Fuente: HispanTV
El gobierno chino ha mantenido un interés explícito por participar en la guerra de Siria desde el año 2016. En octubre de 2017 ya autorizaron el despliegue de sus Fuerzas de Operaciones Especiales del Ejército de Liberación Popular de China. A principios de agosto, el embajador chino en Siria, Qi Qianjin sugirió que pronto Pekín pudiera desplegar fuerzas para ayudarle al Ejército Sirio en su ofensiva planeada en Idlib.
Diversos medios de comunicación de Oriente Medio e Israel ha informado, citando a fuentes militares, que las autoridades chinas han autorizado el despliegue de unos 3500 soldados chinos en Siria para apoyar los esfuerzos de las fuerzas sirias a recuperar la provincia de Idlib (oeste), último bastión de los grupos terroristas y armados en el país árabe.
Las fuentes consultadas indican que los militares chinos supuestamente son integrantes del Cuerpo de Marines de la Armada de China, rama de las Fuerzas Armadas chinas especializada en ataques anfibios y responsable de proporcionar proyección de fuerza desde el mar.
Del mismo modo, se cree que los uniformados chinos serán desplegados en Siria mediante un vuelo que atraviese los espacios aéreos de Rusia, Irán e Irak para poder llegar al territorio sirio sin tener que pasar por medio de países que son hostiles al Gobierno de Damasco y de este modo mantener secreto el despliegue.
Conforme la difusión, China estaría interesada en participar en la ofensiva de Idlib debido a la fuerte presencia de terroristas chinos, tras el aumento de las actividades de elementos vinculados a Daesh en la región del Turquestán Oriental en la región de Sinkiang, en el extremo nororiental de su país.
Según apuntan diversos medios de comunicación, la implicación de China en Siria ha sido creciente. En las recientes maniobras de Rusia en el mar Mediterráneo participaron buques de guerra, cazas y bombarderos chinos, algo sin precedentes y del que no saben los principales medios de comunicación.
Las relaciones bilaterales Damasco-Pekín se han mantenido firmes desde el inicio de la crisis. El presidente sirio, Bashar al-Asad, ha elogiado en reiteradas ocasiones a China, Rusia e Irán por apoyar a Damasco, asegurando que su Gobierno trata de priorizar las relaciones con Oriente y no con Occidente.
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