Por: Pepe Escobar
Hasta ahora no se conoce exactamente cuáles han sido las verdaderas razones de la caída del emir de Qatar, implicado directamente desde hace más de dos años en financiar y pagar a todos los fanáticos islámicos infiltrados en Siria para fomentar una guerra civil en dicho país. Todavía no se sabe exactamente cuál será la nueva estrategia del nuevo emir de Qatar designado por los Estados Unidos y de la geopolítica que aplicará frente a Siria, pero lo que sí sabemos es que las cosas están evolucionando tal como las describe nuestro colega Pepe Escobar.
Es el perfecto “Amigo de Siria”. ¿Pero qué se propone realmente Qatar? Se dice en Doha que Qatar puede haber gastado hasta 3.000 millones de dólares para asegurar que “Asad se fuera”. Pero no se ha ido a ninguna parte. Incluso el Emir de Qatar, Hamad bin Khalifa al-Thani, renunció esta semana a favor de su hijo, el ex “heredero forzoso” Tamim Bin Hamad al-Thani. Pero Bacher al-Asad se queda en su puesto. ¿Quién cede?
Qatar ha gastado una fortuna para armar a la miríada de facciones “rebeldes” sirias [terroristas en su mayoría ndlr], comprando de todo, desde armas de contrabando en Libia hasta material nuevo en Croacia, aerotransportado como carga y distribuido por los servicios de inteligencia turcos (hay un flujo de armas alternativas desde los suníes libaneses conectados a los saudíes). El principal proveedor de armas es un general qatarí.
Doha ha enviado Fuerzas Especiales qataríes al terreno –como en Libia– para asesorar a “su” colección favorita de rebeldes. Crucialmente, esas Fuerzas Especiales son instructores experimentados. No son qataríes, sino paquistaníes.
Sobra decir que estos paquistaníes proceden de la misma tradición de formación de los muyahidines de los años 80 y de los talibanes en los noventa. Todos sabemos cuál fue el resultado. Rebelión.org ha informado ampliamente de que Siria es el nuevo Afganistán, pero ahora con un bono adicional de derramamiento de sangre yihadista, desarrollado en la guerra de Irak, como los atentados suicidas, las decapitaciones y la ingestión de intestinos.
No es ningún secreto que la mayoría de los rebeldes son mercenarios [terroristas] remunerados usualmente con 1.300 dólares al mes directamente por los qataríes y 1.000 dólares adicionales si realizan una operación especial. Muchos de ellos han desarrollado también una carrera secundaria como proveedores de vídeos en YouTube, el arma preferida en las redes árabes (y por las occidentales), para demostrar lo “malo” que es el régimen de Asad.
Junto a Washington, Doha [capital de Qatar] también perpetúa el mito de que los agentes de la CIA ayudan a examinar minuciosamente a estos rebeldes y que el Consejo Militar Supremo recoge todas las armas y organiza la distribución. El que crea esto también cree que las armas de destrucción masiva de Sadam Hussein se venden en eBay.
Además, la embajada siria en Doha es única e incomparable en el mundo, está enteramente poblada por “rebeldes”. Un duro cabildeo qatarí obligó a las 22 naciones de la Liga Árabe –que ahora es, esencialmente, la Liga del Consejo de Cooperación del Golfo– a que entregara el puesto de Siria a los rebeldes. La Coalición Nacional Siria (CNS) –el último y heteróclito grupo político rebelde– fue anunciada –dónde iba a ser– en Doha en noviembre de 2012. Dependiendo de la latitud árabe involucrada, la agenda qatarí es presentada como unificadora o divisora de la CNS.
El único elemento que se mantiene estable en la directiva de la política exterior qatarí es que no niega nada a la Hermandad Musulmana como, por ejemplo, el apoyo a las brigadas al-Faruq que, en teoría, controlan algunos suburbios de Alepo.
Pillados en una trampa
Con el ascenso de Tamim, el nuevo emir, la pregunta crucial es si esta orgía de armamento, montones de dinero, cabildeo y cobertura diplomática ha producido, o producirá, algún beneficio tangible al emirato.
La simplista línea oficial formulada por Doha es que el emir y su hijo aconsejaron a Asad que no reprimiera las primeras protestas sirias a principios de 2011. Pero entonces, como si tal cosa, decidió “matar gente” según del exprimer ministro Hamad bin Jassim, también conocido como HBJ, dicho convenientemente en un festival oratorio de Brookings Institution. Lo que no se admite es que Doha aprovechó la oportunidad para que Siria se convirtiera en la nueva Libia, como cuando Qatar literalmente abrió los cielos para los bombardeos de la OTAN.
Si alguien sigue los medios corporativos occidentales y árabes, será perdonado por pensar que Tamim es el nuevo Mesías. Se le celebra sin cesar como el “monarca de la Primavera Árabe”, tan “joven” y “moderno”, un corredor entusiasta de los autos y del deporte y ya orgulloso marido de dos esposas.
Más bien es el emir de la Primavera de la Hermandad Musulmana, considerando sus vínculos estrechísimos con la superestrella extremadamente sectaria, el tele-clérigo Jeque Yusuf al-Qaradawi de Al Jazeera, quien para todos los efectos prácticos ha llamado a una yihad contra alauíes y chiíes en Siria. El jeque es uno de los asesores más cercanos de Tamim.
Tampoco es ningún secreto que la política exterior de Qatar recibe esencialmente órdenes de Washington. Por supuesto hay matices; Qatar puede haber convencido al gobierno de Obama de que alinee su política exterior con los Hermanos Musulmanes o el gobierno de Obama puede haber tomado por sí mismo esa imprudente decisión. Tamim puede haber convencido a los talibanes de que abran una oficina en Doha por sí solo, o puede haber recibido una “sugerencia” del gobierno de Obama. Sigue estando el hecho de que Tamim se reúne permanentemente con partidarios incondicionales del Departamento de Estado y del Pentágono. También está a cargo de esos preciosos contratos de armas con EE.UU. y también con Francia.
Y luego tenemos las relaciones fragmentadas con la Casa de Saud. En Doha se dice que Tamim fue responsable del diálogo estratégico de 2010 con los saudíes. Oficialmente es el presidente del Consejo Superior Saudí-Qatarí. Esto significa que está siempre en contacto con el jefe supremo de los servicios de inteligencia saudíes, el príncipe Muqrin bin Abdul Aziz quien, aparentemente, fue un gran partidario de la transmisión del poder qatarí. Tampoco es un secreto que el verdadero poder detrás de la transmisión del poder fue la impresionante Jequesa Mozah, la madre de Tamin.
La conexión Muqrin tiene sentido porque la Casa de Saud aborrecía absolutamente al relativamente extravagante HBJ, aparte de albergar extremas sospechas sobre el emir anterior. La pandilla de HBK ha sido más o menos marginada en Doha. Tamim nombró al Jeque Abdullah bin Khalifa bin Nasser al-Thani nuevo primer ministro. Desde ahora HBJ estará involucrado de por vida en la vía rápida en Londres, administrando la multimillonaria Autoridad de Inversión de Qatar. No es un mal negocio.
No se sabe si la influencia de Qatar en Siria seguirá siendo tan prominente. Todos saben ahora que la CIA está juntando formidables reservas de armas en Jordania para que se entreguen -a través de su “complejo” sistema de examen– solo a unos centenares de rebeldes sirios “buenos” entrenados por EE.UU. Jordania y los Emiratos se están lanzando a la primera línea privilegiada y los saudíes suministran grandes cantidades de armas antiaéreas portátiles. Puede ocurrir que Qatar se vea limitado a armar solo a un puñado de milicias inconsecuentes. Queda por ver en agosto, con un publicitado ataque rebelde a Damasco.
Es probable que la guerra por encargo se haga aún más horrenda. Y no hay ninguna garantía de que Asad se vaya. El “joven y moderno” emir de la Primavera de la Hermandad Musulmana podría llegar pronto a la conclusión de que está atrapado en una trampa hecha por él y por su padre.
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