Por: Carlos Santa Maria
Todo atentado es reprobable absolutamente. Incluso cuando es una respuesta de un sector al cual se han vulnerado sus derechos aterrorizándolo, pues siempre existe la opción de la organización con el fin de combatir la injusticia. Así, la reciente masacre en el Manchester Arena obliga a una reflexión precisa.
La lógica racional indica que quien se oponga al terrorismo debe hacer lo correcto para superarlo y controlar sus efectos. En caso contrario, su actuación es retórica y no indica su deseo ferviente de eliminar el origen de esta situación. Ello es lo que ocurre en la Comunidad Europea, ya que su posición es defenderse dentro de sus países y no combatir a los adalides, quienes se encuentran fuera de esas fronteras: es el caso de la Coalición Internacional anti Estado Islámico de Irak y el Levante, la cual prácticamente no ha obtenido ningún resultado efectivo ante esta atrocidad.
Y las razones son tres: primero, la indecisión ante políticas concretas de resolución; segundo, la falta de análisis y decisión propia descartando la presión foránea; tres, la impotencia estratégica.
En primer lugar, el terrorismo más importante y organizado del mundo se encuentra actualmente ejerciendo su poder en el Medio Oriente y corresponde a Daesh (Estado Islámico) junto a Al Qaeda, organizaciones que fueron creadas por el Pentágono en su lucha por colonizar dicha región y han sido secundadas por Europa a través de una unidad militar internacional denominada Coalición. Por tanto, la forma más efectiva de atacar al terrorismo es reconocer quienes fueron sus creadores y, además, cambiar su proyecto de ayuda a estas agrupaciones en las más diversas maneras para centrarse en combatirlos claramente.
Lo que ha sucedido es lo contrario, pues se ha denunciado reiteradamente el apoyo a estos grupos, confirmado en la entrega de armas convencionales, químicas, de defensa, intentando eliminar a quienes los combaten con valentía, como es el Ejército Árabe Sirio y las organizaciones populares.
En segundo lugar, la gobernanza europea, especialmente alemana e inglesa, secundada por Francia, ha tomado en serio su papel de socio en el fortalecimiento del terrorismo en la medida en que ha seguido las órdenes estratégicas dadas por el Pentágono, las cuales se centran en atacar a su enemigo principal, cual es Bashar al-Assad y no el yihadismo. En la medida que Europa siga los dictados de un poder foráneo, tendrá como responsabilidad responder a sus pueblos por los atentados internos desarrollados a través de los ‘lobos solitarios’ que ya han sido entrenados para tal fin.
En tercer lugar, una unión de sesenta países con un poder armado capaz de destruir cualquier opositor que no haya logrado tal fin demuestra una duda intencionada: no se hará lo dicho o se mostrará una imagen falsa. De allí que los logros de la Coalición son meros hechos de propaganda para no explicar a sus ciudadanos que no están realizando la tarea que la obligación ética y de seguridad que la Constitución les impone.
La conclusión le corresponde a Merkel, May y Macron (ya que Hollande fue un activo impulsor del Daesh), comprometiéndose a luchar decididamente contra los grupos terroristas mencionados en el exterior y no solamente tocar las consecuencias. Actuar de modo conjunto con Siria, Rusia e Irán es su única posibilidad inteligente y transparente. De ese modo, se eliminaría una parte importante de la fuente terrorista.
Después de analizar las inmediatas declaraciones de líderes europeos y los medios, similares a anteriores eventos macabros, es evidente que el tema fundamental, el pronunciamiento contra el terrorismo en el exterior con hechos coherentes, no ha sido destacado y se ha apelado más a la emoción y el rechazo legítimo expresado en imágenes sin profundizar en el problema esencial. Cabe recordar que en el centro del conflicto, por ejemplo, Siria e Irak, son miles de niños, mujeres y familias los que han sido asesinados…sin la solidaridad de Occidente ni la campaña mediática actual.
En su defecto, si no se actúa de modo consistente contra el terrorismo, la magnificación de actos violentos atribuidos al takfirismo, sean ciertos o no, será cada vez mayor debido a la intensificación de estos, ya que ante ellos hay una alta insuficiencia de la Inteligencia en estos países. Solo en la medida que de los discursos publicitarios se pase a una honesta acción de defensa internacional ante dicho flagelo, podrá reducirse sustancialmente el terrorismo. No se puede jugar a servir a dos señores a la vez.
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