Por: Ben Norton
Hemos traducido este artículo del periodista estadounidense Ben Norton por ser uno de los más exhaustivos que se han escrito sobre un importante acontecimiento que ha pasado prácticamente desapercibido en los grandes y principales medios de comunicación españoles y europeos.
Un comité designado por el parlamento británico para evaluar la intervención de Reino Unido en la guerra de Libia ha concluido que todos los argumentos en los que se basaron quienes lideraron la coalición internacional atacante eran mentiras y exageraciones infundadas. Que fue una enorme irresponsabilidad por parte de los parlamentarios británicos apoyar una guerra basando sus decisiones en informaciones difundidas por medios de comunicación y otras fuentes sesgadas con intereses ocultos, y sin prever las graves conseciencias.
Nos vemos en la obligación de ofrecer algunas consideraciones sobre el informe ya que deja el papel fundamental de Estados Unidos en segundo plano, porque su objetivo es evaluar la actuación de su gobierno y no la de otros. Creemos que no concede el peso que realmente tuvo el Departamento de Estado de EEUU, bajo las órdenes de Hillary Clinton, en el inicio, incitación, desinformación y desarrollo de y sobre la guerra. Tras la publicación de los emails de Hillary Clinton ha quedado en evidencia que este papel fue de mayor peso del que el comité británico ha concedido. No olvidemos que el país aliado, colaborador y socio incondicional de los principales financiadores de la guerra de agresión a Libia, Qatar y Emiratos Árabes, es EEUU.
Documentos desclasificados del gobierno de EEUU desvelaron hace tiempo que desde los años 60 la diplomacia estadounidense lleva a cabo la estrategia -para acceder a los recursos africanos- de presionar a los países aliados y de la OTAN para que intervengan en África e impidan a los gobiernos nacionales controlar los recursos, quedando ellos como “observadores preocupados” ante la opinión pública y los propios gobiernos presionados. Esta estrategia que ha dado excelentes resultados durante los últimos 50 años se repite una y otra vez ante las narices de todo el mundo. Aunque es obvio que la apabullante ayuda militar y de inteligencia de EEUU, lo que se llama ahora de “Seguridad”, es lo que verdaderamente hace posible la intervención de otros países como Francia y Reino Unido en África. Este “observador preocupado” contactó con Sarkozy y le contó que Gadafi tenía infinitas toneladas de oro y plata porque quería implantar una moneda panafricana “que sustituyese al franco francés”, algo que el Banco Central de Francia no puede permitirse.
Hay que recordar que este plan era conocido porque el propio Gadafi lo venía proponiendo en las cumbres de la Unión Africana desde hacía años, y Francia nunca corrió a bombardear Libia por ello, a pesar de ser un país invitado a todas las reuniones de la UA, sino que se hacía cargo de ello por otros medios.
Sin embargo, los emails de los asesores de Clinton y de ella misma dejan entrever una clara intención de “malmeter” a Sarkozy y a su equipo, haciéndole ver de paso, que en EEUU cuando la popularidad de un presidente cae, el entrar en una guerra exterior le permite recuperar la popularidad, le hace caer en la cuenta de que puede hacerse con los recursos que van a quedar “sin dueño” en el Sáhara y le deja claro que no se preocupe por sus fuerzas militares, que no le faltará respaldo. De este modo, una vez más, EEUU queda como el “observador preocupado” y logra su objetivo principal que es acabar con el plan de Gadafi de comerciar el petróleo y el gas de la Organización de Países Productores de Petróleo, OPEP, en una moneda basada en oro, que podría ser el dínar libio, pero también cualquier otra, y no en el dólar estadounidense que no está basada en nada y su emisión por parte de la Reserva Federal es totalmente opaca. Eso sí es un peligro para el llamado Establishment económico mundial, encabezado por EEUU.
Esta estrategia se puede ver en diversos hechos que no suelen analizarse en los medios, como por ejemplo lo ocurrido cuando en uno de los primeros momentos de la intervención, la OTAN se había estancado combatiendo a las fuerzas de Gadafi, pero inmediatamente surgió de la nada un submarino estadounidense en el Mediterráneo, el USS Florida, y lanzó 100 misiles crucero contra el ejército de Libia en una sola noche, con lo que abrió un corredor para que los franceses, británicos y demás (España también intervino) pudieran seguir con “su” intervención.
Esta narrativa: “Francia no quiere perder su influencia”, “protestas internas suplican a la ex colonia intervención”, “quere tener el control de los recursos”, es muy similar a la de otras guerras de Francia en África, pero en todas hay un componente que se repite y que nunca se analiza: en cuestión de días, un descomunal despliegue militar -suministrado rapidamente por EEUU y aliados del Golfo- arrasa con países de escasa población y no preparados ni interesados en ninguna guerra. Francia necesita mantener el franco CFA, sí, pero sin el empuje, la incitación y el apoyo de EEUU no entraría tan alegremente en guerras en África, y de paso, EEUU logra su objetivo de impedir que los gobiernos africanos controlen sus propios recursos naturales y financieros.
Mientras tanto, el control de la información que crea la opinión pública sigue siendo un asunto tomado demasiado a la ligera por todos, incluso por informes tan importantes como estos. Por ejemplo, algunas de las fuentes de los propios investigadores británicos son tan sesgadas como las qataríes y saudís que ellos denuncian, ya que se ocupan más que de informar, de exonerar a EEUU por esta guerra -de la que no se depurarán responsabilidades, a pesar de estos informes-, como el New York Times, Washington Post o las palabras del propio Obama.
Investigación británica: Gadafi no iba a masacrar a civiles; los bombardeos occidentales empeoraron el extremismo islámico.
Un nuevo informe publicado por el Parlamento británico muestra que la guerra de la OTAN sobre Libia de 2011 se basó en una serie de mentiras.
“Libya: Examination of intervention and collapse and the UK’s future policy options” (Libia: Examen de la intervencion y colapso y las futuras opciones políticas de Reino Unido), una investigación realizada por el Comité de Asuntos Exteriores de la bipartita Cámara de los Comunes condena el papel interpretado por el Reino Unido en la guerra, que derrocó el gobierno del líder Muamar Gadafi en Libia, y sumió el país del norte de África en el caos.
“No hemos visto pruebas de que el Reino Unido llevase a cabo un análisis apropiado de la naturaleza de la rebelión en Libia”, afirma el informe. “La estrategia de Reino Unido se basó en suposiciones erróneas y en una comprensión incompleta de las pruebas”.
El Comité de Asuntos Exteriores concluye que el gobierno británico “no fue capaz de identificar que la amenaza a los civiles fue exagerada y que los rebeldes incluían un elemento islamista importante”.
“La investiación libia, que se lanzó en julio de 2015, se basó en más de un año de investigaciones y entrevistas con políticos, académicos, periodistas y más. El informe, que fue publicado el 14 de septiembre, revela lo siguiente:
Gadafi no estaba planeando masacrar civiles. Este mito fue exagerado por los rebeldes y los gobiernos occidentales, que basaron sus intervenciones en poca información de Inteligencia.
La amenaza de los extremistas islamistas, que tuviron una gran influencia en las revueltas, fue ignorada -y los bombardeos de la OTAN hicieron esta amenaza incluso mayor, proporcionando a ISIS una base en el norte de África.
Francia, que inició la intervención militar, estuvo motivada por intereses económicos y políticos, no humanitarios.
Las revueltas -que fueron violentas, no pacíficas- probablemente no hubieran tenido éxito si no hubiera sido por la intervención y la ayuda militar extranjera. Los medios de comunicación extranjeros, particularmente Al Jazera de Qatar y Al Arabiya de Arabia Saudí, también difundieron rumores infundados sobre Gadafi y el gobierno libio.
Los bombardeos de la OTAN hundieron a Libia en un desastre humanitario, matando a miles de personas y desplazando a otros cientos de miles, transformando Libia de ser el país africano con el mayor nivel de vida a un estado fallido devastado por la guerra.
Mito sobre que Gadafi iba a masacrar a civiles y falta de información de Inteligencia
“A pesar de su retórica, la proposición de que Muamar Gadafi había ordenado la masacre de civiles en Bengazi no se apoyaba en ninguna prueba disponible”, afirma claramente el Comité de Asuntos Exteriores.
“Mientras que Muamar Gadafi ciertamente amenazó con violencia a aquellos que se levantaron en armas contra su gobierno, esto no se traducía necesariamente en una amenaza contra todo el mundo en Begazi”, añade el informe. “En resumen, la escalada de amenazas a los civiles fue presentada con una certeza injustificada”.
El sumario del informe también señala que la guerra “no contó con información precisa de Inteligencia”. Añade que “Al parecer, agentes de Inteligencia de Estados Unidos describieron la intervención como una decisión tomada a la ligera”.
Esto dessafía y contradice lo que las figuras políticas afirmaron en aquellos momentos previos a los bombardeos de la OTAN. Después de los violentos levantamientos que estallaron en Libia en febrero, y de que Bengazi -la segunda ciudad más grande de Libia- fuera tomada por los rebeldes, figuras de la oposición en el exilio como Soliman Bouchuiguir, presidente de la Liga para los Derechos Humanos con sede en Europa, afirmaron que si Gadafi retomaba la ciudad, “se produciría un auténtico baño de sangre, una masacre como la que se vivió en Ruanda”.
El informe del Parlamento británico, sin embargo, señala que el gobierno libio había retomado ciudades de los rebeldes a primeros de febrero de 2011, antes de que la OTAN lanzase su campaña de ataques aéreos, y las fuerzas de Gadafi no habían atacado a los civiles.
El 17 de marzo, señala el informe, dos días antes de que la OTAN empezase a bombardear, Gadafi dijo a los rebeldes en Bengazi: “Tirad vuestras armas, exactamente como hicieron vuestros hermanos en Ajdabiya y otros lugares. Ellos depusieron sus armas y están a salvo. Nunca los hemos perseguido”.
El Comité de Asuntos Exteriores añade que, cuando las fuerzas del gobierno de Libia retomaron la ciudad de Ajdabiya en febrero, no atacaron a los civiles. Gadafi “también intentó apaciguar a los protestantes en Begazi con una oferta de ayuda al desarrollo antes de desplegar finalmente las tropas”, añade el informe.
En otro ejemplo, el informe indica que, después de luchar en febrero y marzo en la ciudad de Misrata, la tercera ciudad más grande de Libia, que también había sido tomada por los rebeldes, solamente un 1% de las personas matadas por el gobierno de Libia eran mujeres y niños.
“La disparidad entre las muertes de hombres y mujeres sugiere que las fuerzas del régimen de Gadafi atacaban a los combatientes en una guerra civil y no a civiles indiscriminadamente”, asegura el Comité.
Altos funcionarios británicos admitieron en la investigación del Parlamento que no tuvieron en cuenta las actuaciones que de verdad estaba llevando a cabo Gadafi, sino que pidieron la intervención militar en Libia basándose en su retórica.
En febrero, Gadafi pronunció un acalorado discurso amenazando a los rebeldes que habían tomado el control de las ciudades. Dijo que “solo eran unos cuantos” y “unos pocos terroristas”, y los llamó “ratas” que “están convirtiendo Libia en los emiratos de Zawahiri y Bin Laden”, haciendo referencia a líderes de Al Qaeda.
Al final de su discurso, Gadafi prometió “Limpiar Libia, palmo a palmo, casa por casa, hogar por hogar, callejón por callejón” de estos rebeldes. Muchos medios occidentales, sin embargo, dieron por sobreentendido e informaron rotundamente que estas palabras significaban una amenaza para todos los manifestantes. Un periodista israelí popularizó esta línea de información convirtiéndolo en una canción titulada “Zenga Zenga” (callejón, en árabe). El vídeo de Youtube con el discurso remezclado circuló por todo el mundo.
El Comité de Asuntos Exteriores apunta en su informe que, en aquel momento, los funcionarios británicos “carecían de información de Inteligencia fiable”. William Hague, que sirvió como Secretario de Estado británico para Asuntos Exteriores y de la Commonwealth durante la guerra en Libia, afirmó al Comité que “Gadafi había prometido “ir casa por casa, habitación por habitación, exigiendo su venganza contra el pueblo de Bengazi”, citando erróneamente el discurso de Gadafi, añadiendo que “un montón de gente iba a morir”.
“Dada la falta de información de Inteligencia fiable, tanto Lord Hague como el doctor Fox destacaron el impacto de la retórica de Muamar Gadafi a la hora de tomar su decisión”, apunta el informe, también haciendo referencia al entonces Secretario de Estado para la Defensa, Liam Fox.
George Joffé, un académico del King’s Collegue de la Universidad de Londres, y un experto en Oriente Medio y Norte de África, declaró al Comité de Asuntos Exteriores para su investigación que, mientras que Gadafi algunas veces utilizaba una retórica intimidatoria bastante de “helarte la sangre”, ejemplos del pasado mostraban que el líder libio que tanto tiempo llevaba en el poder era “muy cuidadoso” para evitar la muerte de civiles.
En una ocasión, contó Joffé, “en lugar de intentar eliminar las amenazas al régimen en el este, en Cyrenaica, Gadafi se pasó seis meses intentando pacificar a las tribus del lugar”. Gadafi “hubiera sido muy cuidadoso con la respuesta real” agregó Joffé en el informe. “El temor a la masacre de civiles fue enormemente exagerado”.
Alison Pargeter, investigadora senior del Instituto Royal United Services, y especialista en Libia que también fue entrevistada para las investigaciones, se mostró de acuerdo con Joffé. Pargeter dijo al Comité que en aquel momento no había pruebas reales de que Gadafi se estuviera preparando para lanzar una masacre contra sus propios civiles”.
“Emigrados opositores a Muamar Gadafi explotaron la agitación en Libia exagerando la amenaza a los civiles y alentando a las potencias occidentales a intervenir”, señala el informe, resumiendo el análisis de Joffé.
Pargeter añadió que los libios que se oponían al gobierno exageraron el uso de “mercenarios” por parte de Gadafi, un término que a menudo se utiliza como sinónimo para designar a los libios de ascendencia subsahariana. La investigadora añade que los libios le habían dicho: “Los africanos están viniendo. Nos van a masacrar. Gadafi está mandando africanos a las calles. Van a matar a nuestras familias”.
“Creo que eso se amplificó demasiado”, asegura Pargeter. Este mito amplificado llevó a la violencia extrema. Los libios negros fueron reprimidos violentamente por parte de los rebeldes libios. La AP (Associated Press) informó en septiembre de 2011: “Fuerzas rebeldes y civiles armados están acorralando a miles de libios negros y migrantes del África Subsahariana”. Señalaba: “Prácticamente todos los detenidos dicen que son trabajadores migrantes inocentes”.
(Los crímenes que cometieron los rebeldes contra los libios negros iban a llegar a ser mucho peor. En 2012, hubo informes sobre que los libios negros fueron metidos en jaulas por los rebeldes y obligados a comer banderas. Como informó previamente Salon, Human Right Watch (HRW), también advirtió en 2013 de “graves y continuandas violaciones de los derechos humanos cometidas contra los habitantes de la ciudad de Tawergha, que son considerados por lo general como seguidores de Muamar Gadafi.” Los habitantes de Tawergha eran mayoritariamente descendientes de esclavos negros y eran muy pobres. HRW informó de que los rebeldes libios llevaron a cabo el “desplazamiento forzado de unas 40.000 personas y que las detenciones arbitrarias, las torturas y los asesinatos son generalizados, sistemáticos y lo suficientemente organizados como para considerarse crímenes contra la humanidad”.)
En julio de 2011, el portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner reconoció que Gadafi es alguien dado “a utilizar una retórica exagerada”, pero en febrero, los gobiernos occidentales convirtieron sus discursos en armas.
El Comité de Asuntos Exteriores señala en su informe que, a pesar de la falta de información de las agencias de Inteligencia, “el gobierno de Reino Unido se centró exclusivamente en la intervención militar” como solución en Libia, ignorando otras formas disponibles de compromiso político y diplomáticas.
Esto es coherente con la información difundida por The Washington Times, que averiguó que el hijo de Gadafi, Saif, había esperado negociar un alto el fuego con el gobierno de Estados Unidos. Saif Gadafi abrió comunicaciones sigilosamente con la Jefatura del Estado Mayor Conjunta, pero la entonces Secretaria de Estado Hillary Clinton intervino y pidió al Pentágono que detuviera las conversaciones con el gobierno de Libia. “La Secretaria Clinton no quiere negociar en absoluto”, dijo a Saif un funcionario de Inteligencia de EEUU.
En marzo, la Secretaria Clinton había llamado a Muamar Gadafi una “criatura” “que no tiene conciencia y que amenazará a cualquiera que se ponga en su camino”. Clinton, que tuvo un papel de liderazgo en presionar para que la OTAN bombardease Libia, afirmó que Gadafi “haría cosas terribles” si no se le detenía.
Desde marzo hasta octubre de 2011, la OTAN llevó a cabo una campaña de bombardeos contra las fuerzas del gobierno de Libia. Afirmaba estar en una misión humanitaria para proteger a los civiles. En octubre, Gadafi fue brutalmente asesinado -sodomizado con una bayoneta por los rebeldes. (Al oír la noticia de su muerte, la Secretaria Clinton anunció, en directo en televisión, “We came, we saw, he died!” (¡vinimos, vimos y él murió!).
El informe del Comité de Asuntos Exteriores no obstante señala que, si bien la intervención de la OTAN fue vendida como una misión humanitaria, su objetivo ostensible fue logrado en tan solo un día.
El 20 de marzo de 2011, las fuerzas de Gadafi retrocedieron aproximadamente 40 millas [algo mas de 64 kilómetros] de Bengazi, después de que atacaran los aviones franceses. “Si el objetivo primordial de la intervención de la coalición era la urgente necesidad de proteger a los civiles en Bengazi, entonces este objetivo se logró en menos de 24 horas”, dice el informe. Sin embargo la intervención militar continuó durante varios meses más.
El informe explica: “la intervención limitada para proteger a los civiles se transformó en una política oportunista de cambio de régimen”. Este punto de vista ha sido cuestionado por Micah Zenko, un alto rango del Consejo de Relaciones Exteriores. Zenko utilizó los propios materiales de la OTAN para demostrar que “la intervención libia lo que pretendía desde el principio era el cambio de régimen”.
En su investigación, el Comité de Asuntos Exteriores cita un informe de Amnistía Internacional de junio de 2011, que señala que “la mayoría de la cobertura de los medios occidentales ha presentado desde el principio un punto de vista muy sesgado de la lógica de los acontecimientos, presentando el movimiento de protesta como completamente pacífico y sugiriendo repetidamente que las fuerzas de seguridad del régimen estaban masacrando impunemente a manifestantes desarmados que no suponían ninguna amenaza para la seguridad.”
Amnistía Internacional también dijo que fue incapaz de encontrar pruebas para las acusaciones de que el gobierno de Libia había dado viagra a sus tropas y los había alentado a violar a mujeres en las zonas tomadas por los rebeldes. La Secretaria de Estado Clinton, entre otros, había contribuido a esta mentira no probada.
Extremistas islamistas y la expansión de las armas libias
Hoy, Libia alberga la mayor base del grupo extremista genocida ISIS fuera de Irak y Siria. Otros grupos islamistas se apoderaron de grandes franjas de territorio después de que fuera destruido el gobierno de Libia.
“Ahora está claro que las milicias de militantes islamistas tuvieron un papel importante en la rebelión de febrero de 2011 y después”, afirma claramente el Comité de Asuntos Exteriores.
“La información de las agencias de inteligencia sobre el alcance de la implicación de los elementos militantes islamistas en la rebelión anti-Gadafi fue del todo inadecuada”, añade el informe. Cita al antiguo jefe de Estado Mayor de Defensa británico David Richards, quien “confirmó que la información de inteligencia sobre la composición de las milicias rebeldes “no era tan buena como uno hubiera deseado”.
La investigación preguntó a Richards si sabía si miembros del Grupo combatiente islamista de Libia afiliado a Al-Qaeda estaban participando en la rebelión de marzo de 2011. Dijo que “era una zona gris”. Richards recordó que “libios respetables estaban asegurando a la Oficina de Exteriores que “Extremistas islamistas no se beneficiarían de las revueltas, pero admitió, con el beneficio de la retrospectiva, que aquello no era más que un deseo en el mejor de los casos”.
“La posibilidad de que los grupos militantes extremistas intentaran beneficiarse de la rebelión no debería haberse reservado para la retrospectiva”, comenta el Comité. “Las conexiones libias con grupos extremistas militantes transnacionales eran conocidas antes de 2011, porque muchos libios habían participado en la insurgencia iraquí y en Afganistan con Al-qaeda.”
La destrucción del gobierno de Libia por parte de la OTAN también causó que algunas de sus inmensas reservas de armas y municiones “cayeran en manos de milicias” y que fueran traficadas por todo el norte y oeste de África y Oriente Medio”, señala el Comité de Asuntos Exteriores.
“La incapacidad de la comunidad internacional para asegurar las armas abandonadas por el régimen de Gadafi alimentó la inestabiliad en Libia y permitió que aumentase el terrorismo por todo el norte y oeste de África y Oriente Medio”
Cita un estudio de un panel de expertos de la ONU, que encontró armas del antiguo gobierno de Libia en Argelia, Chad, Egipto, Gaza, Mali, Níger, Túnez y Siria. El panel de la ONU señala que “armas originarias de Libia han reforzado significativamente la capacidad militar de grupos terroristas que operan en Argelia, Egipto, Mali y Túnez”.
Un estudio anterior del Parlamento británico citado por el informe también descubrió que las armas libias terminaron en las manos de Boko Haram, el grupo extremista afiliado a ISIS que ha llevado a cabo masacres de civiles en Nigeria.
El Antiguo Jefe de Estado Mayor de Defensa, Richards dijo a los investigadores que el Reino Unido esperaba impedir que las armas y munición del gobierno de Libia fueran confiscadas, pero no pudo recordar que el gobierno británico “hiciera nada para lograrlo”.
Motivaciones políticas y económicas de Francia
El Comité de Asuntos Exteriores confirma que “Francia lideró a la comunidad internacional en avanzar el caso para una intervención militar en Libia en febrero y marzo de 2011.” El Reino Unido se unión después, seguido de Estados Unidos.
El informe también señala que las principales razones para que Francia presionase en pro de la intervención militar en Libia eran los “recursos financieros casi sin fondo” de Gadafi, el plan del líder libio de crear una divisa alternativa al Franco francés en África. “El plan a largo plazo de Gadafi de suplantar a Francia como poder dominante en el FrancAfrique” y el deseo de “aumentar la influencia francesa en el norte de África”.
Inicialmente, los Estados Unidos no estaban decididos sobre la intervención militar en Libia, según el informe. “Había divisiones en el gobierno estadounidense”, descubrió la investigación. Esto confirma lo que ha dicho el presidente Obama después (dijo que la guerra de Libia había sido su “mayor error”), y lo que el New York Times averiguó en su propia investigación detallada.
Francia y el Reino Unido fueron los primeros en presionar a la comunidad internacional para imponer una zona de exclusión aérea en Libia, aparentemente para proteger a los civiles, según el informe. Sin embargo, una vez que estuvo a bordo del plan, los Estados Unidos fueron los que más agresivamente presionaron para la intervención militar.
“Los Estados Unidos fueron fundamentales en ampliar los términos de la resolución 1973 [Del Consejo de Seguridad de la ONU] más allá de la imposición de la zona de exclusión aérea para incluir la autorización de “Todas las medidas necesarias para proteger a los civiles”, señala el informe. “En la práctica, esto llevó a la imposición de una zona de exclusión vial y la autoasumida autoridad para atacar a todo el comando del gobierno de Libia y su red de comunicaciones al completo”.
Explicando las motivaciones de Francia, el informe cita un email de abril de 2011 a la entonces secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton que destacaba que “Gadafi tenía recursos financieros casi sin fondo para continuar indefinidamente”.
“El gobierno de Gadafi tiene 143 toneladas de oro, y una cantidad similar de plata”, escribió el asistente de Clinton Sidney Blumenthal, citando “fuentes con acceso a asesores de Saif al-Islam Gadafi”, el hijo de Gadafi.
Se pretendía que este oro “fuera utilizado para establecer una moneda pan-africana basada en el Dínar de oro líbio”, dice Blumenthal, citando “individuos con conocimientos”. Añadió que “Este plan había sido siseñado para proporcionar a los países del África francófona una moneda alternativa al Franco francés”.
“Oficiales de Inteligencia franceses descubrieron este plan poco después de que comenzase la actual rebelión, y esto fue uno de los factores que influyeron en la decisión de Sarkozy de comprometer a Francia con el ataque a Libia”, escribió Blumenthal, haciendo referencia al entonces presidente francés Nicolas Sarkozy, del partido de derechas Unión por un Movimiento Popular.
Los oficiales de Inteligencia francesa articularon 5 factores que motivaron a Sarkozy:
“1- Un deseo de obtener una mayor participación en la producción de petróleo de Libia
2- Aumentar la influencia de Francia en el Norte de África
3- Mejorar su situación política a nivel interno en Francia
4- Proporcionar al ejército francés una oportunidad de reafirmar su posición en el mundo
5- Hacerse cargo de la preocupación de sus asesores por los planes a largo plazo de Gadafi, para suplantar a Francia como poder dominante en el África francófona.”
El papel crucial de la intervención extranjera
El informe del Parlamento británico señala que los bombardeos de la OTAN “movieron la balanza militar en la guera civil de Libia en favor de los rebeldes”.
“La combinación del potencial aéreo de la coalición con el suministro [extranjero] de armas, Inteligencia y personal a los rebeldes garantizó la derrota militar del régimen de Gadafi”, añade el Comité de Asuntos Exteriores.
La resolución 1973, en marzo de 2011, del Consejo de Seguridad de la ONU que impuso una zona de exclusión aérea en Libia, se suponía que era para garantizar una extricta implementación del embargo de armas”, sigue señalando el informe, pero “la comunidad internacional miró para otro lado ante el suministro de armas a los rebeldes.”
Las fuerzas rebeldes sobre el terreno dentro de Libia “estaban reforzadas por personal y servicios de Inteligencia proporcionados por” Reino Unido, Francia, Turquía, Qatar y Emiratos Arabes Unidos, según desvela la investigación.
El entonces jefe de Defensa británico David Richards también dijo a los investigadores que el Reino Unido “tenía unas cuantas personas empotradas” en las fuerzas rebeldes sobre el terreno.
Richards hizo hincapié en “el grado en que los elementos de los Emiratos Árabes y Qatar… tuvieron un papel importantísimo en el éxito de las operaciones sobre el terreno”.
Citando a The Guardian, el informe señala que Qatar dio en secreto misiles antitanques de fabricación francesa a algunos grupos rebeldes. La investigación también dice que Qatar, una monarquía teocrática “canalizo sus armas hacia milicias favorecidas en lugar a a todos los rebeldes en conjunto.”
Por otra parte, Alison Pargeter, la expecialista en Libia, dijo al Comité “También creo que los medios árabes tuvieron un papel importante aquí”.
La especialista destacó Aljazeera, un medio de comunicación qatarí, y Al Arabiya, un medio de comunicación saudí, por difundir historias infundadas sobre Gadafi y el gobierno libio. Estos medios “verdaderamente estaban difundiendo exageraciones que después resultaron no ser ciertas”, explica.
Desastre humanitario y ecos de la guerra de Irak
El informe del Comité de Asuntos Exteriores reprocha a Rerino Unido, Estados Unidos y Francia por no haber articulado “una estrategia para apoyar y dar forma a la Libia post Gadafi”.
El resultado de esto, señala el informe en el sumario, “fue el colapso político y económico, la guerra entre milicias y entre tribus, crisis humanitaria y migratoria, violaciones generalizadas de los derechos humanos, la propagación de las armas del régimen de Gadafi por toda la región y el crecimiento de ISIS en el norte de África”.
El Comité cita en informe de Human Right Wotch de 2016, que indica:
“[Libia] se dirige hacia una crisis humanitaria, con casi 400.000 personas desplazadas internamente y el aumento de la interrupción de los servicios básicos, como el suministro de electricidad y combustible. Fuerzas implicadas en el conflicto continuan llevando a cabo con total impunidad detenciones arbitrarias, torturas, asesinatos ilegales, ataques indiscriminados, secuestros y desapariciones forzadas de gente de sus casas. El sistema nacional de justicia criminal se ha derrumbado en la mayoría de las partes del país, empeorando la crisis humanitaria”.
Antes de los bombardeos de la OTAN de 2011, por otro lado, Libia había sido la nación más rica de África, con la esperanza de vida más alta y el Producto Interior Bruto per cápita más alto. En su libro “Perilous Interventions” (intervneciones peligrosas) el antiguo representante de la India en la ONU, Hardeep Singh Puri, señala que antes de la guerra, Libia tenía menos pobres en su población que los Países Bajos. Los libios tenían acceso gratuito a una sanidad y edicación pública, acceso gratuito a la electricidad y a préstamos sin intereses, y la mujer gozaba de una gran libertad que había sido aplaudida por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en enero de 2011, en vísperas de la guerra que destruyó su gobierno.
Hoy Libia sigue siendo un país tan peligroso que de hecho el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes no pudo viajar al país durante sus investigaciones. Señala en el informe que una delegación visitó el norte de África en marzo de 2016. Se reunieron con políticos libios en Túnez, pero “no pudieron visitar Tripoli, Bengazi, Tobruk o ningún otro lugar en Libia debido al colapso de la seguridad interna y el estado de derecho”.
El informe sobre Libia del Parlamento británico llega justo dos meses después del informe Chilcot, la investigación del gobierno británico sobre la guerra de Irak, que también admite que la invasión de Irak liderada por Estados Unidos estuvo basada en numerosas mentiras, y de igual modo desvela que la guerra no ha hecho sino reforzar a Al-Qaeda y otros extremistas.
Citando la investigación de la guerra de Irak, el informe de Libia hace comparaciones entre las acciones de la administración del ex Primer Ministro Tony Blair y la de David Cameron. En 2010, Cameron creó el Consejo de Seguridad Nacional, ostensiblemente para proporcionar un modo de supervisión que no había antes de la invasión de Irak en 2003.
El informe de Libia, sin embargo, pide al gobierno británico que encargue una revisión independiente del Consejo de Seguridad Nacional. Esta revisión “debería estar informada de las conclusiones de la investigación sobre Irak y examinar si las debilidades en la toma de decisiones deo gobierno en relación con la intervención en 2003 han sido abordadas con la llegada del Consejo de Seguridad Nacional”, dice el informe.
En el único momento de humor en el -por otro lado macabro- informe, el Comité resume la situación humanitaria en Libia hot escribiendo, “En abril de 2016, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, describió la Libia de después de la intervención como un “Espectáculo de mierda”. Es difícil estar en desacuerdo con esta sucinta valoración”.
Por Ben Norton – @BenjaminNorton. Ben Norton es un reportero especializado en asuntos políticos que escribe en Salon.
Fuente: Salon – U.K. Parliament report details how NATO’s 2011 war in Libya was based on lies.
Traducido y editado por el equipo de redacción de UMOYA.
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