Por: Iñaki Urdanibia para Kaosenlared
«La historia de la humanidad es también la historia del disenso. Desde siempre, en formas, con resultados y presupuestos mutuamente irreductibles, los hombres se rebelan»
El filósofo y profesor italiano Diego Fusaro, nacido en 1983, a quien me había referido con anterioridad (Diego Fusaro, por un rearme filosófico – Kaos en la red), sigue a la carga, y lo hace con un libro en el que convertido en topógrafo del no, entrega un mapa catastral, diría, en lo que hace al rechazo en sus diferentes formas, grados y expresiones. El título de la obra, editada por Trotta, es explícito donde los haya: «Pensar diferente. Filosofía del disenso».
Revolución, rebelión, defección, protesta, revuelta y motín, antagonismo y desacuerdo, insubordinación y sedición, huelga y desobediencia, resistencia y sabotaje , contestación y sublevación son expresiones del disentir o sentir diferente. La lista de personajes que entonaron el no al orden establecido es amplio: desde Prometeo a las expresiones actuales de insumisión, pasando por Sócrates, Espartaco, Tiberio Graco y Catilina, Lutero, Marx y Lenin, revolucionarios franceses de 1789, y rusos de 1917, los disidentes soviéticos, Nelson Mandela, Che Guevara, Martin Luther King o Gandhi; sí quisiera señalar una falta entre las figuras nombradas por Fusaro, la de Antígona y lo digo ya que el personaje creado por Sófocles ha dado lugar a muchas interpretaciones, glosas y versiones: ahí están los nombres de Hegel, Soren Kierkegaard, Frédéric Gros o Judith Butler en lo que hace a interpretaciones filosóficas (necesaria resulta la obra de George Steiner: « Antígonas. La travesía de un mito universal por la filosofía de Occidente», obra en la que se visita la huella y presencia de la obra sofocleana a lo largo de la historia en sus diferentes vertientes: filosóficas, teatrales, musicales…); en lo lírico y/o musical son conocidas las versiones teatrales de Eurípides, Jean Anouilh, Bertolt Brecht, Salvador Espriu, o las operísticas de Gluck, Honneger, Carl Orff; y hasta el bulímico, en escrituras, Slavoj Zizek se ha atrevido a escribir una actualización de la tragedia griega bajo el título de esta mujer representación de la negativa a obedecer y someterse al orden establecido, siempre en manos de varones, erigiéndose ella en icono de la desobediencia al gobernante, la disidencia contra el poder, una mujer frente al hombre, la juventud versus la vejez, el individuo frente a la colectividad …esa figura valiente tan alabada, está ausente en la enumeración de Fusaro.
Por una parte, el disenso como el ser, que dijese el Estagirita, se dice de muchas maneras, siendo una tarea inútil el tratan de atraparlo en un concepto univoco; el modo de acercamiento cabal es el de recurrir a las diferentes figuras y las diversas expresiones en que se manifiesta, para tratar de hallar un denominador común.
Tomando impulso en Erich Fromm que afirmaba, en su obra de 1963, La desobediencia como problema psicológico y moral, que el sentir diferente y la desobediencia con respecto al mandato divino da comienzo a la historia de la humanidad, con las figuras de Adán y Eva en las tradiciones judías y cristianas, desplazándose posteriormente de los pagos de la religión a los de la política, en donde destacó Spinoza al reivindicar que en cualquier democracia que se preciase el desacuerdo debía ser permitido y hasta debería considerarse como positivo en la medida en que podía contribuir al perfeccionamiento de dicha forma de organización de los ciudadanos; reclamando el derecho a opinar y a filosofar libremente. A lo dicho han de sumarse la constatación de que existen diferentes grados e intensidades que van desde los retoques reformistas, que tratan de mejorar algunos aspectos que consideran deficientes en el funcionamiento de la sociedad, al rechazo abierto a los cimientos del régimen en acto, que sería la postura propia de los revolucionarios; siendo de recibo igualmente detenerse en la oposición meramente verbal y la de quienes pasan a la acción, debiéndose prestar igualmente atención a la expresión individual de rechazo, que luego trascendiendo tal nivel se amplía a lo colectivo, dando como resultado aquello que dijese Albert Camus de que me rebelo, luego somos.
Frente a la apología del consenso que, un día sí y otro también, se proclama como lo ideal, el disenso es la vía cuya presencia y acción enriquece a la sociedad, al huir del espíritu gregario que convierte a la sociedad en un conjunto de seres obedientes y conformes. Así frente a todos en filas, y prietas ellas, que es la tendencia dominante que empuja a la creciente uniformización, a pesar de las lindas palabras que cantan la pluralidad y la diversidad que caracteriza a la sociedad neoliberal, las posturas discordantes desafinan y en su crujido levantan el pensamiento y despiertan las conciencias, abriendo nuevos horizontes de verdadera pluralidad y libertad. Como no podía ser de otro modo, Diego Fusaro recurre a Etienne de la Boétie y su Discurso de la servidumbre voluntaria que hace que los ciudadanos se dejen dominar, pensando que son libres, y hasta lleguen a alabar al soberano que les domina.
El grito, o la alerta, del autor tiene absoluta pertinencia en estos tiempos de domesticación global que hace compartir gustos, maneras de ver…algoritmo al canto, en este universo simbólico que conduce al cautiverio del pensamiento único y la corrección política, fuera de las cuales no hay salvación sino triste soledad. La postura del pensador es clara y neta a favor del disenso, y no al de pega, y a la postura de quienes no está dispuestos a tragar (apotas, del griego apotos, el que no bebe), y con la brújula que vengo señalando, y recurriendo al apoyo de filósofos (Marx, Gramsci, Heidegger, Schiller, Spinoza, Marcuse, Anders, Nietzsche, Adorno, Debord, etc.), pensadores de lo político (algunos de los citados, más algunos sociólogos como Bauman, Weber…) [difícil marcar las diferencias y deslindar campos entre algunos de los nombrados], sin evitar, afortunadamente, a un amplio abanico de escritores (Pasolini, Orwell, Camus, Thoreau, Huxley,…) , rastrea el terreno, no ocultando sus filias e ignorando a otros que a mi modo de ver bien podrían caber, pero cuya ausencia muestra, sin señalar demasiado y como pasando de puntillas, sus fobias que según su mirada recae además de, obviamente, en los discursos del neoliberalismo en lo político, defendiendo la sociedad de mercado en lo económico, en sus apoyos en el campo del pensamiento por el individualismo nihilista y relativista dice él, aunque soy de la opinión en ello seguramente disiento de manera potente, que hay diferentes relativismos que en su variedad van desde el bien temperado, como el clave de Bach, al que solamente usa el botafumiero para embellecer el status quo [el empleo como tótem del término posmoderno, sin mayores precisiones, responde a la lógica propia de los mots-valise de los que hablase Roland Barthes, y responde fielmente al modo de clasificar habermasiano con sus listas de neos, jóvenes y viejos conservadores, en su empresa por combatir a los destructores del ideario de las Luces, en renovada lucha contra los nuevos asaltantes de la razón. Cuestión por cierto tratada con puntería fina por Jean-Clet Martin en su libro de entrevistas con Jean-Philippe Cazier: Faut-il brûler les postmodernes?, Éditions Kimé, 2021]. Lo señalé, de uno u otro modo, en el artículo que a una de sus obras dediqué anteriormente, al pensar que hay un posmoderno conservador y otro resistente (y perdón por las etiquetas y los encasillamientos, ya que sabido es que simplificar es mentir, y cuadricular también)*, y en entre estos últimos podrían encuadrarse a los Deleuze, Derrida, Foucault –de quien cierto que se cita, una vez, de pasada, usando el término de gubernamentalidad, su Nacimiento de la biopolítica– et compagnie, que con sus obras y sus compromisos, mostraron de qué lado deben ser situados, por no hablar de Jean-François Lyotard que resulta absolutamente injustificable ignorarlo al hablar del disenso, cuando su obra más potente, Le Différend (1983 / traducida al castellano, malamente, como La diferencia) se centraba precisamente en la figura del diferendo, como idea clave…con la que revindicaba la pluralidad y la diversidad, no solamente referidas a los lenguajes o las racionalidades, sino que ampliaba su presencia a los modos de percibir, comprender e interpretar el mundo, y las formas de vida relacionadas con ellos. Nada que ver, desde luego, con Habermas, del que señala las fallas y falta de horizontalidad de su pomposa acción comunicativa, o con Bernard- Henry Lévy, siempre empeñado en ponerse «a la vanguardia en promover el disenso contra el disenso y gestionar el conformismo de la opinión pública», reforzando el conformismo ambiente con el disenso aparente y dirigido contra quienes alzan la voz, ejemplificado también, según Diego Fusaro, por Peter Sloterdijk, ni con los adocenados medios de comunicación que entonan las loas al orden dominante, cuyas ideas-fuerza, defendido por el clero académico dominante, presenta Fusaro en un decálogo de nueve, realmente sabroso.
Decía, líneas más arriba, que la presencia de ciertas referencias literarias acompañan al pensador, y no quisiera concluir sin nombrar dos certeros análisis de dosfiguras de la negación, del rechazo y la resistencia: el Pereira de Antonio Tabucchi, fenomenología del espíritu rebelde, y el Bartebly de Melville, verdadera novela de formación del disenso….ambos como figuras claves en lo que hace a la pedagogía del disenso.
Y eso sí, como decía Adorno, en su Mínima moralia, y cita Fusaro: el Todo es lo falso. Pues eso.
———————————————————————————
( * ) Desde luego hay, acerca del llamado posmodernismo, mas allá de la esfera de la moda u otras movidas frívolas, o frivolizadoras, y de los usuarios del término como arma arrojadiza, pertrechados de la brocha gorda panfletaria, hay análisis más matizados y serios, que no hacen ascos, de entrada, a tal concepto sino que tratan de interpretarlo y explicar su pertinencia: así pueden señalarse desde las filas libertarias, las obras de
Tomás Ibañez: + Municiones para disidentes. Realidad- Alteridad-Política, Gedisa, 2001.
+ Anarquismo es movimiento, Virus, 2014
+ Contra la dominación, En compañía de Castoriadis, Rorty y Serres, Gedisa, 2019.
+ Onfray, Michel, Le Postanarchisme expliqué à ma grand-mère. Le principe de Gulliver, Galilée, 2012.
U otras que también hilan fino:
+ Rodríguez García, José Luis, Crítica de la razón posmoderna, Biblioteca Nueva/PUZ, 2006.
+ Ruby, Christian, Le champ de bataille. Post-moderne / néo-moderne, L´Harmattan, 1990.
+ Seguin, Thomas, La polirique postmoderne. Généalogie du contemporain, L´Harmattan, 2012.
+ Seguin, Thomas, Le postmodernisme. Une utopie moderne. L´Harmattan, 2019.
Comentario