Fuente: Granma
Según las fuentes de Hudson, la Casa Blanca, el asesor de seguridad nacional John Bolton y su director de política latinoamericana, Mauricio Claver-Carone, «se jugaron mucho con la oposición venezolana»
El medio estadounidense The Washington Post publicó recientemente un artículo bajo la pluma de John Hudson, en el cual reseña como fuentes a funcionarios de la gestión de Donald Trump, quienes habrían declarado de manera anónima sobre algunas situaciones tras bastidores en la cima del poder político en Washington.
Hudson se refiere a la «frustración» de Trump por los resultados de la estrategia de su equipo en Venezuela, aludiendo una reunión cerrada entre Trump y sus funcionarios luego del 30 de abril.
John Bolton y compañía habrían sido «engañados» por la oposición venezolana y funcionarios del gobierno del presidente Nicolás Maduro, que presuntamente habrían sido cooptados para dar un golpe en contra del mandatario venezolano.
Según las fuentes de Hudson, la Casa Blanca, el asesor de seguridad nacional John Bolton y su director de política latinoamericana, Mauricio Claver-Carone, «se jugaron mucho con la oposición venezolana».
La referencia apunta al balance de los eventos del 30 de abril. Según la publicación, Trump habría «reprendido a su personal» ante los resultados de ese día. La Casa Blanca «había recibido garantías de la oposición» de que muchos en los escalones superiores de la FANB y el gobierno se habían comprometido a cambiar de bando para actuar en un golpe de Estado.
Este señalamiento podría evidenciar la posibilidad de que Washington actuó sobre falsas informaciones y expectativas creadas por la dirigencia antichavista venezolana. Este club de políticos está compuesto por políticos profesionales que durante años han obtenido recursos y prebendas de la elite económica venezolana y de otras administraciones en la Casa Blanca, a expensas de grandes promesas que no se han concretado.
La publicación remarca que la estrategia golpista contra Venezuela fracasó y apunta al fallido golpe del 30 de abril como un punto de inflexión. La «frustración» de Trump tuvo que ver con que «nadie atendió el llamado» de Guaidó.
Desarticulación y reacomodo de la estrategia contra Venezuela
La publicación del Washington Post señala que el desbarajuste momentáneo en la estrategia de golpe violento en Venezuela desmembró las estimaciones y proyecciones sobre el devenir político de la nación petrolera.
A inicios de enero, se pensaba que al presidente Maduro «le quedaban semanas en el cargo», pero al día de hoy, «hay pocos indicios de que esté inminentemente en camino de salir, o que la administración de Trump tenga una estrategia coherente para eliminarlo», señala el artículo.
Sin embargo, la Administración Trump podría estar reacomodando su estrategia en la nación caribeña, tal como puede inferirse de las declaraciones del vocero del Consejo de Seguridad Nacional, Garrett Marquis, y otros funcionarios citados por Hudson. «Los Estados Unidos nunca dijeron que su esfuerzo en Venezuela se limitaría a una ronda», dijo otro alto funcionario. «La política de máxima presión de la administración se basa en la coherencia y la disciplina para lograr el objetivo final», agregó.
El rediseño de la estrategia sobre Venezuela tendría continuidad mediante las modalidades de presión que Washington está ejecutando consistentemente por medio de acciones coercitivas de bloqueo económico y político sobre el país.
En el caso del manejo público del tema, es una señal sumamente notoria que las vocerías hayan bajado en su frecuencia al referirse a Venezuela mientras Trump, probablemente, continúa delegando en sus burócratas un reacomodo de su agenda destituyente en el país petrolero. O al menos ese parece ser el caso, como lo reseña The Washington Post en el titular de su publicación: «Trump pierde la paciencia y el interés en el tema».
En ese sentido, es un hecho que Trump, progresivamente, ha tomado distancia del tema Venezuela en las últimas semanas, mediante el cese de declaraciones, tweets y referencias al caso. El mandatario estadounidense podría estar ejecutando un repliegue táctico y haciendo un control de daños gestionando su propia vocería y, además de ello, concentrando su atención en Irán, tal como ha ocurrido recientemente.
Es también probable que la Casa Blanca esté haciendo un rediseño de su esquema temático de relaciones exteriores, polarizando su política interna y creando un enemigo visible en el Golfo Pérsico, centralizando todo su aparataje sobre Irán a las puertas de un probable conflicto bélico y en una trama de recrudecimiento de las tensiones a niveles sin precedentes. Esto de cara a la campaña electoral para el año 2020.
En síntesis, mientras el chavismo y la oposición venezolana se han reunido en Noruega en los últimos meses y se ha confirmado un nuevo acercamiento, ahora en Suecia, Washington ha preferido un desvío de la atención concentrándose en el foco de inestabilidad preferido de las últimas administraciones de la Oficina Oval.
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