Por: Autor:Alfredo Jalife-Rahme
Un grupo de investigadores del estado mayor del ejército de Estados Unidos realizó estudios de campo (sic) en las megaciudades de Nueva York, Mexico City, Bangkok, Lagos y Daca con el fin de prepararse a una intervención militar cuando sea llamado (sic) a actuar, según el perturbador documento Megaciudades y el ejército de EU: preparación para un futuro complejo e incierto, realizado por el jefe de estado mayor del ejército y su grupo de estudios estratégicos (http://goo.gl/SLLzD2).
¿Por quién fue y/o será llamado el ejército de Estados Unidos?
Se ignora si los estudios de campo del ejército de Estados Unidos en Mexico City forma parte de la fracasada Iniciativa Mérida o si se trata de una colaboración clandestina –por ende, antidemocrática e ilegal– de los implicados, que optaron por la opacidad local.
También el grupo de marras emprendió estudios para casos virtuales de intervención militar en Sao Paulo (máxima plaza bursátil de Latinoamérica) y Rio de Janeiro (sede de Petrobras).
Las masivas protestas en Sao Paulo y Rio de Janeiro, previas al Mundial de Futbol, ¿habrán formado parte de un estudio intervencionista de campo?
Los aludidos experimentos militares se deben a que Estados Unidos carece de experiencia para operar en megaciudades: zonas urbanas con una población de más de 10 millones.
El documento, publicado en junio, advierte la inevitabilidad (¡supersic!) de que en algún momento al ejército de Estados Unidos se le pida (sic) actuar en una megaciudad, cuando por el momento está mal preparado.
El grupo considera que entre los mayores problemas de las megaciudades, cuya solución requiere la intervención militar, figuran las tasas explosivas de crecimiento, la enorme disparidad de ingresos, que sigue creciendo, y el entorno de seguridad, que es cada vez más atractivo para los políticamente desposeídos (¡supersic!), así como los desastres naturales y las redes ilegales que requieren la intervención terrestre de la infantería de Estados Unidos.
Ya en febrero pasado militares de Estados Unidos y Gran Bretaña (GB) habían evaluado cómo las guerras del futuro se realizarán en las megalópolis, cuando ningún ejército ha combatido en megaciudades con más de 20 millones de habitantes, según Defense News ( http://goo.gl/ILRi0s ).
En abril, el ejército australiano, cada vez más bélico, publicó su Reporte sobre la guerra futura en tierra (http://goo.gl/V6ugEI ), que llega a las mismas conclusiones que sus colegas de Estados Unidos y GB, lo cual delata un nuevo modelo de intervencionismo militarista de la anglosfera.
El informe del ejército sobre las guerras futuras en las megalópolis ha causado intensa polémica en Estados Unidos, debido a la militarización y la brutalidad racista de su policía en Ferguson, Cleveland, Nueva York y Hollywood.
En referencia a Nueva York, el máximo centro financiero de la anglosfera, se descuenta que su objetivo es prevenir disturbios civiles, levantamientos políticos, así como proteger la infraestructura clave y los recursos naturales (¡supersic!) en aras del interés nacional, cuando el poder de los gobiernos nacionales para lidiar con los problemas causados por la creciente urbanización y el crecimiento de las megaciudades se ha erosionado.
¿Cómo prevenir nuevos Occupy Wall Street sin interferir en las sacrosantas cotizaciones de sus supercomputadoras, que constituyen la quintaesencia del poder financierista global de Estados Unidos?
Se criminaliza y se militariza así la dislocación social inherente a las megaciudades, que representan conductos de acceso a recursos naturales críticos, como el petróleo (¡supersic!), lo cual constituye las tendencias de recursos como un terreno estratégico primordial en cualquier crisis futura que requiera la intervención militar de Estados Unidos.
¿Siempre sí sirve el petróleo, pese a su transitorio desplome artificial?
Juzga que dada la saturación de los celulares en los ambientes urbanos en el mundo y la interconectividad global de la World Wide Web, el aislamiento virtual es aún más improbable.
El portal Infowars cuestiona el futuro despliegue de la infantería estadunidense, cuando debiera ocuparse de la permeable transfrontera, ya que existen informes de que los yihadistas islámicos podrían entrar a Estados Unidos por la frontera con México ( http://goo.gl/EPRHc8 ), y refiere que la preparación del ejército de Estados Unidos para ocupar las megaciudades también incluye la neutralización de grupos extremistas y criminales que puedan influenciar las vidas de la población mientras socavan la autoridad del Estado, lo cual puede ser extrapolado, a mi juicio, a un neomacartismo global de la disidencia contestataria antineoliberal.
Infowars rememora los recientes manuales de entrenamiento del ejército de Estados Unidos para disturbios de plena escala en ese país, donde las tropas sean forzadas a respuestas letales (sic) para lidiar con las masas de manifestantes.
La ONU define que existen hoy 33 megaciudades que tienen más de 10 millones de habitantes y proyecta que para 2030 existirá un mayor número, donde habitará 60 por ciento de la población total de la Tierra.
¿Por qué no mejor descentralizar en forma racional las megaciudades?
Llama la atención que de las 33 megaciudades –en las que China ostenta cinco e India cuatro, mientras Tokio detenta el primer lugar con 37.8 millones– el ejército de Estados Unidos sólo mencione en forma selectiva a siete (la quinta parte): Mexico City (sexto lugar: 21.6 millones), Sao Paulo (séptimo: 21.2 millones), Lagos (noveno: 21 millones), Nueva York (undécimo: 20.1 millones), Daca (decimoctavo: 17 millones), Rio de Janeiro (25: 14.4 millones) y Bangkok (24: 14.5 millones), mientras pasa por alto en Latinoamérica a Buenos Aires (vigésimo: 16.1 millones).
Es altamente significativo que no le quite el sueño Delhi (segundo: 25.7 millones), Karachi (decimocuarto: 19.5 millones), El Cairo (decimoquinto: 18.4 millones), Teherán (decimosexto: 18.4 millones), Moscú (decimonoveno: 16.5 millones) ni Estambul (23: 14.5 millones), ya no se diga la segunda ciudad estadunidense, Los Ángeles (decimoséptimo: 17.2 millones). ¿Cuál es su parámetro de discriminación urbana y de recursos?
La colocación de Mexico City es muy lógica por la interoperabilidad de la Iniciativa Mérida y su inminente incrustación al Comando Norte (NorthCom) como a la integración económica de Norteamérica (pero sin mexicanos), con su divisa común el amero, según el proyecto del Council on Foreign Relations y del Instituto Fraser de Canadá ( http://goo.gl/KGs7Ug ).
Los nuevos caballos de Troya del siglo XXI disfrazados de ayuda humanitaria (sic) –cambio climático, ébola, megaciudades– conforman un caleidoscopio de coartadas para legitimar la intervención militar del ejército de Estados Unidos, ahora consagrado a un menú de tareas filantrópicas à la carte (sobre pedido).
El ominoso riesgo es que cualquier legítima oposición democrática a los regímenes barbáricos ( v.gr Mexico City) puede ser descalificada en forma primitiva por los multimedia de la telecracia imperante como “terroristas, vándalos (la moda en el ‘México neoliberal itamita’), sociópatas, yihadistas, antisemitas”: la nueva semiótica totalitaria de la represión neoliberal que blinda a sus aliados sionistas y neonazis ( v. gr. Ucrania).
¡Lo que falta por ver de canibalismo militar!
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