Por: Joan Faus
Washington dejó claro este viernes que mantendrá su presión contra Moscú hasta que se consolide el retorno de la estabilidad en Ucrania al dictar sanciones por primera vez contra la joya de la corona del sector energético ruso: el gigante Gazprom, que tiene al Estado ruso como mayor accionista y es el primer proveedor energético de Europa. La Administración de Barack Obama había penalizado en julio a algunas empresas energéticas y a la rama financiera de Gazprom, pero este viernes lo hizo al conglomerado como conjunto y en particular a su filial de exploración petrolífera (Gazprom Neft).
La séptima ronda de sanciones -que también golpea al mayor banco del país y a un importante conglomerado público de defensa- coincide en grandes líneas con las anunciadas la víspera por la Unión Europea, con la que EE UU ha coordinado todas las represalias a Rusia desde su anexión en marzo de la península ucrania de Crimea. Y llegan una semana después de que el Gobierno ucranio y los separatistas prorrusos acordaran un alto el fuego en el este del país. Las penalizaciones europeas serán revisadas antes de finales de mes para decidir si es necesario anularlas o modificarlas en función de la evolución del alto el fuego y el plan de paz. La Casa Blanca se expresó este viernes en términos similares.
Las nuevas sanciones de EE UU “prohíben” a empresas estadounidenses la exportación de bienes, servicios -excluyendo financiación- y tecnología en “apoyo” a los proyectos petrolíferos en las aguas de control ruso del océano Ártico y en roca de esquisto en el interior de Rusia que llevan a cabo Gazprom, Gazprom Neft y otras tres compañías rusas -Lukoil, Surgutneftegas y Rosneft-. EE UU concede dos semanas -hasta el día 26- para cortar cualquier transacción de ese tipo.
Las medidas “están diseñadas para paralizar de un modo efectivo este tipo de exploraciones y la producción de petróleo al privar a estas compañías de los bienes, tecnología y servicios que necesitan para hacer ese trabajo”, dijo un alto cargo de la Administración en una conferencia telefónica con periodistas. Es decir, Washington busca cortar las alas por completo a uno de los principales proyectos energéticos de Rusia -el segundo exportador mundial de petróleo- que, además, tiene profundas implicaciones geopolíticas en un momento en que el deshielo del Ártico ha abierto una amplia vía de oportunidades energéticas y de transporte.
También es relevante el impacto sobre la exploración de petróleo shale en formaciones rocosas en tierra firme, del cual Rusia, según EE UU, posee las mayores reservas del mundo. El Departamento del Tesoro consideró que el conjunto de restricciones “impedirán” la habilidad de Rusia de desarrollar los conocidos como recursos petrolíferos no convencionales, en los que las firmas rusas son “fuertemente dependientes” de tecnología occidental.
Al margen de buscar limitar la exploración rusa en el Ártico, el Gobierno Obama golpea también la capacidad de financiación de Gazprom Neft y Transneft, una empresa pública de oleoductos. Ambas solo podrán recibir financiación a corto plazo de entidades estadounidenses al impedirles las transacciones de nueva deuda con vencimientos superiores a 90 días.
El jueves la UE también prohibió suministrar servicios asociados para proyectos petrolíferos en el área rusa del Ártico, pero no mencionó empresas concretas. Sí lo hizo en el terreno de la financiación con medidas contra Gazprom Neft, Rosneft y Transneft. El capital europeo no podrá financiar a las empresas controladas por el Kremlin al menos en un 50%, que facturen más de un billón de rublos (31.000 millones de euros) y que obtengan al menos la mitad de ese dinero de la venta de petróleo. Igual que la UE, EE UU deja de momento el sector del gas fuera de las represalias.
“Es esencial que Rusia trabaje con Ucrania y otros socios internacionales en encontrar un acuerdo duradero al conflicto”, señaló este viernes el secretario del Tresoro, Jacob Lew, en un comunicado. “Si Rusia lo hace, estas nuevas sanciones podrían ser suspendidas. De lo contrario, si sigue violando la ley internacional, estos costes seguirán creciendo”. Washington acusa a Moscú de inserir tropas al este de Ucrania y de proporcionar armamento a los separatistas. El Kremlin lo niega.
En un indeseado efecto dominó, una de las empresas más afectadas por las sanciones podría ser el gigante energético estadounidense ExxonMobil, que en 2011 firmó un acuerdo de 3.200 millones de dólares (2.470 millones de euros) con la compañía pública rusa Rosneft de exploración en el Ártico. Exxon estaba analizando este viernes el impacto de las nuevas limitaciones. Ambas compañías iniciaron el mes pasado las perforaciones. En sus sanciones de julio, Washington limitó el acceso de Rosneft al mercado de capitales de EE UU, pero no bloqueó sus activos.
Otra de las grandes afectadas puede ser la francesa Total que el pasado mayo firmó un acuerdo con Lukoil, la mayor empresa privada energética rusa, para buscar petróleo en una formación rocosa en el oeste de Siberia, en tierra continental.
Durante la habitual rueda de prensa diaria de la Casa Blanca, el portavoz del presidente fue preguntado sobre cómo impactarían en las compañías energéticas norteamericanas las nuevas sanciones. Josh Earnest respondió que siempre que se aplican ese tipo de castigos, lo que se busca es que “la economía rusa sufra el mayor impacto y la estadounidense el mínimo”. Exxon pudo convertirse este viernes en una pieza clave en la presión internacional contra la Rusia de Vladimír Putin
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En paralelo al sector energético, Washington también apuntó al conglomerado financiero y de defensa rusos. Limita a 30 días la financiación al grupo de defensa Rostec -que fabrica desde rifles Kalashnikov hasta coches- y de seis bancos rusos, entre ellos Sberbank, el mayor del país. También bloquea los activos en EE UU a cinco firmas públicas de tecnología de defensa. Pero, sin duda, el mayor castigo se lo lleva el buque insignia y la gran esperanza de futuro energética rusa.
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