Por: Henry Pinto
La rusofobia, latente desde hace unos años, ha llegado para quedarse. Regularmente estallan escándalos que ponen a Rusia en la picota: desde acusarlos de llevar a Trump a la Casa Blanca a la implementación de un programa estatal de dopaje y todo sin pruebas, claro. Muchos de los casos guardan un patrón: emergen a las puertas de grandes citas deportivas.
Sorprende que nadie se dé cuenta de esto o que no se les escuche con la misma fuerza que a otros.
Escándalo en la FIFA
¿Desde hace cuánto se habla de corrupción en la FIFA? Pues desde los días de Joao Havelange, quien se perpetuó al frente del órgano rector del fútbol mundial por 24 años. Pues hubo que esperar al 27 de mayo de 2015 para que EE.UU. pusiera en marcha un operativo contra la FIFA a las puertas del sorteo de la fase de clasificación del Mundial Rusia 2018, que se celebró el 25 de julio de 2015 y de las elecciones en la FIFA.
El objetivo era poner en la picota a Rusia, a la FIFA y a Blatter por haber concedido el Mundial 2018 a Rusia y de paso, como daño colateral, a Catar 2022.
Algunos sí lo notaron, como la Revista Semana. Que la entonces plana mayor de la Justicia estadounidense —la fiscal general, Loretta E. Lynch; el director del FBI, James B. Comey; y el jefe de investigaciones del Servicio Interno de Impuestos (IRS), Richard Weber— saliera ante las cámaras de televisión de todo el mundo a acusar a altos mandos de una de las entidades más poderosas del mundo (la FIFA) de haberse robado más de 150 millones de dólares en casi un cuarto de siglo y a hablar de la posibilidad de que los mundiales de Rusia (2018) y Catar (2022) pudieron ser comprados es una decisión audaz, que solo pudo haberse tomado con el visto bueno del presidente Barack Obama, sostiene la publicación.
¿Ucrania, en la trastienda de todo? El propio presidente ruso Vladímir Putin, quien un día después de la rueda de prensa en Nueva York, tomó el micrófono para decir que las acusaciones no afectarán “de ninguna manera” sus planes de celebrar el Mundial en Rusia en 2018, añadiendo que “no tengo duda de que esto es un complot para evitar que Blatter sea reelegido”. Y, luego, para dejar claro que quería entender el asunto como una agresión de Estados Unidos en el tablero global, sostuvo: “Estados Unidos definitivamente no tiene nada que ver en esto. Este es un ejemplo de cómo busca ampliar su jurisdicción a otros países”. Esta última frase encaja perfectamente en la retórica que el líder ruso lleva varios años usando para atacar a Obama. Y esta factura de EE.UU. tiene que ver con un asunto geopolítico: la crisis de Ucrania. De paso Putin recordó el accionar de EE.UU., tomando bajo su jurisdicción todo el planeta, con los casos de Edward Snowden y Julian Assange.
Nótese el apoyo del Reino Unido a EE.UU. en esta cuestión, ya que David Cameron, a través de su ministro de Cultura, mandó a decir que considera a la FIFA “una de las organizaciones más corruptas” sobre la Tierra y que por ello esta “necesita un cambio en su liderazgo”. Por tal razón, su gobierno, que llevaba años acusando a la FIFA de haber vendido el Mundial de 2018 a Rusia por millonarios sobornos, no votó por Blatter. Y así se sacó el clavo de no haber sido elegido como sede de esa Copa Mundial.
Por cierto, ¿sabía que la República de Alemania y Adidas fueron acusadas de comprar el Mundial de 2006 mediante la creación de un ‘ fondo negro` para sobornos y un cargamento de granadas entregado a Arabia Saudita? Ni EE.UU., ni nadie, hizo de esto un escándalo a escala mundial.
JJ.OO. de Río 2016
En noviembre del 2015 la comisión de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés) acusó a Rusia de violar las reglas antidopaje y recomendó a la IAAF suspender a los atletas rusos de las competicionesbajo su responsabilidad, incluidos los Juegos Olímpicos. A su vez, la IAAF hizo caso a las recomendaciones y suspendió a la WFLA.
El Consejo de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés) decidió el 17 de junio de 2016 no volver a admitir como miembro del mismo a la Federación de Atletismo de Rusia (WFLA, por sus siglas en ruso). Consecuencia: los atletas rusos no pudieron participar en los Juegos Olímpicos que se desarrollaron en Río de Janeiro entre el 5 y el 21 de agosto de 2016.
Luego comenzaron a saltar a la palestra los verdaderos motivos tras la batalla contra el presunto dopaje de Estado en Rusia: Howard Stupp, exdirector de asuntos jurídicos del Comité Olímpico Internacional (COI), considera que el informe de Richard McLaren, jefe de la comisión independiente de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA), tenía por objetivo la eliminación del equipo nacional ruso de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y de Pyeongchang, la desacreditación del COI y de todo movimiento olímpico, así como la lucha por el poder y el dinero en los deportes mundiales, fruto de una orden política clara, según se deprende de una investigación publicada por el grupo de ‘hackers’ Fancy Bears.
Una vez más el propio Putin tuvo que salir a dar la cara y explicarle al mundo que el Estado ruso no apoyaba dichas prácticas: “En Rusia nunca hubo, ni hay, ni nunca habrá ningún sistema de apoyo estatal al dopaje“, negando que exista una red institucionalizada de dopaje en el país y destacando que “siempre lucharán” contra esta práctica maliciosa en el deporte nacional.
A la par con todo lo anterior, ¿sabía usted atento lector que por esas fechas, el 6 de junio de 2016, la AMA también suspendió con efecto inmediato al Laboratorio de Control de Dopaje de Madrid (España) y que no hubo un escándalo al respecto?
JJ.OO. Pyeongchang 2018
Buena parte de lo ocurrido con los deportistas rusos de cara a la cita olímpica de invierno tras los JJ.OO. de Sochi 2014 tiene su génesis antes de Río 2016, pero se dio un paso más para evidenciar la humillación mundial a Rusia: el país no podría participar como tal en los JJ.OO de Pyeongchang 2018. Los atletas no podrían lucir el escudo ni la bandera rusa, quedando relegados a participar bajo la bandera olímpica. De paso el Comité Olímpico Ruso fue suspendido del COI.
La humillante decisión fue tomada el 5 de diciembre de 2017: “La comisión ha concluido que en Rusia existía un programa sistemático en colaboración con el Estado. Durante los Juegos Olímpicos de Sochi 2014, el sistema de antidopaje fue violado en encubrimiento con los funcionarios”, declaró el jefe de la comisión disciplinaria del COI, Samuel Schmid.
La decisión del COI fue adoptada tras considerar los resultados de dos investigaciones. La primera de ellas analizó las pruebas de dopaje de los atletas rusos que participaron en los Juegos Olímpicos de Sochi 2014. La segunda aborda la presunta participación de funcionarios gubernamentales en el encubrimiento y fomento del dopaje durante años.
Este último esquema corresponde a una alegación del experto independiente de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) Richard McLaren, cuyas evidencias fueron señaladas como insuficientes a principio de año por el director general del COI, Christophe De Kepper, y desmentidas por el Comité de Investigación de Rusia.
A la denuncia de falta de pruebas y que todo era orquestadopor razones políticas se sumó el TAS, anulando el 1 de febrero de 2018 la sanción a 28 atletas rusos de participar de por vida en los JJ.OO. “Con respecto a estos 28 atletas, las alegaciones están fundamentadas; las sanciones han sido anuladas; y los resultados individuales que lograron en Sochi 2014 han sido restablecidos“, reza el documento.
La reacción del Kremlin no se hizo esperar: “La decisión del TAS con respecto a los derechos de nuestros deportistas confirma que las enérgicas acciones para defender sus derechos en los tribunales y en las otras categorías están justificadas, pueden ser eficaces y deben continuar”, señaló el portavoz del presidente ruso, Dmitri Peskov.
Semanas después, ya pasados los JJ.OO. de Invierno y cumplida la humillación mundial a Rusia, el Comité Olímpico Internacional (COI) readmitió al Comité Olímpico Ruso (COR) el pasado 28 de febrero como miembro de pleno derecho del movimiento olímpico, según anunció Shamil Tarpíschev, miembro ruso del COI y presidente de la Federación de Tenis en Rusia.
La investigación que motivó todo no mostró la presencia de sustancias prohibidas en las pruebas de dopaje de los atletas rusos. Sin embargo, en los tubos de análisis se detectaron arañazos, así como elevados niveles de sal en algunas de las muestras. A partir de estos hallazgos, la comisión de Denis Oswald para analizar las muestras de Sochi 2014, que es la madre del cordero de todo esto, concluyó que los tubos de ensayo habían sido manipulados.
Caso Skripal y Rusia 2018
La constante de atacar a Rusia sin pruebas, y de paso llevarlo al plano deportivo, vuelve a estar presente en la crisis diplomática impulsada por Londres, a raíz del envenenamiento el 4 de marzo del ex agente doble de inteligencia Serguéi Skripal, de 66 años, y su hija Yulia, de 33, con un agente nervioso extremadamente tóxico en un centro comercial situado en la ciudad británica de Salisbury.
La primera ministra Theresa May acusó Rusia del hecho y dio un ultimátum al Kremlin de 36 horas para que presentara pruebas creíbles de que no había sido. Todo lo contrario al derecho, donde es la parte que acusa la que presenta públicamente las pruebas y no solo el hecho.
Además de negarse a hacer partícipe a Moscú de la investigación y suministrar muestras del agente tóxico Novichok, Londres impulsó un boicot al Mundial Rusia 2018.
Por qué no amenazaron con cortar o congelar las relaciones diplomáticas, más cuando expulsaron a 23 diplomáticos rusos, o denunciar a Rusia ante las entidades correspondientes. No, simplemente Theresa May acudió a dos de las amenazas constantes de Londres: boicotear el Mundial de Fútbol (recuérdese lo que hizo David Cameron con el ‘FIFA Gate’) y amenazar con quitar la licencia a este canal, RT.
Como colofón: ¿El ataque a Skripal es un ataque de falsa bandera?
Durante la reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU convocada este 14 de marzo por el Reino Unido el representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, dejó en evidencia a Londres y a Theresa May.
Nebenzia indicó que es posible que el propio Reino Unido cuente con la fórmula del agente nervioso Novichok. “Existe gran probabilidad de que la fuente de este agente químico sean los países, incluido Reino Unido, que desde finales de los años 1990 llevan a cabo investigaciones sobre esta sustancia”, dijo el diplomático ruso.
Y remató: “Si el Reino Unido está seguro de que es el gas Novichok, es que este país tiene su fórmula química, sus muestras y es capaz de producirlo”.
Citando declaraciones de un experto químico, Nebenzia explicó que para que los especialistas británicos estén completamente seguros de que se trata del Novichok, “deben tener las muestras de esa sustancia, su fórmula y estar en capacidad de producirlo”.
Y el hecho de que Londres se niegue a entregar muestras a Moscú apunta a esa dirección. May, ahora la pelota está en tu campo.
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