Fuente: Periodico Diagonal
La crisis china lastra las economías latinoamericanas, todavía presas de la exportación de materias primas.
Durante el último mes los mercados han sido sacudidos por nuevos indicios que indican que la segunda economía más grande del mundo, la china, se está desacelerando de forma mucho más rápida de lo proyectado por sus autoridades y los grandes gurús del capitalismo global.
A estos episodios hay que sumar el fortalecimiento del dólar, la agudización de la caída de los precios de commodities –materias primas– y la salida de capitales, generando importantes depreciaciones monetarias en los países emergentes.
Para Julio César Gambina, miembro del Consejo Académico de ATTAC-Argentina, “América Latina es parte del fenómeno de desaceleración global, especialmente por la caída de los precios internacionales de exportación y con preocupación ante el papel asumido por China en estos años como socio comercial, inversor y prestamista de varios países de la región”.
Según la CEPAL, “el comercio entre América Latina y China es netamente interindustrial: materias primas por manufacturas”. El 75% de los productos que compra China a Latinoamérica son materias primas mientras que el 91% de las compras latinoamericanas a China son productos industriales.
Mientras entre el año 2000 y 2013 el comercio sino-latinoamericano se multiplicó por 22, el año pasado ha sido la primera vez que ha disminuido. Tras una gloriosa década dorada, el crecimiento estimado para América Latina en 2015 quedó limitado a un escaso 0,5% según la CEPAL.
Brasil
La economía, en recesión
El mayor impacto regional está teniendo lugar en Brasil. Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), la economía más importante de América Latina se contrajo el 1,9% entre abril y junio respecto al primer trimestre del año, donde ya hubo un retroceso del 0,7%.
Para Margarida Gutiérrez, profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro, se esperan “dos años de caída del PIB, algo nunca visto en este país”. Brasil, cuyo principal socio comercial es China, con exportaciones de 40.000 millones de dólares –principalmente de hierro y soja–, entra así oficialmente en recesión.
Ante estos hechos, el mensaje de la presidenta Dilma Rousseff ha sido contundente: “Vamos a hacer los deberes de casa, controlar la inflación y poner límites fiscales. Vamos a reducir gastos. Vamos a mirar a todas partes con lupa y ver lo que puede ser cortado y reducido. Tenemos que hacer un ajuste en varias cosas”.
Los recortes en materia de gasto social están en marcha y dirigidos por el ministro Joaquim Levy, un economista proveniente de la Escuela de Chicago, cuyo apodo “manos de tijeras” lo dice todo. Para Joao Machado, dirigente del PSOL, es un hecho que Rousseff busca una salida de la crisis por la derecha.
La crisis brasileña es expansiva y multiplica en la región el impacto de la desaceleración china y la caída de precios de las commodities. “La devaluación del real brasileño –34% en 12 meses– ha sido mayor que la de otras monedas latinoamericanas, lo que encarece la exportación de los países del Mercosur a Brasil”, señala el consultor y analista brasileño Moacyr Barroso.
Sus efectos son evidentes: entre enero y julio, las ventas de los países de Mercosur al gigante suramericano cayeron un 23% respecto al mismo período del año pasado.
Argentina
Gana la derecha oficialista
La crisis de las commodities está significando que Argentina merme sus ingresos de exportación en unos 8.000 millones de dólares al año, a lo que hay que sumar los impactos del ‘parón’ brasileño, país al que se dirige la mitad de sus exportaciones industriales.
La elección de Daniel Scioli, representante de la derecha new age dentro del justicialismo, como candidato oficialista a las próximas elecciones de octubre, marca también un giro en política económica. Como indicó recientemente el aspirante a presidente, ahora vamos a tratar de “generar un clima de confianza y certidumbre a los empresarios”.
Chile
La burbuja del cobre
Por su parte, el Banco Central de Chile presentó recientemente un deprimente informe sobre la situación económica nacional. Para Ladys Vascones, analista proveniente de la redes de economía solidaria, “es un hecho la fragilidad económica del país y aún puede empeorar mucho más, dado que el cobre –mitad de las exportaciones chilenas– podría a futuro perder aún más valor, llegando a niveles similares a los de la crisis subprime“.
Ante este escenario, el Gobierno de Michelle Bachelet decidió frenar las reformas sociales de carácter progresista comprometidas durante su campaña, lo que está generando fuertes conflictos internos en la controvertida coalición de partidos que está detrás de una presidenta que atraviesa sus peores momentos de popularidad.
Venezuela
Crisis terminal
Las cifras oficiales de la economía dejaron de divulgarse hace más de un año, buscando no erosionar más la figura de Nicolás Maduro. Esto ha convertido los datos de inflación, crecimiento o desabastecimiento en indicadores meramente especulativos.
Sin embargo, el deterioro político bolivariano es evidente y para el teórico marxista Heinz Dieterich, exasesor de Hugo Chávez, “la crisis económica de Venezuela se ha convertido en una crisis política terminal para el Gobierno de Maduro. Perderá las elecciones parlamentarias de este año y saldrá, a más tardar, en 2016 del poder, sea por referéndum revocatorio, renuncia o intervención militar”.
Más allá de las conjeturas sobre tiempo y forma del declive bolivariano, lo que parece evidente es que el tándem Cabello-Maduro ha perdido todo poder de negociación para salvarse de la debacle que se avecina, lo que generará una fuerte inestabilidad en el país y posiblemente el traspaso de poder a los conservadores.
Ecuador y Bolivia
Crisis y recortes
Las recientes movilizaciones en Ecuador, cuya economía está fuertemente unida a la china, son fruto de políticas impulsadas por el presidente Rafael Correa que ponen en riesgo el futuro financiamiento de la Seguridad Social, introducen recortes presupuestarios varios y vuelven a un agresivo endeudamiento externo.
En Bolivia, el Gobierno de Evo Morales ha reconocido que la caída de precios de los recursos naturales tendrá un impacto negativo para Bolivia de 2.500 millones de dólares este año, además de la importante disminución de ingresos sufrida por el sector agropecuario debido a la situación de Brasil y Argentina.
Los efectos de la crisis mundial han estancado los avances en materia de combate a la pobreza en Latinoamérica: se estabilizó el número de pobres en 167 millones de personas e incluso el índice de extrema pobreza ha vuelto a subir, pasando del 11,3% en 2013 al 12% al cierre del 2014.
Mientras, los llamados gobiernos progresistas han moderado sus políticas reformistas, desgastándose en muchos casos aceleradamente y generando un nuevo escenario que permite la irrupción de un nuevo ciclo conservador en el subcontinente.
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