Angel Ontiveros Cabrera
Asi titula el libro (New and Old War en ingles), de Mary Kaldor[1] cuyo texto es un ensayo teórico sobre las nuevas características que enseñan las guerras en los últimos tiempos. Por la actualidad del tema estudiado en este libro, el contenido es de vital importancia para todo aquel interesado en querer comprender los conflictos globales o nacionales que, explotaron al final de la guerra fría como en Bosnia, Somalia, Rwanda, etc. A pesar de los esfuerzos internacionales para detenerlos, y de una mejor información que en el pasado, falta mucho en los esfuerzos por la paz. Falta una comprensión general acerca de lo que esos conflictos en realidad tratan, cómo surgen? Y en grado mayor, cómo encontrar una salida a una aparente anarquía que se profundiza cada vez más. Falta comprensión sobre el carácter y contenido de un nuevo tipo de guerra. Este ensayo demuestra como en la era global las guerras- es decir, guerras entre Estados con intención de utilizar una máxima violencia- han resultado en anacronismos. Se ha operado un cambio de paradigma, la mayoría de los lideres e instituciones internacionales se han visto confundidos ante la creciente amenaza de éstas, pues ellos no han entendido la nueva lógica de guerra. Las nuevas guerras son tratadas como las viejas guerras, o como brotes de anarquía.
“Nuevas y Viejas Guerras” es importante para quienes les interese la paz, el estudio de conflictos, teoría política y las relaciones internacionales. Mary Kaldor consigue en este excelente análisis, no solamente crear buenos fundamentos y descripciones relevantes sobre los factores principales de las nuevas guerras, si no también, emplazarlos en un marco creíble y explicatorio donde tendencias globales, y nuevas estructuras certeramente se encadenan con actitudes individuales. Kaldor nos habla de un nuevo tipo de guerra, basado en otros principios y con otros objetivos. El objetivo es vaciar completamente de enemigos una región. El objetivo es una limpieza étnica.
El libro arranca desde el último proceso de cambio (globalización), iniciado en la década de los 80´s. El surgimiento de nuevos conflictos en muchas partes del mundo durante este periodo, conducen a lo que Mary Kaldor califica “Nuevas Guerras”. Nuevas guerras que, ya no se dejan interpretar bajo la clásica perspectiva “Klausewitziana” sobre la guerra- guerra entre Estados o grupos políticos organizados- El enfoque clásico de la guerra tuvo validez hasta los 80´s, cuando termina la guerra fría y un nuevo proceso conocido como globalización comienza. Es entre otros, durante este proceso de globalización que, las “nuevas guerras” surgen y presentan nuevos caracteres, es decir, métodos de guerra no convencionales, como ser; la sistemática violación de los derechos humanos, y una mezcla de guerra con crimen organizado. Otra característica de los nuevos conflictos es que, estas no se dejan limitar geográficamente, puesto que, estos conflictos tienen distintas conexiones transnacionales. La globalización tuvo consecuencias negativas para la soberanía, basada en la territorialidad (puede leerse Estado) Las nuevas guerras surgen paralelamente a la desintegración de la autonomía del Estado. Estos conflictos brotan cuando el monopolio de la violencia legítima empieza a desmembrarse.
Las nuevas guerras a diferencia de las viejas, no tratan de geopolítica o ideología, sino, de lo que la autora llama “Política de Identidad”. Esto significa, pretensión de poder basado en una identidad que puede ser; nacional o relacionado a un clan religioso o idiomático. Kaldor hace una distinción entre una política basada en ideas (que esta abierta para todos, y tiende a ser integradora), y la nueva política de identidad (que en esencia es excluyente y tiende por ello a la fragmentación) Todo esto junto a etiquetas que marcan su clase de identidad cultural “particularista”, es la primera de las tres características de las nuevas guerras. La segunda es la forma de hacer la guerra, o los medios con los cuales éstas se libran. La autora afirma que la nueva estrategia de guerra se sustenta en experiencias de las guerras de guerrillas, y las guerras de contrainsurgencia, pero que éstas se diferencian de las primeras. Acá, el objetivo es controlar a la población separándose de todos aquellos con distinta identidad o pensamiento. La tercera característica es lo que ella llama “economía de guerra globalizada”. A diferencia de las viejas guerras que eran centralizadas, “totalizantes” y autocráticas (absolutas), las nuevas guerras son descentralizadas y su economía depende de recursos externos, pillaje, estraperlo y narcotráfico. Con este fondo que lo iremos desarrollando, Kaldor opina que se debe confrontar estas nuevas guerras, a partir de lo que ella llama una “nueva movilización política de la ciudadanía universal” que, lo resume bajo el concepto de “un modo de embestida cosmopolita”.
La tesis del capitulo 2 es que, el surgimiento del Estado moderno esta íntimamente relacionado con la guerra. La definición sobre la guerra de Clausewitz sirve de base para este periodo. Por lo menos desde el final del siglo 1700, se percibe la guerra como una actividad estatal. Según la definición de guerra hecha por Clausewitz (entre Estados), el Estado tenia, un objetivo político definido, es decir, un interés estatal. Los intereses de Estado resultaron, según Kaldor, en legitimas justificaciones de la guerra, de ahí que ello condujera a desarrollar reglas acerca de lo que se entendía por “una guerra legitima”, además, de que éstas sean codificadas en las leyes sobre la guerra. La guerra resultó ser en tal sentido, una actividad socialmente sancionada que se organizaba y justificaba según reglas preestablecidas.
Durante el siglo 1900 se inicia un cambio en el concepto de Guerra. La Guerra ya no se consideraba como legitima. En 1928 la guerra es condenada como “instrumento político”, lo que posteriormente es reforzado durante los procesos de Nürenberg. En la actualidad, hay unanimidad respecto a que la guerra es aceptable sólo como autodefensa, o si ésta es sancionada por la comunidad internacional, especialmente el consejo de seguridad de la ONU.
La segunda mitad del siglo 1900, a la sombra de la guerra fría, aumentan (lo que Kaldor llama) las guerras informales que, se desarrollan por los movimientos de resistencia durante la segunda guerra mundial, y la guerra de guerrillas de Mao Tze-tung. Así, se crean las bases de una nueva forma de violencia social, organizada en la periferia dominante del conflicto global entre Este y Occidente. Finalmente, es entre 1980 y 1990 que, el cambio de paradigma sobre las guerras comienza a desarrollarse.
Kaldor afirma que el maligno nacionalismo étnico, no se deja interpretar por el concepto nacionalista tradicional, ya que mucho indica que el nacionalismo actual (en la ex Yugoslavia), tiene sus raíces en los últimos tiempos. Quiere decir que, en el caso da la ex Yugoslavia, el Estado se descompuso así en el ámbito federal, como a escala local, lo que significo que la legitimidad y el monopolio de la violencia organizada (estatal), se desintegrara. Y ello condujo en opinión de la autora, a un nacionalismo maligno que, se extendió paralelamente a la desintegración de Yugoslavia. Personalmente no comparto la opinión de que esos nacionalismos tengan raíces en la actualidad. Es la actualidad que levanta la tapadera histórica, además, las preguntas más relevantes deberían ser: ¿Cómo surgió el Estado yugoslavo, y cómo logró éste, ocultar esas diferencias durante su existencia? Es poco creíble que las desigualdades y prejuicios sociales puedan remontarse tan sólo a la desintegración del Estado yugoslavo.
Kaldor se pregunta ¿Por qué la comunidad internacional no pudo impedir o parar la guerra en la antigua Yugoslavia? Las posibles respuestas a dicha pregunta pueden ser: la incapacidad de comprender porqué y cómo se desarrolló la guerra, que la guerra fue percibida (política y militarmente) entre dos nacionalismos rivalizantes (de la forma tradicional “esencialista”) La comunidad internacional por ello, cayó en la trampa nacionalista, a través de legitimar la visión del conflicto que, los nacionalistas étnicos querían difundir. Las conversaciones de alto nivel antes y durante el “Convenio de Dayton” estuvieron marcadas según la autora, por una perspectiva de arriba hacia abajo, en creer que los distintos lideres políticos eran voceros de los pueblos que se decían representar. El problema fue entendido como un asunto de fronteras y territorios, y no como un proyecto de organización político social.
En el capitulo 4 ella examina la política de las nuevas guerras. “La política de identidad” en la ex Yugoslavia es relacionada a la globalización, al fin de la guerra fría y la desintegración de la estructura del Estado. Se toma ejemplos similares del ex bloque socialista, algunos países de África y Asia.
La globalización es percibida como un proceso complejo que, en la realidad es percibida como; globalización o localización, integración o fragmentación, homogeneización o diferenciación. A rasgos generales, estoy de acuerdo con estas características, sin embargo, en lo que respecta a la interpretación político-económica de la globalización que ella hace, adopto una posición critica, pues ella tiende a una interpretación superficial de dichos fenómenos. Lo que quiero decir es que, se pueden observar tendencias globales en muchos aspectos, lo que no implica afirmar, que distintas partes del mundo tengan reacciones similares ante estos. Hay una tendencia a creer que, distintos cambios que se operan en los 3 poderes económicos mundiales (EE.UU. la Unión Europea y Japón), son o serán los mismos para el resto del mundo. Yo me remito a las interpretaciones sobre la globalización de Castells y otros, que contradicen lo mencionado en el plano político-económico[2].
Finalmente se discute la ciudadanía universal contra la particularidad. Es difícil, afirma ella, que el particularismo pueda ofrecer un fundamento para los valores humanistas, dado que, ellos son incapaces de presentar una aspiración progresista para el nuevo contexto global. Los particularistas no pueden aclararse sin las personas que son etiquetadas como diferentes.
Un homenaje a la diversidad de las identidades globales, sin negar el suyo propio. Este tipo de demandas tienen que ponerse en el contexto global. Que ello tenga que basarse en una mayor responsabilidad democrática para todos los habitantes de un territorio determinado. No sólo para aquellos con un tipo de etiqueta, este tipo de política debe ser incluido en lo que ella llama una “Conciencia Política de Ciudadanía Universal”. Se pueden distinguir 2 fuentes para la conciencia política de la ciudadanía universal: el primero con una perspectiva que ella denomina “desde arriba”, y que existe en las organizaciones internacionales como por ejemplo la UE. La segunda, con una perspectiva llamada “desde abajo”, se refiere a los movimientos sociales, las ONGs, etc.
Economía de guerra es la materia del quinto capítulo. Mary opina que la diferencia básica entre viejas y nuevas guerras, es el tipo de financiación de éstas. Las “guerras totales” de los 1900´s se caracterizaban, por que la administración era centralizada para efectivizar el desarrollo de la guerra o, maximizar los ingresos estatales y así financiar la guerra. La guerra movilizaba a toda una nación, ya sea en la producción de armas o artículos de primera necesidad, así como soldados. Kaldor afirma que las guerras globalizadas son totalmente opuestas. Estas tienen que ver con la fragmentación y descentralización del Estado. No es toda una nación que se moviliza, en gran parte, debido a la falta de legitimidad de las partes en conflicto. De allá que la producción interna resulta afectada y como consecuencia, la guerra es dependiente de saqueos locales o apoyo del exterior.
Como ya mencionamos, entre las causas de las nuevas guerras están, el control perdido y la fragmentación del instrumento coercitivo (monopolio coercitivo) que, conduce a un círculo de desintegración, el cual es completamente opuesto al círculo integrador a través de los cuales, los Estados modernos fueron creados. La desintegración aumenta también la cantidad de los defraudadores, puesto que, el Estado carece de legitimidad. Mary afirma que, la consecuencia de la espiral descendente de ingresos, menos legitimidad, disturbios y la fragmentación militar, crean contextos de (lo que Madeleine Albright llamó en una ocación) “Estados fracasados”, en los cuales las nuevas guerras irrumpen. La guerra invita una legitimación de distintas formas criminales de enriquecimiento privado. Sin embargo, en esas zonas de guerra existen, lo que ella llama “Islas de Civilización” en donde existen personas que, defienden valores humanistas y toman distancia de la política de particularidad. Algunos ejemplos de esto son las unidades de autodefensa que fueron creados en el sur de Rwanda, en la ciudad de Tuzla en Bosnia- Herzegovina. Esas aisladas “islas” (cosmopolitas) de civilización, constituyen (según ella) una alternativa para romper los patrones de “des-civilización”. Especialmente cuando esas islas pueden ofrecer una lógica opuesta a las nuevas formas de guerra, es importante apoyarlas en la construcción de su legitimidad entre la población civil. La “nueva acometida cosmopolita” es la base del capitulo sexto.
Las principales causas del fracaso de la ONU para crear paz durante los 90´s fueron entre otras: una errada visión, una arraigada manera de pensar en torno a la violencia organizada, incapacidad de comprender la lógica y el carácter de las nuevas guerras. La errada reacción ante las nuevas guerras, fue tratarlas como a guerras del tipo Clausewitz. La mayoría de los términos que se usaron, asi como: intervención, fuerzas de pacificación, acciones para crear paz, soberanía y guerra civil, fueron buscados de conceptos sobre el Estado Nacional. Hay otra reacción que Kaldor la califica como “fatalista” pues, ésta opina que las nuevas guerras representan un retorno al primitivismo o la anarquía, dado que ellos ya no pueden ser comprendidos en términos tradicionales.
El análisis de los capítulos anteriores conduce, a otro modo de proceder para solucionar esos conflictos. Se necesita respuestas más políticas a las nuevas guerras. Una política de “inclusión” tiene que ser puesta en contra de la política de exclusión. Respeto por los principios internacionales y reglas jurídicas, en contra de la criminalidad de los barones de la guerra. Una de las claves para controlar la violencia según la autora es, reconstruir la legitimidad del Estado. Igual que Annah Arendt, ella opina que el poder esta basado en la legitimidad y no en la violencia. Teóricamente estoy de acuerdo con la afirmación, sin embargo, es justamente ahí donde radica el mayor problema en muchos países del así llamado tercer mundo, y algunos países del ex bloque socialista. Muchos de estos países se vieron obligados a consentir y atravesar un proceso de Estado Nación en vez de lo contrario, es decir, Nación Estado. Me refiero al hecho de que en Europa, el proceso de formación del Estado tuvo que atravesar primeramente por la formación de una nación, o un proceso de formación de identidad, donde la religión, el lenguaje, la cultura fueron decisivas en la formación del Estado. En gran parte del llamado tercer mundo, este proceso fue inverso. A estos pueblos se les impuso un Estado con sus fronteras, para que posteriormente (en muchos casos), también se les imponga una nación (o si se prefiere, un concepto de nación), con un lenguaje, religión y cultura común. No obstante, este último proceso parece no haber tenido éxito en muchas partes. Es entre otras cosas por ello que, yo coincido con el análisis de Castells sobre África puesto que, la mayoría de las raíces de los conflictos en ese continente (y no sólo en él), se remontan al tiempo de la colonia. Por ello para mí resulta problemático hablar sobre l-e-g-i-t-i-m-i-d-a-d.
Una forma (alternativa) de acometida cosmopolita parte de la hipótesis que, ninguna solución que ya está en funcionamiento es posible, si se basa en los objetivos políticos de las partes en conflicto. La alternativa es una política que esté basado en la forma de embestida cosmopolita que, se fundamenta en 4 elementos:
1- La reconstrucción de la legitimidad.
2- De la diplomacia de arriba a una política de ciudadanía universal. Acá, se dice que el procedimiento de la comunidad internacional (negociar soluciones entre las partes contendientes), tuvo más desventajas que ventajas. Primero, porque esas negociaciones reforzaron la imagen de las partes en conflicto, y dio a los criminales una legitimidad pública. Segundo, el carácter particularista de los objetivos políticos de las partes contendientes, constituyó un obstáculo para encontrar soluciones que funcionen. Tercero, ese tipo de acuerdos se constituyeron sobre nociones exageradas acerca de las partes contendientes, de que éstas tuviesen capacidad de llevar a cabo lo que se acordaba en los convenios. Es la fuente del poder (gente común), la que tiene que ser representada en las charlas, ser incluidas y consultadas sobre todo compromiso.
3- De fuerzas de pacificación y/o acciones constructoras de paz, al mantenimiento de reglas jurídicas cosmopolitas. Las fuerzas de pacificación, así como las acciones constructoras de paz, son conceptos separados. El primero se basa en la tesis de que un acuerdo fue alcanzado entre las dos partes de una guerra, de allá que la labor de las fuerzas de pacificación es controlar la ejecución del acuerdo. En cambio, las acciones constructoras de paz, al igual que en el artículo 7 en el estatuto de la ONU, significa librar una batalla, para construir la paz. Ambos conceptos sin embargo, están basados en suposiciones tradicionales sobre el carácter de la guerra. El mantenimiento de los derechos cosmopolitas es una cosa intermedia entre militar y actividad policial. En tanto el soldado nacional, como legitimo portador de armas debe estar listo a morir por su patria, el soldado/policia internacional debe arriesgar su vida por la humanidad.
4- Una ayuda humanitaria para la reconstrucción. Kaldor afirma que las organizaciones de ayuda alegan a menudo que, la ayuda para la reconstrucción no se puede dar antes de lograrse un acuerdo político, que la oferta de dicha ayuda es una carnada para lograr un convenio. La autora maneja la tesis de que, un convenio perecedero, tan sólo puede obtenerse en una situación caracterizada por una política alternativa (política de civilización) La reconstrucción debe considerarse como una estrategia para alcanzar la paz, en vez de una estrategia después de que la paz ya aya sido establecida. La reconstrucción es una estrategia anterior y posterior a la guerra que, se refiere a la prevención y remedio. La reconstrucción debe ante todo significar, la reccomposición de órganos y autoridades políticas, así como la reconstrucción de la sociedad civil. En la medida en que la reconstrucción forma parte de una estrategia por la paz, ésta también debe responder por una seguridad económica. Reconstrucción significa (por lo menos debía hacerlo), pasar por alto algunas nociones liberales acerca de los gastos públicos que, prevalecieron en la ortodoxia de la economía política en los últimos tiempos. Reconstrucción significa que la política, la economía y cuestiones de seguridad deben unificarse en una nueva forma de política humanitaria global. En lo que a esto refiere, es difícil para mí discutir sobre “reconstrucción de la legitimidad” y “reconstrucción”. Aunque Kaldor esté en contra de una visión estadista de los nuevos conflictos, yo encuentro un (implícito) atavismo al concepto de Nación–Estado. Porqué reconstruir cosas que nunca funcionaron o jamás tuvieron legitimidad? Además, no debemos olvidar que, mientras una mayoría de la población en la ex Yugoslavia fue impuesta a coincidir en una retórica etno-nacionalista, otros pueblos en distintas partes del mundo son negados, por ejemplo los Kurdos que son el mayor grupo étnico que carece de nación. Las mismas tendencias se pueden ver en África, Latinoamérica y Asia. Por el contrario, la conexión a la ortodoxia política económica liberal tiene gran valor de discusión o reflexión en este contexto, de otra manera hay el riesgo de que muchos resulten marginados de la tan ansiada seguridad social.
Es curioso constatar que entre las alternativas arriba mencionadas, no se nombre para nada otro aspecto político de capital importancia, para la solución de problemas con carácter humanitario y global. A saber, la pasividad de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU con respecto a conflictos como el Yugoslavo, Rwanda (1994), Congo (1996), Liberia (1990). Acaso el objetivo inicial de la ONU no fue crear un mundo sin guerras? Un mundo donde los Estados respeten los derechos humanos, y se atengan a las reglas internacionales? En mi opinión esta visión no es sólo de interés filosófico, sino, que señala también como los estatutos de la ONU deberían ser interpretadas. Un acuerdo internacional no debe interpretarse en contradicción con sus objetivos iniciales. Esta claro que esta interpretación tiene muchas deficiencias. Los estatutos de la ONU sobre la prohibición del uso de violencia, no pueden interpretarse contrariamente a sus objetivos iniciales. Junto a la paz, esta el respeto por los derechos humanos, como uno de los objetivos de la ONU. Si surge un conflicto entre estos conceptos, no se puede prescindir de lo último. Estaría en contra de las intenciones iniciales de los estatutos de la ONU. Hay quienes afirman que, el bombardeo de Kosovo por fuerzas de la NATO marcaron un precedente, para cambiar la visión estrecha de la guerra fría, sobre la soberanía del Estado en favor de poder implementar principios de los estatutos de la ONU y la convención sobre el genocidio. Aunque existen innumerables dificultades jurídicas con las intervenciones humanitarias, cuál es la alternativa? Observar en paz, como futuros dictadores usan la limpieza étnica, y el genocidio como instrumentos políticos? Yo pienso que si la comunidad política internacional, no quiere la repetición de un genocidio, estos deben permitir de una vez por todas que, las intervenciones humanitarias deben estar incluidas en el derecho internacional.
Al final del libro, ella bosqueja algunas visiones sobre el futuro, distintas nociones sobre el carácter de la violencia actual. “Class of civilizations” de Samuel Huntingtong es visto como el más representativo de este tipo de visiones. Es decir, una variante que esta constituida sobre la identidad cultural en vez de ideología. La otra perspectiva es Hobbesiana “ la guerra de todos contra todos”. La autora llama a ésta visión futurista como “abogado de la desesperación”. La tercera sería, la que se presenta en el libro, un argumento por “la ciudadanía universal”. La critica de Kaldor a Huntington puede resumirse a la insatisfactoria interpretación que hace este último sobre la cultura. Además que éste parte a menudo de una perspectiva religiosa cuando piensa en cultura. Según Huntingtong, el Estado aún mantiene el monopolio de la violencia. Es realista? Se pregunta Kaldor. Yo estoy de acuerdo con la critica pero, Huntington tiene un acierto en cuanto que, la religión y la teología son los “fantasmas de la ópera”. Éstas están ocultas detras de los conflictos mundiales más importantes como ser Irlanda, Palestina, Kashmir, Afganistán.
La autora es menos crítica con “la guerra de todos contra todos” y el mayor representante de ésta, Robert D. Kaplan. La razón puede ser que, Kaplan concentra su crítica en las mismas cosas que ella. Que la autoridad del Estado está desintegrándose, y por tanto, una perspectiva Estado-centrista crea una miopía. Él describe a las crecientes organizaciones no gubernamentales, como los ejércitos internacionales del futuro, Kaplan encuentra como Mary “islas de civilización”. La crítica a éste esta dirigido principalmente a su visión determinista.
A diferencia de estas visiones futuristas, la cosmopolita proviene de una visión humanista y universalista. Acá no hay fronteras en el sentido geográfico pero, sin embargo, fronteras políticas entre aquellos que aceptan los principios civilizados de la ciudadanía universal, y aquellos sujetos a posturas particularistas. Mi postura es escéptica a la interpretación que hace Kaldor, me recuerda al Apartheid de Sudáfrica, la distinción política es igual de traidora que la geográfica, en la realidad yo no veo diferencias entre ambas fronteras. Kaldor sugiere también una especie de “guardia global”, donde distintas unidades políticas actúan de acuerdo a reglas establecidas y normas para una conducta internacional. Esta visión sobre una “guardia global” es algo imposible de realizar en la practica a mi modo de ver. Las diferencias culturales o religiosas son un hecho. ¿Cómo poder defender islas de civilización, sin romper con la soberanía nacional? Si ella misma opina que la ONU no puede adoptar esta tarea (aunque ésta sea una organización global aceptada) Por qué crear una nueva organización, cuando existentes órganos de la ONU no son respetados? No se debería reflexionar sobre lo que Huntington escribe al final del libro arriba mencionado, a “apelar al principio de los puntos en común de las religiones” en vez de subrayar sus diferencias?
A modo de finalizar la lectura de éste libro, opino que Nuevas y Viejas Guerras logra describirnos como, en el conflicto de Bosnia-Herzegovina podemos ver características elementales sobre las “nuevas guerras”. Que la dinámica de estos puede remontarse al proceso de globalización. A grandes rasgos, el libro es bueno por que logra esclarecer, realzar y explicar algunos elementos nuevos, y de mucha importancia para el sistema internacional. La explicación de las nuevas guerras y cómo surgen? Porqué? Cómo tratarlas? A qué se deben? Cómo combatirlas? Sus objetivos? Su estrategia?. Son algunos importantes aportes que se presentan para seguirlos analizando ampliamente. La diferenciación entre viejas y nuevas guerras no requiere mayor comentario, puesto que, es un hecho que son distintos por su naturaleza. No obstante, pienso que la perspectiva de embestida cosmopolita como ella llama, puede discutirse. La idea en sí es noble, pero el camino señalado para llegar a esta meta no es convincente. El intento de establecer la gobernación cosmopolita como la hipótesis general, para las relaciones internacionales del futuro es algo débil.
Es importante profundizar en la investigación sobre la desintegración del Estado en el ámbito global. De lo contrario existe el riesgo de confundir el proceso (de desintegración de los Estados nacionales) que esta en curso en la Unión Europea, con el que se da en África o muchas otras partes del mundo, y no son los mismos! Me adhiero a la interpretación que hacen Castells y Kaplan, sobre la desintegración del Estado en el tercer mundo, o sea, que muchos de estos se remontan a la época colonial. No son resultado de un proceso político-económico natural, sino, el Estado en sí y sus fronteras fueron impuestos por la fuerza. Hoy el dilema en muchos de estos países es, elegir entre la construcción del Estado en un sentido más amplio (mejorarlo), o deconstruirlo (aún no hay alternativas elaboradas) Otro problema con el Estado moderno es que éste supone de un lenguaje común. La globalización muestra cuan difícil es (por no decir imposible), aceptar que el lenguaje es una “necesidad funcional” como condición para el desarrollo de la Nación- Estado. Sólo una cosa como esta, debería hacernos escépticos ante el “ser o no ser” del Estado moderno. De manera controversial, el actual proceso nutre la visión cosmopolita de Kaldor aunque, ésta requiere más discusión e investigación. Lo interesante con la alternativa cosmopolita es que éste requiere de “un nuevo contrato social global” que, posiblemente pueda garantizar la implantación de derechos humanos elementales y globales.
Quizá se pueda prevenir y evitar la limpieza étnica y el genocidio. Ella concluye que eso depende de nosotros, y que por lo tanto es posible cambiar. No es por lo tanto, lo que la mayoría cree, cuando los nuevos conflictos se presentan como la profundidad de una roca masiva, inexplicable e imposible de penetrar. Sólo esa opinión en sí debería resultar exaltante.
[1] Mary Kaldor es activa en la universidad de Sussex, y en la London School of Economics
[2] Para una mayor comprención, leer a: M. Castells (2000), End of Millenium, P. Hirst & G. Thompson (1998), Globalization in Question, H. M. Schwartz (2000), States versus Markets. The Emergence of a global economy.
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