorizaron y enfurecieron a mucha gente.
Al día siguiente, la protesta se volvió mortal cuando uno de estos neonazis atropelló a una multitud de contramanifestantes, matando a una joven activista antirracista llamada Heather Heyer. El mundo entero vio ese momento, y la respuesta del presidente Trump fue decir: “La violencia provino de ambos lados”. Esto causó oleadas de conmoción por todo el país.
Trump no estaba condenando a los supremacistas blancos, a los neonazis. No estaba condenando a los racistas que estaban allí. Debido a la tremenda indignación por parte de sus aliados y del Partido Republicano –a él no le importa si sus oponentes lo critican–, el lunes leyó un discurso en el teleprompter donde dijo: “Yo condeno a los neonazis, al Ku Klux Klan y a los supremacistas blancos”. Alguien lo describió como el video de un rehén. Estaba simplemente leyendo un teleprompter.
El martes convocó una rueda de prensa en la que se encontraba totalmente desquiciado y furioso. Atacó a la prensa, atacó a los que él llama los Alt-left (en referencia a los grupos de extrema derecha que se autodenominan Alt-right, o derecha alternativa), diciendo una vez más que la violencia provenía de ambas partes, centrándose sobre todo en los manifestantes antirracistas.
Para ese entonces, estaba siendo atacado por tantas personas que forman parte de su bando, desde los militares hasta los republicanos, que buscó un enemigo externo.
Cuando llegó el viernes, esa semana ya se había convertido en una de las peores desde que llegó a la presidencia: había sido condenado por las corporaciones, por los fabricantes de antorchas como las que se vieron en Charlottesville, todo su Consejo de Negocios anunció que se iba a disolver, el Consejo de Artes y Humanidades anunció que también se iba a disolver.
Y el viernes, Trump convocó una reunión en Camp David con sus generales y su vicepresidente, Mike Pence, que regresó de América Latina. Dijeron que estaban decidiendo la estrategia política en Afganistán. Esto no es algo inusual en el presidente Trump. Cada vez que se enfrenta a una catástrofe interna y sus índices de popularidad caen aún más, busca a un enemigo externo.
El lunes 21 de agosto, dio un importante discurso donde habló sobre Afganistán, diciendo que Estados Unidos enviaría 4.000 soldados más a ese país. No es un gran cambio en la estrategia política hacia Afganistán. Lo que sorprendió a la gente es que Trump había estado atacando esas mismas políticas de Estados Unidos durante años y ahora simplemente estaba haciendo lo mismo que hizo el presidente Obama, y lo que George W. Bush hizo antes que él. En realidad, lo que estaba tratando de hacer era reorientar la atención hacia las políticas internacionales. En las últimas semanas dijo que atacaría a Corea del Norte, luego dijo que atacaría a Venezuela y ahora va a enviar miles de soldados más a Afganistán. Pero esto no puede encubrir su relación con las bases del supremacía blanca en Estados Unidos.
Con sus respuestas ambiguas, él no estaba siendo ambiguo, estaba enviando un mensaje muy contundente: que no condenaría directamente a los supremacistas blancos de Estados Unidos
¿Qué relación existe entre la elección de Donald Trump como presidente de EE UU y el auge del supremacismo blanco y su violencia?
Durante años, Donald Trump ha estado apelando a los supremacistas blancos. Él es uno de los líderes del movimiento birther, que desafió al presidente Obama diciendo que no podía haber nacido en Estados Unidos, que nació en Kenia. No hay pruebas de esto. Sin embargo, Trump dijo que había enviado en numerosas ocasiones investigadores a Hawai, donde nació el presidente Obama. Dijo que tenía una “prueba definitiva e irrefutable”. Hizo esto durante años, exigiendo el certificado de nacimiento de Obama y después su expediente académico de la universidad, apelando claramente a una idea racista, diciendo que ese hombre, el presidente Obama, que no se parecía a Trump, no podía formar parte de Estados Unidos. Trump lideró este movimiento durante años, tratando de descalificar al presidente Obama, el primer presidente afroestadounidense de Estados Unidos.
Cuando se le preguntó durante su campaña electoral si rechazaría el apoyo de David Duke y el Ku Klux Klan, dijo que no sabía quién era David Duke, cuando en realidad nosotros teníamos acceso a declaraciones suyas que hizo a lo largo de los años condenando a David Duke. Por supuesto que sabía quién formaba parte del Ku Klux Klan, pero contestaba con ambigüedades.
Pero con sus respuestas ambiguas, él no estaba siendo ambiguo, estaba enviando un mensaje muy contundente: que no condenaría directamente a los supremacistas blancos de Estados Unidos. Los ha desatado, con gestos como, por ejemplo, negándose a condenarlos totalmente.
Ahora más gente está galvanizada, les ha dado energía. Cuando a un activista de Black Lives Matter le dieron un puñetazo en la cara durante un acto de la campaña electoral de Trump, el presidente dijo que él pagaría los costes legales de sus seguidores más violentos. Trump ha estado enviando el mensaje de que la supremacía blanca es aceptada en Estados Unidos. Es algo extremadamente peligroso, ha generado miedo en muchas personas.
¿Cómo valora la respuesta por parte de los activistas ante la violencia de la Supremacía Blanca?
La respuesta por parte del activismo a lo ocurrido en Charlottesville fue inmediata. Cada vez más personas se están uniendo a la protesta. La primera vez no había tantos contramanifestantes como manifestantes supremacistas blancos y neonazis, pero se hicieron notar. El fin de semana siguiente, decenas de miles de personas marcharon por todo Estados Unidos. En Boston, Massachusetts, hubo 40.000 personas marchando. ¡40.000 personas! Fue una respuesta masiva por parte de la sociedad civil. No aceptamos la supremacía blanca. Los supremacistas blancos tuvieron que refugiarse en un mirador en el medio del parque Boston Common, y ahora han cancelado el resto de sus protestas en el país.
Creo que la gente en Estados Unidos entiende muy claramente que si creen en la justicia racial, económica y social, este es el momento de luchar por ella, de defenderla, de salir a la calle y protestar por ella.
¿Cuál es el rol de los medios en el surgimiento de la autodenominada Alt-right o derecha alternativa?
Hay una serie de medios de comunicación en internet, y su equivalente en la televisión por cable: la cadena de noticias Fox News; que han sido descaradamente racistas durante años. El nuevo sitio web en el panorama mediático de los últimos años ha sido Breitbart News, que difunde mentiras racistas, antisemitas y de supremacía blanca.
Su editor era Steven Bannon, que entró en la Casa Blanca como uno de los principales asesores del presidente Trump. Duró ocho meses, anteriormente había sido el director ejecutivo de la campaña electoral de Trump, pero acaba de ser despedido porque el presidente Trump ha ido demasiado lejos, incluso para los republicanos, por eso Trump ya no podía seguir manteniendo a su defensor de la supremacía blanca durante más tiempo en la Casa Blanca.
Steve Bannon se vio obligado a irse, pero ahora dice que va a regresar a Breitbart News, que será su arma y que está motivado y listo para aplastar a sus oponentes.
Es absolutamente necesario que los medios que transmiten imágenes de las protestas, escuchen también las voces de aquellas personas que están en las calles describiendo su propia experiencia
¿Qué se puede hacer a partir de ahora? ¿Qué herramientas tiene la sociedad estadounidense para derrotar a los supremacistas blancos?
Yo soy una periodista y creo que es absolutamente primordial que todo el mundo, de todas las razas, religiones, etnicidades, identidades de género tengan la capacidad de hablar por sí mismas. Eso rompe con los prejuicios y por lo tanto con los estereotipos y las caricaturas. En los medios no puede haber solo expertos, que hablen de todo, sea cual sea el tema que se trate. La única manera de retar los estereotipos y caricaturas que alimentan los grupos de odio como el Ku Klux Klan es proporcionándole a la gente un foro donde pueden hablar por sí mismos.
Cuando oyes a alguien hablar desde su propia experiencia, sea un niño palestino, una abuela israelí, un hombre afroestadounidense en Charlottesville o una anciano nativo en Dakota del Norte, empiezas a entender el lugar del que vienen. No tienes por qué estar de acuerdo con ellos, pero de ese modo empiezas a entender cómo otra gente relata su propia experiencia, y yo creo que ese entendimiento es el principio para lograr la paz. Los medios pueden ser la mayor fuerza para conseguir la paz en el mundo, pero, en cambio, demasiadas veces son usados como armas de guerra. Por lo tanto, tenemos que retomar los medios.
En este momento es absolutamente necesario que los medios que transmiten imágenes de las protestas, escuchen también las voces de aquellas personas que están en las calles describiendo su propia experiencia. Debemos abrir los medios.
En cuanto a lo que está haciendo la gente sobre el terreno, creo que el movimiento antirracista en Estados Unidos está creciendo exponencialmente. Esto es, en parte, debido al hecho de que el presidente Trump no haya condenado abiertamente la supremacía blanca. Esto ha motivado a gente que antes no alzaba la voz a salir y protestar, porque antes daban esto como algo garantizado, y ahora entienden que ya no pueden hacerlo, que el presidente de Estados Unidos, que ocupa el cargo más poderoso de la Tierra, está de hecho canalizando las visiones de los supremacistas blancos cuando dice: “¡Hagamos que Estados Unidos sea grande de nuevo!”.
¿Cuándo fue grande Estados Unidos? ¿Cuando Trump alaba a los monumentos y las estatuas de los soldados y generales confederados, y dice que, si se retiran estos monumentos, perderemos la belleza de nuestros parques, de los parques de las ciudades y pueblos de todo Estados Unidos? Estamos hablando de generales de la confederación que eran propietarios de esclavos.
Por la tanto, la sociedad ha decidido actuar por sí misma, está bajando las banderas confederadas, está tirando las estatuas de Robert E. Lee y Stonewall Jackson, los generales confederados; de Jefferson Davis, el presidente de la Confederación. La gente está diciendo: “Si tú no retiras estas estatuas, lo haremos nosotros”.
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